Comunicado de Prensa


Mesa Redonda de la OEA resalta la necesidad de articular y avanzar concertadamente en la lucha contra la servidumbre domestica en la región

  25 de junio de 2013

La Organización de los Estados Americanos (OEA) reunió hoy a un panel de expertos, autoridades y activistas de derechos humanos para analizar las características de la servidumbre doméstica en las Américas y reconocer la importancia de aumentar el compromiso regional en la prevención y combate de este flagelo, que la OIT define como una forma de trata de personas que se da en circunstancias particulares: el trabajo informal en una residencia privada, que crea vulnerabilidades únicas para las víctimas y que se presta a la explotación.

La LII Mesa Redonda de Políticas de la OEA fue inaugurada por la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la OEA, Carmen Moreno, quién, en nombre del Secretario General José Miguel Insulza resaltó la importancia de la temática del encuentro en el contexto internacional. “En todos los países sigue existiendo la esclavitud en múltiples formas, pero ninguna tan prevalente como la servidumbre doméstica”, afirmó, al tiempo que vinculó el problema con la gran preocupación que existe en la región de combatir el crimen de la trata de personas.

“Esta mesa redonda nos permitirá iniciar la generación de una base de conocimiento para formular políticas públicas en múltiples ámbitos, incluidos los derechos de las mujeres y la discriminación y violencia de género, la valoración y el reconocimiento del trabajo de los y las trabajadoras domésticas, sus derechos laborales, la migración laboral, y el combate a la explotación laboral y la trata y el tráfico de personas”. La Embajadora Moreno agregó que el problema de la servidumbre doméstica “requiere de una respuesta multisectorial e integrada, que incorpore las perspectivas de varios sectores – la comunidad internacional, el gobierno, las trabajadoras y la sociedad civil”.

El Embajador Luis C. de Baca, Asesor Principal de la Oficina para Monitorear y Combatir la Trata de Personas del Departamento de Estado de Estados Unidos, aludió a las diferencias entre los conceptos de servidumbre, explotación, trata de personas y esclavitud, y aclaró que para entenderlas es necesario considerar los casos de las víctimas. “Son las vidas de los trabajadores los que definen dichas categorías, y no nuestras categorías las que definen sus vidas”, dijo. La esclavitud y la servidumbre moderna, continuó, suceden actualmente en todas las capitales de América, pero en cada lugar tienen características únicas que no facilitan su categorización.

En su presentación, el Embajador De Baca hizo un llamado a unirse internacionalmente en contra de este flagelo. “La lucha contra la esclavitud moderna debe involucrar a todo el Hemisferio, ya que redunda en el interés nacional de cada país y en una cultura compartida de libertad en las Américas. Se trata de un delito que socava el estado de derecho, que destroza nuestras familias y comunidades, ahoga el potencial de las personas, y corrompe los mercados internacionales y las cadenas de suministro en las que se basan nuestras naciones”, afirmó, y reiteró el compromiso del gobierno de Estados Unidos de erradicar dicho delito.

El panel de discusión estuvo moderado por Maurice Middleberg, Director Ejecutivo de la organización “Free the Slaves”, dedicada a la lucha contra el problema, y experto internacional en justicia social, quién alabó a la OEA por poner en primer plano un tema “de gran importancia para el mundo y la región”, y centró el debate en qué estrategias deben seguirse para evitar la propagación de este delito, cómo ayudar a las victimas y cómo lograr su libertad.

El Director Adjunto de la Oficina de Washington de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Erick J. Zeballos, destacó que “a pesar de la contribución que los trabajadores domésticos realizan a nuestras sociedades, su labor se encuentra subvaluada, desprotegida y mal reglamentada”. Con frecuencia dicho trabajadores “reciben los salarios más bajos, tienen jornadas de trabajo excesivas, no tienen derecho a un descanso, están expuestos a abusos físicos mentales y hasta sexuales y ven mermadas sus libertades, especialmente su libertad de movimiento”, añadió.

Zeballos se refirió a la adopción del Convenio 189 sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y los Trabajadores Domésticos, que tuvo lugar en junio de 2011 y que calificó como “un paso transcendental, histórico, que por primera vez establece una serie de normas básicas que atienden la problemática especifica de este tipo de trabajadores”. El documento, agregó, “permite reconocer que los trabajadores domésticos, como todos los trabajadores, tienen derecho a ser respetados, a disfrutar de los principios fundamentales y a una protección minima”. Informó que dicho Convenio establece mecanismos que permiten a los Estados trabajar sobre los términos y condiciones justas para el empleo, entre ellos la exigencia de un contrato laboral; evitar la discriminación; regular las horas de trabajo y remuneración; la provisión de mecanismos de seguridad y de salud; el acceso a seguridad social básica; el reconocimiento de sus derechos; y los mecanismos de solución de conflictos y reclamos.

El Convenio 189 de la OIT ha sido ratificado hasta ahora por ocho Estados, y cuatro de ellos son de América Latina -Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Uruguay-, un aspecto que el representante de la OIT resaltó como una señal de voluntad política en la región para abordar este tema de manera integral y “en el marco de los compromisos adquiridos para fomentar la justicia social”.

La Directora de Programas de la organización “Free the Slaves”, Karen Stauss, habló del trabajo que realiza dicha organización en busca de liberar a personas que han sido víctimas de la esclavitud, y explicó los programas de vigilancia comunitaria, asistencia a sobrevivientes, de concientización y prevención, y de protección de los activistas contra la esclavitud que desarrolla en países como Haití, India, Ghana, Brasil, Nepal, Congo y Reino Unido. Stauss relató específicamente las iniciativas que realizan para reducir la vulnerabilidad. “Las comunidades se apropian de sus problemas y exploran oportunidades para evitar que sus miembros se conviertan en esclavos, por ejemplo realizan proyectos de agricultura y de escolarización que ayudan a mitigar la necesidad de enviar a sus hijos en busca de mejores oportunidades”, relató, e hizo un llamado a realizar un trabajo conjunto entre gobiernos, sociedad civil y la comunidad para conjuntamente enfrentar el problema.

Marcelina Bautista, Presidenta y Coordinadora Regional para América Latina de la Red Internacional de Trabajadoras del Hogar (IDWN, por sus siglas en inglés) expuso los detalles de la campaña “Por un trabajo digno: Ponte los guantes por los derechos de los trabajadores del hogar”, con la que su organización busca crear conciencia social sobre el problema que afecta a las trabajadoras del hogar, al tiempo que pretende que los gobiernos de Latinoamérica ratifiquen el Convenio 189 de la OIT. Bautista resaltó el aporte que realizan las trabajadoras del hogar a las economías de los países, la importancia de dar visibilidad y reconocimiento a su labor y de ampliar y proteger sus derechos, porque ”gracias al trabajo que nosotras realizamos, muchas personas pueden salir de sus casas a cumplir sus metas y a aportar a la economía global” afirmó.

La mesa redonda cerró con una serie de preguntas y respuestas y con el testimonio de Josefa Condori Quispe, una ex empleada doméstica que tras ser victima de la esclavitud fundó el grupo “Yanapanakusun” para combatir las causas profundas de la esclavitud en Perú. Condori mencionó los abusos que sufren mujeres y niñas en su país y a la necesidad de crear oportunidades para ellas y esbozó también los programas que su iniciativa desarrolla para jóvenes sobrevivientes de la esclavitud, proporcionando tratamiento médico, educación, apoyo psicológico y asistencia jurídica.

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Para más información, visite la Web de la OEA en www.oas.org.

Referencia: C-250/13