Indice
Parte I: -Capítulo 1 - Capítulo 2 - Capítulo 3
Parte II: - Capítulo 4 - Capítulo 5 - Capítulo 6 - Capítulo 7 - Capítulo 8 
Bibliografía


Educando a los Padres

Los padres son los primeros profesores de los niños. Los estudios han demostrado que fortalecer la capacidad de la madre de estimular a su hijo y alentarlo a aprender, puede crear las condiciones para el éxito en su vida adulta. En un intento por reducir los desajustes causados por la pobreza desde el principio de la vida, varios países han introducido programas nacionales para capacitar a los padres pobres en los principios del desarrollo infantil.

Capacitando los primeros profesores de niños en Israel
Ayudando a los padres a cuidar de sus pequeños en Israel
Buscando el mejor modelo de atención en Turquía
Educadores comunitarios trabajando con padres en México


Capacitando los primeros profesores de niños en Israel

El programa de instrucción en casa para niños preescolares de Israel capacita a las madres de familia desfavorecidas para que actúen, en su casa, como profesoras de sus hijos. Usando material didáctico y cuadernos de ejercicios especialmente diseñados, el programa sirve a 6,000 familias en riesgo por año y se ha detectado que mejora el desarrollo cognitivo y disminuye las posibilidades de que los niños abandonen la escuela.

Desde 1969 la Universidad Hebrea administra un programa, único, de enriquecimiento preescolar basado en el hogar para los niños israelitas desfavorecidos. La Dra. Avima D. Lombard del Instituto de Investigación para la Innovación en Educación, de la misma Universidad, creó el Programa de Instrucción en el Hogar para Niños Preescolares (HIPPY) para poner a prueba si las madres capacitadas para enseñar lecciones especialmente diseñadas a sus niños preescolares podrían mejorar los modelos de aprendizaje de sus niños.

HIPPY ofrece a las madres participantes de los niños de tres a seis años de edad capacitación y materiales didácticos sobre desarrollo del lenguaje, discriminación sensorial y perceptiva y solución de problemas. Dos veces por mes, un auxiliar paraprofesional, visita a cada madre en su hogar para entregar nuevos libros de cuentos y paquetes de actividades. El auxiliar usa la representación de papeles para enseñar a la madre el uso de los materiales, alternando la madre y el auxiliar en los roles de la madre y el niño. Si la madre es analfabeta, un hermano mayor puede asumir el papel de profesor en presencia de la madre.

Se espera que las madres trabajen con sus hijos durante una cantidad específica de horas por semana hasta completar el paquete de actividades para la casa previsto por el auxiliar. Cada actividad dura cinco a diez minutos, y el programa de cada semana consta de diez unidades de actividades. El grado de dificultad y el ritmo se regulan cuidadosamente en el curso del programa. Cada dos semanas, las diez a quince madres de HIPPY supervisadas por el auxiliar se reúnen para examinar nuevas lecciones, compartir información y ofrecer sugerencias basadas en sus propias experiencias. En las reuniones las mujeres tratan temas como salud, higiene, desarrollo del niño, libros y juegos para niños, el sistema escolar, artesanías, economía doméstica y preparativos para días feriados.

Los participantes de HIPPY fortalecen las aptitudes de lenguaje de sus niños y las propias leyendo libros de cuento y contestando hojas de trabajo detalladas sobre el contenido, el vocabulario y los conceptos que se incorporan en juegos y ejercicios. Las hojas de trabajo también guían a las madres en actividades orientadas a desarrollar las aptitudes de discriminación sensorial de sus niños por medio de ejercicios visuales, auditivos y táctiles con materiales simples y juegos.

Las actividades de solución de problemas incluyen lista, clasificación, correspondencia y agrupación por atributo y tema.

HIPPY, estudiado ampliamente desde su inicio, tiene un efecto positivo demostrado sobre el desarrollo social, emocional y cognoscitivo de los niños preescolares. Después de tres años de participación, los niños de HIPPY sacan calificaciones significativamente mayores que los niños del grupo testigo en todas las mediciones de desarrollo y logros cognoscitivos, y tienen menor probabilidad de abandonar la escuela. Los efectos de la atención educativa combinada con la participación en HIPPY, además, parecen ser acumulativos. Por otra parte, las madres participantes obtienen mayor reconocimiento dentro de la familia y su actitud general parece ser mucho más optimista que la de las madres que no son parte del programa.

En 1975 el Ministerio de Educación y Cultura de Israel incorporó a HIPPY en la canasta de servicios de educación ofrecida a las localidades con una proporción alta de niños desfavorecidos en materia de educación. El gobierno se ha comprometido a cubrir los costos de este programa nacional y también proporciona la infraestructura administrativa a nivel de la comunidad. Aunque el enriquecimiento educacional en forma individual parece costoso, tres años completos de HIPPY en realidad cuestan 40 por ciento menos que un año de educación correctiva en la escuela primaria. Cada familia que participa en HIPPY debe abonar 30 a 50% del costo del programa por familia, aunque los coordinadores del programa pueden reducir el aporte de una familia cuando sea necesario. El costo restante proviene del fondo general del gobierno y de fondos recaudados localmente.

En la actualidad, el Instituto de Investigación de la Universidad Hebrea para la Innovación en Educación, de donde surgió HIPPY, mantiene la responsabilidad de vigilar y garantizar la calidad del programa. También coordina HIPPY a nivel regional y nacional, capacita al personal local y regional y asegura un flujo sistemático de insumos. Anualmente alrededor de 6,000 familias israelíes provenientes de cerca de ochenta comunidades urbanas y rurales participan en HIPPY. Los niños de muchos otros países también pueden beneficiarse del programa, ya que los materiales de capacitación y los programa de estudios han sido traducidos a los siguientes idiomas: árabe, holandés, inglés, alemán, español y turco.


Ayudando a los padres a cuidar de sus pequeños en Israel

Basándose en su éxito anterior con HIPPY, los investigadores israelíes crearon el programa HATAF para extender la capacitación en sus hogares a las madres de los lactantes de uno a tres años de edad. El programa HATAF llega a los niños durante los años de crecimiento intelectual más rápido.

En 1973, el equipo de la Dra. Avima D. Lombard de la Universidad Hebrea elaboró el Programa de Actividades en el hogar para los niños pequeños y sus familias (HATAF) a fin de complementar la capacitación ofrecida por programa anterior tan exitoso, HIPPY. Basado en las ideas de que el ambiente familiar configura al niño y que la mayoría de los padres están preparados y dispuestos a mejorar sus propias aptitudes, el programa HATAF tiene cinco metas principales:

  • Enriquecer las aptitudes de lenguaje tanto de la madre como del niño. Las madres de HATAF reciben instrucción sobre los usos del lenguaje para alentar a los niños a conversar y desarrollar conceptos básicos mientras juegan.

  • Desarrollar la sensibilidad de las madres a las necesidades de sus niños pequeños. Las madres de HATAF reciben instrucción sobre las diferentes etapas del desarrollo del niño y las condiciones que se consideran óptimas en cada etapa. (Entre las edades de uno y tres, por ejemplo, los niños aprenden principalmente por medio de la exploración y la experimentación física, verbal y emocional.) El programa HATAF da a las madres una idea de qué esperar en cada etapa y una sustentación de la función importante de los adultos en términos de ayudar al niño pequeño a progresar en su desarrollo.

  • Mejorar las aptitudes de las madres usando como entorno de aprendizaje natural del hogar. Los estudios han revelado que cuando las madres usan los eventos y las actividades diarias a medida que van ocurriendo para enseñar a sus hijos "sobre la marcha", sus niños desarrollan una mayor conciencia de su ambiente y alcanzan un nivel social, emocional e intelectual más alto. El programa HATAF se esfuerza por desarrollar esta habilidad en las madres y mostrarles cómo convertir acontecimientos y situaciones familiares diarias en actividades de exploración y aprendizaje para sus hijos.

  • Refinar el uso que hace la madre de las técnicas de refuerzo. Abusar de la técnica de refuerzo o usarla indiscriminadamente diluye el valor de esta potente técnica didáctica como herramienta de aprendizaje. Las madres de HATAF aprenden a usar el refuerzo positivo inmediato en formas específicas y apropiadas.

  • Enseñar a los padres técnicas productivas de educación para jugar con los niños de uno a tres años de edad. Los estudios recientes han confirmado la importancia de los juguetes y el juego para promover el desarrollo del niño en la primera infancia. El programa HATAF muestra a los padres cómo promover el aprendizaje seleccionando actividades de juego apropiadas para la etapa de desarrollo y el nivel de habilidad de sus niños y presentar estas actividades de una manera atractiva. También insta a los padres a crear el tiempo y el espacio adecuados para que sus hijos exploren y descubran solos, lo cual se reconoce actualmente como la base del aprendizaje.

Para alcanzar estas metas, el programa HATAF recalca la importancia de la interacción entre la madre y el niño y el uso de materiales didácticos sencillos, de bajo costo. En general, un coordinador profesional atiende entre sesenta y ochenta familias en un programa de HATAF. Los coordinadores tienen formación universitaria, experiencia en educación en la primera infancia y son capacitados intensivamente en los métodos de HATAF. Los coordinadores del programa de HATAF se reúnen regularmente con el director nacional de HATAF. Además, se eligen cuatro a seis visitadores paraprofesionales entre las madres de los niños de más edad en la comunidad destinataria, recomendados por los trabajadores locales de salud y servicio social. Los visitadores deben saber leer y escribir. Cada año comienza con una semana de capacitación para los visitadores sobre la educación en la primera infancia, el crecimiento, el desarrollo del niño, los métodos y el contenido del programa HATAF. Se ofrece capacitación semanal adicional durante el desarrollo del programa. Los visitadores son remunerados de acuerdo con el número de familias que atienden.

Cada visitador trabaja con doce a catorce madres, durante una hora por semana en el primer año y una hora cada dos semanas en el segundo. Los niños no pueden tener más de once a trece meses de edad cuando se matriculan en el programa. La instrucción domiciliaria gira alrededor de actividades de juego nuevas, repetidas y espontáneas. El auxiliar hace participar a la madre en todas las actividades para ayudarle a aprender nuevos comportamientos de juego. Grupos de quince a veinte madres de la zona se reúnen con el coordinador profesional cada dos o tres semanas para tratar problemas comunes de la crianza como la rivalidad entre hermanos, enseñar al niño a ir al baño y disciplinarlo. Los talleres periódicos con las madres y los niños permiten a las madres ver cómo sus hijos interactúan en grupo. Las reuniones suelen celebrarse en los centros de salud o los centros comunitarios para reforzar la conexión entre el programa HATAF y otros servicios comunitarios.

Las actividades de HATAF pueden dividirse en ocho categorías: enriquecimiento del lenguaje, lectura de libros y cuentos, juegos de fantasía, coordinación visomotora, actividad motora simple, clasificación, memoria y transformación de materiales (como cocinar). Cada actividad está descrita en las hojas de trabajo y es explicada por el auxiliar. Los materiales didácticos se encuentran fácilmente en el hogar (canastas para comprar, utensilios de cocina, materiales naturales) o se entregan a la madre durante el período de capacitación (libros, bolas, muñecas).

Hoy el programa de HATAF sirve aproximadamente a 2,000 familias por intermedio de veinticinco centros en todo Israel. Las familias pagan una cuota mensual moderada para cubrir parte del costo de los materiales distribuidos. Los coordinadores y los auxiliares son empleados locales, pero el personal del programa nacional forma parte del Instituto de Investigación de la Universidad Hebrea para la Innovación y la Educación.

Un estudio realizado en 1980 concluyó que las madres de HATAF poseen más conocimientos que las madres que no participan del programa en cuanto al desarrollo de sus niños y el valor didáctico de las distintas actividades. Asimismo, tienden a considerarse agentes activos en el desarrollo de sus niños. Un estudio en 1989 confirmó que las madres de HATAF asumen un papel mucho más activo que otras madres en la creación de un ambiente familiar de enriquecimiento para sus niños.


Buscando el mejor modelo de atención en Turquía

En un esfuerzo por descubrir el mejor método para cuidar a los niños pequeños, el Proyecto de Enriquecimiento de la Primera Infancia en Turquía realizó un estudio de los niños en centros de cuidado, en centros educativos y en atención domiciliaria, en cuyo caso la mitad de las madres participaban de la capacitación y la mitad no. El proyecto determinó que el centro educativo produjo mejores resultados en todas las mediciones de desarrollo psicosocial y que capacitar a las madres mediante el programa de enriquecimiento con extensas discusiones en grupo sobre crianza de los niños y apoyo materno resultó beneficioso.

Desde 1982 hasta 1986, el Proyecto de Enriquecimiento de la Primera Infancia de Turquía, tratando de buscar la combinación óptima de la atención en casa, el centro de cuidado y el centro educativo para los niños pequeños, estudió los efectos de diferentes métodos en los niños de edad preescolar. Luego capacitó a la mitad de los cuidadores de cada entorno en las técnicas de aprendizaje del desarrollo para la primera infancia y comparó los resultados. Aunque el centro educativo obtuvo los mejores resultados en todas las mediciones del desarrollo psicosocial, los niños cuyas madres habían recibido capacitación y apoyo externo también revelaron ganancias significativas (Kagitcibasi, Sunar y Bekman 1988).

El estudio del Proyecto de Enriquecimiento de la Primera Infancia evaluó los entornos de atención infantil en varias áreas de bajos ingresos de Estambul, siguiendo el progreso de 255 niños de tres a cinco años de edad en distintos centros de cuidado, centros educativos y atención en casa. Dos tercios de las madres en la muestra eran trabajadoras de fábricas con educación mínima.

En el primer año de estudio se recogieron datos por comparación sobre el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños. Todas las madres fueron entrevistadas en su casa y los niños sometidos a pruebas y observados tanto en su casa, como en el centro. En el segundo y el tercer año, la mitad de las madres, seleccionadas aleatoriamente de cada grupo, fueron capacitadas en las técnicas de desarrollo para la primera infancia y recibieron materiales didácticos basados en el modelo de HIPPY y adaptados a Turquía. El Programa de Enriquecimiento de las Madres en Turquía también capacitó a las madres seleccionadas sobre cómo ser más sensibles a las necesidades de sus niños preescolares y cómo fomentar su desarrollo social, personal y cognitivo. La capacitación fue impartida por paraprofesionales durante visitas a domicilio cada dos semanas, realizándose reuniones de grupo cada dos semanas.

El proyecto acumuló su base de datos en forma continua. A partir de su segundo año, cuando los niños de cinco años ingresaron a la escuela, se juntaron las notas al final de cada semestre. En su cuarto y último año, se administró una gama amplia de pruebas que cubrían diferentes áreas del desarrollo para medir la eficacia de la capacitación. Las pruebas se administraron varias veces para aumentar su validez, las evaluaciones por puntos de comparación se repitieron en el cuarto año y los datos escolares se tomaron en cuenta en la evaluación final.

Se determinó que los centros educativos producían resultados superiores en prácticamente todos los indicadores del desarrollo psicosocial, especialmente en el desarrollo cognoscitivo y el rendimiento escolar. Pero los niños cuyas madres recibieron capacitación también sobrepasaron a los del grupo testigo en cada medición. También se determinó que las madres adiestradas eran tratadas con mayor respeto por sus familias, hablaban más, manifestaban mayor grado de respuesta hacia sus niños y tenían mayores aspiraciones para el futuro. El estudio concluyó que la educación de los padres es menos costosa que la atención en centros, es eficaz y se adapta bien para ser aplicada en forma generalizada en Turquía, en particular si se integra a los programas existentes de salud y educación en nutrición.

En 1992, seis años después de la finalización del estudio de cuatro años, se efectuó un estudio de seguimiento para evaluar los efectos a largo plazo de las madres capacitadas. De las 255 familias originales, 217 participaron. El seguimiento implicó entrevistas extensas a los jóvenes participantes (ahora adolescentes), las madres y algunos padres, evaluaciones del desempeño escolar y de competencia intelectual de los adolescentes. Se determinó que un mayor número de los participantes cuyas madres habían recibido capacitación todavía asistían al colegio. Los niños también sacaron mejores puntuaciones en las pruebas sobre uso del lenguaje, matemática y desempeño académico general durante los cinco años de escuela primaria y tenían mejor vocabulario (medido por una prueba estandarizada). Tanto los adolescentes cuyas madres habían recibido capacitación, como sus padres, tenían en general una actitud más positiva sobre el nivel de integración social, la autonomía personal, la orientación académica y la adaptación escolar de sus hijos que los miembros del grupo testigo. También informaron que tenían mejores relaciones familiares y asignaban mayor jerarquía a las madres.

Estos resultados indican que el enriquecimiento de la experiencia preescolar brinda beneficios sustanciales a largo plazo. En un esfuerzo organizado por la Fundación Maternoinfantil y la División de Educación de Adultos del Ministerio de Educación apoyado por un préstamo del Banco Mundial. Los métodos de educación creados y puestos a prueba por el Proyecto de Enriquecimiento de la Primera Infancia en Turquía están ahora difundiéndose a nivel nacional.


Educadores comunitarios trabajando con padres en México

En un esfuerzo por mejorar las primeras experiencias de los lactantes más pobres de México, el Proyecto Nacional de Educación Inicial está enviando a educadores comunitarios a los hogares para enseñar a los padres qué pueden hacer para contribuir al desarrollo de sus niños. La primera respuesta al proyecto ha sido entusiasta y bajo su influencia muchas de las prácticas tradicionales de crianza de los niños en este país están experimentando una transformación.

En 1992, el Ministerio de Educación de México, en cooperación con la UNESCO, el PNUD, UNICEF y el Banco Mundial lanzaron un Proyecto Quinquenal de Educación Inicial para mejorar las técnicas de atención infantil empleadas por los padres de 1.2 millones de niños muy pobres menores de tres años. Los educadores comunitarios que transmiten el mensaje son la clave del proyecto. En general, los educadores son padres jóvenes o proveedores de servicios de salud que viven en la comunidad y reciben un estipendio o propina de US$150 por mes. Su capacitación consta de un curso previo de dos semanas además de sesiones de seguimiento mensuales. Los educadores deben preparar a los padres sobre el desarrollo del niño, las prácticas de crianza positiva, nutrición, salud, higiene básica y planificación familiar.

Además de organizar reuniones grupales periódicas, los educadores comunitarios visitan a los padres en sus hogares una vez por semana o cada dos semanas para enseñarles cómo atender y estimular a sus hijos de manera que fomenten el desarrollo cognitivo, psicológico y social de los niños. 174,800 padres habían experimentado la capacitación, hacia junio de 1995 y se calcula que llegará a 900,000 padres durante los cinco años del proyecto.

El proyecto ha creado puestos de trabajo para 12,000 educadores comunitarios, cada uno de los cuales trabajan con veinte familias. Diez de estos "núcleos" comunitarios constituyen un "módulo", que recibe el aporte técnico de un supervisor de módulo. Diez módulos forman una "zona" vigilada por un coordinador de zona. Dado que los servicios de salud y educación de México son administrados por diferentes ministerios, el proyecto no estaba diseñado para incluir un componente de salud. No obstante, la coordinación de estos servicios ha sido excelente, realizando los educadores comunitarios y los comités de salud locales frecuentes reuniones conjuntas para la comunidad local a fin de hablar de la atención infantil y otros temas del desarrollo de los niños.

Los padres informan que la capacitación ha cambiado sus actitudes sobre la crianza de los niños y muchos dicen que ahora reconocen que los castigos  tradicionales para los niños son inapropiados e innecesarios. En algunas zonas el programa está también cambiando las ideas sobre los roles en función del género en la crianza de los niños. En pueblos distantes de Chiapas, por ejemplo, son los padres quienes asisten a las reuniones de capacitación.

 

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Parte I: -Capítulo 1 - Capítulo 2 - Capítulo 3
Parte II: - Capítulo 4 - Capítulo 5 - Capítulo 6 - Capítulo 7 - Capítulo 8 
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