Discursos y otros documentos del Secretario General

“DEMOCRACIA EN LAS AMÉRICAS”

16 de marzo de 2016 - Buenos Aires, Argentina

Exposición ante el Congreso Mundial Judío

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La democracia en la Américas enfrenta una compleja serie de desafíos: existe una gran desafección y desconfianza de la ciudadanía con los operadores de la democracia – los partidos políticos y la clase política. Una rebelión contra el estatus quo y las elites que lo representan parece tener lugar en nuestro hemisferio desde el norte hasta el sur. Como Secretario General de la OEA, apoyar a los Estados Miembros -y en particular a los Poderes Legislativos- en sus esfuerzos por acercar a la ciudadanía a la democracia, al ejercicio de la política, la tolerancia y la búsqueda de consensus.

Amigas y Amigos,

• Vivimos en un continente donde la democracia es concebida como la mejor forma de gobierno, como el sistema ideal para resolver de forma pacífica las disputas en la sociedad.

• Pero no estamos viviendo tampoco en una burbuja. Las fuerzas de la intolerancia y el fanatismo operan a nivel global y nosotros en las Américas, tenemos que estar vigilantes ante cualquier brote instigado desde fuera de nuestra región.

• A pesar de que la interconectividad que vivimos a nivel mundial tiene predominantemente aspectos positivos para el desarrollo, también es usada por quienes promueven el conflicto permanente, salvajes asesinatos de corte medioeval supuestamente guiados por una religión, como el Islam, que está totalmente alejada de dichas prácticas.

• En días pasados, ocurrió un crimen en mi país, y en particular en el departamento donde nací, Paysandú, que es totalmente ajeno a los valores nacionales del Uruguay. Un dirigente de la comunidad judía y conocido comerciante, fue asesinado por detrás a cuchillazos por un asesino que dijo lo hacía en nombre de Ala, tras ser detenido por fuerzas policiales.

• Condenamos enérgicamente este hecho la semana pasada e instamos a cerrarle el paso a cualquier intento de exportar a nuestra región, este tipo de barbarie.

Amigas, Amigos, permítanme ahora volver a mi tema original.

• La democracia evoluciona en la medida que la ciudadanía participe y juegue un papel protagónico a la hora de tomar las decisiones que afecten su futuro. Es un sistema que se construye día a a día, con la participación ciudadana y no solamente cada cinco o cuatro años a la hora de votar.

• Es cierto que esa fase de la operación democrática o sea los procesos electorales en nuestro continente, son más limpios, más transparentes, menos cuestionados, pero al mismo tiempo la desconfianza ciudadana sobre la labor de los elegidos es alta y las percepciones o la realidad, de demandas insatisfechas se acrecienta generando una brecha entre lo que la ciudadanía aspira y lo que el sistema entrega como resultados tangibles.

• El surgimiento generalizado de los “outsiders” de la política, que cuestionando el estatus-quo se levantan contra la clase política tradicional se verifica en todo el continente, desde los Estados Unidos, pasando por Centro y Sur América.

• Y se trata de un proceso sin un claro signo de carácter ideológico, ya que golpea por igual a sistemas políticos de signo de izquierda o de derecha. Es una suerte de castigo ante las grandes expectativas de la gente, que no siente que fueron correspondidas.

• Y es que a pesar de los grandes éxitos económicos y sociales logrados en la década de oro, hasta 2012 aproximadamente, donde por primera vez en la historia la clase media llego a superar al número de pobres en América Latina y el Caribe, la gente quiere continuidad, sostenibilidad y más equidad. No olvidemos que partíamos de una base de injusticia social extrema.

• Parte de estos problemas surgen como resultado natural de las condiciones y características de la historia de nuestros Estados y de las relaciones entre nuestros Estados. Nos ha costado revertir las páginas más oscuras de nuestra historia, el conjunto de países del hemisferio ha tenido dificultades en impulsar la acción de nuestras diferencias.

• La participación igualitaria de todos los países de las Américas, marca nuestras responsabilidades como sociedad de naciones y esas no pueden ser soslayadas, deben servir como impulso para la acción en los principios esenciales que defendemos, especialmente los de democracia, derechos humanos, seguridad y desarrollo, frente a los problemas principales que debemos atacar: la desigualdad, la pobreza, la violencia.

• Los valores éticos y morales que expresamos no significan nada si no hacemos nada al respecto, lo que se denomina el “imperativo categórico” de Kant, “ejercer el deber ser”. No la estética de la política, sino la ética de la política. Tenemos que estar a la vanguardia en la lucha por la democracia, entendida no como ejercicio electoral, sino como el ejercicio pleno de derechos civiles y políticos en cada día, ante cada problema, ante cada tema de nuestra ciudadanía.

• Si no luchamos cada día y sin tregua contra la corrupción, contra la intolerancia y el fanatismo, las provocaciones del futuro para nuestro desarrollo y resolvemos las enormes desigualdades en acceso a derecho que tiene el continente; si no aceptamos que las mayores deficiencias en este continente, están dadas por el crimen organizado y que eso nos cuesta miles y miles de muertes cada año y que necesitamos soluciones al respecto ya ;

• Los valores democráticos no significan nada si no hacemos nuestra a Berta Cáceres y su lucha por la igualdad de los millones de indígenas de nuestro continente; si no entendemos que su asesinato es la muerte de todos nosotros, porque la misma pretende que su lucha termine, pretende esconder tanta miseria, tanto asesinato y tanta violación de derechos humanos;

• Tampoco significan nada si no hacemos nuestro el asesinato de David Fremd, víctima del fanatismo religioso y la barbarie

• No significan nada si no hacemos nuestra la situación humanitaria hoy del pueblo de Venezuela, desprovisto de alimentos y medicinas, ese pueblo golpeado por la falta de diálogo, su sistema político y la falta de equilibrio entre los poderes del Estado, conscientes que lo que faltan son soluciones concretas y reales.

• Nuestros valores no significan nada si no entendemos que los derechos de cada migrante son nuestros propios derechos, que las murallas nunca han significado la fortaleza en ningún imperio, sino una muestra clara de debilidad; si no hacemos nuestra la paz en Colombia y asumimos la responsabilidad de la justicia, la reinserción de los combatientes y la reparación de las víctimas.

• Esos mismos valores no significan nada si no hacemos nuestra la prisión de cada preso político en el continente, sea estudiante o sea político con nombre y apellido y con reputación y que ha andado por los caminos de la gestión. Eso definitivamente significa la criminalización de la protesta y la intimidación de la disidencia. La prisión de cada preso político significa la prisión de nuestros propios derechos políticos.

• Los valores no significan nada si no hacemos nuestra la condición de la mujer, quien es fundamentalmente la que sufre la violencia del continente, la injusticia del continente, el desempleo y la pobreza del continente; la condición de las personas con las capacidades diferentes, los afrodescendientes, las personas LGTBI, si no asumimos la pobreza de millones en nuestro continente, la desnutrición infantil respecto a la cual debemos hacer y hacer; la de millones de pobres para resolver sus necesidades, es decir, derechos de trabajo, vivienda, dignidad, educación, la felicidad de hombres y mujeres concretas. Somos pobres cuando no se nos respetan o no respetamos esos derechos.

La corrupción y la desafección ciudadana
Amigas y Amigos, dos palabras sobre un flagelo que golpea nuestras sociedades…

• La corrupción erosiona el sistema democrático y aleja a la ciudadanía del sistema democrático y especialmente a los jóvenes. No se puede tolerar. La OEA, a partir de la Convención Interamericana contra la Corrupción, cuenta con una institucionalidad que pone al servicio de los países en esta lucha.

• No importa cuántas reformas o acuerdos logre la clase política a favor de la ciudadanía, si la clase política no muestra señales que lucha genuinamente contra la corrupción y la impunidad, la desafección continuará.

• Sin duda, la corrupción y colusión de intereses, es una de las causas principales de la desafección ciudadana con el sistema político y la crisis de representación.

• La corrupción y la impunidad no pasan desapercibidas hoy. Es que en el mundo de la comunicación al instante y de las redes sociales todo se sabe al final y es bueno que ello sea así.

• La transparencia, la probidad, la ética republicana de gobierno son aspectos esenciales que devuelven a la gente la confianza en que la política puede cambiar el mundo para bien.

• En cambio la colusión del dinero con la política, no hacen otra cosa que aumentar la desconfianza en los políticos y promueven alternativas anti sistema que no le hacen bien a la democracia

• Lo esencial es fortalecer las instituciones de manera que los actos irregulares sean sancionados. El delito siempre ha existido, lo que no se puede tolerar es la impunidad.

• Frente a la corrupción “Tolerancia Cero” seguirá siendo nuestro lema. En este terreno queremos reconocer la voluntad política demostrada por la Presidenta Bachelet en generar reformas institucionales para el combate a la corrupción en Chile.

• Por nuestra parte, empezamos a trabajar en el terreno en Honduras de una misión especial de la OEA dirigida a abatir la corrupción y la impunidad reinante y transformar el actual sistema de justicia en uno que realmente sirva a los intereses del pueblo hondureño, ya harto de tanta corrupción. La misión especial de la OEA, la llamada MACCIH, integrada con juristas internacionales de vasta experiencia certificara a jueces y fiscales hondureños que actuaran en los casos de corrupción y colaborara activamente en el desmantelamiento de las redes de corrupción.


Concluyendo,
Amigas y Amigos

• Los desafíos que tenemos por delante nos exigen defender la democracia como sistema, pero más aún, como forma de vida.

• Algunos de los retos que enfrentamos son herencia de los regímenes autoritarios. Otros han surgido del propio éxito de la democracia, del aumento de las demandas sociales, económicas, culturales y ambientales. De la democracia esperamos más y exigimos más. Los ciudadanos y ciudadanas de las Américas quieren más oportunidades de progreso. Quieren que el terreno de juego no esté siempre desnivelado a favor de las elites. Las oportunidades tienen que llegar a todos.

• El sistema democrático debe poder articular las diferentes demandas de los ciudadanos, no las de los más poderosos solamente, sino las de realmente todos para que de esa forma, todos sean parte del sistema.

• La consigna que hemos enarbolado desde la OEA de Más derechos para más personas, es más que un eslogan, es una forma de pensar la democracia; los retos de la democracia se resuelven con más democracia, más participación, más inclusión.

• La OEA aspira a ser la fuerza de la democracia y de la ampliación de las libertades y DDHH en las Américas. Respecto a estos principios, no hay un camino de neutralidad, no hay una variedad de grises. Tampoco hay costos tan grandes que inhiban el defender estos principios. No al menos durante mi mandato como Secretario General.

• A ustedes les consta que así lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo.

• No exigimos menos de la democracia y para ello contamos con el compromiso de los Estados miembros de la Organización y una serie de instrumentos interamericanos incluyendo la Carta Democrática Interamericana que cumplirá 15 años de su adopción en septiembre de 2016.

• La OEA del Siglo XXI, al servicio de las Américas, debe ser la fuerza para la profundización de la democracia continental, promoviendo oportunidades para todos los ciudadanos, independientemente de su origen social, el género, la raza, el lugar donde haya nacido o su orientación sexual.

• Los ciudadanos de este hemisferio le han dicho NO a las barreras que han frenado su progreso y claman por un futuro de igualdad de oportunidades.

MUCHAS GRACIAS