Discursos

BAN KI-MOON, SECRETARIO GENERAL DE LA ONU
DECLARACIÓN DEL SECRETARIO GENERAL DE LA ONU ANTE EL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA

13 de febrero de 2013 - Washington, DC


Excmo. Sr. Embajador Denis Rolando Moncada Colindres, Presidente del Consejo Permanente y Representante Permanente de Nicaragua,
Excmo. Sr. José Miguel Insulza, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos,
Excmo. Sr. Albert Ramdin, Secretario General Adjunto de la Organización de los Estados Americanos,
Distinguidos Representantes Permanentes,

Excelencias,
Señoras y Señores,

Gracias por la cálida bienvenida que me han dado a esta extraordinaria Casa de las Américas.

Me alegra estar aquí y poder finalmente aprovechar la amable invitación que me extendiera el Secretario General Insulza hace tanto tiempo.

Es un gran honor dirigirme al Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos.

Ustedes constituyen la organización regional más antigua del mundo. La historia y la visión de la Organización de los Estados Americanos se reflejan en cada rincón de este notable edificio.

Estoy aquí para rendir tributo a ese legado.
Sin embargo, también estoy aquí para mirar hacia el futuro con ustedes y destacar la importancia de que fomentemos una asociación estratégica entre nosotros que sea aun más profunda.

Este es mi principal mensaje de hoy: estoy convencido de que las Naciones Unidas pueden desempeñar un papel mayor en la región, de la misma manera que la región puede desempeñar un papel cada vez más importante en las Naciones Unidas.

Este es el momento adecuado.

Ustedes tienen experiencias para compartir, ideas para difundir, energía para ayudar a generar soluciones a nivel mundial.

Lo sé porque lo he visto.

A lo largo de los seis años durante los cuales me he desempeñado como Secretario General de las Naciones Unidas, he tenido el honor de trabajar estrechamente con sus países y viajar por el continente americano.

Además de realizar numerosas visitas en los Estados Unidos y el Canadá, en mi primer año como Secretario General, viajé a Panamá para asistir a la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos.

Estuve en Jamaica y tuve el honor de ser el primer Secretario General de las Naciones Unidas en pronunciar un discurso ante la Cumbre de la Comunidad del Caribe.

Visité Haití y Chile poco después de haberse producido allí sismos terribles.

Viajé a Guatemala y participé en una reunión del Sistema de la Integración Centroamericana.

He asistido a la Cumbre de las Américas y viajado por América del Sur en numerosas ocasiones.

He incluso visto más de lo que había previsto. En 2011, tuve una experiencia directa con la nube de cenizas volcánicas que se desparramó por América del Sur.

Nuestro vuelo fue desviado de Buenos Aires a Córdoba.
Nuestra delegación concluyó su viaje de 700 km en ómnibus, de noche.

A lo largo del camino, tuve el placer inesperado de disfrutar alfajores en una estación de servicio al costado de la ruta.

Esto fue en la ciudad de Rosario, que es casualmente la ciudad de origen de mi Jefa de Gabinete, Susana Malcorra, que se encuentra conmigo hoy.

Para cuando llegué a Buenos Aires, el episodio era noticia en todo el país.

Algunos argentinos sonreían y decían: “Por favor, recuerde: ¡los alfajores son de la Argentina, pero la ceniza es de Chile!”

Pero dejando de lado las bromas, he notado un progreso enorme y un futuro promisorio en todos los lugares donde he estado.

Muchas economías de la región están creciendo. Las instituciones democráticas se están fortaleciendo. La influencia mundial de las Américas en su conjunto va en aumento.

Ustedes están expandiendo su función de puente entre las naciones del Norte y las del Sur, y entre las del Sur entre sí.

También están explorando formas nuevas y dinámicas de integrar sus actividades y enfoques.

Existen distintas configuraciones en que pueden trabajar juntos, algunas regionales, otras subregionales. El CELAC. El MERCOSUR. UNASUR. CARICOM. El SICA.

Estas configuraciones reflejan sus opiniones sobre cuál es la mejor manera de asociarse y avanzar en relación con distintas cuestiones y objetivos.

Pero con independencia de la forma en que lo hagan, están combatiendo la pobreza y la desigualdad —lidiando con el legado de las violaciones de los derechos humanos cometidas en el pasado— y promoviendo el estado de derecho y la inclusión social.

Y no tengo ninguna duda de lo siguiente: el compromiso del Hemisferio Occidental y sus estructuras regionales es fundamental para afrontar los desafíos del siglo XXI y avanzar con nuestra agenda común.

Y esa es la razón por la que estoy aquí.

Excelencias,
Señoras y Señores,

También me encuentro en medio de muchos otros hechos reales y urgentes que ocurren en el mundo, a nuestro alrededor.

Permítanme comenzar con el ensayo nuclear llevado a cabo esta semana por la República Democrática Popular de Corea.

Se trató de un acto atroz e irresponsable. Estoy profundamente preocupado por los efectos que tendrá en la estabilidad regional y en los esfuerzos mundiales por limitar la proliferación nuclear. Ayer me reuní con el Consejo de Seguridad, que condenó enérgicamente el ensayo y está considerando la posibilidad de adoptar otras medidas.

Es en este contexto que quiero felicitarlos por haber convertido a América Latina y el Caribe en una zona libre de armas nucleares hace más de 45 años. El Tratado de Tlatelolco constituye un modelo para el mundo. Hoy más de 110 países se encuentran en zonas libres de armas nucleares. Con su ayuda, podemos hacer que los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas se encuentren en esa situación, comenzando con la entrada en vigor, que debió ocurrir hace ya mucho tiempo, del Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares.

También estoy profundamente preocupado por la República Árabe Siria.

Como ustedes saben, más de 60.000 personas han sido muertas brutalmente.

El entorno político en Siria y en toda la región sigue polarizado.

El Consejo de Seguridad continúa paralizado.
Mientras tanto, el número de muertos sigue aumentando. Seguimos presenciando incesantes violaciones de derechos humanos, entre ellas, violencia sexual generalizada. Todos los días, 5.000 sirios huyen del país.

A pesar de las dificultades, debemos seguir luchando para que se alcance una solución política. El Representante Especial Conjunto, Lakhdar Brahimi, sigue realizando gestiones diplomáticas.

Es esencial que el Consejo de Seguridad supere esta situación de estancamiento y encuentre el Consenso que hará posible la adopción de medidas efectivas.

En el Oriente Medio en general, debemos seguir trabajando por la paz entre israelíes y palestinos. Con los cambios que se están produciendo en esa región, hace tiempo que es hora de que se resuelva ese conflicto.

Sabemos qué características debe tener una solución justa y duradera. En el año que comienza, debemos dejar de buscar excusas y empezar a encontrar respuestas.

La crisis en Malí también es central.

La comunidad internacional ha respondido al llamamiento del Gobierno de Malí para que se lo asista en su lucha contra los grupos armados y grupos terroristas. Las medidas adoptadas se centran en el objetivo de restablecer plenamente el orden constitucional y la integridad territorial de Malí.

Sin embargo, si bien los problemas son graves, no podemos perder de vista el contexto del que Malí es solo parte: una crisis sostenida y sistémica en la región del Sahel.

El cambio climático, las convulsiones políticas, las actividades terroristas y el contrabando de armas desbordan las fronteras y amenazan la paz y la seguridad.

El tráfico de estupefacientes también es una parte fundamental del panorama.

La crisis en el Sahel pone en evidencia que estamos interconectados. Muestra hasta qué punto lo que sucede allí se relaciona con lo que está sucediendo en América Latina.

Las drogas y el delito no son simplemente cuestiones que conciernen al Norte y al Sur, sino también al Oriente y al Occidente.

América Central y el Caribe están siendo utilizados como puentes para llegar a América del Norte, pero el continente americano es también una escala hacia Europa. Una de las rutas del tráfico pasa por África Occidental.

Y la noción de países de origen, de tránsito y de destino también está desapareciendo rápidamente. Por ejemplo, en África Occidental, que antes era solamente una región de tránsito, se da ahora un mayor consumo de cocaína. Varios países de las Américas afrontan problemas similares.

En la Sexta Cumbre de las Américas celebrada en Cartagena el año pasado, los líderes del hemisferio hicieron un llamamiento a la Organización de los Estados Americanos para que analizara los resultados de las políticas actuales sobre drogas y explorara nuevos enfoques. Las Naciones Unidas están realizando aportes para fundamentar la revisión de esas políticas.

La delincuencia transnacional organizada y el tráfico de drogas generan un gran temor por la seguridad personal y alimentan niveles de violencia cada vez más elevados, entre ellos algunas de las tasas de homicidio más altas del mundo. Las Naciones Unidas están comprometidas a trabajar con ustedes para combatir estos problemas regionales, que son también mundiales.

Excelencias,
Señoras y señores,

En la República Árabe Siria, Malí y otros lugares, las organizaciones regionales han desempeñado una función vital.

Como saben, en el Capítulo VIII de la Carta de las Naciones Unidas se hace hincapié en los acuerdos regionales.

Sin embargo, en este mundo cada vez más integrado, la cooperación entre las Naciones Unidas y las organizaciones regionales no es solamente un anhelo: es una necesidad.

Debemos seguir promoviendo acuerdos innovadores y garantizar que cada asociación aproveche las ventajas comparativas de sus integrantes.

Las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos tienen una base sólida sobre la que avanzar.

Nuestras organizaciones han cooperado estrechamente entre sí en la promoción de la paz en América Central.

Este mes se cumplen exactamente 20 años desde que creamos juntos la Misión Civil Internacional en Haití, la primera y única misión conjunta de las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos.

Hemos trabajado para coordinar nuestras actividades electorales.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Internacional del Trabajo se han asociado a la Organización de los Estados Americanos, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo para contribuir a dar seguimiento a las recomendaciones de las Cumbres de las Américas.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito colabora estrechamente con la Secretaría de la Organización de los Estados Americanos en cuestiones relativas a la seguridad de los ciudadanos, la lucha contra la corrupción, el tráfico de drogas y la delincuencia organizada.

Existen sinergias importantes entre los órganos regionales de derechos humanos y los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas, incluida la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.

En todos estos ámbitos y en otros, es evidente que nuestros programas de actividades son complementarios.

Excelencias,
Señoras y señores,

Al iniciar mi segundo mandato como Secretario General, determiné cinco ámbitos en que las necesidades eran mayores y en que la acción colectiva podía arrojar los máximos resultados, a saber, el desarrollo sostenible, la prevención, el apoyo a las naciones en transición, la construcción de un mundo más seguro y el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes.

Estos imperativos están acordes con los cuatro pilares de la Organización de los Estados Americanos: la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo.

En las últimas décadas, sus experiencias y éxitos han contribuido a mostrar las relaciones fundamentales que existen entre estos pilares.

Empecemos por la promoción y protección de la democracia: la Carta de la Organización de los Estados Americanos incluye, por supuesto, la democracia como condición para participar en la Organización.

En 2001, la Organización de los Estados Americanos aprobó la Carta Democrática Interamericana, en la que codificó los elementos esenciales y reconoció el derecho de los pueblos a la democracia.

Sus experiencias en las transiciones democráticas han beneficiado a la región y han generado valiosas lecciones que pueden usarse mucho más allá.

Muchos países americanos han sido también pioneros en el ámbito de la justicia de transición.

Esto incluye el establecimiento de mecanismos para la búsqueda de la verdad, la indemnización de las víctimas de violaciones de los derechos humanos y la preservación de la memoria.

Los muchos países que están realizando actualmente la transición del conflicto a la paz, de regímenes autoritarios a la democracia, pueden aprender de ustedes.

Tras la Primavera Árabe, las Naciones Unidas han proporcionado un espacio para que muchos países de América compartan sus experiencias respecto de las transiciones democráticas con los países del Oriente Medio y el norte de África. Podemos y debemos profundizar esta importante labor.

Esto me lleva a su segundo pilar, los derechos humanos.

Una vez más, la Organización de los Estados Americanos ha ayudado a trazar el rumbo. Su Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre es anterior incluso a la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ustedes también han marcado el camino a seguir con el primer tratado jurídicamente vinculante de la historia en ocuparse de la violencia contra la mujer.

Como puso de relieve la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos son ejemplos pioneros de la vitalidad y eficacia de los órganos regionales de derechos humanos.

Los aliento a preservar el precioso legado y los logros del sistema interamericano de derechos humanos, y aliento la plena participación de todos los Estados Miembros.

Pasemos ahora al tercer pilar, la seguridad.

Desde mi primer día como Secretario General he encontrado alentador que, en momentos de tensión en la región, este Consejo Permanente ofrezca un foro para la resolución pacífica de diferencias.

Las Américas también contribuyen a promover la paz y la seguridad en términos más amplios. En la actualidad, algunos de los países que aportan más contingentes a las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas pertenecen a esta región. Permítanme expresarles mi profundo agradecimiento.

Agradezco también el firme apoyo de América a Haití y la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, la MINUSTAH.

La MINUSTAH sigue siendo un elemento fundamental para la estabilidad a largo plazo y el desarrollo económico y social de Haití. La Misión ha estado encabezada por oficiales de la región, lo que muestra la importancia que las Naciones Unidas conceden a su especial función.

Excelencias,
Señoras y señores,

Por último, pasemos al desarrollo, el desarrollo sostenible.

Las Américas han realizado avances significativos en cuanto a la reducción de la pobreza y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Sus economías han demostrado una enorme capacidad de recuperación ante la crisis financiera de 2008. Sin embargo, sigue habiendo problemas estructurales. Existe un alto grado de desigualdad. Y sabemos que la desigualdad genera inestabilidad.

Después de varios años de crecimiento económico, un bajo nivel de inflación, el avance en la reducción de la pobreza y una mayor tasa de empleo, la región enfrenta el desafío de llenar las importantes lagunas que amenazan el desarrollo sostenible y la seguridad.

Eso significa crear trabajo decente; avanzar hacia una mayor productividad y modalidades de producción más sostenibles; abrir nuevas oportunidades para las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas.

Significa también enfrentar el peligro inminente del cambio climático. Ya tenemos muchas de las soluciones, pero es necesario que aceleremos e intensifiquemos su aplicación.

Algunos países americanos están realizando la transición a un futuro bajo en carbono y en emisiones. Los aliento a todos a hacer más en este sentido; mi iniciativa “Energía Sostenible para Todos” tiene por objetivo prestar apoyo a estos esfuerzos y ampliarlos.

Un acuerdo mundial sobre el cambio climático nos daría el motor que necesitamos para avanzar decididamente en esta dirección. Debemos trabajar juntos y movilizar el capital y la voluntad política necesarios para concertar un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el cambio climático para 2015.

Por mi parte, seguiré insistiendo a cada oportunidad en que se adopten medidas y tengo previsto convocar, el año próximo, una reunión de líderes mundiales centrada en la adopción de las importantes decisiones que el mundo necesita con tanta urgencia.

Tras el éxito de la Conferencia Río+20, ha llegado el momento de reconsiderar la agenda para el desarrollo, haciendo hincapié en la sostenibilidad y considerando la igualdad como motor del crecimiento.

A fin de marcar el camino a seguir y contribuir a comenzar con la definición de nuevos objetivos para el desarrollo sostenible, he nombrado un Grupo de Alto Nivel sobre la agenda para el desarrollo después de 2015.

El Grupo incluye a cinco distinguidos miembros del Brasil, Colombia, Cuba, los Estados Unidos de América y México. Aguardo con interés las recomendaciones que el Grupo aportará al proceso intergubernamental.

Por último, permítanme decir que esta región tiene grandes posibilidades de reforzar la asociación mundial para el desarrollo.

Deseo poner de relieve tres iniciativas que ustedes han emprendido a este respecto: la Alianza de Energía y Clima de las Américas, la iniciativa de conectividad en las Américas y la asociación entre los sectores público y privado “Caminos a la Prosperidad”.

Estos son buenos ejemplos del dinamismo que ustedes han demostrado y de su experiencia en hacer frente a problemas esenciales.

Excelencias,
Señoras y señores,

Hoy he mencionado muchos de los desafíos y oportunidades existentes, pero en cada uno se ponen de relieve las relaciones entre las políticas y las personas. Y en cada uno se destaca la vitalidad de América Latina y el Caribe y de la región de las Américas en su conjunto.

Ustedes son fundamentales para llevarnos a todos a un mundo mejor, con dignidad, prosperidad, oportunidades y justicia social.

Les agradezco una vez más su compromiso. Tenemos mucho por hacer y aguardo con interés que sigamos colaborando estrechamente en este momento clave para promover nuestros valores y objetivos comunes.