Los Estados deben redoblar sus esfuerzos para erradicar patrones históricos de racismo ambiental

21 de marzo de 2022

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Washington D.C. - En el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, y en anticipación al Día Internacional para las Víctimas de Esclavitud y Trata de Personas Esclavizadas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (REDESCA) llaman a los Estados a erradicar los patrones históricos de discriminación racial estructural, en especial el racismo ambiental, que impactan desproporcionadamente a las personas afrodescendientes y comunidades tribales.

La discriminación racial estructural, herencia de una cultura social colonialista y esclavista, conlleva a que una gran cantidad de personas afrodescendientes y de comunidades tribales experimenten situaciones de pobreza, pobreza extrema y un acceso desigual al territorio, al medio ambiente sano y a recursos naturales básicos como agua, suelo, y espacios con mejor calidad del aire. Ese contexto las expone a peligros ambientales por motivos de desastres naturales extremadamente graves, así como en espacios con mayores cargas de contaminación del ambiente por desechos tóxicos, recursos naturales envenenados, entre otros. Ese fenómeno, conocido como racismo ambiental, incrementa su exposición a emergencias sanitarias, crisis humanitarias, situaciones desplazamiento forzado, entre otras y amenaza su subsistencia.

Además, según se estableció en la Resolución 03/2021 sobre la emergencia climática y las obligaciones interamericanas de derechos humanos, los vínculos entre el cambio climático y de desastres ambientales son cada vez más recurrentes y amenazan el ejercicio de los derechos humanos de pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, tribales y campesinas. Aunado a ello, la discriminación racial estructural presente en las instituciones de los Estados resulta en la ausencia de enfoques étnico-raciales que tomen en consideración las necesidades históricas de esas personas en la planificación, diseño e implementación de las políticas ambientales. Esa desigualdad racial, en el marco de la justicia climática, representa una grave amenaza para el goce de los derechos humanos, en especial los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de las personas afrodescendientes y comunidades tribales.

La CIDH y la Relatoría Especial hacen un llamado a los Estados a incorporar una perspectiva étnico-racial transversal con miras a lograr una justicia climática, y eliminar las brechas sociales y económicas que impactan diferencialmente a las personas afrodescendientes y comunidades tribales en situaciones de vulnerabilidad. Al tiempo, también urgen garantizar la participación efectiva y oportuna de esas personas en la construcción e implementación de todas las políticas que se adelantan sobre cambio climático.

La REDESCA es una Oficina autónoma de la CIDH, especialmente creada para fortalecer la promoción y protección de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en el continente americano, liderando los esfuerzos de la Comisión en la materia.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.

No. 055/22

11:42 AM