Discursos y otros documentos del Secretario General

"LA OEA Y LA DEMOCRACIA EN LASVAMÉRICAS" XIV CUMBRE LATINOAMERICANA DE MARKETING POLÍTICO Y GOBERNANZA

12 de abril de 2017 - Miami, Florida

" Cotejar con texto pronunciado*

• Las Américas sigue siendo la región que contiene la colección más grande de democracias en el mundo. A excepción de un par de casos, es un Hemisferio de casi mil millones de habitantes que viven bajo sistemas democráticos.


Amigas y amigos todos

• Lo anterior no significa que hemos ganado la batalla contra formas autoritarias de ejercer el poder en la región.

• Lo anterior tampoco significa que las democracias en América Latina estén exentas de fallas o déficits. Las tienen, y muchas - tanto estructurales como la falta de generar oportunidades de progreso para todos los ciudadanos, como coyunturales en la resolución de problemas cotidianos de la gente.

• La democracia es una tarea del perfeccionamiento continuo basada en el resguardo de los derechos humanos y las libertades individuales, la OEA tiene en esto un papel que cumplir.

• La OEA aglutina los principios y valores democráticos que los propios 34 Estados Miembros han hecho suyos en diferentes instrumentos interamericanos.

• La prueba más importante es que los Estados Miembros negociaron y firmaron voluntariamente la Carta Democrática Interamericana, la CDI en 2001, que es un elemento de identidad regional.

• La firma de la Carta dejó en evidencia que el compromiso incondicional con la democracia ha sido de nuestra propia elección.

• Es un compromiso incondicional porque las libertades fundamentales, los derechos humanos y la democracia no existen sólo cuando es conveniente. Deben imperar en todo momento.

• La defensa de la democracia se convierte en el mandato central de esta institución y el pilar fundacional de las relaciones internacionales en el Hemisferio.

• El artículo 1 de la Carta Democrática obliga a los estados a promover y defender la democracia. Por consiguiente, los líderes que no protegen ese derecho a la democracia pierden su legitimidad para gobernar.

• La Carta también define claramente los elementos esenciales de la democracia,como por ejemplo: el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos.

• Adicionalmente, la Carta de la OEA, en su artículo 1, nos recuerda que el multilateralismo forjado en nuestra Organización, tiene su base y sustento en el pueblo, en cada uno de los americanos y las americanas del continente –los Estados firmaron la Carta hace casi 70 años (en 2018 es el aniversario) “en nombre de sus pueblos”.

• También nuestro sistema interamericano cuenta con la Convención Americana de Derechos Humanos, instrumento esencial que sustenta los estándares, principios y valores en materia de derechos humanos para los países que lo han ratificado.

• Reitero que las Cartas y Convenciones de esta Institución no fueron concebidas para acumular polvo en los archivos; fueron creadas para defender nuestros derechos, derechos que pertenecen al pueblo.

• Nuestra responsabilidad es asegurarnos de que los derechos consagrados en todos esos convenios internacionales estén al alcance de todos los ciudadanos de la región. Debemos asegurarnos de que haya más democracia, más derechos, más seguridad y más prosperidad para todos y todas.

• Mi responsabilidad como Secretario General no es abogar por un gobierno, partido político o fuerza de oposición en particular. Nuestra responsabilidad es defender los principios que encarna esta institución para beneficio de los pueblos del continente.

• En primero lugar están estos principios y valores interamericanos compartidos, y no los intereses políticos particulares.

• Ahora bien, los principios y valores compartidos no bastan si no se practican.

• La actual coyuntura geopolítica regional pone a prueba los principios y valores que profesamos, y exige tomar una posición ética y moral en la práctica, no solo en papel.

• Algunos de los desafíos éticos y estructurales que deben ser atendidos con urgencia, pues hacen a la esencia misma del sistema son:
1. la corrupción – que afecta la confianza en el sistema.
2. la desafección y desconfianza de la ciudadanía hacia la política;
3. la brecha de oportunidades – con instituciones y estructuras que perpetúan la exclusión.

• Frente a la corrupción Tolerancia Cero seguirá siendo nuestro lema.
• Es necesario fomentar la integridad, la transparencia y la rendición de cuentas y la evolución más allá de prácticas clientelares para profundizar el ejercicio ético de la democracia.

• Muchos casos recientes de corrupción de alto perfil, con tratamiento diferencial ante la Justicia, fomentan la percepción de desigualdad y tienen un claro impacto negativo en la percepción de la democracia.

• El delito siempre ha existido, lo que no se puede tolerar es la impunidad.

• En términos de desafección con la política:
• Observamos una erosión de los mecanismos para el ejercicio de la democracia: con elecciones, no alcanza.

• Puede que haya un mayor pragmatismo ciudadano a la hora de emitir el voto e interactuar con las autoridades, pero los mecanismos institucionales son imperfectos para canalizar preferencias complejas y heterogéneas.

• Además, estamos frente a un claro crecimiento de la democracia digital y el uso de redes sociales como mecanismo de participación, a veces más constructivo y otras veces no.

• Pero, la exclusión y desigualdad de oportunidades de progreso, es uno de los factores que más alimentan el desencanto con la democracia.
• Observamos, sobre todas las cosas, una necesidad creciente de extender un ágora incluyente para facilitar una participación ciudadana significativa que nos permita mejorar los mecanismos de representación política.

• El sistema democrático debe poder articular las diferentes demandas de los ciudadanos en sus vidas cotidianas. No las de los más poderosos. Sino las de todos, para que realmente se trate de una democracia incluyente.

• Si no damos acceso igualitario a más derechos para más gente—si mantenemos a las sociedades de América Latina entre las más desiguales del mundo—nunca podremos lograr un desarrollo integral que resulte en el bienestar común, con justicia e inclusión social.

• Si no damos acceso igualitario a más derechos para más gente—si las vidas de unos valen más que las vidas de otros—nunca podremos dar respuestas eficaces a amenazas a la seguridad multidimensional, que requieren un enfoque holístico.

• Si no damos acceso igualitario a más derechos para más gente—si los sistemas de gobierno perpetúan la exclusión y privan de derecho a voz y a participación política a sectores de nuestras sociedades—nunca podremos lograr un fortalecimiento sustantivo y sostenible de la democracia hemisférica.

• De la democracia esperamos más y exigimos más. Los ciudadanos y ciudadanas de las Américas quieren más oportunidades de progreso. Quieren que el terreno de juego no esté siempre desnivelado a favor de las élites.


• La consigna que hemos enarbolado desde la OEA de más derechos para más personas, es más que un eslogan, es una forma de pensar la democracia; los retos de la democracia se resuelven con más democracia, más participación, más inclusión.

• En este contexto, el papel de foros multilaterales como la OEA se vuelve todavía más relevante porque representa la vía de interlocución y diálogo hemisférico formal.

• La OEA es un espacio natural para fomentar una cultura de entendimiento y consensos – especialmente para desafíos hemisféricos compartidos.

• Seguiré convencido de que la OEA, debe defender los valores y principios democráticos compartidos en el Sistema Interamericano y que no puede ser neutral.

• Como Secretario General, debo representar a los Gobiernos pero también debo representar a la oposición. Debo ser la voz de aquellos que no la tienen, de los más discriminados. Debo ser la voz de quienes sufren la desigualdad y la falta de protección de sus derechos, y debo ser el más aguerrido defensor de esos derechos.

• Debemos declarar abiertamente y públicamente nuestro compromiso con nuestros principios. La OEA nunca puede ser utilizada como instrumento para silenciar a la sociedad civil que valientemente defiende los derechos humanos, especialmente los de los más vulnerables.

• No olvidemos que son los ciudadanos y las ciudadanas a quienes nos debemos – las personas tienen la posición más importante en una democracia, y deberían ser los actores más respetados de un sistema político.

• Continuemos construyendo la democracia, desde todos los espacios de la sociedad, y desde cada espacio de lucha, para lograr una mayor igualdad para nuestros pueblos.

Muchas gracias