Discursos y otros documentos del Secretario General

DURANTE LA SESIÓN EXTRAORDINARIA DEL CONSEJO PERMANENTE: “DESCENSO EN LOS ÍNDICES DE PRODUCTIVIDAD LABORAL Y EL ÉXODO DEL CAPITAL HUMANO” 9 DE FEBRERO DE 2022

9 de febrero de 2022 - Washington, DC

Celebramos la elección de esta temática que apunta directamente al funcionamiento de los mercados laborales de la región, un ámbito que requiere hoy de nuestra mayor atención.

La pandemia ha hecho estragos en el empleo. Según la OIT, durante 2020 perdimos el equivalente a más de 50 millones de puestos de trabajo, con un efecto desproporcionado en las mujeres, la juventud y en general, los grupos que ya enfrentaban dificultades en el mercado laboral.

En 2021 nos colocamos en una senda de recuperación, pero sabemos que no solo es desigual sino también insuficiente. Del total de los empleos recuperados, alrededor del 70 por ciento se da en la informalidad. Son empleos de baja productividad, con bajos salarios y sin ninguna cobertura de protección social.

Lograr que nuestra región se recupere de esta crisis de manera sostenible, justa y resiliente y generando mayor igualdad, tiene como condiciones indispensables, reducir la informalidad, promover la creación de empleo y mejorar las condiciones de trabajo y su productividad.

El éxodo de capital humano -y en particular la fuga de cerebros- han sido problemas recurrentes del hemisferio, originados por la búsqueda de mejores oportunidades y por una limitada capacidad de nuestras economías de generar suficientes puestos de trabajo con ingresos y garantías adecuadas.

Hoy nuestra juventud tiene más años de estudio que nunca antes, sin embargo, enfrenta las más altas tasas de desempleo. Estamos ante una gran promesa incumplida que genera desaliento y frustración; sentimientos que seguirán encontrando válvulas de escape que van a estar inculcadas en la productividad.

Si bien el éxodo de capital humano es un fenómeno en todos nuestros países, resulta mucho más serio y problemático en algunas subregiones. Vale destacar la situación del Caribe, donde la fuga de talento es una de las más elevadas a nivel mundial. En varios países del Caribe más del 50 por ciento de aquellos que completan educación terciaria emigran, privándolos de un motor de crecimiento económico y generando una amenaza y contrapeso para el desarrollo.

Hay quienes argumentan que la pérdida que representa la salida de capital humano en los niveles de crecimiento se ve compensada parcialmente por las remesas que envían quienes emigraron. Estudios del Fondo Monetario Internacional, entre otros, muestran que el impacto general del éxodo depende del nivel de calificación de la población migrante y de la cuantía de las remesas.

En general, para países con un número considerable de emigrantes que tienen altos niveles de educación -como los países del Caribe- las remesas no logran compensar el impacto negativo sobre el crecimiento que tiene la fuga de talento.

El nivel de educación de la población migrante ha aumentado de manera considerable en todo el mundo, aunque con variaciones importantes según país de origen. Por ejemplo, los datos nos muestran que en Estados Unidos más del 45 por ciento de los inmigrantes originarios del Caribe y más del 57 por ciento de los inmigrantes originarios de Sudamérica tienen dos o más años de educación post-secundaria, mientras que este porcentaje es del 25 por ciento para quienes provienen de Centroamérica.

Para revertir el impacto negativo que este fenómeno tiene en el desarrollo económico y social, debemos generar condiciones para convertir la fuga de talentos en flujo de talentos. Debemos incentivar a aquellos que han emigrado a invertir su capital humano en sus países de origen a través de la transferencia de conocimientos y las iniciativas que buscan aprovechar la diáspora y por otro, trabajar para lograr la retención de nuestras y nuestros profesionales.

Esto puede lograrse promoviendo la creación de empleos de calidad y utilizando a nuestro favor los cambios emergentes del mundo del trabajo.

Las grandes transformaciones que está sufriendo el mundo del trabajo gracias a los acelerados cambios tecnológicos traen nuevas dimensiones a viejas realidades.

Las plataformas digitales y la economía del conocimiento son dos fuerzas poderosas que tenemos que utilizar en este tiempo.

En un mundo cambiante, en que la tecnología, la inteligencia artificial, el internet de las cosas y otros fenómenos asociados a la Cuarta Revolución Industrial asignan un nuevo valor al conocimiento, las empresas ya no se ven limitadas por el lugar geográfico en el que desarrollan sus negocios para encontrar a las personas más calificadas.

El trabajo remoto abre un mundo de posibilidades.

El éxodo de capital humano hoy tiene esa nueva dimensión: ahora puede existir sin necesidad de que las personas atraviesen físicamente fronteras. Hoy podemos hablar de migración digital.

En definitiva, nuestros países deben seguir trabajando para mejorar la equidad y pertinencia de la educación y la formación del trabajo para asegurar habilidades y lograr mejores niveles de inversión y de políticas más audaces en el desarrollo productivo

Actuando en estos dos frentes a la vez lograremos que el capital humano de nuestros países se traduzca en mayor productividad y mejor desarrollo.

Muchas gracias