Resoluciones Asamblea General


AG/DEC. 16 (XXVIII-O/98)

REAFIRMACIÓN DE CARACAS

(Declaración aprobada en la segunda sesión plenaria, celebrada el 2 de junio de 1998)

Nosotros los Ministros de Relaciones Exteriores y Jefes de Delegación de los países miembros de la Organización de los Estados Americanos, reunidos en Caracas en este vigésimo octavo período ordinario de sesiones de la Asamblea General, en el año conmemorativo del Cincuentenario de la adopción de la Carta;

Transcurrido medio siglo de un progresivo camino hacia la unidad espiritual del Continente en torno de la misión histórica de ofrecer a nuestros pueblos una tierra de libertad y un ámbito favorable para el desarrollo integral;

Confirmado, como está, el papel fundamental de la cooperación hemisférica solidaria como requisito para el bienestar de nuestros pueblos y para la consolidación, dentro del marco de las instituciones democráticas, de un régimen de libertad individual y justicia social, fundado en el respeto a los derechos humanos;

I

RECORDANDO que, con motivo de la conmemoración del primer centenario del sistema interamericano, la Asamblea General, en Asunción, afirmó la voluntad política de fortalecer la Organización y de utilizarla como el foro natural para el diálogo político, el entendimiento y la cooperación hemisféricos, para alcanzar los propósitos de la Carta;

REITERANDO a la luz del Compromiso de Santiago con la Democracia y la Renovación del Sistema Interamericano, nuestra voluntad de impulsar el proceso de renovación de la Organización de los Estados Americanos;

ENFATIZANDO, como lo hizo la Asamblea General, en Nassau, que la cooperación internacional es fundamental para resolver los problemas económicos, sociales y ambientales de los países del Hemisferio;

DESTACANDO que la Asamblea General, en Managua, al reconocer que la democracia, la paz y el desarrollo son partes inseparables e indivisibles de una visión renovada e integral de la solidaridad americana, afirmó la necesidad de mayores oportunidades para el desarrollo de nuestros pueblos fundado en la comunidad de intereses interamericanos, interdependencia auténtica, beneficios recíprocos y el espíritu de responsabilidad compartida;

REAFIRMANDO el valor de la integración, reconocido por la Asamblea General en Belém do Pará, como un instrumento creador de nuevas realidades económicas y sociales y determinante para eliminar la situación de pobreza extrema en el Hemisferio; CONSCIENTES, ante los desafíos de la globalización que debe enfrentar la comunidad hemisférica, de la vigencia del propósito señalado por la Asamblea General en Montrouis, de fortalecer la capacidad de los organismos multilaterales para promover la cooperación entre las naciones del Hemisferio;

FIRMES en la convicción postulada por la Asamblea General en Panamá, de que el multilateralismo, mediante la cooperación internacional, el diálogo político y el esfuerzo conjunto, dentro de un marco de pleno respeto a la voluntad soberana de los Estados, es un instrumento efectivo para la realización de las aspiraciones comunes y para la superación de los desafíos que confronta el Hemisferio;

REAFIRMANDO que esta oportunidad histórica demanda esfuerzos coordinados para desarrollar, fortalecer y perfeccionar los mecanismos de concertación existentes, idea que llevó a la Asamblea General, en Lima, a definir la OEA como el instrumento principal para la consolidación de la nueva relación hemisférica caracterizada por la cooperación solidaria para el desarrollo;

TENIENDO EN CUENTA la importante contribución que han hecho las Cumbres de las Américas al fortalecimiento de la OEA y a la renovación de su agenda;

II

DESTACANDO que el Protocolo de Cartagena de Indias de 1985, el Compromiso de Santiago de 1991, la resolución 1080 de la Asamblea General de 1991 y el Protocolo de Washington de 1992, otorgan a la Organización de los Estados Americanos un papel relevante en la defensa y promoción de la democracia en el Hemisferio;

VALORANDO la acción que desarrollan la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la promoción y protección de los derechos reconocidos en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre de 1948 y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José, de 1969;

CONFIRMANDO que el patrimonio jurídico del orden interamericano en materia de derechos humanos se ha desarrollado, a partir del Pacto de San José, con el Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la Abolición de la Pena de Muerte; el Protocolo de San Salvador sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura; la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, Convención de Belém do Pará;

CONSCIENTES de que el afianzamiento de la democracia, la paz y el pleno goce de los derechos humanos son aspectos centrales de la agenda hemisférica y constituyen fines fundamentales de la Organización;

CONVENCIDOS de que, con la entrada en vigor del Protocolo de Managua, el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI), foro del diálogo interamericano desde donde se promueve la acción común para enfrentar los desafíos del desarrollo, se constituye en instrumento decisivo para darle vigencia a los postulados de cooperación solidaria y superación de la pobreza;

DESTACANDO el Plan Estratégico de Cooperación Solidaria 1997-2001 como herramienta para articular políticas, programas y mecanismos de acción del CIDI en desarrollo social y generación de empleo productivo, educación, diversificación e integración económicos, apertura comercial y acceso a mercados; desarrollo científico e intercambio y transferencia de tecnología, fortalecimiento de las instituciones democráticas, desarrollo sostenible del turismo, desarrollo sostenible y medio ambiente, y cultura, como áreas prioritarias de la cooperación multilateral;

RECONOCIENDO que la participación responsable y organizada de las comunidades es garantía para la estabilidad de la democracia, la gobernabilidad y el desarrollo integral.

RATIFICANDO la necesidad de incorporar estrategias de desarrollo sostenible como elemento indispensable para lograr, de manera equilibrada y complementaria, los objetivos económicos, sociales y ambientales;

SUBRAYANDO los avances hacia el establecimiento del Area de Libre Comercio de las Américas y el inicio formal de la fase de negociaciones como muestra de la capacidad de concertación económica de nuestros países, sobre la base de la coexistencia con acuerdos bilaterales y subregionales, como se describe en la Declaración Ministerial de San José, de marzo de 1998;

DECIDIDOS a fortalecer la respuesta hemisférica que, con la entrada en vigor de la Convención Interamericana contra la Corrupción, se da a un fenómeno que socava la legitimidad de las instituciones públicas y atenta contra el orden moral y el desarrollo integral de los pueblos;

REFRENDANDO nuestro firme compromiso de combatir al terrorismo en todas sus formas, de conformidad con lo establecido en la Declaración y Plan de Acción sobre Cooperación Hemisférica para Prevenir, Combatir y Eliminar el Terrorismo, y como expresión de nuestra enérgica condena y repudio a todas las formas de terrorismo, cualesquiera sean sus agentes y modalidades, por ser actos que constituyen una violación de los derechos y libertades esenciales de los individuos;

SUBRAYANDO que las Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad, recomendadas en las Conferencias Regionales de Santiago y San Salvador, constituyen una importante contribución a la transparencia, el entendimiento mutuo, la seguridad regional y la paz;

CONVENCIDOS de que el fortalecimiento de la democracia representativa, el desarrollo económico y social, la profundización de los procesos de integración y la cooperación solidaria entre los Estados miembros son fundamentales para el afianzamiento de la paz y la seguridad en la región;

RECORDANDO el mandato conferido a la OEA en la Segunda Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, para revitalizar y fortalecer las instituciones del sistema interamericano relacionadas con los distintos aspectos de la seguridad hemisférica;

REAFIRMANDO que el clima de seguridad hemisférica, también se ha visto reforzado por la decisión de la Asamblea General de reafirmar las metas de lograr la eliminación global de las minas terrestres antipersonal y la conversión del Hemisferio Occidental en una Zona Libre de Minas Terrestres Antipersonal, así como el objetivo de concluir el desminado en Centroamérica para el año 2000 y continuar con el Programa de Asistencia al Desminado en dicha región. Reconociendo, asimismo, la importancia de los programas encaminados a la educación preventiva de la población civil sobre el peligro de las minas antipersonal, la rehabilitación física y psicológica de las víctimas y la recuperación socioeconómica de las zonas desminadas;

REITERANDO que la plena ratificación y la inminente entrada en vigor de la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales Relacionados son fundamentales para el combate y la erradicación de este grave problema, y contribuyen, al mismo tiempo, a aumentar la confianza, la seguridad y la cooperación entre los Estados;

PERSUADIDOS de la necesidad de generar una mayor comprensión en cuanto a las preocupaciones especiales de seguridad de los pequeños estados insulares;

CONVENCIDOS de la importancia de la Estrategia Antidrogas en el Hemisferio como respuesta coordinada de las Américas para reducir el consumo, la producción y el tráfico ilícitos de estupefacientes y sustancias psicotrópicas;

REITERANDO la importancia de la Declaración y Plan de Acción de la Segunda Cumbre de las Américas, en cuanto al fortalecimiento de una alianza contra las drogas, junto con el propósito de estrechar la confianza mutua, el diálogo y la cooperación hemisféricas, mediante el desarrollo de un proceso único y objetivo de evaluación gubernamental de carácter multilateral, para dar seguimiento al progreso individual y colectivo de los esfuerzos hemisféricos y de todos los países del Hemisferio en el tratamiento de las diversas manifestaciones del problema;

III

CONSCIENTES de que así como la conmemoración del Cincuentanario nos invita a celebrar con satisfacción la comunidad de valores democráticos en el Hemisferio, al mismo tiempo que nos compromete a alcanzar plenamente la promoción y protección de los derechos esenciales de la persona humana y a crear las circunstancias que le permitan progresar espiritual y materialmente;

REAFIRMANDO que la lucha contra la pobreza es esencial para la coexistencia pacífica, la armonía social, el desarrollo y el fortalecimiento de las instituciones democráticas;

RECORDANDO que en la Segunda Cumbre de las Américas, celebrada en Santiago, los Jefes de Estado y de Gobierno del Hemisferio ratificaron la importancia de la educación como tarea previa y factor determinante para el desarrollo social, cultural, político y económico de nuestros pueblos;

RECONOCIENDO, una vez más, que el crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente para promover una mejor calidad de vida, superar la pobreza, eliminar la discriminación y la exclusión social y que la experiencia de la región demuestra la necesidad de un crecimiento orientado a promover el desarrollo económico con equidad y justicia social; y

CONSCIENTES de que los ideales de paz, justicia social, desarrollo integral y solidaridad son retos permanentes para nuestras democracias,

REAFIRMAMOS:

La voluntad de fortalecer el multilateralismo como expresión de la unidad que guía nuestros esfuerzos por afianzar los principios y lograr los propósitos consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos.

El firme compromiso, conforme al encargo que hicieran nuestros Jefes de Estado y de Gobierno en la Declaración de Santiago, adoptada en el marco de la Segunda Cumbre de las Américas, de revisar la estructura institucional del sistema interamericano, particularmente la Organización de los Estados Americanos, a fin de fortalecer y modernizar su capacidad para responder a los desafíos del nuevo siglo, adecuarlo a las nuevas realidades hemisféricas, lograr una mayor complementariedad entre sus órganos y dotarlo de la eficiencia organizativa necesaria.

El propósito de continuar, dentro del respeto a los principios de libre determinación y no intervención, una labor permanente y creativa dirigida a preservar y consolidar la democracia en el Hemisferio.

El compromiso de intensificar la profundización de una cultura de paz, desarrollo y no violencia, reconociendo el derecho a la paz como inalienable e inherente a la dignidad de la persona humana.

La decisión de incorporar, como un área prioritaria de las actividades de la Organización, mecanismos de apoyo, de cooperación y de seguimiento relacionados con los procesos de reforma de los sistemas de administración de justicia para aquellos Estados miembros que así lo soliciten.

La determinación de continuar con el proceso de fortalecimiento y perfeccionamiento del sistema interamericano de promoción y protección de los derechos humanos y de impulsar el programa interamericano de promoción internacional de los derechos humanos, destacando que la promoción y la protección son conceptos que interactúan y se refuerzan mutuamente.

La decisión adoptada en la Segunda Cumbre de las Américas de promover la firma, ratificación o adhesión, según el caso, de los instrumentos que conforman el patrimonio jurídico del orden interamericano en materia de derechos humanos.

El compromiso de culminar la preparación de instrumentos jurídicos dirigidos a proteger los derechos de las poblaciones indígenas así como para eliminar todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad, y continuar avanzando en el estudio y desarrollo, conforme a los instrumentos interamericanos, de medidas dirigidas a mejorar las condiciones de detención y encarcelamiento, promover y proteger los derechos de la mujer y el enfoque de equidad de género en todos los niveles, promover y resguardar los derechos humanos de todos los trabajadores migratorios y de sus familias, atender a la situación de los refugiados, repatriados y desplazados internos, promover la vigencia y efectividad de los derechos de las niñas y los niños de las Américas y garantizar el respeto a la libertad de expresión.

La intención de promover una participación más activa de la sociedad civil en los asuntos de la vida pública.

La decisión de continuar apoyando los esfuerzos de integración económica con miras a lograr y consolidar el libre comercio de las Américas y, en particular, fortalecer la acción de la Organización en materia de desarrollo jurídico de la integración.

La voluntad de fomentar la estabilidad de las instituciones democráticas de los países del Hemisferio, para lo cual reiteramos el enfoque que orienta el Programa Interamericano de Cooperación para Combatir la Corrupción, la Declaración y Plan de Acción para Prevenir, Combatir y Eliminar el Terrorismo, la Estrategia Antidrogas en el Hemisferio, el combate al lavado de dinero, el Plan Estratégico de Cooperación Solidaria 1997-2001, y señalamos la importancia del intercambio de experiencias para impedir contribuciones ilegales en el financiamiento de campañas electorales.

El compromiso de consolidar los significativos avances registrados en materia de confianza y seguridad hemisféricas, como expresión fiel de la cultura y tradición de paz de la región y de los valores democráticos que la orientan.

El propósito de continuar con las consultas e intercambios de ideas dentro del Hemisferio para avanzar en la limitación y el control de armas convencionales en la región.

La certeza de que la seguridad de los pequeños Estados insulares, expuesta a preocupaciones especiales de diversa índole, podrá aumentar si se fortalecen el diálogo político y los programas de cooperación para esta subregión.

La decisión de asumir el compromiso de realizar los máximos esfuerzos para que en el menor tiempo posible y trabajando al más alto nivel, se cumpla con el mandato de la Segunda Cumbre de las Américas, de desarrollar un proceso único y objetivo de evaluación de carácter multilateral, para dar seguimiento al progreso individual y colectivo de los esfuerzos hemisféricos y de todos los países del Hemisferio en el tratamiento de las diversas manifestaciones del problema de las drogas.

La determinación de consolidar los acuerdos adoptados en la Cumbre de las Américas sobre Desarrollo Sostenible de Santa Cruz de la Sierra y fortalecer, para tal fin, los mecanismos existentes dentro de la Organización.

La firme voluntad de cumplir las acciones encomendadas a la Organización de los Estados Americanos por las Cumbres de las Américas de Miami y Santiago y de coordinar con otras instituciones del sistema interamericano la ejecución de los compromisos asignados.

En consecuencia, los Ministros de Relaciones Exteriores y Jefes de Delegación de los Estados miembros de la OEA, en nombre de nuestros pueblos y en este período ordinario de sesiones de la Asamblea General, en el Cincuentenario de la Organización, reafirmamos el compromiso con la defensa y promoción de la democracia representativa y de los derechos humanos en la región, el propósito firme de alcanzar el desarrollo con justicia social, y el empeño en hacer de América una tierra de paz y bienestar.

Caracas, 1 de junio de 1998