Discursos y otros documentos del Secretario General

DURANTE EL LANZAMIENTO DE LA METODOLOGÍA DE LA OEA PARA OBSERVAR LOS MECANISMOS DE DEMOCRACIA DIRECTA

19 de mayo de 2022 - Washington, DC

Al permitir que el pueblo exprese directamente su voluntad, los mecanismos de democracia directa sitúan a los ciudadanos al centro de la gobernanza y facilitan su acceso a más democracia - un componente clave del compromiso de la OEA de garantizar "Más derechos para más gente".

Es un orgullo presentar la más reciente metodología de la OEA: "Observando los Mecanismos de Democracia Directa: Un Manual para las Misiones de Observación Electoral de la OEA".

Abraham Lincoln, el 16º presidente de los Estados Unidos, dijo en su famoso discurso de Gettysburg que "la democracia es un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", una definición sucinta que subraya la noción fundamental de que el pueblo se encuentra al centro de la democracia.

La palabra "democracia" tiene su origen etimológico en el griego "dēmos", que significa pueblo, y "kratos", que significa poder o autoridad. La democracia es, literalmente, el "poder del pueblo".

La democracia directa, que es el tema central de nuestro encuentro de hoy, ha sido calificada como la forma más pura de democracia, ya que evita los intermediarios de los que se sirve la democracia representativa y permite a la ciudadanía expresar directamente su voluntad en relación con las políticas públicas que afectan su vida diaria.

Una verdadera manifestación de la gobernanza centrada en el pueblo.

Esta es la forma de democracia en la que Suiza es líder mundial y le agradecemos, Embajador Pitteloud, a usted y a las autoridades de Berna, en particular a nuestros colegas de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, su apoyo y orientación en el desarrollo de esta nueva metodología.

Múltiples instrumentos internacionales y regionales, que sustentan el Estado de Derecho, sitúan la voluntad del pueblo y sus derechos políticos en el centro de la democracia.

El artículo 21 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directa o indirectamente y que la voluntad del pueblo, expresada en elecciones periódicas, auténticas, universales y secretas, constituye la base de la autoridad del poder público.

El artículo 20 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre también establece que toda persona con capacidad jurídica tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directa o indirectamente, y a tomar parte en las elecciones populares, que serán de voto secreto, genuinas, periódicas y libres.

El pueblo es también un elemento fundamental de la propia OEA. El artículo 2 de la Carta de 1948, que estableció la organización, proclama que un propósito esencial de la OEA es "promover y consolidar la democracia representativa".

Teniendo en cuenta que la Carta de la OEA fue firmada por los Estados Miembros "en nombre de sus pueblos", entendemos que esto significa que los "pueblos", las y los ciudadanos de las Américas, son el eje central del documento fundacional de la Organización y, por lo tanto, la pieza fundamental de nuestro trabajo.

Más recientemente, la Carta Democrática Interamericana, adoptada por los Estados Miembros de la OEA en 2001, ha consagrado la democracia no simplemente como un sistema de gobierno preferido, sino un derecho de los pueblos de este hemisferio, afirmando que "Los pueblos de las Américas tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla".

Por lo tanto, los fundamentos sobre los que se construye la OEA, los principios de colaboración y de base normativa por los que se rigen la organización y sus Estados Miembros, y el trabajo que realizamos -para promover la democracia, defender los derechos humanos, fortalecer la seguridad y apoyar el desarrollo- se centran en las necesidades de los pueblos del Hemisferio y están impulsados por ellas.

Más derechos y más democracia para más personas

Garantizar y defender estos principios y derechos ha exigido siempre, permanentemente, un gran esfuerzo, especialmente durante los periodos en que la región ha luchado contra la dictadura, la impunidad y la violencia política. Y seguimos enfrentándonos a muchos retos en la actualidad.

En los últimos años hemos asistido a un deterioro de la fe en la democracia y sus instituciones, a tendencias preocupantes en los procesos electorales y a la polarización de nuestras sociedades.

Sin embargo, la preferencia expresa por un sistema de gobierno en la región desde la década de 1970 y los instrumentos por los que nos regimos, han creado un hemisferio en el que prevalecen en gran medida las normas e instituciones democráticas y que protegen el derecho de los pueblos de las Américas a participar en las decisiones relativas a su propio desarrollo.

Debemos seguir reforzando y afianzando estos ideales para asegurar que nuestros países sigan siendo democracias fuertes y funcionales.

Países que celebren elecciones periódicas y competitivas, que sostengan las instituciones democráticas, que permitan el discurso político y la participación de los ciudadanos, que respeten los derechos humanos fundamentales y que defiendan el Estado de Derecho.

Porque la democracia no es estática. No hay una línea de meta que podamos cruzar y declarar que hemos alcanzado el objetivo.

Es un proceso continuo que requiere esfuerzo y compromiso constante por parte de todos los actores, incluso de los propios ciudadanos.

Montesquieu dijo que "La tiranía de un príncipe en una oligarquía no es tan peligrosa para el bienestar público como la apatía de un ciudadano en una democracia".

La ciudadanía conlleva responsabilidades y una responsabilidad clave para los ciudadanos, dado su lugar en el centro de la democracia, es su defensa. De hecho, el artículo 6 de la Carta Democrática Interamericana afirma que es derecho y responsabilidad de todos los ciudadanos participar en las decisiones relativas a su propio desarrollo y que esto es una condición necesaria para el ejercicio pleno y efectivo de la democracia.

Por lo tanto, mientras trabajamos a nivel multilateral y en los propios países para reforzar nuestra forma democrática de gobierno, no debemos olvidar de trabajar también para fortalecer la capacidad de nuestros pueblos de funcionar de manera efectiva y responsable en apoyo de este sistema.

Nuestro principal objetivo desde 2015 fue situar a los pueblos del hemisferio en el centro del trabajo de la Organización. Por ello, definimos el tema central de mi gestión como "más derechos para más personas".

Como organización la OEA busca ser la voz de los que no tienen voz, identificar y luego satisfacer las necesidades de la gente y ayudar a garantizar más derechos, más seguridad, más prosperidad, más desarrollo y más democracia para todos.

A medida que observamos el creciente uso de mecanismos de democracia directa en el hemisferio y en el mundo, creo que está claro que la gente también pide más democracia.

No sólo quieren que los sistemas existentes de democracia representativa funcionen de forma más eficaz y transparente para mejorar sus vidas, sino que también quieren tener más protagonismo en la gobernanza de sus países y más voz directa en las decisiones que tradicionalmente se han tomado en su nombre.

Y aquí, permítanme dejar claro que reconocemos la democracia representativa y la democracia directa como sistemas complementarios, no excluyentes. Cada uno de ellos tiene su papel en el camino que permite a los ciudadanos ejercer sus derechos políticos.

Es cierto que hemos visto casos en los que los mecanismos de democracia directa se han utilizado de una forma no necesariamente ideal en la región, pero cuando permiten a la gente expresar sus creencias y generar condiciones más democráticas en sus países, suman al conjunto de opciones electorales disponibles para las y los ciudadanos.

Las distintas áreas de la Secretaría General de la OEA trabajan por promover y consolidar la democracia, como la mejor opción para asegurar la paz, la seguridad y el desarrollo en el hemisferio.

Las misiones de observación electoral desplegadas por la organización tienen un papel específico y crucial en este sentido.

Las misiones de la OEA son reconocidas desde hace tiempo como una herramienta esencial para el fortalecimiento de la democracia y la protección de los derechos humanos en los países de las Américas.

A través de la observación de los numerosos, complejos y a menudo sensibles, aspectos de los procesos electorales y de la presentación de sus recomendaciones específicas, ayudan a fortalecer las instituciones y los procesos electorales, y así, a reforzar el carácter democrático de las elecciones en los Estados miembros.

Durante las últimas seis décadas, la OEA ha trabajado constantemente para modernizar y mejorar progresivamente sus mecanismos de observación electoral, incluso mediante el desarrollo de metodologías y otras herramientas técnicas que permiten a la organización observar los procesos electorales, de manera profesional y estandarizada.

A lo largo de estos 60 años hemos observado más de 290 procesos electorales en todos los niveles políticos en 28 Estados Miembros de la OEA.

La mayoría de estas misiones han sido para elecciones realizadas en el marco de la democracia representativa, cada vez más se nos ha pedido que observemos la implementación de procesos de democracia directa en nuestros Estados Miembros.

Los datos muestran que el uso de mecanismos de democracia directa ha aumentado de forma constante en todo el mundo desde principios de la década de 1990 y dentro de las Américas la mayoría de los países han celebrado algún tipo de proceso nacional de democracia directa. Desde 1992, la OEA ha desplegado misiones en 27 procesos de este tipo en la región.

Esta nueva metodología mejorará la forma en que nuestras Misiones analizan las elecciones celebradas en el marco de la democracia directa, asegurando que nos apegamos a los criterios técnicos en todos los Estados miembros, y facilitando el desarrollo de recomendaciones consistentes con los principios y estándares compartidos del hemisferio en su conjunto.

Aprovecho esta oportunidad para felicitar al liderazgo y al personal del Departamento de Cooperación y Observación Electoral de la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA, que ha elaborado esta metodología y que trabaja continuamente para innovar y modernizar sistemas y procedimientos que nos permiten brindar un apoyo cada vez más riguroso y valioso a la democracia y a las instituciones democráticas en las Américas.

El nivel de excelencia con el cual el equipo del DECO realiza su trabajo ha colocado a las Misiones de la OEA en la cúspide de las organizaciones de observación electoral del mundo.

Siempre esperamos el apoyo de todas y todos al respecto.

Es un patrimonio de las Américas, un patrimonio del sistema interamericano de observación electoral. Es la mejor del mundo.

Como ocurre en tantas áreas siempre habrá críticas, hemos acogido y seguiremos acogiendo las críticas constructivas y basadas en hechos que se ofrezcan con el espíritu de construir mejores y más sólidas democracias, pero nunca aceptaremos nada que nos debilite, nada que debilite a las misiones de observación electoral. Eso es improcedente desde todo punto de vista.

Todos ustedes se han beneficiado en algún momento de las misiones de observación electoral. Este documento es un paso más en el fortalecimiento de la democracia y de las instituciones democráticas en las Américas y, lo que es más importante, contribuye a garantizar que los marcos legislativos y normativos a través de los cuales los ciudadanos ejercen directamente sus derechos políticos sigan siendo accesibles, transparentes y sólidos.

Muchas gracias