Comunicado de Prensa


Consejo Permanente de la OEA conmemora Décimo Aniversario de la Declaración de Seguridad en las Américas

  28 de octubre de 2013

El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) conmemoró hoy el décimo aniversario de la adopción de la “Declaración sobre Seguridad en las Américas” con una sesión extraordinaria en la que Representantes Permanentes, altos funcionarios de la Organización e invitados especiales, resaltaron las virtudes de un documento que modificó la concepción de seguridad en la región.

El Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, manifestó que las definiciones conceptuales de la Declaración sobre Seguridad promulgada hace una década en la Ciudad de México, cambiaron de manera sustantiva los contenidos y prioridades de esta área, que constituye uno de los pilares fundamentales de la acción de la OEA desde su nacimiento. “Esta Declaración constituye hoy nuestra guía principal en materia de seguridad. Es el equivalente a otros pilares, como lo son la Carta de la OEA, la Carta Democrática Interamericana, la Convención Americana de Derechos Humanos, la Carta Social y la Convención sobre Violencia contra la Mujer, dijo Insulza al inaugurar la sesión extraordinaria del Consejo en la sede de la OEA en Washington, DC.

El máximo representante de la OEA manifestó que las raíces de la Declaración de 2003 se encuentran en los cambios trascendentes producidos en las décadas anteriores en el mundo. En este sentido, mencionó que el fin de la Guerra Fría y la democratización de Europa Oriental coincidieron con el retorno de la democracia en los países del sur del continente y, poco después, con la paz alcanzada en Centroamérica en los años 80 y 90. “En medio de cambios de esta magnitud, era evidente que la visión estratégica de Guerra Fría que había predominado en la OEA desde su fundación, quedaba completamente obsoleta”, sostuvo.

Recordó que “la región vivía una situación totalmente nueva, en la que los temas fundamentales del momento eran la defensa de la democracia, la protección de los derechos humanos, la búsqueda de la paz y la defensa del Estado de derecho. Fue la convergencia en torno a estos principios la que dio origen a un proceso de afirmación democrática continental, que fue iniciado con la Resolución 1080 de la Asamblea General de Santiago de Chile en 1991 y culminaría una década después, con la suscripción en Lima de la Carta Democrática Interamericana, el 11 de Septiembre de 2001”.

El Secretario General de la OEA indicó que la Declaración de Seguridad en las Américas “sancionó formalmente el interés de los Estados Americanos de buscar su seguridad no a través del conflicto, sino mediante la cooperación y la acción colectiva”. “No se trata de decir, como lo hacía la doctrina de Seguridad Nacional, que todo es seguridad, sino que la seguridad es tarea de todos, cada cual en su función, en el marco de la legalidad democrática”, afirmó.

En su alocución, el líder de la organización hemisférica añadió que el nuevo concepto de seguridad multidimensional está orientado a implementar medidas que permitan enfrentar los desastres naturales; combatir el delito trasnacional; mantener de manera transparente las capacidades de disuasión de las Fuerzas Armadas frente a una agresión exterior; y “finalmente, entender la importancia de superar definitivamente nuestro retraso económico, las limitaciones a las libertades políticas, la pobreza, la marginalidad, la discriminación y la desigualdad social, en donde muchas veces se incuban las principales amenazas a la seguridad pública”.

Explicó que “el gran mérito y la condición orientadora de nuestro concepto radican en su capacidad de ofrecer una visión coherente e integral del conjunto de las amenazas a la seguridad que nuestras naciones deben enfrentar. El concepto de Seguridad Multidimensional se hace cargo no sólo de las amenazas tradicionales a la seguridad, sino que identifica un conjunto de nuevas amenazas que se originan en distintos ámbitos sociales y de las cuales son también responsables nuestros Estados”.

El Secretario General Insulza marcó casos en los que, a su juicio, “nuestra acción colectiva muestra un déficit frente a nuestras necesidades de coordinación hemisférica”. En este punto, señaló que “el delito es organizado y transnacional”, por lo que “nuestra reacción en todos los campos, desde la prevención al control y sin olvidar la rehabilitación y la asistencia a víctimas, debe en consecuencia también ser organizada y transnacional y, en la medida de lo posible, mostrarse más ágil que aquella de nuestros adversarios”. Apuntó luego que “es indispensable alcanzar la ratificación, por todos los Países Miembros, de la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros Materiales Relacionados (CIFTA), instrumento fundamental para controlar el tráfico ilícito de armas”, afirmando que “los pasos dados en materia de marcaje de armas convencionales no son suficientes si no asumimos, también en esta área, la necesidad de contar con instrumentos jurídicos obligatorios para todos”.

Tambien mencionó que en 2006, y en el contexto de la Declaración sobre Seguridad en las Américas aprobada tres años antes, se modificaron los estatutos de la Junta Interamericana de Defensa (JID). Dijo que esa modificación llevó a convertir a la JID en una “entidad” de la OEA, a establecer con mayor precisión los términos de la conducción política sobre el organismo y a democratizar efectivamente el proceso de elección de sus autoridades. Sin embargo, destacó, “desde entonces no se han generado aún de manera suficiente los mecanismos que permitan adaptar a la JID y al Colegio Interamericano de Defensa a las nuevas realidades”.

Finalmente Insulza llamó a los Paises Miembros a celebrar los diez años de la Declaración sobre Seguridad en las Américas “promoviendo decisiones políticas que se hagan cargo de las necesidades técnicas y permitan la materialización práctica, en el campo multilateral, de los principios contenidos en esa Declaración”.

El Representante Permanente de Perú y Presidente del Consejo, Walter Albán, destacó que la Declaración de 2003 constituyó “una nueva visión de la democracia en la región en materia de seguridad, que recogía la evolución de los acontecimientos y situación estratégica en el mundo al finalizar la Guerra Fría y las tensiones intra o inter-estatales derivadas de ella”.

El Embajador Albán destacó lo significativa y útil que fue la Declaración, por ejemplo, en los debates en Naciones Unidas sobre seguridad. “En este aporte hemisférico de reconocer los vínculos entre seguridad, desarrollo y democracia, podemos encontrar el antecedente de la aceptación que hizo la ONU en su declaración de la Cumbre del año 2005, en la que los conceptos de paz, seguridad, desarrollo y derechos humanos se refuerzan mutuamente".

La Subsecretaria de México para América Latina y el Caribe, Vanessa Rubio -cuyo país fue escenario de la adopción de la Declaración de 2003 y tuvo un rol central en la realización de la sesión especial del Consejo-, dijo que el décimo aniversario representa una oportunidad “para reflexionar sobre las contribuciones que en una década ha generado la Declaración, y repensar este importante tema a la luz de los desafíos nacionales, regionales y globales”.

La funcionaria mexicana destacó que la Declaración contribuyó a crear una visión regional sobre las múltiples dimensiones de la seguridad, y señaló que dicha visión se centra en la importancia de “contribuir a la consolidación de la paz, el desarrollo regional y la justicia social, y se basa en valores democráticos, la promoción y defensa de los derechos humanos, la solidaridad, la cooperación y el respeto a la soberanía nacional”.

“Nuevos retos a la seguridad”

El primer panel de la sesión debatió los “Nuevos retos a la seguridad” y analizó las distintas perspectivas para enfrentarlos, respondiendo adecuadamente a las necesidades de los ciudadanos de la región. La Secretaría Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la ONU, Alicia Bárcena, presentó un enfoque económico de los retos de la seguridad, con especial énfasis en los temas de desigualdad. “La seguridad debe ir de la mano con un ingreso básico estable y una protección social asegurada. La informalidad y la baja productividad generan desigualdad, inseguridad y grandes brechas que segmentan a la sociedad”, explicó, al tiempo que recordó los altos índices de criminalidad y violencia que se viven la región.

“La inseguridad, la incertidumbre y la vulnerabilidad son rasgos característicos del patrón de desarrollo vigente” insistió la Ejecutiva de la CEPAL, quien hizo especial énfasis en la necesidad de contar con una fuerte presencia del Estado que permita detener la privatización de la seguridad, la cual, explicó, “conduce a mayores niveles de inseguridad general, ya que la seguridad de unos pocos siempre es la inseguridad para los excluidos”.

Igualmente, reiteró la perspectiva de la CEPAL de que aquellos países con grandes desigualdades de ingresos tienen más probabilidades de ser afectados por los delitos violentos que las sociedades más equitativas. “En América Latina y el Caribe, cuando la gente pide más seguridad demanda a la vez más bienes y servicios públicos, más urbanidad, más tranquilidad” aseguró. “Reconociendo que no hay formulas mágicas, lo cierto es que una mayor igualdad de derechos, oportunidades y bienestar promueve mayor sentido de pertenencia a la sociedad“, concluyó.

El Secretario de Asuntos Políticos de la OEA, Kevin Casas-Zamora, señaló que los retos de la seguridad en el hemisferio varían por región y país, pero aclaró que ello no implica que se deban dejar de lado el trabajo conjunto y el enfoque multidimensional que la Declaración de Seguridad alienta a adoptar. En la misma línea que Bárcena, agregó que algunos de los retos actuales están basados en la desigualdad y la impunidad. “La evidencia demuestra que sociedades más desiguales son sociedades más violentas y más inestables políticamente”, afirmó.

El funcionario de la OEA resaltó que los retos para la seguridad están intrínsecamente conectados al problema del debilitamiento de la legalidad. “El instrumento más poderoso para crear una comunidad segura es el Estado de derecho, si no hay Estado de derecho no hay democracia, no hay desarrollo y no hay paz”, aseguró. Asimismo, indicó que el “vaciamiento” del Estado de derecho, la erosión del monopolio del Estado sobre la coerción legítima y el crimen organizado, “que es hoy cualitativamente distinto a lo que era una década atrás”, son los principales temas pendientes por afrontar.

El Director del Programa de Seguridad Internacional del Aspen Institute, Clark Ervin, presentó la visión de Estados Unidos sobre la seguridad y de las medidas que toman para manejar y aportar a la seguridad regional e internacional. Ervin dijo que algunos de los retos evidentes son el terrorismo y el crimen cibernético, pero que existen otros temas que se presentan de forma más difusa y amenazante que hace diez años atrás y “que hacen hoy del trabajo de protección una labor mucho más difícil”, como el agotamiento generalizado con las guerras y conflictos militares; el poco interés político y social en emprender una nueva intervención militar a gran escala; la reacción negativa y en contra de las medidas de vigilancia reveladas recientemente; el rechazo internacional a dichas medidas de vigilancia, lo cual “afecta el apoyo internacional y la acción colectiva”; la crisis financiera, que no permitirá que Estados Unidos continúe actuando como “el policía para el mundo”; el alto grado de disfuncionalidad política partidista, que inhibe la capacidad operativa del gobierno; el cambio de percepción de aquellos que defendían la intervención; y la ayuda internacional como ejes centrales de la política norteamericana; y el surgimiento de amenazas de tipo “Estado-nación”, reflejadas principalmente en el surgimiento político, económico y militar de la región Asia-Pacífico.

El Representante Permanente de Panamá ante la OEA, Embajador Arturo Vallarino, aludió específicamente al narcotráfico y su impacto en los países centroamericanos. Al respecto comentó que en el ámbito de la Organización hemisférica ya existe un amplio reconocimiento de la dimensión del problema de la seguridad, por “las numerosas vidas perdidas y truncadas, y el gran sufrimiento causado por el problema de las drogas”. Al mismo tiempo, continuó, la OEA es consciente de la necesidad de reducir la delincuencia y la violencia asociada con las actividades de las organizaciones criminales involucradas en el tráfico ilícito de drogas y actividades conexas.

El Embajador Vallarino aseguró que la inversión que están haciendo los países centroamericanos en seguridad, que creció más del 60 por ciento entre 2006 y 2010, han causado que la población de dichos países se prive de otros derechos como la educación, la salud y la seguridad. En tal sentido, dijo que “ante la cruda realidad de la creciente inseguridad es importante tomar acción inmediata” en el tema, siendo “realistas y pragmáticos”, y exigiendo una mayor cooperación a los países que generan la demanda de las drogas.

Enfoque multidimensional de la seguridad

El segundo panel, centrado en el tema “Enfoque Multidimensional a la Seguridad”, comenzó con una presentación por parte de Arturo Valenzuela, Profesor Titular de Gobierno de la Universidad de Georgetown, quien recordó que la Declaración sobre Seguridad reemplazó el antiguo concepto de la seguridad con uno que es “multinacional, integral, y multidimensional”. Esta nueva idea, continuó, “está enfocada en las personas y destaca la importancia de privilegiar elementos institucionales, económicos y sociales para fortalecer a nuestras comunidades y garantizar los derechos fundamentales de las personas frente a desafíos globales”. “En su esencia”, dijo el Profesor Valenzuela, “la seguridad sólo se logra con desarrollo y justicia social. Al mismo tiempo, la seguridad se afianza ateniéndose al Estado de derecho en la democracia, en la que sólo el Estado en su conjunto institucional, en las célebres palabras de Max Weber, ostenta el legítimo uso de la fuerza”.

Por su parte, el Secretario de Seguridad Multidimensional de la OEA, Adam Blackwell, explicó cómo su área implementa el concepto de lo que designó “la seguridad inteligente”, que consiste en identificar problemas con el uso de diagnósticos basados en pruebas objetivas; desarrollar proyectos que tomen en cuenta las necesidades de los Estados Miembros; ampliar y adaptar buenas prácticas o modelos existentes; crear un enfoque multidimensional y integrado que asegure una respuesta sistémica o sistemática; y evaluar resultados no solamente de proyectos, sino de leyes, tácticas y estrategias. El Secretario Blackwell enfatizó que aprendió durante sus visitas a los Estados Miembros que “la solución a la inseguridad no consiste necesariamente en más seguridad, más policía, más tropas, legislación más dura contra la delincuencia, sino en inversiones más inteligentes y seguridad más eficiente; seguridad que haga hincapié en instituciones transparentes y en colaboraciones fuertes; y una cultura de respeto por el Estado de derecho, la responsabilidad y los derechos de la ciudadanía”.

La Representante Permanente de Estados Unidos ante la OEA, Carmen Lomellin, aseguró que su país está dispuesto a trabajar en conjunto “con cualquiera para combatir las amenazas nuevas y existentes, con el fin de crear la seguridad para todos los ciudadanos que permita el crecimiento económico y la prosperidad”. “Al celebrar el décimo aniversario de la Declaración”, dijo la Embajadora Lomellin, ”ahora es el momento de avanzar en el diálogo y profundizar nuestro compromiso colectivo con enfrentar los problemas urgentes y cambiantes a la seguridad en las Américas. Sólo a través de la coordinación de esfuerzos y la cooperación podemos abordar las amenazas multidimensionales del siglo XXI y mantener la seguridad de todos nuestros ciudadanos”.

La Directora de Canadá para Asuntos Hemisféricos, Relaciones Interamericanas y Haití, Marianick Tremblay, dijo que en su país “al igual que en la OEA, creemos en una definición multidimensional y en el enfoque de seguridad concretado en la Declaración sobre Seguridad en las Américas”. “El diálogo en curso en la OEA sobre una visión estratégica más amplia para la Organización representa una oportunidad valiosa para el intercambio franco sobre las prioridades, los objetivos y las estructuras institucionales que ayuden a establecer un marco de seguridad internacional más eficiente y eficaz”, dijo la Directora Tremblay. Los desafíos a la seguridad en las Américas requieren de un firme compromiso y esfuerzos colaborativos entre los Estados Miembros, dijo la autoridad canadiense, quien afirmó que su país “está firmemente comprometido a continuar su apoyo a las iniciativas que mejoren la seguridad en la región, partiendo de las lecciones aprendidas y trabajando con ustedes, nuestros socios, para lograr los objetivos establecidos en la Declaración”.

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Para más información, visite la Web de la OEA en www.oas.org.

Referencia: C-403/13