Señor Secretario General,

Señores Representantes Permanentes,

Señor Embajador de Brasil ante los Estados Unidos de América,

Señor Secretario General Adjunto,

Señores secretarios y demás miembros de la Secretaría,

Señoras y señores, amigos míos:


Es para mí un motivo de honra y especial satisfacción asumir, en representación de Brasil, la presidencia del Consejo Permanente, instancia de la Organización de los Estados Americanos que, en cumplimiento de los mandatos emanados de las Asambleas Generales, desempeña un papel fundamental en el desarrollo e implementación de la agenda política y de cooperación en el Hemisferio.

Recientemente, nuestra región fue escenario de importantes acontecimientos en el ámbito de la renovación política. Se han multiplicado las iniciativas de concertación y de cooperación en diferentes ámbitos y formatos. La OEA debe ser parte importante de este proceso. Es preciso que la OEA se empeñe en actualizarse y en demostrar que es capaz de responder a los desafíos resultantes de esta realidad mutante y de las aspiraciones que prevalecen en nuestra región. Entre estos desafíos se incluye el desarrollar un programa de acción positivo, el enriquecer la agenda democrática con la perspectiva social y el restituir a la Organización su calidad de foro efectivo de representación de la totalidad de los países del Hemisferio.

Durante el primer semestre de 2009 se llevará a cabo una serie de eventos de suma importancia para la Organización. Entre ellos, sobresale la V Cumbre de las Américas, a celebrarse en el mes de abril en Trinidad y Tobago, y el trigésimo noveno período ordinario de sesiones de la Asamblea General, en el mes de junio en Honduras. Es preciso que nos dediquemos con empeño a las negociaciones pertinentes y que tengamos una clara idea de nuestros objetivos. Es fundamental que establezcamos prioridades para nuestras actividades y que busquemos concentrarnos en aquellos temas y decisiones realmente importantes a fin de evitar el derroche de esfuerzos y la multiplicación de iniciativas burocráticas. La cantidad no es sinónimo de calidad. Al contrario, puede llevarnos a la irrelevancia.

Son numerosos y significativos los beneficios que la región recibe de nuestra Organización. La Carta de la Organización de los Estados Americanos y la Carta Democrática Interamericana ponen de manifiesto el consenso sobre los principios, propósitos y normas para la convivencia entre los Estados Miembros, cuyo valor está fuera de toda duda y que han tenido una vigencia extraordinaria y duradera. El patrimonio jurídico de la OEA es insustituible y ha sido fuente de referencia y soporte para deliberaciones y decisiones en otros foros. En términos prácticos, ha servido para el fortalecimiento de las instituciones democráticas, el respeto a la soberanía, a la autodeterminación y la no intervención, así como para la promoción de múltiples y variadas iniciativas de cooperación, la solución o mitigación de problemas bilaterales y la superación de tensiones dentro de los Estados Miembros. Sin ánimo de profundizar en el tema, quisiera referirme también al especial papel de la OEA en las misiones de observación electoral y en la promoción y protección de los derechos humanos, los cuales son campos de acción esenciales para el fortalecimiento de las sociedades democráticas.

El ideal de democracia sigue avanzando y fortaleciéndose en el Hemisferio. Las instituciones democráticas que deben ser conservadas y profundizadas implican necesariamente una mayor inclusión y justicia social. Es una condición esencial para la plena realización de la democracia. Y por esta razón, los temas sociales adquieren especial significado en la agenda de nuestra Organización, en sintonía con las tendencias políticas preponderantes en la actualidad y con las aspiraciones legítimas de nuestras sociedades.

En vista de lo anterior, quisiera destacar dos instrumentos que se están negociando y que merecen atención prioritaria. Me refiero a la Carta Social de las Américas y a la Convención Interamericana contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación e Intolerancia. La primera servirá para complementar y ampliar los valores y principios contenidos en la Carta Democrática Interamericana. La segunda tiene como objetivo crear una cultura de inclusión, igualdad y tolerancia en nuestros pueblos mediante el establecimiento de parámetros comunes destinados a fortalecer la prevención y el combate a todas las formas de discriminación en el Hemisferio. La atención a los temas sociales y la ampliación de la cooperación solidaria permitirán también reforzar la seguridad en la región, en su sentido multidimensional, tal como está consagrado en la Declaración de Bridgetown de 2002 y en la Declaración sobre Seguridad en las Américas de 2003.

Es prometedora la reciente noticia de que, en el cumplimiento de sus objetivos, la Organización seguirá beneficiándose con el lúcido y firme liderazgo del Secretario General José Miguel Insulza, pues su decisión de permanecer en su puesto contribuirá a que esta Organización continúe revitalizándose, renovándose y ejerciendo un papel trascendente en la convivencia interamericana. De igual modo, es especialmente significativo par mí recibir la presidencia de manos del amigo Embajador Reynaldo Cuadros Anaya, Representante Permanente de Bolivia, cuyo desempeño se vio caracterizado por los principios de humanidad y solidaridad que todos apreciamos. Le deseo éxito profesional y felicidad en lo personal en esta nueva etapa.

Es mi objetivo ejercer la Presidencia del Consejo Permanente con el ánimo siempre abierto al diálogo y aprovechar las aportaciones y sugerencias de todos los Representantes Permanentes, cuya presencia agradezco; y doy gracias también a todos los que nos acompañan este día. Señor Secretario General, cuente con mi apoyo incondicional para seguir promoviendo la agenda de nuestra Organización.

Muchas gracias.