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2. Financiamiento

En el Plan de Acción se propone una movilización de recursos financieros acorde con los compromisos asumidos en la Cumbre de Río. También se establece que esos recursos deben complementarse con mecanismos de financiamiento innovadores, y se destaca la importancia de los organismos e instituciones financieras internacionales para respaldar los esfuerzos del hemisferio.

· En Santa Cruz se exhortó a la OEA a ayudar a identificar vías y medios para reforzar el financiamiento público y privado de un desarrollo sostenible del hemisferio. El BID, el PNUD, el Banco Mundial y la CEPAL fueron algunas de las instituciones hemisféricas e internacionales a las que se solicitó ayuda a esos efectos. Con esos fines se estableció un grupo de trabajo con la participación de la OEA, el BID, el PNUD, el Banco Mundial, la CEPAL y la CAF. En 1998 se realizará una reunión técnica sobre financiamiento de un desarrollo sostenible.

· Se han hecho esfuerzos por atraer capital privado para programas y proyectos patrocinados por organismos internacionales. La Secretaría de la OEA ha establecido el Fondo (Trust) para las Américas, fundación que tratará de movilizar recursos provenientes del sector privado para actividades vinculadas con lo decidido en las reuniones de la Cumbre. También trabajará en estrecha relación con fundaciones del hemisferio para facilitar una labor que complemente las actividades de seguimiento de las Cumbres, según lo establecido en el "Plan Estratégico de Asociación para el Desarrollo 1997-2001" del CIDI. El Fondo hará hincapié en el desarrollo de los recursos humanos, el intercambio de información y las investigaciones interdisciplinarias, con un enfoque interamericano, para robustecer cualitativamente la cooperación técnica.

· El BID y 15 países de América Latina y el Caribe encabezados por Colombia han unido sus esfuerzos para crear el Fondo Regional para la Agricultura, que es una fundación para financiar investigaciones agrícolas estratégicas altamente prioritarias. Además, el Banco considera la posibilidad de establecer una Fundación de las Américas para proporcionar apoyo financiero a iniciativas de la sociedad civil en América Latina y el Caribe.

· En los años noventa pueden identificarse varias tendencias importantes en materia de financiamiento del desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe. El aumento del interés y de las actividades referentes a la creación de mecanismos de financiamiento interno e internacional innovadores han llevado a reducir los daños sufridos por el medio ambiente y el uso de subsidios económicamente distorsivos, y a hacer mayor uso de cargos ambientales, tasas de usuarios, y, en unos pocos casos, programas de canje de emisiones.

· Las corrientes de recursos financieros privados externos han aumentado. Los fondos privados de ese género se han convertido en la principal fuente de capital para muchos países de la región. No obstante, es difícil determinar sus repercusiones netas sobre el desarrollo sostenible.

· La pesada carga de la deuda ha sido uno de los principales obstáculos al desarrollo sostenible. Aunque la situación de la deuda de los países de ingreso medio ha mejorado considerablemente en conjunto, y muchos de esos países han reingresado a los mercados internacionales de capital, los países pobres muy endeudados siguen soportando la dura carga del servicio de la deuda externa, pese a los esfuerzos internacionales realizados durante una década. El problema ha sido atendido mediante una iniciativa del Banco Mundial y el FMI encaminada a reducir la carga de su deuda, llevándola a niveles sostenibles, y a completar un proceso de reprogramación a lo largo de seis años.

Como las corrientes de recursos financieros privados se han convertido en la principal fuente de capital para muchos países de la región, ha aumentado la importancia de las políticas que dan lugar a un entorno macroeconómico estable, leyes y administración pública transparentes y justas, un comercio exterior abierto y normas nítidas en materia de inversiones, así como una infraestructura y recursos humanos adecuados, ya que son determinantes clave de las corrientes de capital privadas externas. Los países deben canalizar corrientes financieras de modo de promover un desarrollo sostenible a través de políticas sociales y ambientales bien concebidas, en lugar de limitarse a procurar un crecimiento económico no sostenible, de corto plazo. Debería incrementarse la asistencia financiera internacional orientada hacia un desarrollo sostenible, y la misma, para ser plenamente eficaz, debería usarse en todos los casos en que fuera conveniente, para atraer inversiones privadas externas e internas compatibles con un desarrollo sostenible, especialmente en cuanto a la reducción de la pobreza.

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