Las experiencias tanto en América Latina y el Caribe como en otras regiones, demuestran que la mitigación de las amenazas naturales está mejorando. La instalación de sistemas de alerta en varios países del Caribe ha disminuido el número de fatalidades causadas por huracanes. La prohibición, impuesta por las compañías de seguros, del establecimiento permanente en zonas de inundación ha reducido significativamente los daños causados por las inundaciones en zonas vulnerables.
Un estudio realizado en el Estado de Nueva York (EE.UU.) sobre la mitigación de derrumbes demostró que la mejora en la construcción de autopistas entre 1969 y 1975 redujo en un 90% el costo de reparación de las mismas por los daños causados por deslizamientos.2/ Otra experiencia, en la ciudad de Los Angeles, California, muestra que una adecuada nivelación y análisis de suelos, puede reducir las pérdidas causadas por deslizamientos en 97%.3/
1/
Burton, I., Robert W. Kates and Gilbert F. White. The Environment as Hazard (New York: Oxford University Press, 1978).
2/ Hays, W.W. (ed.) Facing Geologic and Hydrologic Hazards. Earth-Science Considerations. Geological Survey Professional Paper 1240-B (Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office, 1981).
3/ Petak, W.J. and A.A. Atkisson. Natural Hazard Risk Assessment and Public Policy: Anticipating the Unexpected (New York: Springer-Verlag, 1982).
Igualmente, un estudio realizado después del terremoto de 1971 en el Valle de San Fernando, California, indicó que de 568 edificios escolares antiguos que no cumplían con los requisitos de la Ley Field (que estipula estándares de diseño), 50 habían sufrido tantos daños que hubo que demolerlos. Sin embargo, la totalidad de los 500 edificios que cumplían con los estándares de resistencia sísmica no sufrieron daños en sus estructuras.4/ De manera similar, en el terremoto de Loma Prieta en 1989, el evento natural más costoso en la historia de los EE.UU., las disposiciones de los códigos locales de zonificación y construcción ayudaron a que los daños no fueran aún más severos. En el área de la Bahía de San Francisco, las construcciones posteriores a 1960 se balancearon pero quedaron intactas, mientras que a los edificios más antiguos no les fue tan bien. Las construcciones de ladrillos y bloques de concreto no reforzadas sufrieron las peores consecuencias. Los edificios construidos en tierras firmes tuvieron, en general, una menor posibilidad de sufrir daños que aquellos construidos en terraplenes o en pendientes suaves.5/
4/
Bolt, Bruce A. Earthquakes (New York: W.H. Freeman and Company, 1988).
5/ King, John. "In the Wake of the Quake" in Planning, December, 1989 (Chicago, Illinois: APA, 1989).
Las técnicas de mitigación también pueden prolongar el período de alerta a una erupción volcánica, haciendo posible la evacuación de la población. Hoy en día, los mecanismos de monitoreo pueden detectar el aumento de las actividades volcánicas inclusive meses antes de una erupción. Cada día hay más disponibilidad de sistemas sofisticados para la evaluación, monitoreo y alerta de erupciones volcánicas, huracanes, tsunamis y terremotos.
En evaluaciones sectoriales de amenazas naturales conducidas por la OEA sobre, por ejemplo, energía en Costa Rica y agricultura en Ecuador, se ha demostrado el ahorro en capital y en producción que puede lograrse invirtiendo modestamente en la mitigación de las amenazas naturales, mediante la reducción de vulnerabilidad y una mejor planificación sectorial.
Sin embargo, queda mucho por hacer. En general el manejo de amenazas en América Latina y en el Caribe no ha sido totalmente satisfactorio por varias razones, entre otras, la falta de concientización sobre el tema, la falta de incentivos políticos y la idea preconcebida de que los desastres son "naturales". Pero hay nuevas técnicas disponibles, las experiencias están siendo analizadas y transmitidas, los países en desarrollo están demostrando su interés en el tema y los organismos financieros están contemplando su apoyo. Si se alientan estas tendencias favorables, se está cerca de lograr una reducción significativa de los efectos de los eventos naturales en el desarrollo en América Latina y en el Caribe.
Como ha sido mencionado anteriormente, la premisa fundamental de este documento es que se incluya sistemáticamente información sobre amenazas naturales en la planificación del desarrollo y en la preparación de proyectos de inversión, ya que tiene sentido financiero y económico incorporar en dichos proyectos las medidas de mitigación apropiadas. Obviamente, estos esfuerzos consumen recursos financieros y técnicos. Por tal motivo, debe incluirse en la preparación de proyectos de inversión un método para estimar los costos y los beneficios generados al invertir en medidas de mitigación, a fin de poder comparar el valor de las posibles pérdidas dado un evento natural, con los costos de su mitigación. Lógicamente, cuanto antes se hagan los cálculos, mejor.
Las pautas aquí enumeradas sintetizan la experiencia de la OEA asistiendo a los Estados miembros a incorporar medidas de mitigación en la planificación del desarrollo y la formulación de proyectos. Estas pautas se dividen en:
- Factores que influyen en la capacidad de reducir la vulnerabilidad;
- Estrategias de mitigación de amenazas en la planificación del desarrollo;
- Estrategias de mitigación de amenazas en la formulación de proyectos;
- Estrategias para amenazas específicas;
- Estrategias para determinados sectores económicos;
- Instrumentos y técnicas para la evaluación de amenazas naturales;
- Estrategias para organismos de asistencia al desarrollo.