Discursos y otros documentos del Secretario General

CONFERENCIA “LA OSCURA REALIDAD DETRÁS DE LAS MISIONES MÉDICAS CUBANAS”

18 de diciembre de 2019 - Washington, DC

*Cotejar con texto pronuncisdo*

Hemos escuchado hoy sobre prácticas abusivas y corruptas del régimen cubano. Escuchamos sobre la trata de personas, tráfico de personas, y violaciones de derechos humanos encubiertos bajo el manto de las “brigadas médicas”, como le llaman al programa que utiliza la dictadura de La Habana como fuente de ingresos y con propósitos e intereses políticos.

Estos graves abusos y violaciones de derechos humanos no se producen únicamente en la isla sino que se exportan al mundo entero traficando en países de nuestro hemisferio, traficando en otros países.

Nuestro hemisferio está ya bien familiarizado con las prácticas represivas y opresoras del régimen cubano. La devastación muy claramente que ha causado en Venezuela se siente en toda la región, el número de inmigrantes venezolanos ha superado los 4 millones y medio de personas, esto equivale prácticamente al 15 por ciento de la población venezolana. En Venezuela la presencia cubana es opresiva y represora. El número de cubanos supera los 20.000, y realizan diferentes actividades de inteligencia, como tortura, documentación civil y gestión del aparato represivo.

Estas actividades aparecen en muchos casos encubiertas bajo la etiqueta de “cooperación” en temas de educación, de salud y de deportes. Pero son fundamentalmente los médicos cubanos -las personas-, que nos han dado nefastos informes sobre como ellos como médicos cubanos definitivamente son oprimidos en sus derechos, son traficados, son obligados a realizar estos trabajos.

Estas tareas –que fueron referidas en el panel anterior- en donde se señaló que médicos cubanos fueron detenidos en Bolivia con dinero y fueron acusados de financiar a simpatizantes políticos para incitar episodios de protestas y violencia social. Sin embargo, hoy es fundamental -lo más importante- atender la voz de las víctimas. Hemos escuchado las voces de quienes hoy han sobrevivido a estos programas y tienen la valentía de contarlo. Mientras tanto, el régimen continúa beneficiándose de tanto sufrimiento. El régimen sigue generando más sufrimiento, traficando la vida y la libertad de sus ciudadanos para beneficio propio.

Las misiones médicas han sido la máscara de fuentes de ingreso de divisas extranjeras, superando incluso al turismo. En términos marxistas me gustaría hablar de plusvalía, bueno más que la explotación del hombre por el hombre llegamos en este punto a la explotación del hombre por el Estado, la explotación del hombre con el beneficio personal de estas empresas cubanas.

Estas son ganancias ilícitas, como toda ganancia que proviene de la violación de derechos humanos, como toda ganancia que proviene de la trata de personas. Los médicos cubanos son obligados a salir al exterior, sin saber su destino, reteniéndole sus pasaportes, controlados por agentes de inteligencia. La mayor parte de sus ingresos son confiscados. Es un sistema de esclavitud moderna que no puede quedar impune.

Estas experiencias que ustedes han escuchado no son meras anécdotas, no son números o estadísticas. Es el pueblo cubano el que paga un alto precio por estos juegos políticos del régimen y nosotros no podemos dar a este esquema ningún tipo de impunidad. No podemos aceptar que se les arrebate la vida para servir de apoyo a un régimen autoritario que los utiliza para intereses políticos y a la vez enriquecimiento.

Estamos hablando de seres humanos, hombres, mujeres, rostros, nombres, familias e historias.

La democracia es un derecho fundamental de los pueblos, es un derecho fundamental también del pueblo cubano. El pueblo cubano merece que se le respeten sus derechos al igual que todos los ciudadanos de las Américas.

Por mucho tiempo la comunidad internacional ha permitido la normalización de este sistema represivo y también ha permitido procurar permanentemente engañar políticamente en este hemisferio y en el mundo.

Los opresores han hecho creer al mundo que ellos son oprimidos, que sus supuestos esfuerzos diplomáticos han ayudado.

A pesar de un abominable historial en materia de derechos humanos, la dictadura cubana se aprovecha el lugar que ocupa ahora en el Consejo de Derechos Humanos, para defender incondicionalmente a los más nefastos violadores de derechos humanos en el mundo. En el propio territorio cubano el régimen oculta un esquema de detenciones arbitrarias, prisioneros políticos, torturas, accidentes y desapariciones.

Debemos hacer frente a quienes a sabiendas se esconden detrás de la falsa retórica del régimen. Debemos hacer frente a quienes tratan de utilizar una ideología en un esquema más opresivo, más ominoso, pero fundamentalmente más fracasado en el continente.

Un esquema que ha completamente destruido el aparato productivo. Un esquema que ha completamente destruido el sistema político y el sistema de derechos humanos. Un esquema en el cual cada uno se siente víctima y oprimido.

La revolución cubana está caracterizada por la avaricia de su casta dirigente, una casta dirigente parásita que no solamente chupa materia viva, chupa sangre de otros países como es el caso específicamente de las riquezas de Venezuela, como podría ser el caso de Bolivia.

También chupa la sangre de su propio pueblo oprimiéndolo y sacándole su propia ganancia y el propio fruto de su trabajo.

La revolución cubana está caracterizada por la avaricia de su casta dirigente cuyo único objetivo es mantenerse en el poder. Durante décadas, el régimen ha saqueado la riqueza del país, mientras que sus ciudadanos sufren las consecuencias políticas.

Con sus sistemáticas tácticas represivas, el régimen cubano ha logrado silenciar a cualquiera que se atreva a expresar opiniones contrarias a las posición oficial, pisoteando así los derechos humanos, acabando con el Estado de derecho y encarcelando a la gente por sus ideas políticas. Esto también se exporta, la polarización también se exporta, la violencia también se exporta.

También se exporta la estigmatización de quienes se oponen al régimen. Hace mucho tiempo que manifestamos nuestra voluntad de hablar con la verdad. Ha pasado un año desde que nos reunimos por primera vez en esta sala para escuchar las voces que se atrevieron a poner al descubierto al régimen más opresivo, más longevo que existe en nuestro continente y hoy somos testigos de la devastación y el caos que ha causado la conspiración cubana.

El propósito y relevancia de la OEA están estrechamente vinculados a nuestra voluntad de defender principios fundamentales. Valores vinculados a principios éticos y razón de ser de cualquier decisión o acción que se tome en esta Organización.

Negar, ignorar y apaciguar a las dictaduras no es una actitud propia de una Organización con principios. No es actitud propia de ninguna persona ni ningún sistema que quiera ser democrático.

Esta Organización y sus Estados Miembros tienen la obligación de salvaguardar esos principios, defender los derechos de sus pueblos: todos los pueblos de las Américas. Tenemos que decidir de qué lado estamos en esta batalla: es muy claro dónde está el oprimido, donde está el opresor, donde está el violador de derechos humanos y donde están las víctimas, donde está la libertad, donde está el autoritarismo. Es muy claro.

Como lo he venido diciendo, debemos ser la voz de aquellos que no la tienen, por eso se organiza este evento hoy aquí, para escuchar la voz de las víctimas de las “brigadas médicas cubanas”, para saber a ciencia cierta lo que significa esta realidad política, esta realidad económica, esta realidad opresiva y violadora de derechos humanos de las personas.

Mientras exista la dictadura cubana, seguirá existiendo la polarización en nuestro continente. Los pueblos seguirán sufriendo y serán afectando a otros países de la región.

El día en que liberemos a Cuba, ese será el día en que empecemos a lograr un continente, un hemisferio libre de dictaduras.

Esa es la razón que nos reúne hoy. No debemos permitir que se siga silenciando a las víctimas, sus vidas no se pueden perder en páginas de historias por imponer una verdad incómoda. Esas vidas significan que tenemos que hacer justicia hoy, donde sea y como sea.

Quiero agradecer a todos los oradores que hoy nos acompañan. Cada uno de ustedes ha demostrado valentía al defender los principios que defendemos, especialmente en sociedades libres donde se respetan los derechos humanos. Esos reflejos democráticos y esos reflejos de defensa de los derechos humanos que tienen ustedes son esenciales para un cambio en Cuba.

Gracias por enseñarnos con el ejemplo. Gracias por su disposición para compartir sus historias, aun a sabiendas del riesgo que esto supone para ustedes y sus familias. Son fuente de inspiración en nuestra lucha por democracias más fuertes y mejores, y no de modelos fracasados como el cubano.

Gracias.