La decisión del gobierno de Colombia de otorgar el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV) a casi 2 millones de venezolanos, es una respuesta ejemplar a la mayor crisis humanitaria que viven las Américas.
Señor Presidente de la República de Colombia, Iván Duque, señor Presidente de la Confederación Masónica Colombiana, Mario Latiff y distinguidos panelistas.
La mayoría de nuestros próceres de la independencia pertenecieron a la Masonería, cuyos nobles propósitos de Libertad, Igualdad y Fraternidad, continúan motivando a un buen número de los gobiernos de la región y a nuestra Organización, como principal foro político del hemisferio.
Presidente Iván Duque, su valiente decisión al expedir el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos es un paso adicional en el liderazgo que usted ha asumido en el manejo de la situación de las personas que han tenido que huir del hambre, de la miseria y de la represión en Venezuela.
Colombia le ha demostrado al mundo su compromiso real con los migrantes venezolanos que viven en su territorio. Esta crisis multidimensional amerita soluciones creativas que atiendan la realidad que vive cada uno de los países que recibe en su territorio a estos migrantes.
La fraternidad de la que su gobierno ha hecho gala, regularizando la situación de quienes ingresaron al país hasta el 31 de enero del presente año, nos enorgullece como ciudadanos de las Américas.
El ETPV ofrece protección, inicialmente de diez años, a la población migrante venezolana que vive especiales condiciones de vulnerabilidad por su propio carácter. Y lo hace de forma ordenada y bajo criterios jurídicos precisos.
Estos beneficios que adquieren los migrantes tras la expedición de la medida implican a su vez una serie de derechos y obligaciones que deberán cumplir.
Nos complace que una propuesta de la Secretaría General de la OEA, a través del Grupo de Trabajo para abordar la crisis de migrantes y refugiados venezolanos en la región, haya sido implementada de esta forma.
Precisamente en Medellín, durante la Asamblea General de 2019, fue que se planteó la urgencia de documentar a los venezolanos para protegerlos después haber huido de su país.
Es necesario que se creen las bases para un consenso en la región que permita mayor integración a los migrantes y refugiados venezolanos en todo la región, estamos hablando de un éxodo de más de cinco millones de personas, el mayor de la historia regional.
El hemisferio debe recibirlos porque al ser víctimas de delitos de lesa humanidad y de la emergencia humanitaria compleja más grande que tiene el hemisferio occidental, deben huir a otras tierras para poder alimentarse y sobrevivir.
La Secretaría General reconoce al gobierno de Colombia y lo apoya en la implementación a través del Estatuto Temporal de Protección, a través del Grupo de Trabajo, que tiene más de dos años de experiencia atendiendo esta crisis con múltiples visitas a la región reflejadas en diez informes, con cientos de testimonios del destierro y de recomendaciones políticas para favorecer no solo a los venezolanos que han huido, sino también a los países receptores.
Debemos estar todos comprometidos a luchar contra la discriminación y xenofobia. No puede haber lugar en el continente para agredir ni maltratar a otro por su nacionalidad y mucho menos cuando estas personas están en condiciones de vulnerabilidad.
He tenido la oportunidad de ver y dialogar con migrantes venezolanos en territorio colombiano. He podido palpar de primera mano -en ciudades como Cúcuta -lo que para cada uno de ellos significa dejar atrás una historia de vida y en muchos casos para quedarse en el país que los acoge, para construir una nueva realidad de la nada.
Presidente Duque, su gesto de dar la mano a quienes padecen en su país debido a la crisis humanitaria debe servir de ejemplo a nivel regional y mundial frente a situaciones similares en otros lugares del planeta. Colombia es un ejemplo para todos, Colombia ha sido un país de acogida, de calidez y el ejemplo que usted da desde el gobierno es muy fuerte y muy contundente al respecto.
La comunidad internacional debe absorber de esta dimensión moral, de continuar apoyando su labor en este campo. Colombia y su gobierno padecen como muchos otros países las consecuencias inesperadas ocasionadas por la Pandemia del COVID-19. Por este motivo, la generosidad de Colombia debe tener una respuesta de países u organizaciones multilaterales que cuentan con los recursos para apuntalar su ejemplo.
En el 2020 se canalizaron 290 millones de dólares para asistir a los migrantes en Colombia. Para el presente año esa cifra se debe multiplicar. Más aún después de la adopción del Estatuto.
En el mundo, solo el drama humano generado por el conflicto armado en Siria con 6.7 millones de refugiados supera la situación de los migrantes venezolanos. Sin embargo, en este año el caso de Venezuela podría alcanzar una cifra superior a la de los refugiados sirios. Mientras tanto, un refugiado venezolano recibe veinte veces menos del apoyo internacional que recibe un refugiado sirio.
Hace unos días, Presidente Duque, usted dijo en una actividad en la ONU que “Marcamos un hito histórico con este Estatuto que representa el acto de generosidad humanitaria migratoria más importante de la historia reciente”, este "es el triunfo de una nación con su solidaridad y se constituye en un genuino hecho de paz ante la tragedia que está viviendo el pueblo hermano venezolano”.
No podemos estar más de acuerdo con sus palabras.
Desde la OEA continuaremos apoyando todo tipo de medidas que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de los cientos de miles de ciudadanos venezolanos que han sido obligados a convertirse en migrantes.
Muchas gracias.