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4. Ganadería

En la provincia de Loja luego de la Reforma Agraria se inició un proceso violento de deforestación para ampliar la frontera ganadera y así compensar los pastizales que les fueron negados a los campesinos, lo cual incide en la desaparición de especies vegetales de utilidad silvopastoril. Como consecuencia se evidencia una degradación acelerada del medio ecológico

La explotación ganadera se realiza en diferentes espacios físicos de pastoreo, tales como: campo abierto, potreros o invernal y rastrojos. El campo abierto soporta una gran carga animal, durante todo el año, pero la mayor presión ocurre durante los meses de enero a junio, temporada en la que se dispone de mayor cantidad de forraje. En los potreros la preside animal es menor ya que existe la rotación y, los rastrojos son los campos con residuos de la cosecha, en los cuales la presión animal es aún menor.

En la zona seca de la provincia la modalidad de campo abierto es lo predominante. En dicho estrato se conjugan los intereses comunitarios expresados en el aprovechamiento de leña, madera, y forraje. A diferencia de lo que sucede en los cantones Saraguro y Loja, en los predios pequeños que el manejo animal es al sogueo, equivalente a un sistema de explotación intensiva, aquí el campo abierto constituye el pajonal o cerro que sirve para alimentar al ganado en época seca de agosto a noviembre.

Entre 1954 y 1990 se ha incrementado la superficie de pastizales de 189.300 ha a 422.000 ha. Durante el mismo periodo se ha producido un incremento del número de cabezas de ganado (bovino, porcino, caprino, ovino y equino) de 441.500 a 789.000 y consecuentemente su densidad aumentó de 0,4 a 0,5 cabezas/ha. Las pasturas existentes están constituidas casi exclusivamente de especies naturales sin ningún mejoramiento. En la zona ganadera de los cantones de Calvas, Espíndola, Gonzanamá, Paltas, Puyango y parte de Loja la explotación es extensiva (pastoreo libre), especialmente en las fincas grandes dedicadas a esta labor. El manejo ganadero realizado al sogueo garantiza un control del animal y la movilización del mismo entre las parcelas, lo que incide favorablemente sobre los rendimientos agrícolas y ganaderos.

Las praderas con pastos naturales presentan signos de degradación, debido a estar sometidos a altas presiones de carga animal.

En las fincas mayores a 5 ha se presenta un incremento de la superficie de pastos, producida a expensas de la ampliación de la frontera agrícola y por cambio de dedicación de cultivos agrícolas a pastizales. El manejo de estas pasturas no contempla actividades complementarias, tales como cortes de igualación, recolección de estiércol, fertilización, etc,. Así mismo no se prodigan cuidados a los animales en épocas críticas de alimento, lo que genera bajos índices de fertilidad, alta mortalidad, poca ganancia de peso diario, etc.

El pasto chileno y elefante así como el kikuyo, los más difundidos, son deficitarios en proteínas, ocasionando serios problemas de desnutrición.

En la zona seca de la provincia, las especies forrajeras arbóreas arbustivas desempeñan un papel importante en el suministro de alimento, preferentemente en épocas secas. En ella la explotación extensiva de cabras coadyuva a la degradación ambiental, por la destrucción de la vegetación y del suelo.

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