SEDI/CIM unen esfuerzos para enfrentar las desigualdades de género
A
pesar de que los países de América Latina y el Caribe han avanzado
de manera sustantiva en la aprobación de leyes y normativas para la
igualdad de género y la no discriminación hacia las mujeres, las
mujeres continúan enfrentando importantes barreras que limitan el
ejercicio de sus derechos. Aún queda mucho trabajo pendiente y la
transversalización de una perspectiva de igualdad de género y de
derechos en el diseño e implementación de políticas y programas
públicos representa una estrategia efectiva para enfrentar estos
desafíos. Por ello, la Red Interamericana de Protección Social
(RIPSO) y la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la OEA,
desarrollaron una metodología para realizar Diagnósticos
Participativos de Género (DPG), implementada entre abril y
septiembre de 2014 en Uruguay, Guatemala y Paraguay.
La
incorporación de una perspectiva de género en las iniciativas de
protección social ha demostrado tener un impacto positivo en las
estrategias de desarrollo y reducción de la pobreza. Por ejemplo,
según la OCDE, "las transferencias sociales en manos de las mujeres
mejoraran la salud, el estado nutricional y la asistencia a la
escuela de los niños, y pueden ser una forma efectiva de reducir el
hambre y la pobreza intergeneracional". Al identificar la influencia
del género y de los roles de género en la práctica, podemos en
consecuencia ajustar estas políticas y programas con el fin de
maximizar su potencial, evitar los obstáculos, la discriminación,
la sobrecarga desproporcionada de trabajo en las mujeres, y
en el peor de los casos, el fracaso del programa.
La
metodología para realizar Diagnósticos Participativos de Género
(DPG) de la OEA-CIM se basa en una serie de auditorías de género
exitosas desarrolladas por la Red Interamericana para la
Administración Laboral (RIAL) de la OEA y la Organización
Internacional del Trabajo con los Ministerios de Trabajo de la
región. Asimismo, se construye sobre metodologías
participativas de planificación estratégica generadas en el marco de
proyectos previos OEA-CIM.
La RIPSO construyó sobre las lecciones aprendidas y la
experiencia de la Organización, adaptando la metodología para
atender las necesidades particulares de los Ministerios de
Desarrollo Social, e incorporando a los órganos rectores de
género en el proceso para facilitar una
discusión y evaluación intersectorial y sobretodo su réplica
en otros sectores.
El DPG es un
proceso que comienza con la creación de capacidad local.
Inicialmente, un equipo de voluntarios del ministerio en cada país
es entrenado en la metodología, y luego trabajan con expertas en
género de la RIPSO para facilitar el diálogo, la reflexión y el
desarrollo de las acciones propuestas entre sus colegas para mejorar
la equidad de género en la organización. Los DPG se basaron tanto en
datos subjetivos, incluyendo la auto-evaluación y entrevistas con el
personal y los directivos, así como datos objetivos obtenidos de una
revisión de documentos internos y públicos de la organización.
En los tres
países participantes, un total de 440 profesionales de desarrollo
social y de género implementaron la metodología DPG, con el apoyo de
27 colegas recién entrenados como facilitadores. Este proceso
altamente interactivo y participativo produjo un fuerte sentido de
pertenencia entre el equipo y un plan de acción sólido basado en las
circunstancias y en las necesidades reales.
En Guatemala,
el DPG condujo al fortalecimiento de la Unidad de Género del
Ministerio de Desarrollo Social, que sólo se había creado una semana antes
del taller, a través de la designación de un espacio físico y de un
presupuesto propio. En Paraguay, los facilitadores describieron lo
ocurrido como un "efecto bola de nieve". "Incluso cuando sólo un personal de veinte personas asistió
a uno de los talleres del DPG", explicaron, "muy pronto toda la
agencia estaba hablando de género!". Semanas después de completar el
taller, el gobierno de Paraguay solicitó asistencia técnica
adicional de la OEA para llevar a cabo un Diagnóstico Participativo
de Género en otras dos instituciones públicas.
Si bien no existe un enfoque único para la inclusión de la
perspectiva de género, lo que es fundamental es que ésta se
incorpore en el trabajo diario de la organización en la que
se aplique,
y que exista
apropiación y capacidad local para seguir facilitando el proceso.
Por estas razones, el enfoque de los DPG y el plan de acción
elaborado como resultado tienen una mayor probabilidad de ser
sostenibles. El equipo de la OEA-RIPSO-/CIM continuará apoyando a los
gobiernos participantes que estarán llevando a cabo las actividades
del plan, a fin de mejorar la integración de la perspectiva de
género en la región.
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