Discursos y otros documentos del Secretario General

AL RECIBIR LA ORDEN DEL EXILIO VENEZOLANO "RÓMULO BETANCOURT"

13 de abril de 2017 - Miami, Florida

Salir de la patria por razones políticas, por no poder ejercer derechos tan básicos como la libertad de pensamiento. Querer ayudar a mejorar las cosas y no poder hacerlo por estar lejos…éstas son solo algunas de las frustraciones que el exiliado sufre. Rómulo Betancourt, demócrata Venezolano, orgullo latinoamericano, sufrió varias veces el exilio. Nos decía: “Escribo como pienso y como siento. Llevo a Venezuela en la sangre y en los huesos, me duelen sus dolores colectivos, y cuando se trata de hablar de ellos sería un farsante si jugara a la comedia de la imparcialidad”.

Amigos y amigas,

• En la adversidad, Betancourt nos mostró la tenacidad del exiliado que no deja de pensar y soñar un futuro mejor para su país.

Por ello es un honor para mí recibir de parte de la comunidad venezolana en el exilio esta Orden que lleva el nombre de uno de sus más destacados ciudadanos, Rómulo Betancourt.


El exilio venezolano parecía algo superado después de la transición democrática, un tema del pasado dictatorial. Lamentablemente está vigente. Hoy se constata cada vez más y en cada vez más países la presencia de venezolanos en el exilio escapando del régimen autoritario en el poder.

• El número de venezolanos solicitando asilo por razones políticas sigue aumentando. En efecto, datos recientes nos muestran que los venezolanos están al frente en el número de solicitudes de asilo en los Estados Unidos. En 2016, 18.155 venezolanos presentaron solicitudes de asilo, un 150 por ciento más que 2015 y seis veces más el nivel observado en 2014.

• Meses de protestas y represión en 2014 resultaron en la salida de muchos venezolanos a otros países en busca del exilio. A pesar de la esperanza de haber logrado alternancia en la Asamblea Nacional en 2015, la crisis económica, social y humanitaria sumada a la pérdida de libertades fundamentales, las privaciones en el goce de los derechos civiles y políticos han resultado en un gran número de venezolanos dejando el país.

.Estos exiliados con frecuencia se encuentran ante la dificultad de poder lograr una plena inclusión en las sociedades que los reciben, no siempre tendrán acceso a un empleo digno, a la educación, y sufren el no poder estar con sus familias, con sus seres queridos, en su país.

• Y la situación de aquellos que se quedan es igual o más difícil.


• La Carta Democrática Interamericana les da el derecho a los venezolanos “de vivir en democracia” y le impone al Gobierno “la obligación de promoverla y defenderla”. Sin embargo, hoy en Venezuela no hay libertades políticas, no hay independencia entre los poderes del Estado. No existe el acceso ni el ejercicio del poder conforme al estado de derecho. No existe probidad republicana, no existe transparencia.

En Venezuela hoy hay escasez de medicamentos y equipos médicos de 80 por ciento , una deuda externa de 13 mil millones de dólares equivalente a 6 años de exportaciones de petróleo, un 85 por ciento de la población afectada por la malnutrición y niveles de pobreza en 76 por ciento niveles de corrupción incomparables en el resto del continente, s sólo por mencionar algunos indicadores que están constatados en nuestros informes.

La persecución política es pan de cada día. Existen cada vez más presos políticos en Venezuela. Las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia consolidaron lo que ya estaba en los hechos: un quiebre democrático, un atentando a la constitucionalidad en Venezuela.

La represión a las actuales marchas y protestas pacíficas, la inhabilitación de candidatos son ejemplos de acciones propias de una dictadura.

• La tarea que sigue es ardua, y como defensor de los valores de la democracia y los derechos humanos, Venezuela puede tener en el Secretario General y en la Organización de los Estados Americanos un aliado más para lograr el retorno a la democracia.

• Me siento honrado de recibir este reconocimiento, y de asociar mi gestión al nombre de un gran demócrata como lo fue Rómulo Betancourt. Agradezco también el haber sido honrado con las llaves de la ciudad de El Doral.
Como Betancourt, y como latinoamericano y demócrata que soy, sufro también los dolores de Venezuela.

Sufro como cada uno de los venezolanos que están acá y los que están allá. Un régimen que tiene las manos manchadas de sangre. Un régimen que se ha cobrado vidas en el acto más supremo de injusticia, porque la vida definitivamente no es una moneda a cambio de nada. La vida cuando se pierde en la lucha por la libertad, definitivamente demuestra los niveles de injusticia y de tiranía que existe en el país.

Tiene que cesar ya la represión en Venezuela. Tienen que cesar ya las acciones criminales por las fuerzas llamadas del orden, pero son las fuerzas del caos y de la destrucción del país. Tienen que cesar ya las acciones homicidas de los paramilitares que se esconden en el nombre de colectivos. Tiene que cesar ya toda muerte en Venezuela, esas muertes injustas en la búsqueda de la democracia de un país que ya la tendría que tener asegurada.

Cada uno de nosotros tiene que alzar su voz. En el exilio, en las organizaciones internacionales, en todos los gobiernos de la región.

No se le puede pedir al régimen el menor sentido de impunidad respecto a los crímenes que está cometiendo contra su nación, contra su pueblo, el verdadero soberano del país.

• Muchas gracias por recibirme y por los honores conferidos. Muchas gracias por al afecto demostrado. Muchas gracias por la lucha día a día para recuperar la democracia en Venezuela.

Gracias