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3. Llanura costera

.1 Ahuachapán
.2 Sonsonate (Río Grande - Río Banderas)
.3 Zacatecoluca (La Libertad-San Marcos)
.4 Usulután (San Marcos Lempa-Usulután)

Esta región se ha dividido en cuatro zonas:

Ahuachapán, Sonsonate, Zacatecoluca y Usulután.

.1 Ahuachapán

Esta zona agrícola comprende suelos de productividad variable, que depende, principalmente, de sus aptitudes para el riego. La clasificación climática de Köppen de "Sabana Tropical Caliente" indica claramente la necesidad de aplicar el regadío para la utilización agrícola de la zona. La topografía general de la zona es llana, y los materiales que la componen son sedimentos costeros que dan lugar a varios grupos de suelos con caracteres diversos.

En función del nivel de productividad de los suelos, la zona se ha dividido en dos subzonas, de alta y de baja productividad respectivamente.

.1 Suelos

Los suelos de esta zona corresponden a los Grandes Grupos de los Regosoles Aluviales, Regosoles y Latosoles Arcillo Rojizos.

a. Regosoles Aluviales

Predominan en la parte oriental de esta zona y varían considerablemente de un lugar a otro debido al espesor de los diversos estratos que componen el perfil del suelo. La textura predominante varía de franco a franco limosa sobre arenas pomecíticas. Debido a la baja posición y a su proximidad a los ríos y esteros, gran parte de estos suelos sufren de inundaciones periódicas o se mantienen en condiciones de mal drenaje.

b. Regosoles

Predominan también en la parte oriental; son planicies costeras sin disección y a nivel, con ligeras ondulaciones o bancos paralelos al mar. Las capas inferiores están compuestas de depósitos marinos arenosos. El drenaje varía de bueno a excesivo. Son suelos secos en la estación no lluviosa, profundos y moderadamente arenosos. Tienen horizontes superficiales de 30 a 50 cm de espesor, franco arenosos finos, muy friables, pulverulentos y de color pardo grisáceo muy oscuro. Los subsuelos, de igual espesor, son de textura franco arenosa fina a arena franca fina muy friable, de color pardo amarillento. Más abajo se encuentran estratos de origen marino de arena franca y arena fina, sueltos y de color pardo grisáceo. Hay ciertas inclusiones adyacentes a los esteros y canales con suelos muy húmedos, de textura franca y franco limosa hasta una profundidad de 75 cm sobre subsuelo de arena fina. Estos suelos son de baja capacidad de retención de agua y de moderada fertilidad.

c. Latosoles Arcillo Rojizos

Se encuentran al norte de la zona, en planicies de piedemonte, ligeramente onduladas y disectadas. Las capas inferiores de los suelos están compuestas por tobas y conglomerados cementados y poco intemperizados. El drenaje de estos campos es de moderado a bueno. Durante la época lluviosa permanecen húmedos, y en la época de sequía son muy secos. Cuando están húmedos son ligeramente cohesivos, y cuando se hallan secos son duros. Son suelos poco y moderadamente profundos y de fuerte desarrollo. Las capas superficiales son de textura franco arcillosa, de color variable entre marrón oscuro y muy oscuro, hasta unos 10 cm de profundidad. El subsuelo es de profundidad no mayor de 75 cm, de textura arcillosa, de color marrón rojizo oscuro y de estructura que varía de moderada a fuerte, en bloques medianos. Las capas inferiores se presentan con un horizonte transnacional de poco espesor, y están constituidos por tobas y conglomerados que se encuentran ligeramente fracturados e intemperizados. Las capas más profundas son más cementadas y sin fracturas. Por lo general todas estas capas inferiores tienen un color pardo grisáceo a amarillo rojizo, y presentan moteados oscuros en forma más superficial. Son suelos de moderada permeabilidad y fertilidad.

Los terrenos mejor drenados se utilizan para la producción de algodón, cereales y hortalizas, y los que tienen problemas de drenaje generalmente están utilizados en pastos naturales o en plantaciones de bananos. Estos terrenos, que se mantienen inundados, conservan buena humedad durante los primeros meses de la época seca; se usan para los cultivos de frijol, sandía, melón y ajonjolí.

.2 Capacidad productiva de la tierra

De acuerdo con la capacidad productiva de la tierra, en esta zona existen tres categorías: tierras aptas para la labranza intensiva; tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva, y tierras únicamente aptas para pastos y bosques.

a. Tierras aptas para la labranza intensiva

Existen 10114 hectáreas de estas tierras, localizadas principalmente en la planicie aluvial costera y en menor proporción en la planicie de piedemonte. Entre los cultivos que pueden plantarse en esta zona están el algodón, el maíz, el maicillo, el arroz, el maní, la soya, las hortalizas y los fríjoles. Estos cultivos son potencialmente adaptables, pero el cultivo continuado del algodón en algunas plantaciones de esta área tiene un efecto inmunizante en el control de plagas, y limita grandemente el rendimiento de los demás cultivos.

Estas tierras son de buena a moderada calidad y en su mayoría los cultivos sólo necesitan fertilizantes nitrogenados. Puede emplearse maquinaria agrícola, pero debe tenerse sumo cuidado al utilizarla. En lo posible debe evitarse arar, rastraer y cultivar a una misma profundidad, y nunca hay que hacerlo inmediatamente después de las lluvias para que no se formen estratos compactos. Estos estratos compactos llamados también "pisos de arado", imposibilitan el buen desarrollo radical de los cultivos para la absorción de nutrientes, lo que da como resultado una notable reducción en los rendimientos de las cosechas.

Es importante destacar la necesidad de emprender una campaña para la conservación de los suelos de esta región, ya que incluso las tierras de la Clase I están sufriendo procesos de erosión laminar y de escorrentía.

b. Tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva

Tienen una extensión de 3991 hectáreas que comprenden el 19.8 por ciento de la superficie total de la zona. Estas tierras están situadas principalmente en la planicie inclinada de piedemonte. El maíz y el maicillo son los cultivos que mejor se adaptan a estas tierras.

c. Tierras únicamente aptas para pastos y bosques naturales

Comprenden las Clases Va, Vas, Vías, Viles y VIIas. Las Clases Va y Vas tienen limitaciones a causa del mal drenaje o porque presentan muy grave peligro de erosión. Por medio del avenamiento podrían ser recuperadas para la Clase III. Su extensión es de 2968 hectáreas.

Las clases Vías y VIIas son tierras bastante limitadas en su uso como consecuencia del drenaje muy pobre y por las características desfavorables del suelo; comprenden una extensión de 3318 hectáreas.

Las tierras de Clase Viles son de utilidad restringida. Presentan peligro de erosión y tienen características desfavorables que las hacen aptas únicamente para la vegetación natural. Tienen una extensión de 624 hectáreas.

.2 Sonsonate (Río Grande - Río Banderas)

Esta zona tiene su mayor desarrollo lejos de la costa. Sus tierras son una consecuencia de la deposición aluvial de los numerosos ríos originados en las montañas, arriba de Sonsonate. La longitud es de aproximadamente 15 kilómetros, si se toman en cuenta las franjas del plan costero que se extienden al este de la zona.

La parte más conocida de esta sección es el abanico aluvial y casi a nivel situado entre el Río Grande de Sonsonate y el Río Ceniza. La topografía es plana, con pendientes menores del 2 por ciento. Las capas inferiores están compuestas por aluviones con textura franca de varios metros de profundidad, sobre conglomerados y tobas. El drenaje es de pobre a bueno. Hay áreas menores que se inundan durante la estación lluviosa.

Los suelos pertenecen a los Grandes Grupos de Regosoles y Regosoles Aluviales. Son suelos de textura moderadamente franca a franco limosa hasta unos 25 cm, de color pardo muy oscuro a pardo grisáceo muy oscuro.

Los subsuelos son comúnmente de franco a franco arcillosos hasta 100 cm de profundidad. Algunas áreas pequeñas tienen suelos franco arenosos. Son suelos permeables y de alta fertilidad.

Al este del río Ceniza, el abanico aluvial está interrumpido por cerros esparcidos en forma de pirámide, formándose una sucesión de valles y bajíos.

Las pendientes son variables, y por lo general son menores del 5 por ciento en los valles y bajíos, pero pasan del 30 por ciento en las partes alomadas. Las capas inferiores están constituidas por estratos conglomerados, tobas y lavas poco intemperizadas y duras.

El drenaje varía de bueno a algo pobre de acuerdo con la topografía y el tipo de suelo.

.1 Suelos

Corresponden a los Grandes Grupos de Latosoles Arcillo Rojizos y Grumosoles. Los primeros son los más extensos; se hallan en su mayoría en las lomas y faldas, y son de topografía convexa.

Son suelos que varían de superficiales a profundos, y tienen fuerte desarrollo. Las capas superficiales llegan hasta una profundidad de 20 cm; son franco arcillosos, de color pardo grisáceo muy oscuro a pardo muy oscuro, y de estructura moderada granular o en bloques subangulares finos. Los subsuelos son franco-arcillosos, de color pardo rojizo, de estructura fuerte en bloques subangulares, que presentan algunas películas de arcilla. Generalmente los subsuelos tienen espesores menores de 75 cm. Muchas veces reposan directamente sobre las capas inferiores duras formadas por tobas y conglomerados poco intemperizados. A veces, cuando no presentan una meteorización aparente, alcanzan profundidades mayores de dos metros. Estas capas presentan un color pardo amarillento y muestran muchos moteados amarillentos y grisáceos.

Los Grumosoles se encuentran en las cañadas y depresiones cóncavas; son muy arcillosos y plásticos, pegajosos y de color negro acromático; al secarse se contraen y agrietan; son suelos poco permeables, con alta capacidad de retención de agua y de difícil laboreo.

.2 Capacidad productiva de la tierra

De acuerdo con la capacidad productiva de la tierra, en esta zona existen también tres categorías: tierras aptas para la labranza intensiva; tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva, y tierras aptas únicamente para pastos y bosques.

Cuadro A.l Zona Ahuachapán Capacidad productiva de la tierra (Extensión en hectáreas)

Agrupación de las clases productivas según uso de la tierra

Tierras aptas para la labranza intensiva I-III

10039

Tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva IV

3991

Tierras únicamente aptas para pastos y bosques V-VII

14272

Cuadro A.2 Zona Río Grande - Río Banderas Capacidad productiva de la tierra (Extensión en hectáreas)

Agrupación de las clases productivas según uso de la tierra

Tierras aptas para la labranza intensiva I-III

19422

53.60 %

Tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva IV

9568

26.41

Tierras únicamente aptas para pastos y bosques V-VII

7242

19.99

Total

36232

100.00 %

a. Tierras aptas para la labranza intensiva

Existen 18915 hectáreas localizadas en el abanico aluvial de los ríos Sensunapán y Banderas. Entre los cultivos que se pueden plantar en estas tierras figuran la caña de azúcar, el algodón, el maíz, la soya, las hortalizas y los frijoles.

b. Tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva

Son las áreas de mayor pendiente y en las que el peligro de erosión es más grande. En estas tierras solo es posible producir cultivos intensivos anuales por medio de prácticas de conservación de suelos. Debido a que son terrenos muy pedregosos y de pendiente pronunciada, es casi imposible el empleo de maquinaria agrícola. Es más aconsejable el fomento de cultivos permanentes, especialmente pastos, frutales y forestales adaptados a la zona. Entre los cultivos anuales más aconsejables figura el maíz. Estas tierras necesitan prácticas muy intensivas de conservación de suelos.

El uso de riego está muy restringido, tanto por su pendiente como por el grave peligro de erosión.

c. Tierras aptas únicamente para pastos y bosques

Esta categoría está comprendida por las Clases Vs, Ves, VIIas, Viles, y VIIs.

Los suelos de la Clase Vs son por lo general muy pesados, y en invierno se inundan fácilmente.

En su estado actual pueden dedicarse solamente para pastos y bosques. Las actuales condiciones agrícolas y sus rendimientos mejorarían grandemente con prácticas muy intensivas de control de agua. Los pastos responderían muy bien al riego.

Las características desfavorables de los suelos dificultan su laboreo, y el uso actual de maquinaria está limitado. Comprenden una extensión de 5942 hectáreas.

Los terrenos de la Clase Ves son los que tienen las pendientes más pronunciadas, y a veces los suelos son muy pedregosos. Por ello es aconsejable utilizarlos con cultivos permanentes, como pastos y frutales, mediante métodos sencillos de conservación. Tienen una extensión de 6567 hectáreas.

La Clase VII as se encuentra en áreas bajas y adyacentes al mar; son áreas inundables por las mareas altas y cubiertas en su mayoría por mangle. Se incluyen canales estrechos y pequeñas áreas secas de playas arenosas de mar. Sus tierras son aptas únicamente para la producción de bosques salados. Lo más recomendable es evitar la tala irracional de los bosques existentes y aplicar un plan adecuado para el desarrollo de éstos. Comprenden una extensión de 435 hectáreas.

La Clase Viles son tierras muy pedregosas con pendientes muy pronunciadas. Son aptas únicamente para vegetación permanente, como pastos y bosques, empleando prácticas adecuadas de conservación de suelos. Las áreas de quebradas y de pendiente muy abrupta se pueden dedicar únicamente para vegetación natural. Esas tierras tienen una extensión de 165 hectáreas.

Las tierras de la Clase VIIs son muy pedregosas, y sus suelos muy pesados o superficiales. Por ello es aconsejable dejarlas para pastos u otros cultivos que soporten esas condiciones limitantes. Tienen una extensión de 75 hectáreas.

.3 Zacatecoluca (La Libertad-San Marcos)

Desde el punto de vista físiográfico pueden distinguirse tres características principales: las planicies inclinadas y disectadas; las planicies aluviales costeras sin disección, y los esteros, islas y penínsulas.

.1 Suelos

A continuación se clasifican los suelos de acuerdo con las anteriores divisiones fisiográficas:

a. Planicies inclinadas y disectadas

Estas planicies se encuentran en el piedemonte, en la parte sur de la zona. Son áreas ligeramente disectadas, y las pendientes varían entre el 5 y el 15 por ciento. El relieve local es muy bajo. Las capas inferiores están constituidas por cenizas y polvos volcánicos moderadamente intemperizados, a veces mezclados con conglomerados piroclásticos, medianos y finos. En menor cantidad se encuentran áreas con capas inferiores del mismo material, pero depositados en forma de aluviones locales.

El drenaje interno es de bueno a ligeramente rápido, y el externo es bueno; como consecuencia de la variación de las pendientes, los peligros de erosión son de moderados a muy graves.

Los suelos corresponden a los Grandes Grupos de los Regosoles, de los Latosoles Arcillo Rojizos y de los Grumosoles.

Los Regosoles son los más importantes; están desarrollados en cenizas blancas y pomecíticas, depositadas por el aire, y tienen el mismo origen que las "tierras blancas". En menor porcentaje están los Regosoles Aluviales desarrollados en estratos de textura franca, de materiales volcánicos de color marrón.

Los Latosoles Arcillo Rojizos se encuentran en algunas áreas enterrados bajo los Regosoles, y en otras se ven solamente en las partes más accidentadas o erosionadas. Son suelos arcillosos y a veces pedregosos, de color rojizo, desarrollados en polvo y conglomerados volcánicos bastante intemperizados, y en menor cantidad en tobas y lavas moderadamente intemperizadas.

Los Grumosoles sólo se encuentran en la parte nordeste en antiguas planicies rebajadas de su nivel original; a veces forman complejos con los Latosoles; son suelos muy arcillosos, de color grisáceo oscuro, a veces pedregosos, desarrollados en aluviones arcillosos sobre capas impermeables de tobas y talpetates. Son muy difíciles de trabajar y se agrietan en el verano.

b. Planicies aluviales costeras

Estas planicies han sido formadas por las sucesivas deposiciones de los materiales arrastrados por los ríos. Son áreas casi planas, sin disección ni relieve; las pendientes, por lo general, son menores del 3 por ciento. A su formación han contribuido en forma predominante los ríos Lempa en la parte este, y el Jiboa en la parte oeste. En menor escala, y muy especialmente en la parte central, contribuyeron también a su formación los ríos Comapa, Jalponga, Sapuyo, Ulapa, Amayo, El Espino, El Amate, Agua Caliente, y otros de menor importancia.

Los suelos corresponden a los Grandes Grupos de los Regosoles y de los Aluviales. Los Regosoles predominan en el oeste; son franco arenosos y profundos, desarrollados principalmente en cenizas y arenas pomecíticas; tienen estratos superiores franco y franco arenosos, de color café grisáceo muy oscuro sobre estratos franco arenosos, y areno-gravillosos, de color café claro. En su mayor parte están constituidos por material pomecítico, y en menor cantidad por arenas basáltico-andesíticas.

Los Aluviales son suelos más variables, tanto en la textura como en el espesor de los estratos que componen el perfil y en el material originario. Los estratos superiores más comunes son los franco limosos y franco arcillo limosos, de color café grisáceo muy oscuro. Los estratos inferiores son arcillo limosos, franco arcillosos y limosos; en menor cantidad, o predominando a profundidades mayores de un metro, se encuentran los franco arenosos finos, los francos y los arenosos. Los colores más comunes son los de café grisáceo claro, a veces con tonalidades oliváceas. Por lo general se encuentran moteados pardos o negros, aumentando en tamaño y abundancia con las profundidades. Estos suelos están desarrollados, principalmente, sobre materiales arrastrados de las áreas con cenizas blancas pomecíticas en zonas de suelos Arcillo Rojizos, y en menor escala sobre otros materiales que también se encuentran en las Cuencas de los ríos anteriormente citados. Principalmente por la baja posición que ocupan y su cercanía a los ríos, gran parte de estos suelos sufren de inundaciones periódicas o se mantienen en condiciones de mal drenaje.

c. Esteros, islas y penínsulas

En la formación de estas áreas ha tenido influencia predominante la acción del mar. En la actualidad hay áreas que han quedado fuera de esa influencia, como las islas; en los manglares todavía es notable la influencia marina.

Los suelos corresponden a los Grandes Grupos de los Regosoles, Aluviales y Halomórficos.

Los Regosoles son franco o franco arenosos sobre estratos arenosos, en parte de origen marino.

Los Aluviales se encuentran en forma de complejos franco y franco limosos, especialmente sobre arenas pomecíticas, en condiciones de mal drenaje.

Los Halomórficos, propios de áreas de manglares, son franco limosos o arcillo limosos sobre estratos de origen marino con texturas variables.

.2 Capacidad productiva de la tierra

Los suelos de esta área presentan, en mayor o menor grado, problemas de erosión, avenamiento, textura y pedregosidad. Estas condiciones obligan a realizar su explotación de acuerdo con normas y cuidados especiales para que puedan ser mejor aprovechados.

De acuerdo con la capacidad productiva de la tierra, en esta zona existen cuatro categorías: tierras aptas para la labranza intensiva; tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva; tierras aptas para cultivos permanentes y tierras aptas para pastos y bosques.

a. Tierras aptas para la labranza intensiva

Existen 71650 hectáreas localizadas principalmente en la planicie aluvial costera, y en menor proporción en la planicie de piedemonte; comprenden las Clases I, II y III. Es de suma importancia hacer notar el alto porcentaje de tierras que pueden dedicarse a cultivos intensivos propios de la zona. Entre los cultivos que pueden plantarse figuran algodón, maíz, maicillo, arroz, maní, soya, hortalizas y fríjoles. Estos cultivos son potencialmente adaptables, pero la plantación continuada del algodón durante muchos años los limita grandemente debido a que las plagas han aumentado su resistencia a los insecticidas más comunes; esa es la razón por la cual cada vez es más necesario aplicar mayores concentraciones de insecticidas. Estas condiciones hacen difícil el control de plagas en esta zona, porque además de elevar los costos de producción del cultivo del algodón, han restringido la diversificación y el incremento de la producción hortícola, frutícola y de productos básicos como el frijol y el maíz.

Las características de estos suelos son idénticas a las descritas en el epígrafe 2.1.2a) "Tierras aptas para la labranza intensiva", pero además deben observarse las siguientes prácticas de conservación de suelos y medidas de corrección y prevención de drenaje; bordes de drenaje; barreras vegetativas; preparación de tierras en contorno, y cultivos en contorno.

b. Tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva

Estas tierras tienen una extensión de 8425 hectáreas y comprenden el 8 por ciento de la superficie total de la zona; están situadas, en su mayor parte, en las planicies inclinadas de piedemonte.

Los suelos de esta categoría tienen limitaciones muy severas, las cuales restringen la elección de plantas y requieren un manejo muy cuidadoso.

Las restricciones en el uso para los suelos de la Clase IV son mayores que para las Clases I, II y III; asimismo, la elección de plantas que pueden cultivarse es mucho más limitada. Cuando estos suelos son cultivados se requieren cuidadosas prácticas de manejo y de conservación, que son muy difíciles de aplicar y de mantener. Los suelos de la Clase IV pueden usarse para cultivos anuales y cultivos permanentes, así como para la ganadería. Los suelos de la Clase IV pueden ser muy bien adecuados para maíz y maicillo, pero sus rendimientos no pueden ser sostenidos durante largos períodos. Pueden producir buenos rendimientos durante los años de mucha lluvia, y fracasos en los años de lluvia poco abundantes.

Estas tierras necesitan el empleo de prácticas de conservación muy intensivas, y prácticas y tratamientos especiales para prevenir la voladura de los suelos. El uso de maquinaria se dificulta con bastante intensidad en la mayoría de los casos. La preparación de la tierra, la siembra y escarda se hacen con mayor facilidad por medio de tracción animal. Las prácticas más recomendables en orden prioritario son: labranza en contorno; bordas de drenaje; barreras vegetativas, y cultivos en contorno. En algunos casos será recomendable considerar diversas alternativas de rotación de cultivos.

c. Tierras aptas para cultivos permanentes

Comprenden los suelos de la Clase VI, localizados entre las estribaciones del macizo montañoso y la planicie inclinada de piedemonte. Las severas limitaciones que tienen estas tierras hace que resulten inadecuadas para los cultivos anuales, y limiten su uso principalmente para cultivos permanentes. Los suelos de la Clase VI tienen limitaciones continuas que no pueden ser corregidas; por ejemplo, tienen pendientes muy pronunciadas, son susceptibles de severa erosión y mantienen efectos de erosión pasada y pedregosidad. Debido a una o más limitaciones, en general estos suelos no son adecuados para cultivos anuales pero pueden ser utilizados para pastos y cultivos permanentes para la actividad forestal.

Las prácticas recomendables para mantener la productividad del suelo son las siguientes: cajueleado en los cultivos permanentes; barreras vegetativas y de piedra; terrazas de banco, y uso de materia orgánica.

d. Tierras aptas para pastos y bosques

Esta agrupación comprende las Clases V y VII. En esta zona, los suelos de la Clase V no tienen problemas de erosión, y si los tienen son muy pequeños. Sin embargo, adolecen de otras limitaciones como consecuencia del drenaje pobre o del peligro muy grave de inundaciones. Los suelos de la Clase Vs son arcillosos, de color gris muy oscuro a negro en la superficie. Son muy plásticos y pegagosos cuando están húmedos, y duros cuando se hallan secos. Sufren procesos de erosión y contracción produciendo profundas grietas que forman grandes bloques, propiedad característica de los Grumosoles. La profundidad de estos suelos puede llegar hasta un metro sobre el material originario; su permeabilidad es muy lenta y la capacidad de retención de agua es alta. En estas condiciones, su uso está orientado únicamente a pastos, bosques o vida silvestre. Sin embargo, con prácticas adecuadas de manejo podrían mejorarse sus condiciones y dedicarlos a otros cultivos, como maíz, maicillo y arroz.

Las prácticas que se recomiendan son las siguientes: drenaje intenso; incorporación de materia orgánica, y prácticas culturales a tiempo.

Las tierras de la Clase V están situadas principalmente en la planicie aluvial costera. Abarcan una extensión de 11431 hectáreas y comprenden el 10.9 por ciento de la superficie de esta zona.

Los suelos de la Clase VII tienen limitaciones que los hacen inadecuados para cultivos, restringiendo su uso fundamentalmente para bosques y vegetación natural. Las condiciones físicas de los suelos de la Clase VII son de naturaleza tal que resulta impracticable aplicar las mismas medidas que fueron mencionadas para los suelos de la Clase VI, ya que las restricciones son más severas debido a una o más limitaciones continuas, que no pueden ser corregidas.

Estos suelos pueden estar limitados por factores de muy pobre drenaje o peligro muy grave de inundaciones y características malas del suelo (VIIas); tierras de utilidad restringida a causa del peligro muy grave de erosión (Viles); y limitaciones a causa del peligro de erosión y características desfavorables del suelo (Viles y VIIs).

La Clase VIIas está localizada en la planicie aluvial costera y comprende una extensión de 6265 hectáreas; son tierras aptas únicamente para la vegetación natural. Las Clases VIIe, Viles y VIIs tienen una extensión de 1064 hectáreas. Están localizadas en las áreas colinosas de la planicie de piedemonte y son aptas únicamente para vegetación natural.

Debido a que en las tierras de las Clases VIIe y Viles se inician los procesos erosivos, es de urgente necesidad reforestar estas tierras y aplicar siembras en contorno, barreras vegetativas, y de piedra.

En la Clase VIIas, con prácticas intensivas de avenamiento, se pueden recuperar tierras para dedicarlas al pastoreo y al cultivo de palmáceas, aprovechamiento de bosques salados y refugio de la fauna costera. Por lo tanto, es necesario preservarlas mediante una explotación racional adecuada.

.4 Usulután (San Marcos Lempa-Usulután)

Los paisajes fisiográficos comprendidos en esta zona son: planicies inclinadas de piedemonte, planicies aluviales sin disección y casi a nivel, e islas, cordones litorales y penínsulas.

.1 Suelos

Seguidamente se clasifican estos suelos según las divisiones fisiográficas que han sido presentadas anteriormente.

a. Planicies inclinadas de piedemonte

Al sur del macizo volcánico se encuentran las faldas bajas y planicies de piedemonte, que forman parte de la famosa zona algodonera del departamento de Usulután. Estas áreas son ligera y moderadamente disectadas y de relieve local bajo. Las capas inferiores están formadas por varios estratos de cenizas pomecíticas volcánicas, a veces con suelos enterrados de mucho desarrollo. En ciertas áreas se encuentran capas de talpetate duro a poca o mediana profundidad. Estos terrenos están situados entre 20 y 350 metros sobre el nivel del mar. La mayoría de los suelos corresponde al Grande Grupo de Latosol Arcillo Rojizo, pero muchos tienen un desarrollo mínimo para este grupo.

b. Planicies aluviales sin disección y casi a nivel

Comprenden las planicies de inundación y terrazas del Bajo Lempa, las de Jiquilisco, entre Puerto Parada y Usulután, la laguna del Jocotal y el Río Grande de San Miguel.

La topografía es casi plana, y las pendientes, por lo general, son menores del 3 por ciento. Los suelos predominantes son los Regosoles Aluviales, los Latosoles Arcillo Rojizos y los Litosoles. La principal característica distintiva de estas planicies es que tienen problemas de excesiva humedad, y esto puede ocurrir por diversas razones, entre las cuales merecen destacarse las siguientes: por estar sujetas a inundaciones; por tener una baja posición en el paisaje, o por tener capas impermeables a poca profundidad.

Si se corrigen estos factores adversos, estos suelos podrían incluirse entre los terrenos con alta capacidad productiva.

Cuadro A. 3 Zona La Libertad-San Marcos Lempa Capacidad productiva de la tierra (Extensión en hectáreas)

Tierras aptas para la labranza intensiva I-III

71650

68.24 %

Tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva IV

8425

8.02

Tierras no aptas para la labranza intensiva aptas para cultivos permanentes VI

6159

5.87

Tierras únicamente aptas para pastos y bosques naturales V-VII

18760

17.87


104994

100.00 %

Cuadro A.4 Zona San Marcos Lempa-Usulután Capacidad productiva de la tierra (Extensión en hectáreas)

Tierras aptas para la labranza intensiva I-III

53891

89.85 %

Tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva IV

574

0.96

Tierras no aptas para la labranza intensiva aptas para cultivos permanentes (Ve-VIe)

3252

5.42

Tierras únicamente aptas para pastos y bosques naturales

2262

3.77


59979

100.00 %

c. Islas, cordones litorales y penínsulas

Son áreas cubiertas por una vegetación característica de bosques salados, y se hallan sujetas a inundaciones periódicas debido al movimiento de las mareas.

Los Grandes Grupos predominantes de suelos son los Latosoles Arcillo Rojizos, los Regosoles, los Regosoles Aluviales, los Grumosoles, los Litosoles y los Halomórficos.

Los Latosoles Arcillo Rojizos forman un grupo de suelos zonales muy característico. Son suelos cuyo desarrollo varía de mínimo a bueno, con capas superficiales franco arcillosas o arcillosas y de color pardo oscuro, sobre subsuelo arcilloso plástico, con estructura en bloques fuertes de color pardo rojizo. Las capas inferiores pueden ser de cualquier material originario y se encuentran usualmente algo intemperizadas hasta varios metros. La calidad de estos suelos varía de pobre a moderadamente alta de acuerdo con la roca madre, la cantidad de piedra, la profundidad superficial y la pendiente. Son suelos sujetos a mayores daños por la erosión. Tanto el drenaje interno como el externo son moderados. Tienen una humedad normal durante la época lluviosa y son moderadamente secos en la época de sequía; tienen alta capacidad de retención de agua y predominan en las planicies inclinadas.

Los Regosoles y los Regosoles Aluviales son suelos francos, friables y de muy buena calidad, con material originario de ceniza y polvo volcánicos ligeramente intemperizados. A veces tienen capas de talpetate duro a profundidades entre 0.8 m y 1.5 m. Los Regosoles Aluviales son muy variables. Predominan los suelos superficiales francos, franco limosos, franco arenosos y franco arcillo limosos. Las capas inferiores están constituidas por depósitos aluviales estratificados y varían desde arenosos hasta arcillo limosos. Por lo general son suelos friables, permeables y profundos, aunque a veces hay una capa de talpetate impermeable a menos de 1.50 metros. La principal característica de estos suelos es que tienen problemas de excesiva humedad, ya sea porque están sujetos a inundaciones, por la baja posición que tienen en el paisaje o porque presentan capas impermeables a poca profundidad. Si se corrigen estos factores adversos, los suelos pueden catalogarse como de muy buena calidad. Estos suelos predominan en las planicies casi a nivel y sin disección. Los Regosoles se encuentran principalmente en las planicies inclinadas y disectadas al oeste y sudoeste de Usulután.

Los Grumosoles comprenden pequeñas áreas localizadas cerca de la zona costera. Son suelos muy arcillosos, compactos, plásticos, pegajosos y de color grisáceo muy oscuro o negro, sobre estratos arcillosos y franco arcillo arenosos, también plásticos. La característica especial de estos suelos es que se agrietan mucho cuando están secos. Son muy poco permeables o casi impermeables, muy plásticos y muy pegajosos cuando están mojados, duros cuando están secos y con muy alta capacidad de retención de agua. El drenaje externo es de lento a moderado, y el interno es muy lento o prácticamente nulo. Generalmente no se puede trabajar en ellos durante la época lluviosa porque permanecen muy mojados, y tampoco en la época seca por la dureza que presentan.

Los Litosoles están representados por afloramientos rocosos o por suelos superficiales sobre estratos de rocas duras, poco intemperizadas. La calidad de estos suelos es baja.

Los suelos Halomórficos presentan estratificaciones y son de textura franco arenosa y limosa, de color superficial gris oscuro; los estratos inferiores tienen un color oliváceo, son muy moteados, y varían de claro a oscuro. Estos suelos contienen una gran cantidad de sales debido a la influencia marina. Son áreas bajas y planas, adyacentes al mar y a los esteros inundados por las altas mareas; se incluyen también algunas playas de mar y áreas secas, y por lo general se hallan cubiertas de mangle. Los estratos inferiores están compuestos de arenas de origen marino. El drenaje en general es muy pobre; son áreas inundadas diariamente por las mareas altas, y permanecen mojadas durante todo el año.

La conservación de los suelos de esta zona la efectúan los propietarios con la asistencia técnica de oficinas gubernamentales.

Las labores más generalizadas de conservación que en la actualidad se realizan son la construcción de bordas y cultivos en curvas a nivel. Se han construido 83860 metros lineales de bordas que protegen las tierras bajas de las grandes avenidas que anualmente se suceden, las que a la vez ensanchan y profundizan las quebradas y caminos.

La erosión laminar y la formación del "piso de arado" a profundidades promedio de 0.40 m pueden constituir en el futuro un serio problema.

.2 Capacidad productiva de la tierra

Según la capacidad productiva de la tierra, existen cuatro categorías: tierras aptas para la labranza intensiva; tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva; tierras no aptas para la labranza intensiva, aptas para cultivos permanentes, y tierras aptas únicamente para pastos y bosques naturales.

a. Tierras aptas para la labranza intensiva

Se encuentran ubicadas principalmente en la planicie aluvial costera, y en menor proporción en la planicie de piedemonte. Comprenden las Clases I, II y III.

Esta zona tiene uno de los más altos potenciales de producción del país debido al alto porcentaje de tierras aptas para la labranza intensiva.

Casi todas estas tierras se pueden dedicar a cultivos intensivos bajo riego, aunque es preciso hacer algunas ligeras mejoras en el drenaje externo e interno, así como en la topografía. Estas tierras tienen una alta capacidad de producción y puede emplearse maquinaria agrícola. Su extensión es de 53891 hectáreas, que representan casi el 90 por ciento del total.

7840 hectáreas casi no tienen limitaciones para dedicarlas a la labranza intensiva. Las limitaciones existentes en 13303 hectáreas se deben al avenamiento y varían de ligeras a moderadas. La erosión es de ligera a moderada en 33248 hectáreas. Las limitaciones, debido a la naturaleza intrínseca del suelo, se encuentran en 3106 hectáreas.

b. Tierras de aptitud limitada para la labranza intensiva

Comprenden las tierras de la Clase IVe; su mayor limitación es el peligro muy grave de erosión cuando se dedican a la labranza intensiva. Se recomiendan mayormente para cultivos permanentes. Tienen una extensión de 574 hectáreas.

c. Tierras no aptas para la labranza intensiva, aptas para cultivos permanentes

Comprenden las Clases Ve y VIe, y abarcan una extensión aproximada de 3212 hectáreas. Tienen severas limitaciones que las hacen inadecuadas para los cultivos anuales, limitando su uso, principalmente, para los cultivos permanentes. Las pendientes muy pronunciadas hacen que estas tierras sean susceptibles a la erosión, y son la causa principal de las degradaciones pasadas. Debido a esta limitación sólo pueden dedicarse a pastos y cultivos permanentes y también para la actividad forestal.

d. Tierras aptas únicamente para pastos y bosques naturales

Comprenden las Clases Vs, VIIe, Viles y VIIa. Las tierras de la Clase Vs se encuentran en la desembocadura del río Lempa. La característica de esta área es la presencia de sal en el perfil. A veces, en la época seca se nota en la superficie concreciones de sal. Son suelos algo friables, de permeabilidad algo lenta, con buena capacidad de retención de humedad. La capacidad de productividad agrícola está limitada por el mal drenaje y la presencia de sal.

Actualmente, estas áreas son muy desfavorables para los cultivos anuales, por lo cual es preferible dejarlas como bosques naturales. Con adecuadas medidas de drenaje, control de inundaciones y lavado de los suelos, estas tierras podrían incorporarse a la labranza. Tienen una extensión de 696 hectáreas. Las Clases VIIe y Viles son tierras bastante limitadas en su uso por el grave peligro de erosión y por las características desfavorables del suelo. Son aptas únicamente para pastos y bosques naturales. Estas tierras comprenden cerros antiguos de altura media, moderadamente disectados por quebradas, con capas inferiores de lavas, tobas y lodo en diversos grados de intemperización. Se encuentran como cerros aislados en la planicie de la zona baja y en la planicie del piedemonte. Tienen una extensión de 167 hectáreas. La Clase VIIa son planicies bajas encharcadas. Se trata de campos irregulares, que debido a su posición permanecen inundados la mayor parte del año. Las pendientes son menores del 2 por ciento. Las capas inferiores son aluviones estratificados que varían de franco limosos a franco arcillosos. Actualmente, las áreas que permanecen inundadas la mayor parte del año pueden usarse para pastos en la época seca, a fin de aprovecharlas en la época lluviosa; además, habría que emplear medidas de protección contra inundaciones y un adecuado sistema de drenaje. Comprenden una extensión de 1399 hectáreas.

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