- English
- Español
Concrete, from a 1805 soapstone original, h. 8 feet, by “o Aleijadinho,” Antonio Francisco Lisboa (Brazil). Dedicated in 1962. Gift of the Government of Brazil.
Bronze, h. 2 feet, by Manuel de la Fuente (Venezuela). Dedicated on February 8, 1989. Gift from the Government of Venezuela.
An Inuksuk is a northern stone land marker used by the Inuit for navigation, communication and to mark hunting and fishing grounds; it symbolizes the traditional Inuit way of life.
Canada presented this Inuksuk to the Organization of American States to commemorate the 20th anniversary of its membership to the OAS and to underscore its commitment to the peoples of the Hemisphere. This Inuksuk was built in April 2010 by Nunavut artist Peter Irniq.
Bronze, h. 2 feet, by Juan José Sicre (Cuba). Dedicated in 1979. Gift of the Government of Venezuela.
Bronze, h. 3.5 feet, by Émile Antoine Bourdelle (France). Dedicated on April 20, 1987. Gift of Simon Daro Dawidowicz.
The east side of the Hall of the Americas has ample ceremonial stairs with marble steps that descend along either side and, after a half turn, connect to a spacious flagstone-paved terrace enclosed by a balustrade. The terrace spills directly into the Aztec Garden whose central feature is a long reflecting pool flanked by lawns and hedges. At the west of the pool is a five-foot-high stone sculpture of Xochipilli—the Aztec god of flowers believed to have the power to grant or withhold fertility and good harvests—who sits cross-legged on a pedestal. As a backdrop and terminus to the Aztec Garden is the enclosed loggia of the Pan American Annex pavilion, which is now part of the Art Museum of the Americas.
The arrival of the stairs that descend from the Hall of the Americas, on either side of the main terrace, is marked by lofty bronze lanterns, each ten feet tall. The lanterns are crowned by an eagle and are chased with intricate designs that incorporate intertwined serpents and other motifs from the native peoples of the region. A small equestrian sculpture of the Liberator Simón Bolívar stands in the center of the terrace.
Bronze with gray granite pedestal, h. 2.25 feet, by Galvarino Ponce (Chile). Dedicated on November 21, 1981. Gift of the Government of Chile.
The “Poets’Bench” is an invitation to the thousands of men and women from all latitudes who visit each day Washington, D.C., to learn more about the women and men of letters of the region. It was inaugurated on January 31, 2014, at the request of the Permanent Mission of Chile to the OAS.
Bronze with gray granite pedestal, h. 2.25 feet, by Galvarino Ponce (Chile). Dedicated on November 21, 1980. Gift of the Government of Chile. The monument to the laureate of the Nobel Prize in Literature was inaugurated on January 31, 2014 at the request of the Permanent Mission of Chile to the OAS.
Bronze, h. 2 feet, by Juan José Sicre (Cuba). Dedicated in December 1967 to commemorate the 75th anniversary of the inter-American system. Commissioned by the OAS Permanent Council.
Amerigo Vespucci (1454-1512). A merchant and cosmographer born in Florence and naturalized Castilian in 1505, he participated in at least two exploratory voyages to the continent referred to by Europeans as the “New World,” today called—in his honor—the Americas. Between 1503 and 1505, Vespucci published Mundus Novus and the Letter to Soderini, which establish his leading role in the discovery of America and its identification as a new continent. Thus, cartographer Martin Waldseemüller, in his 1507 map, used the word “America” in tribute to Vespucci to name the New World encountered by Europeans.
Bronze, h. 3.5 feet, by Beatriz Caro (Mexico). Dedicated on April 18, 1977. Gift of the Union of Women Journalists and Writers of Mexico.
Work by José Toledo (Guatemala), 2014.
Bronze cast using the lost-wax process, h. 8.5 feet, by José Luis Sánchez (Spain). Isabella, also called the Catholic, sponsored navigator Christopher Columbus in his quest for the West Indies, which led to the discovery of America by Europeans and the encounter of two worlds. Gift of the Instituto de Cultura Hispánica, Madrid.
Bronze, on high-relief panel mounted on slab, h. 2.5 feet, by Juan José Sicre (Cuba). Dedicated on January 18, 1967, on the 100th anniversary of Darío’s birth. Commissioned by the OAS Permanent Council.
President of Ecuador (1842-1912). Illustrious Americanist, champion of civil liberties, and civil rights advocate. Work donated by the Government of Ecuador, the Association of Ecuadorian Ladies in Washington, and the Federation of Ecuadorian Entities Abroad.
Bronze (duplicate of a 1945 work), h. 3 feet, by Bryant Baker (USA). Dedicated on April 14, 1956, to commemorate Cordell Hull’s historic role as promoter of the inter-American system. Commissioned by the OAS Permanent Council.
On the House of the Americas’ perimeter grounds, there are 16 sculptures representing kings, heroes of independence, poets, leaders, thinkers, writers and others who in one way or another have marked the destiny and defined the characteristics of the vast and extensive Western Hemisphere where nearly one billion people live.
El predio de la Casa de las Américas, sede actual de la Organización de los Estados Americanos (OEA), fue adquirido en 1907 por la Junta Directiva de la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas, que por entonces era la Secretaría de la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, fundada en 1889; y que antecedió a la Unión Panamericana, fundada en 1910, que a su vez precedió a la OEA, cuya fundación fue en 1948.
Concebida como tributo a las numerosas culturas del Nuevo Mundo, la arquitectura beaux-arts de la Casa de las Américas es única por cuanto imprime a su modelo renacentista europeo un vocabulario arquitectónico hondamente enraizado en las tradiciones americanas. Su planta rectangular, organizada en torno a un patio central, reconoce sus orígenes en los diseños históricos de la antigua Grecia y Toma, más tarde depurados en la región mediterránea y de las Américas.
El majestuoso edificio de dos plantas se destaca en la esquina prominente del predio, con paredes exteriores de mármol de Georgia color blanco con vetas azules y un techo a dos aguas proyectado, de tejas de cerámica roja. Su fachada principal, orientada al Oeste, sobre la Calle 17, está articulada por órdenes corintios clásicos que destacan la triple arcada de que forman una entrada monumental. Los arcos están modulados por pilastras de capiteles ricamente ornamentados que sostienen un entablado intrincado de ménsulas, dentículos, modillones y otras decoraciones clásicas que, aunque típicas del estilo, utilizan motivos americanos. La importancia plástica de esta porción de la fachada central está realzada por altos pabellones de mármol que marcan cada extremo.
Además de los ornamentos botánicos corintios, la fachada de la Casa de las Américas incorpora numerosos elementos decorativos esculturales que simbolizan el objetivo de entendimiento y cooperación hemisféricos entre los países miembros de la OEA. Este programa ornamental incluye el uso reiterado de motivos, como la paz entre los países de las Américas, simbolizada por letras “P” y “A”, a veces entrelazadas; la estrella, elemento que figura en los símbolos nacionales de muchas naciones americanas, y la figura femenina de la paz, que aparece en cada capitel de pilastra, entre las clásicas hojas de acantos.
Entre las esculturas decorativas sobresalen dos grupos de tamaño mayor que el natural que, sobre pedestales que se elevan en la base de los pabellones laterales, flanquean la arcada de la entrada. Cada escultura es la figura de una mujer y de un joven que representan, respectivamente, los continentes norte y sur del Hemisferio Occidental. La que simboliza a Norteamérica está a la derecha, o al norte, y es obra de Gutzon Borglum; la que representa a Sudamérica, a la izquierda, o a l sur, es obra de Isidore Konti. La antorcha y la rama de olivo sostenidas en los alto pro las figuras femeninas de ambos costados representan el anhelo de sabiduría y paz, valores en que se asientan los principios del sistema interamericano. Los jóvenes protegidos por cada mujer simbolizan la juventud de los continentes y la promesa de futuro, sugerida por las alas en los tobillos y en las sienes del joven norteamericano y por la esfera que sostiene el joven sudamericano. En este último, el papagayo y la vegetación exuberante simbolizan la riqueza de Sudamérica en recursos naturales. Del lado norteamericano, la pequeña rueda mecánica y otras herramientas son alegorías de los albores industriales del continente norte.
El acceso de la calle al edificio está marcado por grandes antorchas de bronce que montan guardia a cada lado del primero de los dos tramos de la escalinata ceremonial de mármol que asciende a las tres grandes entradas en el arco del edificio, donde, como ornamentación en la piedra angular de cada arco, luce la letra “A”, que significa América. Las aberturas en arco presentan un extraordinario entramado ornamental inspirado directamente en el enrejado de la Catedral de Zaragoza, España. Al igual que el resto de la fachada, mucho de los detalles, que incluyen representaciones del águila y el cóndor que se miran cara a cara sobre el trazo elaborado de una letra “A”, rinden homenaje a las tradiciones culturales de Norteamérica y América Latina.
Sobre la entrada, inscrita centrada en el friso, luce una contrastante placa de mármol con el nombre de Organización, que en 1948, con la adopción de su Carta, fue cambiado a Organization of American States. A ambos extremos del friso aparecen paneles en relieve en los que predomina la figura de un niño y que representan respectivamente las raíces americanas nativas del Hemisferio y sus antecedentes europeos. Esculpidos por Isidore Konti, junto con los seis capiteles de las pilastras que están por debajo, cada panel muestra una figura sentada con una nutrida cornucopia, en referencia a la abundancia de recursos naturales de las Américas.
También obra de Konti e inscrito en los pabellones altos, encima de los grupos esculturales alegóricos, pueden verse dos paneles en altorrelieve que captan momentos importantes de la historia de Norteamérica y Sudamérica. En el panel sur, se ve una representación del encuentro de Guayaquil, en julio de 1822, entre el Libertador Simón Bolívar y el General José de San Martín, única reunión de estos dos héroes de la lucha por la independencia sudamericana. El panel norte muestra a George Washington despidiendo a sus generales al concluir la Revolución Americana y desbandarse las tropas del ejército continental.
Sobre el tejado, coronando la composición de la fachada central, se aprecia una balaustrada continua en mármol, cuyo ritmo es periódicamente interrumpido por sólidos dados del mismo material. En los altos del tejado, flamea la bandera de la OEA, como armonioso elemento que se integra a la silueta de la ciudad de Washington, DC.