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.6 Tenencia de la tierra

Con respecto a la tenencia de la tierra en El Salvador, existen numerosos estudios especializados. En el presente informe se dividen en minifundios y en fincas comerciales las 171120 fincas existentes según el censo de 1961.2

Se consideraron como minifundios los predios de menos de 5 hectáreas, que en conjunto llegan a 137540 con una superficie de 247380 hectáreas. El resto, es decir, las fincas mayores de 5 hectáreas, fueron consideradas como comerciales; su numero alcanza a 33580 en una superficie de 1334050 hectáreas.

Entre los llamados minifundistas hay que contar a los habitantes rurales, es decir, los que realizan actividades no agrícolas en el sector rural, o que simplemente viven en el campo y trabajan en las ciudades; otro grupo que debe estar incluido son los minifundistas ambientales, o sea, los que mediante un cambio tecnológico en el predio, mejoras en la comercialización o infraestructura de la región, pueden transformarse en agricultores comerciales. Además, lógicamente, hay que agregar a los verdaderos minifundistas, cuya solución a los problemas provendrá básicamente de medidas de política agraria. Es necesario hacer investigaciones sobre las características de los pequeños propietarios rurales y delinear una política realista para solucionar sus problemas, y esto debería realizarse dentro de una estrategia más amplia de la que pueden ofrecer los simples cambios en la tenencia de la tierra.

La mayor concentración de minifundios se encuentra en la Región Central, con el 34 por ciento de las fincas de menos de 5 hectáreas en el país (Cuadro 2.25). Los departamentos con mayor numero de minifundistas son San Miguel, con 10.8 por ciento, Chalatenango, con 10.1 por ciento, y Cuscatlán, con 9.7 por ciento.

Cuadro 2.25 Minifundios y fincas comerciales

Región

Minifundios Fincas com. Total

Numero Sup. %

Numero Sup. %

Numero Sup. %

Occidental

17.1

17.8

17.3

26.1

17.2

24.8

Central

34.0

29.8

26.2

27.9

32.5

28.2

Paracentral

23.4

24.9

22.8

22.1

23.2

22.6

Oriental

25.5

27.6

33.8

23.8

27.1

24.4

Total del país

100

100

100

100

100

100

Al relacionar el porciento de los minifundios con la superficie total de los predios, sobresalen los departamentos de Cuscatlán, San Salvador y Sonsonate (Cuadro 2.27). Esto se debe, en parte, al carácter urbano o semiurbano de los dos últimos.

Cuadro 2.26 Comportamiento de la mano de obra en el sector rural (1964-1970)

* Suponiendo 257 días laborables por año e igualdad de oportunidades a toda la fuerza laboral.

Cuadro 2.27 Porcentaje y superficie de minifundios

Región y departamento

% Minifundios

% Superficie minifundista

OCCIDENTAL


 

Ahuachapán

77.8

12.4

Santa Ana

78.8

10.2

Sonsonate

84.4

11.6

Total promedio

80.2

11.4

CENTRAL


 

Chalatenango

77.8

13.4

La Libertad

82.7

11.9

San Salvador

88.0

19.2

Cuscatlán

89.7

28.8

Total promedio

84.2

16.5

PARACENTRAL


 

La Paz

83.4

16.4

Cabañas

80.2

26.4

San Vicente

79.9

17.5

Usulután

79.0

13.7

Total promedio

80.7

17.2

ORIENTAL


 

San Miguel

79.7

17.2

Morazán

74.3

22.8

La Unión

71.4

14.8

Total promedio

75.6

17.7

Total del país (promedio)

80.4

15.7

En el Salvador, los cambios producidos en la agricultura y sus repercusiones sociales han operado dentro de épocas históricas. Algunos de estos cambios han sido trascendentales y otros meramente superficiales, sin mayores repercusiones en los grupos humanos. Por tal razón, sería interesante analizar los cambios en el sistema, desde el nomadismo, sedentarismo agrícola, agricultura colectiva y propiedad privada. Sin embargo, para los fines de este trabajo se interpretan varios datos sobre las formas de tenencia de la tierra y se señalan las características que tipifican cada categoría de propietario con respecto a la extensión que posee.

Cuadro 2.28 Coeficiente de dependencia económica

Departamento

Total

Sector urbano

Sector rural

Ahuachapán

96

99

100

Santa Ana

87

78

94

Sonsonate

90

82

94

Chalatenango

100

100

101

La Libertad

95

90

98

San Salvador

79

74

96

Cuscatlán

94

91

95

La Paz

95

90

97

Cabañas

102

95

104

San Vicente

96

89

99

Usulután

93

87

98

San Miguel

95

85

100

Morazán

99

91

101

La Unión

106

95

109

Fuente: Cálculos elaborados con base en datos del Tercer Censo Nacional de Población, 1961, Cuadro 4.

Ha quedado demostrado que en el medio rural, a partir de la declinación de la propiedad comunitaria, adquieren inusitado vigor las típicas formas de propiedad privada como las haciendas dedicadas al cultivo de caña de azúcar, a la ganadería o al cultivo de cereales, las fincas dedicadas al cultivo de café o del algodón, y las granjas dedicadas al cultivo de frutales, verduras o aves de corral. De estas formas también surge la división del trabajo en sentido más complejo, ya que hay selección de trabajadores del campo identificados como peones, obreros agrícolas, colonos, artesanos y campesinos. Paralelamente se desarrollan los nuevos tipos de tenencia de la tierra; esto es, terrajes, aparcería y arrendamiento, además de las propiedades de hecho. Al analizar las cifras, el sistema de tenencia predominante se refleja según el Cuadro 2.30. En el país hay predominio, en un 85.2 por ciento, de explotaciones en minifincas y fincas subfamiliares las fincas multifamiliares representan el 3.8 por ciento, y las familiares el 12.9 por ciento.

Las características que distinguen a cada una de las explotaciones son las siguientes:

i. Las minifincas y fincas subfamiliares no son capaces de absorber la fuerza de trabajo del núcleo familiar. Durante los últimos años se han visto agravadas por la carencia de políticas que tiendan al reordenamiento de la propiedad, y por la falta de determinación del tamaño que pueda proporcionar un ingreso razonable a la familia rural. En el sistema de tenencia de la tierra se nota que el 70 por ciento de propietarios, el 97 por ciento de arrendatarios simples, el 85 por ciento de propietarios-arrendatarios, el 100 por ciento de colonos y el 88 por ciento de campesinos varios disponían de explotaciones agrícolas en dicha categoría, lo cual significa que un alto porcentaje de la población rural se desenvuelve a nivel de subsistencia. Dichas condiciones sitúan a la población en la parte baja de las clases rurales.

ii. Las explotaciones familiares son aquellas capaces de absorber la mano de obra familiar, más un margen de mano de obra asalariada. Disponen de este tipo de explotaciones el 26 por ciento de los propietarios, el 2 por ciento de los arrendatarios simples, el 14 por ciento de los arrendatarios-propietarios y el 9 por ciento de campesinos varios. Según las clases rurales se concentran en el estrato medio.

iii. Las explotaciones multifamiliares se han dividido en medianas y grandes, y son las que requieren para su manejo de 4 a 12 hombres/año para las medianas y más de 12 hombres/año para las grandes. En este ultimo grupo existen fincas con una dirección jerarquizada de mano de obra.3 Las explotaciones multifamiliares son trabajadas por el 4 por ciento de los propietarios, el 1 por ciento de los arrendatarios simples, el 1 por ciento de los propietarios-arrendatarios y por el 3 por ciento de campesinos varios. Estas cifras dan una idea de la extrema concentración de la propiedad, que por un lado se ve la existencia creciente del minifundio típico en las minifincas y subfamíliares, y por el otro el mantenimiento de las explotaciones multifamiliares, situación que en cierta medida resulta dañina para la economía nacional y constituye un lastre para el desarrollo de las comunidades rurales.

3 Características Generales de la Utilización y Distribución de la Tierra en El Salvador, CIDA-CAIS 1968,

Mediante la distribución total de las explotaciones agrícolas se observó que la mayor concentración de minifincas y multifamiliares grandes se encontraba en los departamentos de Santa Ana, Ahuachapán, Sonsonate, La Libertad y San Miguel. Esto puede demostrar, por una parte, que en dichos departamentos la presencia de minifundios ocasiona bajos niveles de vida, y por la otra, que las grandes propiedades, debido a sus exigencias, crean oportunidades de trabajo temporal. Esta nueva fuente de ocupación de la población rural, aparentemente puede absorber a los minifundistas del lugar. Sin embargo, las condiciones se mantienen desalentadoras porque la población agrícola del país acude a tales lugares en demanda de trabajo, creándose una limitación en la absorción de mano de obra local.

Las explotaciones familiares y subfamiliares tenían predominio en los departamentos de San Miguel, Chalatenango, Morazán y La Unión. Según la extensión, estos tipos de explotaciones permiten alcanzar un nivel de vida acorde con las necesidades básicas de la familia rural. Sin embargo, la influencia de otros factores, como la calidad de suelos, la falta de capital para inversiones, la ausencia de prácticas tecnológicas, etc., constituyen obstáculos para alcanzar condiciones favorables.

Por medio del cálculo de índices se han establecido, a nivel de municipio, los límites normales de densidad de colonos y arrendatarios, con lo cual se elaborarán dos mapas de tal forma que se establezcan primera y segunda prioridad en el sistema de tenencia. Ha sido difícil presentar el límite normal de propietarios debido a que se carece de datos más específicos sobre la extensión. Sin embargo, estos datos pueden ampliarse utilizando el levantamiento aerofotogrametrico del catastro, preparado por el Instituto Geográfico Nacional. La utilización de estos índices vaciados en el mapa reflejan el grado de intensidad con que se manifiestan los tipos de tenencia para cada zona agrícola. Los índices según los tipos de tenencia indican un máximo de 6.42 y un mínimo de 0.16 para los colonos, y un máximo de 11.42 y un mínimo de 1.32 para los arrendatarios. Estos índices están calculados en base a densidades de productores por kilómetro cuadrado de superficie en fincas. La distribución de índices normales se presentó en los municipios siguientes, según el Cuadro 2.32.

Los municipios comprendidos dentro del límite máximo y mínimo de los índices de arrendatarios y colonos serán localizados en dos mapas que complementan los mapas sobre índices normales. La utilización de este trabajo será canalizada en la segunda etapa, ya que a nivel de zona pueden lograrse datos específicos para el cálculo de índice de propietarios. Es importante considerar que los mapas con índices máximo y mínimo presentarán mayor utilidad a nivel de zona debido a que en ellos se capta el desequilibrio de localización de colonos y arrendatarios. Tal circunstancia permitirá canalizar la utilización de los recursos humanos en equilibrio con los recursos naturales.

La distribución de los índices máximos y mínimos sobre colonos y arrendatarios se presentó en los municipios, como lo muestra el Cuadro 2.33.

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