Discursos y otros documentos del Secretario General

DURANTE LA SESIÓN ESPECIAL CONJUNTA DE CISC-CAJP: ‘“RESILIENCIA DEMOCRÁTICA, EL PAPEL DE LA CARTA DEMOCRÁTICA INTERAMERICANA Y EL PROCESO DE CUMBRES”

4 de mayo de 2021 - Washington, DC

Me complace dirigirme a ustedes con motivo de la conmemoración del vigésimo aniversario de la existencia y aplicación de la Carta Democrática Interamericana, el principal instrumento interamericano para la promoción y el fortalecimiento de los principios, prácticas y cultura democrática de los Estados Miembros.

La Carta Democrática Interamericana es producto de un proceso histórico en la búsqueda de la democracia representativa como sistema de gobierno.

La Carta es un documento rico, que resultó de un proceso de amplias consultas entre los Estados Miembros, los órganos de la OEA y la sociedad civil, que concluyó con su adopción en la Asamblea General extraordinaria de la OEA, en Lima, Perú, el 11 de septiembre de 2011. Un día -además- que fue de tragedia pero también de esperanza por esta Carta.

En la única región del mundo que está libre de conflictos armados entre estados, las Américas muestra que la solidaridad y la asociación pueden empoderarnos para enfrentar enormes desafíos. A través de la Carta Democrática, los funcionarios gubernamentales están llamados a construir un hemisferio basado en la libertad y la justicia social y a crear las condiciones en las que toda la ciudadanía pueda realizar sus aspiraciones democráticas.

La esencia de la Carta es -y cito-, “Los pueblos de las Américas tienen derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverla y defenderla”. Nunca debemos olvidar este principio y mucho menos en aquellas instancias en las que la democracia está bajo amenaza.

El origen de la Carta Democrática se remonta a la Carta Constitutiva de la OEA en 1948, porque la Carta Democrática construye sobre los cimientos de la Carta de la OEA. Pero el proceso final se inicia en la Tercera Cumbre de las Américas, en Quebec 2001, cuando los Jefes de Estado y de Gobierno instruyen a los Cancilleres a preparar una Carta Democrática que refuerce los instrumentos de la OEA para la defensa activa de la democracia representativa.

Este proceso se construye sobre la base de un amplio marco jurídico orientado a reforzar la defensa colectiva de la democracia en la región. En ese marco jurídico podemos destacar:

- La Declaración de Santiago de 1959, que determina los atributos de la democracia representativa.
- El Protocolo de Cartagena de Indias de 1985, que incorpora entre los propósitos de la OEA el principio de no intervención.
- La Resolución de la Asamblea General de 1989 “Derechos Humanos y Democracia-Observación Electoral”, que otorga al Secretario General de la OEA el mandato para llevar a cabo Misiones de Observación Electoral.
- El “Compromiso de Santiago con la Democracia y renovación del sistema interamericano”, en 1991.
- La Resolución AG/RES 1080 (XXI-O91), “Democracia representativa”, que por vez primera habilita a la OEA a tomar sanciones y medidas que considere adecuadas en caso de ruptura del orden constitucional o golpe de Estado.

Las dos décadas de vida de la Carta Interamericana corresponden a un período especial de la región, en el que la democracia enfrentó diversas formas de autoritarismo, así como violencia política, conflictos internos y represión de Estado. Concebida originalmente como una defensa contra la remoción inconstitucional de un gobierno legítimo, la Carta ha sido suficientemente flexible para abordar el creciente reconocimiento de que los autores de la interrupción constitucional a menudo pueden ser líderes que buscan erosionar las prácticas democráticas y la separación del poder en su propio beneficio.

Este es un punto esencial y a veces las mayorías dan esa capacidad, pero los principios de la Carta Democrática, los principios de la democracia tienen que ver con la separación y con la independencia de los poderes y eso significa el Estado de derecho democrático. Las mayorías no dan permiso para la cooptación de poderes, las mayorías no dan permiso para tomar los poderes de Estado, las mayorías deben ser garantes de la democracia y de la aplicación del Estado de derecho democrático.

La persistencia de estos problemas subraya la necesidad de tal instrumento y también la necesidad de fortalecer el funcionamiento de la misma. La pandemia del COVID-19, que ha impactado fuertemente a varios países de nuestra región, ha develado y agravando subyacentes problemas estructurales con implicaciones profundas para la democracia.

Es por ello que aplaudimos la oportunidad de esta sesión especial conjunta de las comisiones de Seguimiento de Cumbres y de Asuntos Jurídicos y Políticos de la OEA.

La Carta es una verdadera Constitución de las Américas, la Carta revela los principios fundamentales de la democracia y nos da mecanismos para defenderla. Está en nosotros fortalecer la aplicación de esos principios y valores fundamentales, está en nosotros fortalecer la aplicación de los mecanismos de defensa de la Carta.

Nuestra regiónm en este momento crucial en el que busca responder a la pandemia, también deber fortalecer los procesos democráticos, al hacerlo debemos seguir impulsando el progreso en fortalecer la gobernabilidad y la transparencia para combatir la corrupción y el autoritarismo donde exista, para combatir cooptación de poderes del Estado, para combatir la judicialización de la política y para combatir la persecución política.

La Carta Democrática es una resolución cuidadosamente diseñada y vale la pena estudiarla también cuidadosamente. Contiene dos importantes componentes. El más estudiado, citado, y a menudo criticado, es el lado restaurativo de la misma: ¿Qué se debe hacer cuando el fracaso de la práctica democrática cruza la línea de normas constitucionales perjudiciales, las prácticas y las salvaguardias?

Sin embargo, tan importantes son los elementos de la Carta que llaman a los Estados Miembros y al sistema Interamericano a tomar medidas preventivas para fortalecer la calidad de nuestra práctica democrática y garantizar la transparencia, la responsabilidad y la participación ciudadana.

Durante estos veinte años de existencia de la Carta Democrática, la Organización ha desplegado un conjunto de acciones para abordar los temas centrales consagrados en la Carta, incluyendo aquellos asociados a función preventiva de la Carta, como son la transparencia y probidad en la gestión pública, la defensa de la libertad de expresión y libertad de prensa, el fortalecimiento de los partidos y organizaciones políticas, así como la celebración de elecciones libres.

El artículo 110 de la Carta de la OEA también ha servido para apoyar la capacidad preventiva, como elemento clave para impulsar la adhesión de los Estados a ambas Cartas. El despliegue de misiones especiales y el uso de los buenos oficios propuestos por el Secretario General siempre ha contribuido a apoyar la aplicación de la Carta Democrática. Nuestros esfuerzos recientes y en curso en varios países de la región demuestran la necesidad continua de un compromiso consistente con el espíritu y los términos de la Carta. Queda mucho por hacer y nuestro aporte debe ser esencialmente siempre constructivo.

Sobre el punto importante de las elecciones, es fundamental que se tomen todas las medidas apropiadas para lograr la celebración oportuna y segura de elecciones libres y justas. La Carta recoge el principio de las Misiones de Observación Electoral, las fortalece y les da los instrumentos necesarios para que sean un factor fundamental de democratización.

Con ocasión del vigésimo aniversario de la Carta Democrática Interamericana, se ha convocado a un nutrido grupo de personalidades de la región para generar una reflexión sobre los desafíos, como también para las oportunidades que configuran para la defensa de la gobernabilidad democrática.

La Carta no es injerencista, no es intervencionista, esos son conceptos arcaicos perdidos y anacrónicos y la Carta está en plena consonancia con la Carta de la Organización de los Estados Americanos.

Habla de los temas de jurisdicción interna de los Estados, no de intromisión en asuntos de jurisdicción interna de los Estados, pero la protección de la democracia, así como la protección de los derechos humanos no son temas de jurisdicción interna exclusivamente y le da complementariedad al Sistema Interamericano; y esa complementariedad es la que a veces nos hace responsable de la defensa de la democracia, como los contenidos del artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana.

Hoy es un día de celebración el proceso y los motivos que nos ha dado la Carta Democrática nos da cuenta que también es un recordatorio de que debemos ahondar en el intercambio de los aprendizajes y la colaboración de los Estados Miembros como una forma de avanzar en la atención de los desafíos comunes.

Muchas gracias.