Discursos

LUIS ALMAGRO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
APERTURA DE LA REUNIÓN DE MINISTROS Y ALTAS AUTORIDADES DE COMPETITIVIDAD EN EL X FORO DE COMPETITIVIDAD DE LAS AMÉRICAS

13 de septiembre de 2017 - Ciudad de México


**** Cotejar con texto pronunicado ****

Ante el estancamiento del crecimiento regional, es necesario redoblar los esfuerzos para fomentar la competitividad, con horizontes de mediano y largo plazo, construir capacidades para los trabajos del futuro y generar más igualdad de oportunidades de progreso para todos los ciudadanos.

Autoridades Nacionales,

Amigas y amigos, permítanme expresar mi solidaridad y la de la OEA con todas las víctimas , sus familias, los socorristas, los gobiernos locales y federales ante la severidad de los desastres naturales que han golpeado a Mexico, las islas del Caribe y los Estados Unidos.
Es un honor regresar a Mexico, recientemente anfitrión de la 47 Asamblea de la OEA el pasado mes de julio en Cancún, y que hoy nos recibe muy cordialmente en el marco de la Semana Nacional del Emprendedor, para celebrar el más importante encuentro regional de Ministros y Altas Autoridades de Competitividad en el X Foro de Competitividad de las Américas (FCA).

La convocatoria de líderes de nuestros gobiernos, sector privado y académico desde la plataforma de la Red Interamericana de Competitividad (RIAC) nos presenta la oportunidad de intercambiar experiencias e ideas para construir un futuro mejor para la región.

Compartimos TODOS, la obligación de centrar nuestros esfuerzos en mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos; y para ello la competitividad es un factor esencial.

Desde la OEA nuestro abordaje es que impulsar la Competitividad Inclusiva, para así crecer más y mejor y revertir las condiciones que nos han llevado a una acelerada disparidad de la distribución del ingreso tanto entre países ricos y pobres como también a su interior.

Entendemos esta competitividad inclusiva como las políticas que generan y desarrollan ventajas competitivas que favorecen la generación de oportunidades de progreso de manera igualitaria.

Es otra manera de hacer realidad “Más derechos para más personas”, la consigna y guía de acción que adoptamos en la OEA desde que asumí el cargo de Secretario General en 2015.

Se trata de no reproducir condiciones de pobreza o desigualdad con las políticas de precios relativos, ni igualar hacia abajo en materia de normas laborales y ambientales.

El panorama económico regional y global continúa cargado de incertidumbre y lento crecimiento. La CEPAL proyecta un crecimiento promedio de 1.2 por ciento en América Latina y el Caribe para 2017. Este escenario representa un riesgo importante de perder los avances en materia social recientemente conquistados, ya que 40 por ciento de la región es vulnerable a regresar a condiciones de pobreza, ante un choque económico externo o interno, según el Banco Mundial.

En América Latina y el Caribe el crecimiento de la clase media se ha expresado en un crecimiento monetario, en ingresos tangibles, pero seguimos teniendo sociedades fragmentadas. El Banco Mundial nos confirma que nuestras poblaciones viven a ritmos diferentes. Un 60 por ciento con mayor, educación, salud y posibilidades de empleo digno; mientras tanto el otro 40 por ciento mantiene una lucha infructuosa por salir de las condiciones de pobreza al no ser parte de la prosperidad compartida.

Estamos viviendo también una época de cambios en materia de convergencia tecnológica que modifican sustancialmente los desafíos que tenemos como países para desarrollar actividades más sofisticadas en las cuales el conocimiento y la tecnología son claves para generar valor añadido.

Diversificar nuestras economías no es una opción, es una condición necesaria para generar una ruta viable hacia la prosperidad compartida.

El rápido desarrollo tecnológico y la globalización han contribuido a la mejora de la productividad, pero no se han traducido en mejores salarios ni superior calidad de vida para aquellos no vinculados a los sectores de alta productividad inducida por el cambio tecnológico.

Para quienes no están vinculados a la economía de alta tecnología, el camino de la educación tradicional y el trabajo arduo no se traduce hoy en día en recompensas suficientes para tener una vida digna y seguridad en el ingreso de mañana. Los más golpeados han sido quienes tienen menos educación, menos habilidades y menores aptitudes ligadas a la tecnología y al mercado global.

La exclusión política, social, económica, tecnológica y la desigualdad son fuente de fragmentación que impide la movilidad social.

El Continente todo y en particular América Latina y el Caribe enfrentan estos desafíos. De allí la importancia que las Políticas de Competitividad tienen en el presente para abordar los desafíos futuros y cercanos.

Una agenda de competitividad e innovación inclusiva que parta desde el ámbito local puede servir como catalizador y crear más condiciones para transformar nuestras sociedades con oportunidades y derechos para todos los ciudadanos.

Otro de los retos regionales que forma parte de la ecuación de competitividad, es la corrupción, uno de los grandes flagelos que amenaza la gobernabilidad democrática y el Estado de derecho.

La corrupción frena el desarrollo económico y social de nuestros países y acompañada por la impunidad, es decir, la incapacidad del Estado para sancionarla, contribuyen al resquebrajamiento de los cimientos de la democracia.

Menciono los temas de corrupción e impunidad junto con la pobreza y desigualdad, porque me parece que en conjunto generan una percepción colectiva de insatisfacción, desencanto, desilusión o frustración con las instituciones, la democracia, la globalización y la integración regional que no podemos pasar por alto a la hora de abordar las soluciones.

Todos sabemos que la competitividad y la innovación no se generan en un vacío. Se parte siempre de lo local. Las actividades humanas, económicas y sociales están inscritas en múltiples espacios y múltiples tiempos. Son el producto y la consecuencia de nuestro comportamiento individual y colectivo.

Las políticas de competitividad sub nacional, mediante la promoción de alianzas público-privadas, constituyen palancas para fortalecer desarrollo económico y social sobre la base de las capacidades y fortalezas reales que cada una de las comunidades poseen y, que representan una oportunidad para el futuro de nuestra región.

El reconocimiento de las regiones como plataformas de partida de la competitividad y acciones concretas que permitan fortalecer el diseño de las políticas públicas, la medición de los factores clave de la competitividad, así como el desarrollo e implementación de agendas de competitividad e innovación en las regiones, son aportes de alto valor para consideración de los Ministros y Altas Autoridades de Competitividad y al más alto nivel en la próxima Cumbre de las Américas.

Felicitamos a la Secretaría de Economía por su liderazgo y tangibles resultados como Presidencia Pro Tempore de la RIAC en todas las actividades convocadas por México en su calidad de Presidencia, realizadas en 2016 y 2017:

• programas de formación, intercambio de experiencias,
• visitas técnicas y colaboración en la RIAC;
• una red de 600 tomadores de decisiones en innovación y emprendimiento;
• recopilación y distribución de más de 200 experiencias y buenas prácticas,
• beneficios para más de 2.000 actores regionales de los sectores público, privado y académico con ejemplos replicables o adaptables de colaboración regional en competitividad; y
• 150 iniciativas de colaboración concretas entre miembros de la RIAC como resultado de 4 Encuentros de Innovación y Emprendimiento (ACE).

Creemos particularmente importante la selección temática que desde México se ha impulsado en las áreas de reformas estructurales y emprendimiento.

Si nos referimos a reformas estructurales, tenemos que reiterar la importante misión de invertir en la educación para la mejora de las habilidades de la juventud para así alcanzar el tipo de perfiles de talento que demanda el mercado global, especialmente en los trabajos en que la inteligencia creativa y de contexto social son la base de los conocimientos y aptitudes. Nuestra preocupación debe centrarse por lo tanto en la capacidad de crear empleos en el futuro. En generar productos, servicios y nichos de alto valor agregado. Complementar nuestras capacidades y experiencias para que la colaboración regional en las Américas, represente un activo valioso y estratégico. Invertir en innovación y emprendimiento de forma inteligente y efectiva.

En este sentido, nos proponemos desde la OEA continuar con el impulso de la cooperación entre y con los Estados Miembros en materia de Políticas de Competitividad.

Ha sido un privilegio para la OEA trabajar de la mano con la Secretaría de Economía, la Cancillería y equipos de CONACYT, INADEM, ProMexico durante este ciclo. Agradecemos a los gobiernos que han servido como promotores y anfitriones de las acciones de la RIAC, así como a los organismos multilaterales y regionales siempre abiertos a la coordinación y colaboración.

Apreciamos el interés, recursos e iniciativas propuestas para colaborar con la OEA y con la RIAC durante los siguientes años, tanto desde las Américas como de fuera del hemisferio.

Estamos igualmente comprometidos a seguir apoyando al Gobierno de la Argentina, a través del Ministerio de la Producción en la misión que asumirá en un par de días como Presidencia de la RIAC. Su propuesta de enfocarnos en la competitividad territorial y partir de lo local promover desarrollo económico y social incluyente es un tema de alto impacto para las Américas.

Cuenten con nuestro apoyo y mi compromiso personal y la dedicación del equipo de la OEA para acompañar sus esfuerzos.

Les deseo el mayor de los éxitos en las actividades del día de hoy y un fructífero espacio de reflexión y colaboración en el X Foro de Competitividad de las Américas y la Semana Nacional del Emprendedor de México.

Muchas gracias