OEA conmemora Carta Democrática

Conferencia examina Carta Democrática


Fortaleciendo el compromiso democrático (Versión en inglés)

La Carta Democrática Interamericana declara de manera simple y directa: “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”. En sus 28 artículos, este histórico documento, adoptado el 11 de septiembre de 2001, define la democracia y establece mecanismos para defenderla. La Carta Democrática otorga a los gobiernos del hemisferio un nuevo marco de acción colectiva para enfrentar los peligros que acechan a la democracia.

La Carta Democrática Interamericana es importante porque:

La Carta Democrática Interamericana fue formalmente aplicada por primera vez el pasado mes de abril, cuando la OEA condenó la "alteración del orden constitucional" que dejó temporalmente fuera del poder al Presidente Hugo Chávez. En agosto, el Consejo Permanente reiteró la disposición de la Organización de “brindar el apoyo y la ayuda que el gobierno de Venezuela requiera para la realización del proceso de diálogo y la consolidación de su proceso democrático”. Con tal fin, una misión conjunta de la OEA, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro Carter visitó Venezuela del 9 al 13 de septiembre, atendiendo a una invitación del gobierno y de los diversos sectores de la oposición agrupados en la Coordinadora Democrática.

La Carta Democrática además ha ayudado establecer pautas para las acciones de la comunidad hemisférica en Haití, donde la OEA ha emprendido una series de esfuerzos para poner fin al impase político y fortalecer la democracia. El 4 de septiembre, el Consejo Permanente adoptó una resolución estableciendo un nuevo marco de apoyo destinado a permitir que todas las fuerzas democráticas en Haití puedan expresarse y participar en el proceso político.

Evolución de la Carta

La propuesta inicial de la Carta Democrática Interamericana fue presentada por el gobierno del Perú, poco antes de la Tercera Cumbre de las Américas, celebrada en abril de 2001. En su Declaración de la ciudad de Quebec, los mandatarios del continente afirmaron que el compromiso compartido con la democracia y el estado de derecho es “una condición esencial” para la participación en el proceso de las Cumbres. Los líderes pusieron de relieve la necesidad de fortalecer la capacidad del hemisferio de responder ante situaciones que amenazan la democracia y encomendaron a sus cancilleres la redacción de una Carta Democrática “que refuerce los instrumentos de la OEA para la defensa activa de la democracia representativa”.

Luego de la Cumbre, representantes de los Estados miembros elaboraron un documento de trabajo que presentaron a consideración de la Asamblea General, reunida desde el 3 hasta el 5 de junio en San José, Costa Rica. La Asamblea General aprobó el borrador y encomendó al Consejo Permanente ampliarlo y reforzarlo para septiembre. Un grupo de trabajo del Consejo, encabezado por el Embajador de Colombia ante la OEA, Humberto de la Calle, negoció el texto final, tomando en cuenta opiniones escritas presentadas por gobiernos y ciudadanos de las naciones americanas. La OEA invitó a la sociedad civil a contribuir con ideas y opiniones a través de un portal electrónico creado para dicho propósito.

El Consejo Permanente aprobó el texto final, que fue presentado a los cancilleres de la región durante una sesión extraordinaria de la Asamblea General celebrada en Lima, Perú. El 11 de septiembre, el mismo día de los ataques terroristas contra los Estados Unidos, los 34 países democráticos de las Américas adoptaron la Carta Democrática Interamericana.

Historia: Defensa de la democracia


La Carta Democrática representa el paso más reciente en una larga tradición democrática en la OEA. La Carta de la OEA, adoptada en 1948, exhorta a los Estados miembros a “promover y consolidar la democracia representativa”. A través de los años, la OEA ha asumido un activo papel en la defensa de la democracia de los países miembros, respetando el principio de no intervención consagrado en su Carta. En 1991 adoptó la Resolución 1080 que, ante una interrupción de la democracia, prevé la convocatoria de una reunión inmediata de los ministros de relaciones exteriores del hemisferio para tomar decisiones relativas a acciones colectivas específicas. La Resolución 1080 ha sido un instrumento clave para controlar las diversas crisis democráticas del hemisferio y ha sido invocada en cuatro oportunidades: Haití (1991), Perú (1992), Guatemala (1993) y Paraguay (1996).

El Protocolo de Washington ofrece otra herramienta para la defensa de la democracia. En virtud del Protocolo, que introdujo reformas a la Carta de la OEA, la Organización tiene el derecho de suspender a cualquier Estado miembro cuyo gobierno democráticamente electo haya sido derrocado por la fuerza. El Protocolo de Washington entró en vigencia en septiembre de 1997, luego de la ratificación de dos tercios de los países signatarios.

La OEA además ha desarrollado un papel importante en la promoción de la democracia y en el fortalecimiento de instituciones y prácticas democráticas en los países del continente, a través de su Unidad para la Promoción de la Democracia (UPD), creada en 1991.

Carta Democrática Interamericana
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