Mujeres liderando iniciativas incluyentes durante la pandemia

 

Desde el Task Force Interamericano sobre Liderazgo de las Mujeres seguimos reconociendo a las mujeres cuyo liderazgo está movilizando respuestas a la crisis derivada por la pandemia del COVID-19.

Mujeres que nos recuerdan que las desigualdades se profundizan en la diversidad y la interseccionalidad de género, y que una respuesta incluyente no puede esperar. Mujeres que visibilizan las brechas y trabajan para reducirlas.

Junto a las historias que ya hemos compartido, conoce a estas cuatro lideresas y mujeres solidarias que a continuación destacamos:

Luz Haro

Luz Haro Guanga

Tiene 71 años y se define orgullosamente una mujer rural. Vive en Pastaza, Ecuador, desde donde trabaja incansablemente por dignificar la vida y el trabajo de las mujeres rurales tanto de su país como de toda Latinoamérica.

A los 14 años dejó su hogar por no aceptar que le impusieran un matrimonio con un hombre de 50 años. Hasta ese momento, apenas había alcanzado el 4to grado de escuela: “Para entonces tal parece que no era obligación ni del Estado, ni de la familia, que las niñas del campo terminaran ni siquiera la escuela primaria en mi país”. A los 35 años, ya casada y con 3 hijos, decidió iniciar sus estudios secundarios. A los 58 años logró licenciarse en Ciencias de la Educación y obtuvo una Maestría diez años más tarde. Como aprendiz constante, completó diplomados en gestión de proyectos, tecnología y desarrollo, y políticas públicas con enfoque de género.

Luz Haro tiene un gran recorrido de compromiso social. Entre otras experiencias sociales, fue Fundadora de la Asociación de Mujeres de Juntas Parroquiales Rurales del Ecuador (AMJUPRE) desde donde impulsó la “Escuela de mujeres Lideresas Rurales”. Como funcionaria pública, concursó y llegó a ser Consejera del Consejo Nacional Electoral de Ecuador. Actualmente es Secretaria Ejecutiva de la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres Rurales (RED LAC).

Ante la crisis sanitaria por la pandemia del COVID-19, desde la AMJUPRE Núcleo Los Ríos, la RED-LAC y con el apoyo del Observatorio a la Ley de la No Violencia, lanzaron la Escuela de Lideresas Políticas que llamaron “Del Confinamiento al empoderamiento”, de la cual Luz es Coordinadora Técnica y Facilitadora. Una iniciativa de formación virtual en la que están participando 85 mujeres de Ecuador, Chile y Panamá, y hasta 40 participantes más de forma intermitente debido a las dificultades de conexión a Internet, propio de los ámbitos rurales.

Los temas que se abordan están orientados a fortalecer las capacidades de las mujeres rurales en la gestión de la tierra y el agua, trabajo y mercadeo, cambio climático, derechos y violencias, ciudadanía, participación política, así como temas de empoderamiento personal vinculados a la autoestima, liderazgo, identidad y protocolo.

Desde la necesidad de apoyar a las mujeres rurales en medio de esta crisis, para el desarrollo del programa de formación han gestionado colaboraciones voluntarias por parte de mujeres amigas y aliadas, expertas en cada uno de los temas, quienes han contribuido con sus conocimientos y experiencias. El compromiso de las beneficiarias es replicar lo aprendido en sus comunidades y organizaciones sociales.

Ante este éxito, desde la RED-LAC están preparando el lanzamiento de una edición para toda América Latina y el Caribe.

“Las mujeres rurales damos y sostenemos la vida a través de los alimentos que proveemos al mundo, laborando silenciosamente la tierra con nuestras encallecidas manos. Ahora, la pandemia, debiera servir para dignificar nuestro trabajo, nuestros derechos y elevar nuestra autonomía y empoderamiento económico, claves para la igualdad de oportunidades tras esta crisis global", reclama.

Tatiana Vasconcelos

Tatiana Vasconcelos

Tatiana es venezolana, aunque reside actualmente en Uruguay donde trabaja como Consultora Técnica de la Alianza de Organizaciones por los Derechos de las Personas con Discapacidad (PcD). Licenciada en Sociología, tiene una discapacidad visual congénita.

Desde la Alianza vienen trabajando con otras organizaciones de la sociedad civil y el sistema de agencias de Naciones Unidas para visibilizar los impactos que esta pandemia está teniendo sobre las vidas de las personas con discapacidad, la necesidad e importancia de contar con información accesible disponible en diferentes formatos (lengua de señas, audio descripción, pictogramas y lenguaje sencillo) y contribuir a visibilizar cómo estas afectaciones varían según el tipo de discapacidad del que se trate para luego ofrecer posibles pistas y propuestas de solución que contribuyan a la construcción de políticas de respuestas inclusivas con una perspectiva de género capaces de atender de manera integral las consecuencias generadas por esta pandemia.

Tatiana advierte cómo la pandemia ha magnificado y puesto en evidencia las grandes desigualdades a las que las personas con discapacidad se enfrentan diariamente. La afectación de las medidas de confinamiento y/o distanciamiento social impuestas por la pandemia cobra diferentes formas y dimensiones según el tipo de discapacidad que tenga una persona. Por ejemplo, señala que el distanciamiento social de 2 metros es prácticamente imposible de cumplir para las personas ciegas, ya que la gran mayoría de la información que necesitan para desenvolverse en sus entornos, la obtienen a través del contacto directo con lo que les rodea. Para las personas sordas, la utilización de tapabocas convencionales son una gran barrera para la comunicación e interacción con otras personas al no poder acceder a la lectura labial. El lavado frecuente de manos representa un gran problema para las personas con discapacidad física sobre todo si no pueden acceder de forma autónoma al lavado de manos, o si los baños no son accesibles a usuarios/as en sillas de ruedas. Las restricciones para salir a espacios públicos y circular en la calle alteran sustancialmente las rutinas establecidas para los niños, niñas y adolescentes con trastorno del espectro autista, generando ansiedad y eventual aparición de crisis.

Por otra parte, el lenguaje técnico utilizado para informar del virus y la forma de prevenirlo y cuidarse por lo general no es comprensible para las personas con discapacidad intelectual y psicosocial.

Asimismo, subraya que la mayoría de las plataformas virtuales de educación no contemplan un diseño universal de aprendizaje, y los materiales educativos no son accesibles a las tecnologías de apoyo utilizadas por las personas con discapacidad. Las Apps y plataformas para consultas de salud, tampoco son accesibles a los lectores de pantalla que utilizan las personas ciegas, y casi ninguna cuenta con un intérprete de lengua de señas virtual. Barreras que se repiten también en el nuevo entorno de teletrabajo.

En el caso de las mujeres con discapacidad, señala que éstas tienen 4 veces más probabilidades de sufrir violencia de género en comparación a las mujeres sin discapacidad y, durante la contingencia sanitaria, menos recursos para pedir auxilio en situaciones de violencia.

En suma, la pandemia está teniendo un impacto desproporcionado sobre la vida de todas las personas con discapacidad, agudizando y magnificando situaciones de discriminación, exclusión y violencia que ya estaban presentes previamente a la aparición del COVID-19. Por esa razón, la voz de personas como Tatiana es fundamental a la hora de tomar de decisiones y diseñar políticas de mitigación.

Finalmente resalta: “Frente a situaciones excepcionales de emergencia sanitaria como la actualmente generada por esta pandemia por COVID-19, es condición sine qua non que todas las decisiones que se tomen incluyan la consulta y participación directa de las personas con discapacidad, para que las disposiciones o medidas que se adopten reflejen tanto las necesidades e intereses de este colectivo como una perspectiva de género capaz de abordar de forma integral las consecuencias derivadas de este contexto”.

Maribel Zeballos

Maribel Zeballos Ojeda

Maribel es Enfermera Obstetra. En el marco de la actual pandemia del COVID-19 ella acompaña a las mujeres gestantes de Llallagua, en Potosí, Bolivia, a quienes ofrece atención y control pre y postnatal.

Desde que empezó la pandemia, las mujeres gestantes no están acudiendo a su control regular para evitar los contagios del COVID-19. En consecuencia, no pueden acceder a los controles prenatales y otros servicios de atención a la salud sexual y reproductiva. Por otro lado, la lejanía de comunidades aledañas por falta de transporte, la ausencia de medios de comunicación y la carencia en la que viven muchas de las pacientes, dificulta la atención regular.

Ante esta situación, Maribel se encarga de hacer seguimiento mediante celular entre aquellas gestantes que lo poseen, mientras para los casos de alto riesgo obstétrico organiza visitas domiciliarias para su respectivo control. Cuando llega el momento del parto, Maribel se dirige al domicilio para atender el parto. En la mayoría de los casos los partos se producen de noche, y Maribel está ahí, incluso caminando varios kilómetros para llegar a zonas alejadas de la comunidad. Solo los casos con algún riesgo obstétrico acuden al hospital para su parto.

Maribel sabe que su papel es clave para continuar preservando la salud y la vida de sus pacientes durante la pandemia. Y concluye:

“Todo el sacrificio es por el bien de la mujer y del recién nacido. No importa el horario, cuando la paciente me llama me traslado inmediatamente para asistir el parto, por más lejano que sea la comunidad".

María Victoria Palacios

María Victoria Palacios

Hace más de 7 años, María Victoria comenzó a trabajar en temas de salud y educación para la población LGBTI de su comunidad, en Colombia. Hace un par de años logró formalizar la institucionalidad de la Fundación Latidos Chocó, de la cual es actualmente su Directora.

La Fundación cuenta con una amplia gama de acciones de atención dirigidas población LGBTI, niños y niñas, adultos mayores, familias monomarentales y víctimas de violencias basadas en género. Trabajan especialmente para lograr incidencia en las políticas públicas y planes de desarrollo, así como en servicios de apoyo en el tránsito para personas transgénero. Por otro lado, desde la Fundación se promueven articulaciones con la Defensoría del Pueblo y Comisarías de Familia orientadas a la erradicación de las violencias basadas en género y abogacía por los derechos de las personas LGBTI.

En el contexto de la actual pandemia, las medidas tomadas por la mayoría de los gobiernos están impactando en todas las dimensiones de la economía. Sin embargo, la paralización del comercio está afectando especialmente a los pequeños negocios y emprendimientos. Para la comunidad LGBTI, el cierre temporal de los salones de belleza ha repercutido en sus capacidades de ingresos y empleabilidad, ya que una amplia mayoría trabajaba en este sector. Quienes lideraban este tipo de negocios, se enfrentaron a duras condiciones para mantener en pie los salones, ya que, aun cuando están cerrados, deben seguir pagando el alquiler y velando por el pago del personal. Una cuestión casi imposible de sostener cuando no se tienen ingresos de ningún tipo.

Con la ayuda del municipio de Quibdó y, en alianza con otras organizaciones sociales, desde la Fundación consiguieron asistir a la población LGBTI afectada con casi 100 kits de ayuda alimentaria. Ahora, el siguiente desafío es conseguir apoyo para ofrecer kits de bioseguridad para la población LGBTI que trabaja haciendo entregas a domicilios.

Asimismo, desde la Fundación brindan asesoramiento jurídico y asistencia psicológica para las personas LGBTI, especialmente para las personas transgénero en particular, ya que la emergencia sanitaria ha supuesto, entre otras cosas, el aplazamiento de los tratamientos de endocrinología y la suspensión de sus tratamientos hormonales.

“En esta crisis creo que es necesario y urgente que también se puedan escuchar estas voces diversas. Voces que históricamente han sido silenciadas e invisibilizadas. Voces que no han tenido la oportunidad de expresar las dificultades específicas que han tenido que padecer y que, durante esta pandemia, vuelven a ser calladas. Por lo tanto, para las lideresas y activistas de derechos humanos, es de vital importancia representar y alzar esas voces”, sostiene.