CIDH

Palabras de la Presidenta de la CIDH

Discurso de la Comisionada Tracy Robinson, Presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la clausura del 150o. período de sesiones

Washington, D.C., 3 de abril de 2014

Embajadora Jacinth Lorna Henry-Martin, Presidenta del Consejo Permanente,
Embajador Albert Ramdin, Secretario General Adjunto
Embajador Hugo de Zela, Jefe de Gabinete;
Representantes Permanentes y Adjuntos de los Estados Miembros;
Observadores Permanentes;
Representantes de las organizaciones de la sociedad civil;
Miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos;
Secretario Ejecutivo y Secretaria Ejecutiva Adjunta de la Comisión, Relatora Especial para la Libertad de Expresión, personal de la Secretaría, becarios y pasantes;
Señoras y señores:

En mi calidad de Presidenta y en nombre de mis colegas, me complace sobremanera darles hoy la bienvenida a esta reunión para conmemorar la clausura del 150o período de sesiones de la CIDH que comenzó el 20 de marzo. Me acompañan mis colegas Rose-Marie Antoine, Primera Vicepresidenta; Felipe González, Segundo Vicepresidente, y los Comisionados José de Jesús Orozco, Rosa María Ortiz, Paulo Vannuchi y James Cavallaro.  

Considero que es señal de una robusta relación entre los Estados Miembros y la CIDH que éste sea uno de los momentos en que en las dos últimas semanas la Comisión ha tenido la oportunidad de reunirse con representantes de los Estados Miembros. Valoramos su presencia y les damos nuevamente la bienvenida.

Quiero reconocer al Embajador Ramdin, Secretario General Adjunto, y ofrecerle el uso de la palabra.

Como ustedes saben, los dos últimos años han sido muy intensos y de mucho trabajo, en los que los Estados Miembros, la sociedad civil, las víctimas y otros actores interesados en el Sistema llevaron a cabo un proceso de diálogo facilitado por la Comisión, sobre la forma de mejorar nuestros procedimientos y nuestra eficacia, preservando al mismo tiempo nuestra autonomía y vigor institucional.  Este proceso exigió un liderazgo prudente y distinguido, y en los últimos dos años nos hemos beneficiado de lo mejor de ambas características. En nombre de los  integrantes de la Comisión, quiero expresar mi reconocimiento y la deuda que tenemos con nuestro Presidente saliente José de Jesús Orozco, por su generoso compromiso con la Comisión y por el muy hábil liderazgo ejercido durante el período en que se desempeñó como Presidente. 

El 20 de marzo, hace dos semanas, se nos encomendó a la nueva Directiva la responsabilidad de dirigir la labor de la Comisión. Agradecemos el respaldo de nuestros colegas y del dedicado personal de la Secretaría Ejecutiva, y aguardamos con interés un productivo 56º año de promoción y protección de los derechos humanos en la región junto con todos los usuarios del sistema interamericano.  Esta es también la primera sesión de una nueva integración de la Comisión, a la que se nos unen los Comisionados Vannuchi y Cavallaro, y en la que hemos afirmado nuestro compromiso como Comisión de asumir las importantes funciones de proteger y promover los derechos humanos en todas las Américas.

Durante más de medio siglo de existencia institucional, la Comisión ha sido llamada a proteger los derechos  humanos en situaciones extremadamente graves que han afectado a los países de las Américas.  Actualmente, en muchos Estados se han fortalecido y consolidado los procesos democráticos.  Sin embargo, el goce efectivo de los derechos humanos para todas las personas, en todos los lugares de las Américas, todavía dista mucho de ser una realidad.

Aún todavía, como ha observado repetidamente la Comisión, dependiendo de quién se sea, la  historia personal, de dónde se viva  o de dónde o hacia dónde se traslade, o  lo que se haga, o la crisis o conflicto de ese momento, la dignidad humana puede no ser agudamente reconocida, no respetarse el derecho a definir el proyecto de vida propio o socavarse sistemáticamente los esfuerzos por proteger los derechos humanos de terceros. A la Comisión le preocupan seriamente los derechos de las personas indígenas, los afrodescendientes, las  lesbianas, las personas gay, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGBTI), los discapacitados, las mujeres, los niños  y adolescentes, las personas desplazadas internamente, los refugiados, las víctimas de tráfico humano u otras formas de violencia y explotación. Los defensores de los derechos humanos siguen siendo objeto de asesinatos, ataques, amenazas y otros actos de hostigamiento. Como regla general,  las condiciones estructurales de la justicia y la seguridad de los derechos humanos siguen siendo críticas y la Comisión también debe subrayar que un poder judicial independiente constituye un elemento esencial para la investigación y el castigo de las violaciones a los derechos humanos, así como para preservar el marco institucional fundamental en un sistema democrático efectivo.

Al mismo tiempo, la Comisión continúa considerando y expresando su satisfacción por los numerosos avances y buenas prácticas que han implementado los países de la región.  Estos son procesos en evolución más que logros finales y ofrecen crecientes vías para lograr la justicia y la libertad de todos los habitantes de las Américas, que la Comisión desea impulsar.

Durante este 150o. período de sesiones de la Comisión Interamericana tuvimos, como siempre, un programa de actividades muy completo. Celebramos un número sin precedentes de 55 audiencias y 32 reuniones de trabajo. El día de las reuniones de trabajo se dedica a facilitar la implementación de medidas cautelares, al cumplimiento de recomendaciones y procedimientos de solución amistosa.  La Comisión asimismo aprecia las medidas adoptadas por los Estados y en colaboración con peticionarios con el fin de avanzar el cumplimiento de las recomendaciones y la eficacia de las medidas cautelares, elementos clave del goce de los derechos humanos.  Me temo que nuestros nuevos colegas, uno de los cuales presidió 11 y el otro, 8 reuniones de trabajo, se han visto sometidos a una brutal iniciación. Pero junto con su firme compromiso ya han demostrado aptitudes que valoramos muy favorablemente: apertura a la conciliación y el diálogo (Vanucchi) y un enfoque sensible a la forma de hacer justicia (Cavallaro).

Durante este período también nos hemos reunido con representantes de los Estados Miembros, incluidos los de CARICOM y de la sociedad civil.  Adoptamos decisiones sobre peticiones, casos, medidas cautelares, así como otros aspectos incluidos en nuestro mandato. Estas incluyen la decisión de establecer para fines de 2015 una Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Durante nuestra semana de audiencias y reuniones de trabajo recibimos información y testimonios sobre una gama de aspectos y situaciones que caen dentro del mandato de la CIDH. Deseo señalar dos audiencias que se concentraron en la lucha contra la impunidad por violaciones del pasado, así como programas de indemnización por tales violaciones y, por primera vez, audiencias sobre derechos sexuales y reproductivos de personas con discapacidades, y el impacto de las políticas antidrogas sobre los derechos humanos. Deseamos agradecer a los más de veinte Estados y miembros de la sociedad civil que participaron en las audiencias que también recibieron  argumentos orales sobre los méritos en tres casos. Las audiencias siguen constituyendo un importante foro para abordar los principales aspectos de derechos humanos en la región.

Como ustedes saben, un importante desafío que es preciso superar para fortalecer el sistema interamericano de derechos humanos es la falta de recursos humanos y financieros para procesar adecuadamente y resolver el creciente volumen de peticiones, casos y medidas cautelares; y para desempeñar eficazmente nuestras funciones de vigilancia, y actuar de manera oportuna sobre los mandatos conferidos a este órgano por los cuerpos políticos de la OEA. Quisiéramos destacar los importantes esfuerzos del Secretario General  por mantener o mejorar nuestra situación en términos de recursos, a pesar de la compleja situación financiera   que atraviesan la OEA, la región y el mundo.  La Comisión agradece especialmente a los Estados Miembros por las contribuciones financieras que han efectuado, así como a los organismos internacionales y las organizaciones de las Américas y de fuera de la región que han apoyado a la Comisión. La Comisión sigue instando a los Estados Miembros a que adopten las medidas necesarias para asegurar que el sistema interamericano se financie plenamente a través de los Estados de la región, como lo establecen varias resoluciones de la Asamblea General. 

El fortalecimiento del sistema interamericano de derechos humanos requiere,  en primer lugar, un compromiso colectivo de los Estados demostrado por la ratificación universal de los tratados regionales de derechos humanos. Debemos lograr mayores niveles de cumplimiento de las decisiones de la Comisión y la Corte Interamericana.  En los últimos años, muchos Estados Miembros han experimentado un avance sustancial en la protección de los derechos humanos, quisiéramos solicitar a los Estados que profundicen su compromiso desempeñando su papel de garantes colectivos del sistema.

Agradezco a cada uno de ustedes su continuo apoyo a la Comisión, y su presencia en esta ocasión. De esta manera clausuro oficialmente el 150o. período de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos