Discursos

GEORGE SOROS, PRESIDENTE DE LA FIRMA SOROS FUND MANAGEMENT Y FUNDADOR DEL INSTITUTO DE LA SOCIEDAD ABIERTA (OPEN SOCIETY INSTITUTE)
DECIMOSEXTA CÁTEDRA DE LAS AMÉRICAS, RETOS DE LA SOCIEDAD ABIERTA POR GEORGE SOROS

3 de octubre de 2006 - Washington, DC


Muchísimas gracias. Para mí es un gran honor y quiero agradecer al Secretario General, José Miguel Insulza, que me haya invitado a esta reunión. Me honra muchísimo. Voy a tratar de no hacerlo quedar mal. Esto tal vez puede que sea difícil porque yo, en general, soy conocido por hablar muy directamente.

Básicamente, soy conocido en América Latina como un inversionista y también como un crítico abierto de las políticas de la administración del Presidente Bush, pero no creo que ese sea el tema apropiado para conversar con este público. Quisiera concentrarme más bien en el concepto de la sociedad abierta, el trabajo de la Fundación de la Sociedad Abierta y sus redes y también la importancia que esto tiene para América Latina. No soy un experto en asuntos de América Latina, solamente les puedo contestar la mitad de las preguntas. Tal vez, el público pueda aportar la otra mitad de las respuestas a través de sus preguntas y comentarios sobre mi discurso.

El concepto de la sociedad abierta fue primeramente propuesto por un filosofo francés, Henri Bergson, en su ensayo: “Las Dos Fuentes de Moralidad y de Religión”. Decía que una fuente de moralidad es tradicional y tiene que ver con las sociedades cerradas y la otra es universal y tiene que ver con las sociedades abiertas.

En 1940, el filósofo Karl Popper, muy influenciado por el fascismo y por el comunismo, dijo que las ideas universales también pueden presentar una amenaza al concepto de la sociedad abierta, si estas ideologías dicen poseer la verdad absoluta, porque la verdad absoluta no es alcanzable por los seres humanos. Por lo tanto, aquellos que dicen que sí la tienen pueden imponer su voluntad solamente de una manera represiva. El propuso la idea de la sociedad abierta basada en el reconocimiento de nuestro entendimiento imperfecto, que requiere un pensamiento crítico y una tolerancia para las opiniones que están en desacuerdo, la libertad de expresión, la libertad de asociación, de hecho, la democracia liberal.

Su libro me causó una gran impresión, porque yo crecí en Hungría y tuve experiencias de regimenes nazis y comunistas, así que yo me convertí en alguien devoto de este concepto de la sociedad abierta y en realidad, la filosofía de Karl Popper me ayudó a desarrollar la mía propia: la idea de la falibilidad y reflexividad, que realmente fue de gran utilidad para mí en lo relacionado con los mercados financieros. Y cuando gané más dinero de lo que precisaba para mis necesidades personales, entonces empecé a reflexionar sobre qué es realmente lo que a mí me importaba y es este concepto, un concepto bastante abstracto, el de la sociedad abierta.

Comencé mi trabajo filantrópico en Sudáfrica, que tenía todas las instituciones de una sociedad abierta, pero es una sociedad cerrada y con lineamientos racistas. Luego comencé a trabajar en Hungría y Polonia y, finalmente, una cosa llevó a la otra y formulé esta red dentro del antiguo imperio soviético. Se desmoronó el sistema soviético en un período muy revolucionario. Establecí fundaciones en 26 o más países. Y luego, cuando las cosas se tranquilizaron, me concentré en el problema de la globalización y, de hecho, la Fundación se volvió global.

Luego, para mi gran perplejidad, descubrí que los principios de la sociedad abierta corren peligro en mi propio país, en la sociedad abierta más reconocida: los Estados Unidos, donde empecé a participar a título personal en asuntos políticos. Pero a este tema me referiré otro día.

Yo quisiera más bien explorar la importancia que tiene el concepto de la sociedad abierta en las actividades de la Fundación, en relación a América Latina, porque ahora tenemos una red global, pero no participa activamente en América Latina. Tenemos un presupuesto anual de cerca de 400 millones de dólares, pero lo que gastamos en la región de América Latina es menos de 20 millones de dólares, más o menos 15 millones en este momento.

Tenemos fundaciones nacionales en Guatemala y en Haití. Me enorgullezco por el trabajo de ambas fundaciones. En Guatemala, la junta local reúne a representantes urbanos de la inteligentia liberal y también a los líderes de las organizaciones indígenas, y pienso que esa es una combinación bastante fértil. En Haití, realmente creo que la Fundación se ha desempeñado de manera sobresaliente en ayudar a las comunidades rurales a promover la educación, las bibliotecas y otras actividades.

Cuando entramos a hablar a título teórico, obviamente, la sociedad abierta es un concepto universal. Se aplica a América Latina y a todas las demás partes del mundo. Realmente, me complace mucho conocer a varios líderes de América Latina, pensadores que están comprometidos con esta idea como yo. El Presidente Ricardo Lagos de Chile, por ejemplo, es un expositor elocuente de estas ideas, como yo o tal vez más que yo.

Hay algunas cosas de mi experiencia en la antigua Unión Soviética que son importantes para América Latina y quisiera seleccionar dos puntos: Uno que hemos descubierto es que el desmoronamiento de un sistema cerrado (o régimen totalitario) no lleva automáticamente a una sociedad abierta. Puede, simplemente, llevar a este colapso, que es lo que sucedió en la Unión Soviética. Así que lo que hemos descubierto, y lo que decía Popper, es que los regimenes totalitarios y las ideologías totalitarias representan una amenaza a la sociedad abierta. Hemos descubierto que los estados débiles y los estados fallidos pueden ser igualmente una amenaza a la sociedad abierta. La sociedad abierta está amenazada por todos los lados. Esto fue un descubrimiento muy útil.

Y la segunda lección es que la naturaleza de la democracia liberal no consiste solamente en elecciones libres. Las elecciones libres son importantes, pero también se necesitan restricciones a los poderes del gobierno, se necesita también la división de poderes, una división de poderes, el Estado de Derecho, un poder judicial independiente, medios de comunicación independientes, libertad de expresión y otras instituciones. Si se llega a establecer una secuencia introduciendo la democracia o la sociedad abierta, eventualmente es más importante tener las instituciones ya establecidas, porque si solamente tenemos elecciones libres sin tener las instituciones y las tradiciones, entonces vamos a tener como resultado lo que llaman ahora: democracia iliberal, o se puede obtener, en realidad, una ruptura que lleve a estados fallidos. Considero que estas dos lecciones que he aprendido son muy importantes.

Sudáfrica aporta un ejemplo sobre la importancia de las instituciones. En Sudáfrica, existe un partido dominante que podría poner en peligro la democracia y la sociedad abierta, pero, en realidad, tenemos una sociedad abierta, porque tenemos un poder judicial independiente y una sociedad civil que hace que el gobierno rinda cuenta de sus actos. Ahora, este esfuerzo generalmente necesita de apoyo financiero y no es tan fácil conseguirlo de parte de los filántropos, porque a los filántropos no les gusta participar en cosas que pueden ser políticamente controvertidas. Ahí es donde creo que mi Fundación tiene un papel que desempeñar y por lo tanto, recientemente, he decidido que la Fundación debe continuar, más allá de mi existencia. En un comienzo, quería gastar el dinero mientras que pudiera controlar el gasto, porque gastarlo de manera filantrópica es en realidad más difícil que gastarlo de manera eficiente, lo cual es a su vez más importante y más difícil que hacer dinero. Hacer dinero es relativamente fácil. Uno tiene un criterio único, por así decirlo. Pero cuando uno dona dinero, hay que tener en cuenta qué efecto causará en la sociedad. Distintas personas se ven afectadas de manera diferente, y a veces no se puede sumar todo esto. No sería apropiado.

Cuando se trata del trabajo de la Fundación, principalmente hemos llegado a la conclusión de que la Fundación tiene un papel muy importante que desempeñar para llenar ciertos vacíos en dos áreas: primero y por encima de todo, ayudar a la sociedad civil a hacer que los gobiernos rindan cuentas de sus actos. Segundo, ayudar a los gobiernos que buscan construir sociedades abiertas, ofreciéndoles apoyo y la capacidad necesaria para poder cumplir con sus promesas. Esto es necesario, particularmente, en casos que podríamos llamar: cambio de regimenes democráticos, cuando un determinado grupo que anteriormente había sido excluido es electo y asume el poder con buenas intenciones, pero sin la capacidad de cumplir con esas intenciones. Este fue el caso del antiguo imperio soviético.

Ayudar a los gobiernos, como por ejemplo a Ucrania, a crear y construir esa capacidad ayudó a establecer allí la democracia. A mí me enorgullece mucho el hecho de que Ucrania es una democracia. La gente habla de la Revolución Naranja en Ucrania y ciertamente debo aclarar que no estoy a favor de las revoluciones, porque las revoluciones son manifestaciones de un déficit democrático. La revolución misma no puede llenar ese déficit. Es mucho más importante crear las instituciones, en vez de fomentar las revoluciones. Soy evolucionista pero no revolucionario, aunque estoy orgulloso de haber creado los cimientos sobre los cuales países como Georgia y Ucrania insistieron en principios democráticos, pero fue el fracaso del sistema lo que fue necesario para obtener este resultado.

Aunque Guatemala y Haití son los únicos países donde hemos establecido fundaciones nacionales en América Latina, desarrollamos actividades en otros países de la región, incluyendo México, Perú, Colombia y otros. Quisiera mencionar una organización en México, llamada Limac, que es pionera en el campo de la libertad de información. Nosotros les brindamos apoyo y, a su vez, ellos apoyan nuestros esfuerzos en otras partes del mundo, promulgando leyes útiles sobre la libertad de expresión. También hay otra organización en México: Fundar, que supervisa los gastos del presupuesto. Lo mismo se aplica con esta organización. Nosotros les brindamos apoyo y ellos, a su vez, ayudan a nuestra Fundación en otras partes del mundo, capacitando gente sobre los métodos de supervisión de gastos presupuestarios, lo que considero que también constituye una parte importante de la sociedad abierta.


Un tema que quisiera mencionar y que me parece que es de gran importancia para América Latina es el tema de “la maldición de los recursos naturales”. En países en vías de desarrollo, que son ricos en recursos naturales, muchas veces encontramos que las personas son pobres y que son más pobres que en aquellos países que no tienen recursos naturales, porque tienen los peores gobiernos, tienes desórdenes civiles y muchas guerras. Si observamos a África, por ejemplo, Angola, el Congo, Nigeria, Sudan, son focos que presentan grandes dificultades en África. Es más fácil tratar de captar los recursos que están allí que crear recursos donde no existen.

Una mayor transparencia y rendición de cuentas es un campo que promete mucho para la reforma en América Latina. Comenzamos a trabajar en esto en el 2002, en una campaña llamada: “Publique lo que paga”, que apuntaba a hacer que las compañías internacionales de gas y de petróleo rindieran cuentas de lo que pagaban a diferentes países para que esto pudiera ser controlado y que los gobiernos se hicieran responsables. El segundo paso fue: “Publique lo que recibe”, que tiende a hacer que los gobiernos reporten públicamente lo que reciben en ingresos obtenidos de los recursos naturales. Por ejemplo, Nigeria, que es un país donde prácticamente todo se ha probado y nada ha funcionado bien para combatir la corrupción, durante el segundo mandato del Presidente Obasango, el gobierno publicó los ingresos fiscales obtenidos de las compañías petroleras y luego distribuyeron estos ingresos a los diferentes estados y autoridades locales. Luego, la gente podía hacer preguntas: ¿Dónde esta el dinero? De ahí surgieron procesos legales contra algunos gobernadores, por lo tanto, en los últimos años, el desempeño de Nigeria ha mejorado considerablemente.

La iniciativa de la sociedad civil fue en realidad emprendida por el gobierno británico, que agrupó a gobiernos, compañías, empresas internacionales de petróleo y minería y a la sociedad civil. Establecieron una iniciativa llamada: Iniciativa de Transparencia de Industrias Extractivas (Extractive Industries Transparency Initiative), no es un nombre muy atractivo pero ha progresado notablemente. Se fijaron sus normas y un gran progreso se ha logrado en países como Nigeria, Azerbaijan o Kazakhstan, países que,de otra manera, no son conocidos necesariamente por ser gobiernos democráticos, pero sí se ha logrado mucho en lo que se refiere a la rendición de cuentas por la utilización de los recursos, y al establecimiento de fondos petroleros. Esto ha sido tan prometedor que hemos establecido un Instituto de Observación de Ingresos (Revenue Watch Institute) que cuenta con mi respaldo y, en carácter de igualdad, con el respaldo de la fundación Hewlett y el gobierno noruego. Creo que más personas se están incorporando.

No hemos penetrado muy lejos en América Latina, pero sí tengo la esperanza de que haya receptividad y de algún modo sea algo que inclusive la OEA pueda alentar a sus Estados Miembros a que participen y se unan a estas iniciativas. Eso es lo más importante que puedo proponerles. Me pregunto qué piensan. Me gustaría detenerme en este instante y dar lugar a que hagan preguntas.