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La escultura de una mujer y un niño ubicada a la derecha, o al norte, de las puertas de entrada representa a Norteamérica y es obra de Gutzon Borglum. La rama y el olivo sostenidas en lo alto representan la sabiduría y la paz, los valores en que se asientan los principios del Sistema Interamericano. Al igual que en la estatua de la izquierda y que representa a Sudamérica, una mujer protege a un niño, que simboliza la juventud de los continentes y la promesa de futuro; en el caso del joven norteamericano, sugerida por las alas en los tobillos y en las sienes, así como por la pequeña rueda mecánica y otras herramientas que son alegorías de los albores industriales del continente norte.
Mujer y niño La escultura de una mujer y un niño ubicada a la izquierda de las puertas de entrada representa a Sudamérica y es obra de Isidore Konti. La rama y el olivo sostenidas en lo alto representan la sabiduría y la paz, los valores en que se asientan los principios del Sistema Interamericano. Al igual que en la estatua de la derecha y que representa a Norteamérica, una mujer protege a un niño, que simboliza la juventud de los continentes y la promesa de futuro, y en el caso del joven sudamericano, sugerida por la esfera en su mano izquierda. El papagayo y la vegetación exuberante representan la vasta riqueza de Sudamérica en recursos naturales.
Entre las representaciones que hay en la fachada principal, destaca el cóndor (arriba al lado izquierdo), que mira al águila (que representa a Norteamérica) y simboliza las tradiciones culturales de Sudamérica.
Un bajo relieve del lado izquierdo de la fachada principal conmemora la reunión histórica de Guayaquil, Ecuador, del 26 de julio de 1822, entre dos de los héroes más importantes de la independencia sudamericana, Simón Bolívar y José de San Martín.
El Salón Simón Bolívar es el lugar principal de conferencias del Consejo Permanente, uno de los máximos órganos deliberativos de la Organización. Este salón originalmente albergó a la Biblioteca Colón y ha tenido varias transformaciones, la más reciente concluyó en 2006. La última remodelación sacó a la luz una serie de detalles arquitectónicos originales, como las molduras de las paredes y el techo que habían quedado ocultas por anteriores alteraciones del espacio. El Salón esta equipado con cabinas para interpretación simultánea en español, francés, inglés y portugués, los cuatro idiomas oficiales de la Organización.
En lo alto del tejado de la fachada central flamean dos banderas de la OEA, integrándose con armonía a la arquitectura de la ciudad de Washington, DC.
Sala que se utiliza para diversas reuniones, incluyendo desayunos de trabajo, y en algunas ocasiones, para realizar conferencias de prensa.
Cuando se entra al edificio, una visión panorámica atrae la mirada del visitante a través de los tres arcos del Salón de Entrada, hacia una serie de espacios interconectados, a través de la exuberante vegetación del patio central y hacia arriba, donde la mirada ascendente concluye en el balcón de la Galería de los Héroes y la entrada al Salón de las Américas.
La sala es un espacio rectangular de doble altura, con un altísimo techo en bóveda de cañón y pisos de mármol. Tres arcadas abiertas, que reiteran las tres del ingreso al edificio, separan este salón del Patio. A los dos lados, en cada extremo, pares de columnas de mármol grand antique negro veteado en blanco, y con capiteles y bases de bronce, marcan el acceso a las grandes escalinatas que flanquean el patio y ascienden al segundo piso y al Salón de las Américas. Las paredes y las bóvedas del Salón de Entrada imitan la piedra de Caen, cuya decoración es una adaptación de la Capilla del Pocito, de la Basílica de la Virgen de Guadalupe, en Ciudad de México. Los paneles sobre la pared y las bóvedas del techo están ricamente ornamentados con guirnaldas de maíz y de girasol, plantas del Nuevo Mundo.
Cuatro grandes medallones de bronce dominan las paredes de la Sala de Entrada, rematados por trofeos clásicos (águilas, banderas, armas y cornucopias). Los dos medallones sobre los arcos de entrada recuerdan la Ley y el Patriotismo; frente a ellos, los dos sobre la abertura central al patio celebran la Ilustración y la Paz.
En el extremo izquierdo, después del par de columnas de mármol, se encuentra una puerta coronada por una placa en letras de oro, rodeada por un gran marco negro profusamente decorado con motivos mexicanos precolombinos. El texto ofrece un resumen de los orígenes del edificio y de la conformación administrativa que regía en los inicios de la Unión Panamericana, que fue modificada por la Carta de la OEA, en 1948.
La Oficina del Secretario General Adjunto anteriormente fue utilizada como sala de espera de embajadores y dignatarios, antes del inicio de reuniones diplomáticas importantes. El elemento más notable de la sala es el revestimiento de madera y los detalles que adornan sus aproximadamente 65 metros cuadrados.
Por invitación del Director General de la Unión Panamericana John Barrett (1910), oriundo de Estados Unidos, la Asociación de Fabricantes de Madera de Oregón y Washington donó madera de abeto de Douglas utilizada en esta sala. Conocida por su color rojo amarillento y su durabilidad, esta madera tiene en su forma natural un vetado sinuoso y multicolor, y su acabado en un rico pero sobrio tinte “roble oscuro” que hace que la sala conserve el aire de elegancia con que fue concebida.
Se utiliza como sala de espera para los diplomáticos y otras personalidades que visitan al Secretario General Adjunto.
La Oficina de Protocolo planifica y coordina las ceremonias oficiales de los órganos rectores de la Organización, del Consejo Permanente, del Secretario General, del Secretario General Adjunto, y de los departamentos de la Secretaría General. Sirve de enlace entre el Departamento de Estado de Estados Unidos y las misiones permanentes sobre asuntos relacionados con el registro y visado del personal de las misiones, y de los privilegios e inmunidades de los diplomáticos acreditados ante la Organización. También organiza y coordina el uso del Edificio Principal para funciones de carácter protocolar, social y/o cultural.
La sala cuenta con varias mesas, sillones y computadoras y es utilizada por las delegaciones de los Países Miembros. Cuenta con numerosas ventanas que le dan una luz natural que hace de la sala un lugar muy confortable.
El patio interior es el núcleo de la sede principal de la OEA. Es un espacio rectangular, que en cada una de sus esquinas tiene canteros ligeramente elevados, donde árboles de caucho, cacao, café, palmeras y otros árboles tropicales llenan el espacio con su verde follaje. Se destaca el Árbol de la Paz, obsequio del Presidente estadounidense William Howard Taft cuando inauguró oficialmente el edificio en 1910. Cercado en sus cuatro costados por paredes con amplias arcadas o aberturas adinteladas, el patio de doble altura esta visualmente abierto al cielo por una gran claraboya. Un calado en terracota roja y crema decora el friso inferior de la pared perimetral. Centradas en las paredes norte y sur, se encuentran dos puertas ubicadas directamente bajo los balcones del descanso de cada escalinata. Sobre cada puerta, integrados a su entorno decorativo, se ven escudos ovales en terracota policromada esmaltada que contienen mapas del Hemisferio Occidental. Por debajo del nivel del techo, un friso decorativo continuo adorna las cuatro paredes perimetrales. Esta banda está ornamentada con doce placas en las que aparecen los nombres de héroes y líderes del Nuevo Mundo, junto con 24 blasones o escudos de armas. Veintiún de los blasones representan las 21 repúblicas que integraban la Unión Internacional de Repúblicas Americanas original. El vigésimo segundo es el escudo de Canadá, que se incorporó a la OEA en 1990. Los otros dos, una balanza y una cadena rota, representan la justicia y la libertad. Las entrepuertas y umbrales de los balcones del segundo piso tienen paneles, también en terracota policromada esmaltada, donde una tórtola en una placa central simboliza la paz. Un alero con ménsula de madera policromada, inspirado en el Palacio Municipal de Barcelona, se proyecta más de dos metros sobre el espacio del patio.
En el centro del patio se destaca la fuente de mármol rosado diseñada por Gertrude Vanderbilt Whitney. Todo el espacio recoge el arrullo que cae de dos pilas, una encima de la otra, al estanque octagonal. En los bordes de la segunda pila hay figuras talladas de dos de las principales culturas nativas de Mesomérica: la azteca y la maya. Las figuras están separadas por cabezas estilizadas de serpientes, a modo de gárgolas, que representan a Quetzalcóatl, la “serpiente emplumada”, principal deidad azteca. El pilar central tiene tres figuras esculpidas al relieve, separadas por jeroglíficos maya. La primera figura es un guerrero religioso indígena profusamente adornado, inspirado en las estelas ricamente ornamentadas de los mayas; la segunda es un joven indígena con una capucha y capa de piel, y la tercera, una mujer que sale de las sombras.
En el área que rodea la fuente y las veredas entre los canteros, el diseño entrelazado de las baldosas de cerámica roja tiene inserciones decorativas en piedra negra inspiradas en el arte maya. En los accesos este y oeste del patio, estas decoraciones muestran imágenes basadas en bajorrelieve del Palacio de Palenque, yacimiento arqueológico maya del Estado de Chiapas, México. En el acceso principal que mira al este, se observa un religioso o aristócrata de pie, sosteniendo un bastón y un puñal ceremonial, flanqueado por dos hombres sentados, quizás prisioneros. Al otro lado del patio, al oeste, un hombre está sentado de piernas cruzadas en un trono zoomórfico estilizado, recibiendo una ofrenda de una persona que se encuentra debajo de él. Otra secuencia del patio, de cuatro grupos con cuatro figuras, es una adaptación de un altar de la ciudad maya de Copán, en Honduras. Las veredas que se alejan de la fuente también muestran dos grandes lozas modeladas al estilo de las ruinas preincaicas de Tiwanaku, en Bolivia.
La Cantina de la OEA es utilizada para atender al público en general, incluyendo los funcionarios de la Organización y las delegaciones de los Países Miembros.
Tres imponentes enrejados de bronce se destacan en las puertas de entrada de la Casa de las Américas, que miran al oeste. Los arcos están modulados por pilastras de capiteles modillones y otras decoraciones clásicas. El enramado ornamental está inspirado en el enrejado de la Catedral de Zaragoza, España.
El artista uruguayo Carlos Páez Vilaró pintó en 1960 el mural titulado “Raíces de la paz”, que adorna la pared del túnel que conecta dos de los edificios de la OEA en la capital estadounidense, el Edificio Principal con el Edificio Administrativo. La obra, de unos 180 metros de longitud, representa diversos temas relativos a la paz y el desarrollo en las Américas, y para realizarla, Páez Vilaró contó con la ayuda de 53 artistas voluntarios. El mural fue restaurado en 1975 por Paéz Vilaró, y casi 30 años más tarde, en 2004, volvió a ser restaurado por el artista español Roberto Arce a quien le llevó un año realizar la labor de recobrar las líneas y colores de la obra. Paéz Vilaró asistió a la inauguración.
La Galería Marcus Garvey, también conocida como Galería Interior, sirve de antesala al Salón Simón Bolívar, es utilizada con frecuencia por las misiones permanentes ante la OEA para presentar exposiciones especiales. Es un espacio rectangular de dimensiones similares al Salón de Entrada, pero de un solo piso de altura. Está pavimentada en terrazzo o piso veneciano, con un perímetro de mármol verde oscuro, y su austera decoración consiste básicamente en bustos y placas conmemorativas.
El predio de la Casa de las Américas, sede actual de la Organización de los Estados Americanos (OEA), fue adquirido en 1907 por la Junta Directiva de la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas, que por entonces era la Secretaría de la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, fundada en 1889; y que antecedió a la Unión Panamericana, fundada en 1910, que a su vez precedió a la OEA, cuya fundación fue en 1948.
Concebida como tributo a las numerosas culturas del Nuevo Mundo, la arquitectura beaux-arts de la Casa de las Américas es única por cuanto imprime a su modelo renacentista europeo un vocabulario arquitectónico hondamente enraizado en las tradiciones americanas. Su planta rectangular, organizada en torno a un patio central, reconoce sus orígenes en los diseños históricos de la antigua Grecia y Toma, más tarde depurados en la región mediterránea y de las Américas.
El predio de la Casa de las Américas, sede actual de la Organización de los Estados Americanos (OEA), fue adquirido en 1907 por la Junta Directiva de la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas, que por entonces era la Secretaría de la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, fundada en 1889; y que antecedió a la Unión Panamericana, fundada en 1910, que a su vez precedió a la OEA, cuya fundación fue en 1948.
Concebida como tributo a las numerosas culturas del Nuevo Mundo, la arquitectura beaux-arts de la Casa de las Américas es única por cuanto imprime a su modelo renacentista europeo un vocabulario arquitectónico hondamente enraizado en las tradiciones americanas. Su planta rectangular, organizada en torno a un patio central, reconoce sus orígenes en los diseños históricos de la antigua Grecia y Toma, más tarde depurados en la región mediterránea y de las Américas.
El majestuoso edificio de dos plantas se destaca en la esquina prominente del predio, con paredes exteriores de mármol de Georgia color blanco con vetas azules y un techo a dos aguas proyectado, de tejas de cerámica roja. Su fachada principal, orientada al Oeste, sobre la Calle 17, está articulada por órdenes corintios clásicos que destacan la triple arcada de que forman una entrada monumental. Los arcos están modulados por pilastras de capiteles ricamente ornamentados que sostienen un entablado intrincado de ménsulas, dentículos, modillones y otras decoraciones clásicas que, aunque típicas del estilo, utilizan motivos americanos. La importancia plástica de esta porción de la fachada central está realzada por altos pabellones de mármol que marcan cada extremo.
Además de los ornamentos botánicos corintios, la fachada de la Casa de las Américas incorpora numerosos elementos decorativos esculturales que simbolizan el objetivo de entendimiento y cooperación hemisféricos entre los países miembros de la OEA. Este programa ornamental incluye el uso reiterado de motivos, como la paz entre los países de las Américas, simbolizada por letras “P” y “A”, a veces entrelazadas; la estrella, elemento que figura en los símbolos nacionales de muchas naciones americanas, y la figura femenina de la paz, que aparece en cada capitel de pilastra, entre las clásicas hojas de acantos.
Entre las esculturas decorativas sobresalen dos grupos de tamaño mayor que el natural que, sobre pedestales que se elevan en la base de los pabellones laterales, flanquean la arcada de la entrada. Cada escultura es la figura de una mujer y de un joven que representan, respectivamente, los continentes norte y sur del Hemisferio Occidental. La que simboliza a Norteamérica está a la derecha, o al norte, y es obra de Gutzon Borglum; la que representa a Sudamérica, a la izquierda, o a l sur, es obra de Isidore Konti. La antorcha y la rama de olivo sostenidas en los alto pro las figuras femeninas de ambos costados representan el anhelo de sabiduría y paz, valores en que se asientan los principios del sistema interamericano. Los jóvenes protegidos por cada mujer simbolizan la juventud de los continentes y la promesa de futuro, sugerida por las alas en los tobillos y en las sienes del joven norteamericano y por la esfera que sostiene el joven sudamericano. En este último, el papagayo y la vegetación exuberante simbolizan la riqueza de Sudamérica en recursos naturales. Del lado norteamericano, la pequeña rueda mecánica y otras herramientas son alegorías de los albores industriales del continente norte.
El acceso de la calle al edificio está marcado por grandes antorchas de bronce que montan guardia a cada lado del primero de los dos tramos de la escalinata ceremonial de mármol que asciende a las tres grandes entradas en el arco del edificio, donde, como ornamentación en la piedra angular de cada arco, luce la letra “A”, que significa América. Las aberturas en arco presentan un extraordinario entramado ornamental inspirado directamente en el enrejado de la Catedral de Zaragoza, España. Al igual que el resto de la fachada, mucho de los detalles, que incluyen representaciones del águila y el cóndor que se miran cara a cara sobre el trazo elaborado de una letra “A”, rinden homenaje a las tradiciones culturales de Norteamérica y América Latina.
Sobre la entrada, inscrita centrada en el friso, luce una contrastante placa de mármol con el nombre de Organización, que en 1948, con la adopción de su Carta, fue cambiado a Organization of American States. A ambos extremos del friso aparecen paneles en relieve en los que predomina la figura de un niño y que representan respectivamente las raíces americanas nativas del Hemisferio y sus antecedentes europeos. Esculpidos por Isidore Konti, junto con los seis capiteles de las pilastras que están por debajo, cada panel muestra una figura sentada con una nutrida cornucopia, en referencia a la abundancia de recursos naturales de las Américas.
También obra de Konti e inscrito en los pabellones altos, encima de los grupos esculturales alegóricos, pueden verse dos paneles en altorrelieve que captan momentos importantes de la historia de Norteamérica y Sudamérica. En el panel sur, se ve una representación del encuentro de Guayaquil, en julio de 1822, entre el Libertador Simón Bolívar y el General José de San Martín, única reunión de estos dos héroes de la lucha por la independencia sudamericana. El panel norte muestra a George Washington despidiendo a sus generales al concluir la Revolución Americana y desbandarse las tropas del ejército continental.
Sobre el tejado, coronando la composición de la fachada central, se aprecia una balaustrada continua en mármol, cuyo ritmo es periódicamente interrumpido por sólidos dados del mismo material. En los altos del tejado, flamea la bandera de la OEA, como armonioso elemento que se integra a la silueta de la ciudad de Washington, DC.