Contexto


Palabras del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Licenciado Enrique Peña Nieto, en la inauguración de la XLVII Asamblea General de la OEA

  19 de junio de 2017

Señoras y señores.

Muy buenas tardes a todas y a todos ustedes.

Me da mucho gusto saludar y recibir en nuestro país a Luis Almagro Lemes, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos.

De igual manera, al Secretario General Adjunto, Néstor Méndez.

Agradezco la hospitalidad al señor Gobernador del Estado de Quintana Roo.

Me da mucho saludar en este espacio a Cancilleres y Ministros de Relaciones Exteriores de los 34 países que integran la Organización de los Estados Americanos.

Saludar, de igual manera, al Cuerpo Diplomático acreditado en nuestro país.

A representantes de distintas organizaciones sociales.

Y a las y los Legisladores, tanto Federales, como locales, que están presentes en este evento.

Señores representantes de los medios de comunicación.


Señoras y señores:

Para los mexicanos es un gran honor ser anfitriones, por primera vez, de una Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos.

En nombre del pueblo y del Gobierno de México, les doy la más cordial bienvenida a todos los participantes a este importante foro.

Nos sentimos orgullosos de recibir a representantes de países con los que compartimos historia, valores y aspiraciones.

Todos los aquí reunidos, hemos asumido los ideales de la Organización de los Estados Americanos como principios rectores de nuestro desarrollo político, económico y social.

Y hoy podemos afirmar que los países integrantes de esta organización, en su conjunto, hemos avanzado más que en ningún otro momento en hacer realidad nuestras aspiraciones en materia de democracia, derechos humanos, seguridad y desarrollo.

México, por ejemplo, ha hecho de la democracia representativa la base de un régimen de derechos y libertades.
Gracias al esfuerzo y compromiso de varias generaciones, hoy gozamos de pluralidad política, elecciones libres y periódicas; una efectiva separación de poderes; pesos y contrapesos institucionales, y una activa fiscalización ciudadana de la vida pública.

Durante los últimos 27 años, a partir de la creación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, hemos construido un amplio y sólido sistema de protección, promoción y defensa de los derechos humanos.

Destaca la Reforma de 2011, que elevó a rango constitucional los derechos humanos contenidos en los tratados internacionales de los que México forma parte.

Honrando nuestro compromiso con la Organización de los Estados Americanos, también hemos impulsado políticas innovadoras para superar la pobreza, erradicar el hambre y, en general, hacer realidad los derechos sociales de nuestra población.

Recientemente, concretamos una reforma para elevar la calidad de la educación, a fin de que nuestras niñas, niños y jóvenes cuenten con las habilidades y herramientas que necesitan para triunfar en la era del conocimiento.

Como todo país, no hemos llegado a la realización plena de los ideales de esta organización.

Aún tenemos muchos retos que superar en seguridad, justicia o derechos humanos; lo mismo que en desarrollo humano, crecimiento económico o protección ambiental.

Pero estoy convencido de que lo importante es enfrentar estos desafíos, a partir de los mismos valores que compartimos; es decir, con apego a las reglas y las normas de la democracia, y en el marco de nuestras instituciones, ya sean nacionales, regionales o globales.

Por ello, hoy, México ratifica su firme convicción de que los ideales y las aspiraciones que dieron origen a la Organización de los Estados Americanos, plasmados en la Carta de Bogotá, tienen plena validez y absoluta vigencia.

Vivimos una época de aceleradas y profundas transformaciones. Los paradigmas sociales, económicos y políticos están cambiando rápidamente.

Los desafíos regionales y globales ponen a prueba la vitalidad de nuestra organización y también su liderazgo.

Frente a esta situación debemos reafirmar nuestra confianza en el multilateralismo, como el mejor camino para superar los retos que compartimos en los ámbitos regional e internacional.

La clave del multilateralismo radica en la capacidad de enfrentar los problemas globales, mediante acciones concertadas.

Es cierto, en el Continente Americano coexisten diferentes modelos políticos y económicos. Hay diversas opiniones sobre los caminos a seguir. Existen distintas maneras de organizarse para alcanzar las metas.
La pluralidad de nuestra región nunca ha sido, ni será, un obstáculo. Por el contrario. La diversidad de nuestros países, en sus múltiples dimensiones, es una de nuestras mayores riquezas.

Pero sólo honrando los compromisos que libremente hemos acordado, los países de la Organización de los Estados Americanos podremos superar los desafíos del complejo escenario regional y mundial.

Precisamente, esta Asamblea General es un espacio privilegiado de diálogo, entendimiento y colaboración para construir un mejor futuro en todo el hemisferio.

Tenemos asignaturas pendientes, la principal es superar la pobreza y abatir la desigualdad, a partir de una mayor creación de riqueza y una distribución más equitativa, así como de la atención integral de los sectores vulnerables de nuestras sociedades.

Entendemos la prosperidad, no sólo como la capacidad de generar más y mejores oportunidades económicas, sino también como la voluntad y determinación de crear un auténtico bienestar compartido.

Alcanzar este objetivo requiere, además de inclusión y desarrollo, generar condiciones de paz y seguridad; garantizar el respeto de los derechos humanos, y consolidar democracias maduras y funcionales.

Confío en que durante esta Asamblea General lograremos resultados trascendentes en cada uno de estos temas, a partir del diálogo constructivo, el respeto mutuo y la colaboración estrecha.

Hoy, la OEA exige de todos sus integrantes un renovado compromiso con los principios y valores que motivaron su creación.

El diálogo y la concertación son la ruta para cimentar un futuro de bienestar y de prosperidad compartidos.

En este elevado propósito, también resulta indispensable la colaboración de actores no gubernamentales.

Es mucho lo que pueden seguir aportando las organizaciones de la sociedad civil, académicos, empresarios, representantes de trabajadores y ciudadanos voluntarios para enriquecer las políticas públicas y adoptar los más altos estándares internacionales en materia de transparencia y rendición de cuentas.

Aquí, en Cancún, tenemos la posibilidad de avanzar juntos, sociedad y Gobierno, para hacer de la nuestra una región unida por las oportunidades de bienestar, prosperidad y desarrollo.


Señoras y señores:

Hace casi 70 años, en el marco de la fundación de la Organización de los Estados Americanos, el entonces canciller de México, Jaime Torres Bodet, afirmó, y cito textualmente: El único método limpio de preservar la democracia consiste en practicarla sin restricciones, incorporando el concepto de la libertad, la dignidad de la persona humana y la realización de la justicia social. Fin de la cita.

Estas palabras claras, sencillas y poderosos son hoy más vigentes que nunca. Nos recuerdan que la mejor forma de defender los principios y valores que dan sustento a nuestra organización es hacerlos nuestros todos los días.

Son un recordatorio de que los ideales compartidos deben guiar las políticas que adopten nuestros gobiernos y nuestras decisiones como comunidad hemisférica.

Hoy, en el marco de esta Asamblea General, México reafirma su pertenencia y su compromiso indisoluble con la Organización de los Estados Americanos.

Nuevamente, reitero a todas y todos ustedes la más cordial bienvenida a nuestro país, haciendo votos porque los trabajos de esta Asamblea realmente permitan seguir fortaleciendo a todos los países integrantes de esta Organización en favor del desarrollo, de la prosperidad y de seguir consolidando nuestra democracia.

Ahora, Cancún se convierte, con la presencia de todas y todos ustedes, en la capital del Continente Americano, haciendo votos por el éxito de esta Asamblea, y desearles, a todas y todos, una feliz estancia en nuestro país.

Muchísimas gracias.

Si me lo permiten, voy a proceder a la Declaratoria de Inauguración del 47 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, reiterando la gran distinción que es para México albergar, por primera vez en su historia, esta Asamblea General de la OEA.

Con la certeza de que este foro contribuirá a la construcción de un hemisferio más incluyente, más próspero y más solidario, hoy, 19 de junio de 2017, me es muy grato declarar formalmente inaugurado el 47º Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos.

Les deseo el mayor de los éxitos.

Muchas gracias.

Referencia: D-014/17