Resoluciones Asamblea General


AG/DEC. 13 (XXVII-O/97)

COMPROMISO DE LIMA: HACIA UNA CULTURA DE PAZ
Y DESARROLLO EN LAS AMÉRICAS

(Aprobada en la primera sesión plenaria, celebrada el 2 de junio de 1997)

Los Ministros de Relaciones Exteriores y Jefes de Delegación de los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos, reunidos en Lima en ocasión del vigésimo séptimo período ordinario de sesiones de la Asamblea General, en nombre de nuestros pueblos y gobiernos reafirmamos que:

1. La Organización de los Estados Americanos constituye marco central e instrumento fundamental para afianzar la paz y la seguridad en el Continente y el respeto a la soberanía e independencia de los Estados miembros; promover y consolidar la democracia representativa dentro del respeto al principio de no intervención; impulsar el desarrollo integral y sostenible; y, en suma, para alcanzar los ideales consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos y en los instrumentos jurídicos aprobados en Bogotá en 1948, mediante la vigencia del derecho internacional, la plena observancia de los derechos humanos, la cooperación solidaria y la justicia social.

En consecuencia, resulta urgente que el funcionamiento del sistema interamericano y sus instrumentos y estrategias respondan de manera eficiente a los requerimientos y desafíos que enfrentan nuestros pueblos, a fin de que los Estados miembros estén en capacidad de materializar las decisiones emanadas del diálogo entre los países de la región, así como de la concertación que han emprendido los Jefes de Estado y de Gobierno del Hemisferio con el objeto de impulsar la cooperación para la paz y el desarrollo.

2. La OEA constituye el instrumento principal para la consolidación de la nueva relación hemisférica caracterizada por la cooperación solidaria. Esta oportunidad histórica demanda esfuerzos coordinados para desarrollar, fortalecer y perfeccionar los mecanismos de concertación existentes.

Con base en el respeto mutuo, el espíritu de cooperación y el compromiso de asumir y compartir responsabilidades, así como en el establecimiento cuidadoso de nuestras prioridades, reiteramos la voluntad de continuar los esfuerzos de modernización de la OEA para atender eficazmente los asuntos hemisféricos y para robustecer el apoyo del sistema interamericano a los Estados miembros.

3. La promoción y consolidación de la democracia y del respeto a los derechos esenciales del ser humano son elementos fundamentales de la cooperación y la solidaridad interamericanas. Para consolidar los logros alcanzados y avanzar en forma sostenida, es necesario perseverar en los esfuerzos para enfrentar los desafíos que se presentan para la construcción de sociedades democráticas, estables y prósperas y para asegurar la observancia de los derechos humanos. A fin de alcanzar estos objetivos, la OEA continuará desempeñando un papel significativo.

En el marco de los propósitos y principios de la Carta, intensificaremos la cooperación para fortalecer nuestras instituciones democráticas; promover y proteger los derechos humanos en toda su dimensión; combatir y erradicar el terrorismo, la corrupción, el tráfico ilícito de estupefacientes y el de armas, municiones y explosivos, entre otras áreas de interés común. Proseguiremos impulsando la modernización del Estado, manteniendo la independencia de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Promoveremos, asimismo, como una cuestión prioritaria, la educación y la formación cívica de nuestros pueblos mediante políticas nacionales integrales y de calidad que fomenten la paz, la amistad, la tolerancia, el diálogo, la solidaridad y el entendimiento entre nuestros pueblos.

4. La paz y el desarrollo son propósitos esenciales de la OEA. Una efectiva limitación de armamentos convencionales que permita dedicar mayores recursos al desarrollo, la solución pacífica de controversias y el pleno respeto a los tratados coadyuvan al logro de estos fines. La superación de la pobreza extrema y el bienestar de nuestros pueblos son impostergables. La conservación del medio ambiente en el marco del desarrollo sostenible, la ejecución de políticas económicas sanas que otorguen la debida atención a la inversión social y el avance gradual y sostenido hacia la integración comercial de las Américas constituyen tareas interrelacionadas de alta prioridad.

Estos propósitos y prioridades son objeto de un amplio y fructífero diálogo y de acciones de cooperación entre los gobiernos, y entre éstos y todos los sectores de la sociedad. Así lo demuestran los avances registrados en la Cumbre de las Américas sobre Desarrollo Sostenible de Santa Cruz de la Sierra y en la Segunda Reunión Ordinaria del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral, realizada en la ciudad de México, que aprobó el Plan Estratégico de Cooperación Solidaria 1997-2001. La segunda Cumbre de las Américas, que se realizará en Santiago de Chile en 1998, brindará la oportunidad de progresar aún más en la materialización de acciones concretas en esa dirección.

5. El derecho internacional, enriquecido con las normas y principios del sistema interamericano, forma parte esencial del patrimonio jurídico-político de todos los Estados miembros. Su fiel respeto es indispensable para una convivencia hemisférica ordenada, segura y estable, así como para la consolidación de una cultura de paz y desarrollo en las Américas.

Apoyaremos el desarrollo y la preparación apropiada a instrumentos jurídicos interamericanos y promoveremos la suscripción y ratificación de los ya existentes o la adhesión a los mismos. Respaldaremos la aplicación efectiva de las convenciones y tratados vigentes, así como su más amplia difusión.

6. La celebración del Cincuentenario de la OEA en 1998 deberá ser la oportunidad para afianzar el proceso de modernización y fortalecimiento institucional que le permita alcanzar dinámica y funcionalmente sus propósitos y principios.

Con este fin, nos comprometemos a asegurar la continuidad del diálogo y la concertación para que, con miras al próximo milenio, podamos avanzar de manera efectiva en favor del bienestar de nuestros pueblos y de una más amplia y eficaz participación de las Américas en el contexto internacional