Discursos

EMBAJADOR JAVIER SANCHO BONILLA, PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE SEGURIDAD HEMISFÉRICA DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS, REPRESENTANTE PERMANENTE DE COSTA RICA
INTERVENCIÓN DEL EMBAJADOR JAVIER SANCHO BONILLA, DURANTE LA REUNIÓN REGIONAL DE EXPERTOS: LAS ARMAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO [PANEL SOBRE EL COSTO HUMANO DE LA DISPONIBILIDAD DE ARMAS PEQUEÑAS Y LA RESPUESTA DE LA COMUNIDAD INTERAMERICANA]

23 de agosto de 2006 - Buenos Aires, Argentina


Sean mis primeras palabras para agradecer la gentil invitación que el gobierno de la República Argentina y el Comité Internacional de la Cruz Roja me hiciera para participar en este importante foro y, en especial, por la oportunidad de compartir con todos ustedes.

En mi condición de Presidente de la Comisión de Seguridad Hemisférica y de Secretario Protémpore de la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales Relaciones (CIFTA) deseo presentarles la perspectiva multilateral e interamericana de la OEA en materia de seguridad y, específicamente, las acciones que ha emprendido para atender, prevenir y atacar la problemática que la disponibilidad de armas pequeñas representa para todos los países de la región.
Por ello, la primera y segunda parte de mi intervención las dedicaré a enmarcar los temas de paz y seguridad en el nuevo contexto internacional así como las labores que la CIFTA ha realizado en este campo.

Adicionalmente, en mi calidad de representante de un país que ha promovido la paz, la democracia y los derechos humanos y que en distintos foros ha reafirmado su compromiso de “detener la proliferación, tráfico ilegal y uso equivocado de armas pequeñas y ligeras y municiones,” en la última parte de mi exposición destacaré brevemente algunas de las contribuciones y propuestas que Costa Rica ha hecho a la comunidad internacional en el tema que nos ocupa.

Nuevos conceptos de paz y seguridad

Como bien sabemos, después de la Guerra Fría los conceptos de paz y seguridad se redefinieron. En este escenario, la OEA deja de ver la paz como la ausencia de guerra o paz negativa y en la Declaración de Seguridad de las Américas la conceptualiza como un “valor y un principio en sí mismo que se basa en la democracia, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la solidaridad, la seguridad y el respeto al derecho internacional.”

A la seguridad también se le ha dado otro enfoque. La misma Declaración de Seguridad de las Américas creó un nuevo concepto de seguridad hemisférica que amplía la definición tradicional de defensa de la seguridad de los Estados a partir de la incorporación de nuevas amenazas, preocupaciones y desafíos, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales. Se le otorga así a la seguridad un enfoque "multidimensional" que abarca tanto las amenazas tradicionales como nuevas y, además, "incorpora las prioridades de cada Estado, contribuye a la consolidación de la paz, al desarrollo integral y a la justicia social, y se basa en valores democráticos, el respeto, la promoción y defensa de los derechos humanos, la solidaridad, la cooperación y el respeto a la soberanía nacional.”

El fenómeno de la difusión incontrolada armas

Así las cosas, la difusión incontrolada y el uso indebido de armas pequeñas y ligeras se ha convertido en un tema de central importancia para asegurar la paz y la seguridad del hemisferio. De hecho, poco a poco se nutre el consenso que este fenómeno constituye una epidemia silenciosa que genera altos costos humanos y económicos y que está asociada con múltiples formas de criminalidad y violencia.

Para comprender mejor las dimensiones de este problema, la Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas (IANSA) califica a América Latina como la región del mundo con la mayor violencia armada, en la que el 42% de los homicidios con armas de fuego – no por conflictos armados- suceden en nuestra región. Se calcula además que puede haber alrededor de 80 millones de armas con las cuales se cometen entre 73 mil y 90 mil agresiones armadas cada año.

También es América Latina la zona del hemisferio con la tasa más alta de criminalidad, entre cuatro a cinco veces mayor a la del resto del mundo. Y donde el impacto de este fenómeno, según la Coalición Latinoamericana para la Prevención de la Violencia Armada (CLAVE), se estima en más del 10% de la riqueza que produce cada año, o bien, un 14% del PIB de toda la región, según estimados del Banco Interamericano para el Desarrollo en cuanto al costo de la violencia armada en América Latina durante la década de los noventa.

Avances en el Sistema Interamericano

A pesar de tan desalentadores indicadores, América Latina es la única región en el mundo donde las recomendaciones del Programa de Acción de las Naciones Unidas fueron implementadas y donde más avanzaron las políticas de control de armas.

En efecto, nos laureamos que nuestra región haya sido la primera en adoptar, en 1997, una definición de qué es un arma de fuego y en aprobar instrumentos regionales de control de armas como la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego (CIFTA).

Entre las tareas de CIFTA se destacan en particular la necesidad de avanzar hacia el marcaje de armas; la confiscación de armas; autorizaciones o licencias de exportación, importación y tránsito; y el fortalecimiento de los controles en los puntos de exportación. Asimismo, la Convención aspira promover y facilitar la cooperación e intercambio de información y experiencias entre los Estados. A la fecha, 26 de los 34 Estados miembros de la OEA lo han ratificado; por lo que aprovecho esta ocasión para invitar a los Estados miembros que aún no lo han hecho, a que lo hagan oportunamente.

En cuanto a CIFTA, quiero destacar que la Convención estableció un Comité Consultivo, compuesto por un representante de cada Estado Parte, con el fin de asegurar su implementación, promover el intercambio de información, facilitar la cooperación y promover la capacitación entre los Estados. También tiene a su cargo la compilación de las respuestas nacionales al Cuestionario de CIFTA, documento oficial que da seguimiento a la implementación de CIFTA y otros mecanismos adoptados por los Estados Parte. Este Comité celebra una reunión ordinaria anual. Durante la última sesión de abril de este año, Costa Rica tuvo el honor de ser elegida como Secretaría Pro Témpore del Comité Consultivo para el período 2006-2007.

Además de Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego (CIFTA), se firmaron otros acuerdos regionales entre países de América Latina como la Convención Interamericana contra el Abuso de Drogas (CICAD). La CICAD contiene un reglamento modelo para la importación y exportación de armas de fuego y munición; mismo que fue creado durante los años noventa para establecer, en forma multilateral, una serie de medidas y procedimientos armonizados para vigilar y controlar el comercio internacional de armas de fuego, sus partes y componentes y municiones para evitar el tráfico ilícito de las mismas, así como su desviación para usos y propósitos ilegales. Posteriormente se creó otro Reglamento Modelo referente al control de intermediarios de armas de fuego, sus partes y componentes y municiones. Ambos sirven para complementar los esfuerzos realizados dentro del marco de la CIFTA.

En este sentido, dos reuniones realizadas por CIFTA el año pasado merecen nuestra atención. En marzo de 2005 se realizó en Colombia la Primera Conferencia de Estados Parte de CIFTA que culminó en la Declaración de Bogotá. Este documento es fundamental porque guía la implementación y aplicación de los objetivos de CIFTA. Entre las múltiples recomendaciones de la Declaración se incluye la creación de un Grupo de Expertos CIFTA-CICAD encargado con la responsabilidad de preparar Reglamentos Modelo en áreas como el marcaje de armas, medidas de seguridad y fortalecimiento de controles en los puntos de exportación.

Y, en octubre del año pasado, se convocó una reunión de autoridades nacionales directamente responsables del otorgamiento de las autorizaciones o licencias de exportación. La reunión produjo recomendaciones y mecanismos sobre la importación y tránsito de armas de fuego, municiones, explosivos y otros materiales, y prácticas de seguridad para reducir las posibilidades de falsificación o fraude en licencias y permisos de importación o exportación, así como en certificados o cartas de destino final que expidan o autoricen las autoridades correspondientes del Estado.

En este aspecto, quisiera agregar que en octubre de este año, se reunirá el Washington DC el Grupo de Expertos CIFTA-CICAD para finalizar los Reglamentos Modelo sobre el marcaje y rastreo de armas de fuego y para iniciar la preparación de Reglamentos Modelo sobre el fortalecimiento de controles en los puntos de exportación.

Todas estas acciones demuestran el compromiso de la Organización de los Estados Americanos y de sus Estados Miembros de controlar y regular el comercio internacional de armas; compromiso que es crucial puesto que América Latina es una región que se concibe estratégica para el control del tráfico de armas y otras formas de crimen organizado.

Es por ello que la OEA ha insistido e insistirá en que todos los gobiernos del hemisferio, fabricantes o no, asuman su responsabilidad en el control del flujo de armas. El derecho de los Estados a adquirir armas para hacer cumplir la ley y proteger el interés común de manera responsable es innegable, pero a la par de este derecho, los Estados tienen responsabilidades y obligaciones legales más amplias en lo relativo a garantizar que las armas transferidas no desempeñan un papel decisivo en la violación del derecho internacional de los derechos humanos o el derecho internacional humanitario, ni dificulten su desarrollo.

Todo esto, porque la transferencia irresponsable de armas alimenta los abusos contra los derechos humanos y es el catalizador demostrado los conflictos, ni qué decir de su impacto en la vida de cientos de miles de hombres, mujeres, niños y niñas que sufren mutilaciones, torturas o se ven obligados a huir de sus hogares dado la violencia e inseguridad en que están sumergidos.
De ahí que nos encontremos en este momento recomendando a los países miembros mejorar la legislación nacional para que el registro de todas las armas en manos de civiles sea obligatorio; así como crear un órgano o sistema de información accesible a todos los Estados para intercambiar esta información.

Hemos propuesto también no solo fortalecer los almacenes que guardan armas secuestradas para hacerlos más seguros; lo que incluiría la ampliación física de los almacenes y la creación de un banco de datos computarizados para el registro de armas, sino fomentar la coordinación entre diversas agencias nacionales tales como policías, inteligencia y las fuerzas armadas para interrumpir el tráfico ilícito de armas, entre otras acciones.

Entendemos que la magnitud del problema de las armas pequeñas trasciende las posibilidades de cualquier esfuerzo individual y, por ello, quiero exhortar a todos los Estados Miembros para que se involucren en la lucha contra este flagelo, cuya dimensión debe impulsarnos a emprender acciones concertadas dando plena aplicación al principio de responsabilidad compartida

La propuesta de Costa Rica

Dentro de este contexto multilateral quiero hacer referencia a la propuesta de Costa Rica en esta materia. Para Costa Rica, el uso indebido de armas pequeñas y armas ligeras es un problema que requiere una respuesta concertada en muchos planos: en el plano local, en el plano nacional, en el plano regional y en el plano mundial.

Por ello, Costa Rica insiste en develar la falacia que representan en sí las armas en momentos en que la seguridad de los países y de la región no depende de los ejércitos y, por ende, de amenazas externas o tradicionales, sino de las condiciones propicias para el desarrollo humano. En palabras del señor Presidente de la República y Premio Nóbel de la Paz, don Oscar Arias Sánchez, “contrario a lo que predican algunos, no existe seguridad en las armas. No existe seguridad, porque las armas son mercenarios que ante cualquier fin o gobierno se arrodillan. Quien duerme seguro porque ha adquirido un arma, ignora que el peligro nunca duerme. Está demostrado que la proliferación de las armas de fuego entre la ciudadanía se traduce siempre en un aumento de la violencia. Es decir, al adquirir armas para protegernos del peligro, estamos engendrando el peligro.”

De ahí que Costa Rica haya decidido tocar todas las puertas necesarias para que la tenencia de armas deje de verse como un ejercicio de libertad y empiece a entenderse como un obstáculo para ejercerla.
Para Costa Rica, los países más pobres y aquellos en los que la violencia y el conflicto armado han mermado las oportunidades de sus ciudadanos para alcanzar mayores niveles de bienestar, deben hacer un esfuerzo, de conformidad con la resolución AG/RES 2188-0/06 de la Asamblea General, y la CP/Res 905 (1550/06) del Consejo Permanente para reducir el gasto militar de manera tal que se permita readecuar los presupuestos públicos a las necesidades más apremiantes de la sociedad y en fomentar la transparencia y la honestidad en la administración de los recursos del Estado. Estos esfuerzos deben ir acompañados de un fuerte componente de solidaridad y cooperación internacionales. La propuesta de Costa Rica es la de vincular a la cooperación internacional con la paz, con la inversión social, con el desarrollo sostenible, con la reducción en el gasto militar y el logro de los objetivos de la Agenda Interamericana que a su vez están comprendidos en los Objetivos del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas.

Para asumir esos nuevos retos, Costa Rica convocará en el plazo de un año a una reunión de alto nivel que se ha denominado el “Consenso de Costa Rica.” En ella, se insta a las naciones desarrolladas y a los organismos internacionales a perdonar la deuda de un país no sólo por ser pobre, sino también porque haya escogido reorientar sus recursos, destinados a las armas y soldados, a la educación y la salud. Por lo tanto, esperamos que la comunidad financiera internacional no solo recompense a quienes utilicen los recursos prudentemente, como ha sido hasta ahora, sino también a quienes los utilicen moralmente. El Consenso de Costa Rica es un incentivo para la paz, para la seguridad y para promover el desarrollo humano.

Como lo ha dicho el señor Presidente Arias, la única forma de violencia que hemos de permitirnos es la del golpe que destroza las armas. La destrucción de los medios que generan la muerte, es nuestra manera de abrirnos camino hacia la vida. Por eso, Costa Rica, como parte del Sistema Interamericano y de las Naciones Unidas, asume con entereza su compromiso con la vida, la seguridad, la paz y con el desarrollo humano.

Reflexiones finales

“La paz camina largas distancias con pasos pequeños.” Estas palabras del señor Presidente de la República de Costa Rica, don Oscar Arias Sánchez, deben servirnos de motivación para seguir avanzando en la lucha contra la proliferación incontrolada y el uso indebido de armas ligeras en el hemisferio.

Fuera del ámbito de la OEA, a través del Tratado para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco, 1967) de las Naciones Unidas logramos consolidar la primera zona poblada libre de armas nucleares en América Latina y el Caribe. Este instrumento se ha convertido en el modelo para el establecimiento de otras zonas libres de armas nucleares en diferentes regiones del mundo tales como la del Pacífico Sur (Tratado de Rarotonga), la de Sudeste Asiático (Tratado de Bangkok) y la de África (Tratado de Pelindaba), las cuales, una vez que entren en vigor, cubrirán más de la mitad de los países del mundo y todos los territorios del Hemisferio Sur.

El Tratado de Tlatelolco es una muestra del compromiso de América Latina y el Caribe con la causa del desarme nuclear completo y verificable y la no proliferación de armas nucleares, de conformidad con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. También cabe resaltar la contribución que en esta materia ha hecho la Conferencia de Estados Parte y Signatarios de los Tratados que establecen Zonas Libres de Armas Nucleares, celebrada en Ciudad de México en abril de 2005 y que fue impulsada por el Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (OPANAL).

Ojalá que pronto podamos decir lo mismo de las iniciativas en materia de armas pequeñas y armas ligeras en el hemisferio. Para ello, durante el presente año y hasta junio de 2007, la Comisión de Seguridad Hemisférica estará abocada a cumplir con una agenda muy nutrida que nos llevará a la consideración de diversos temas, entre ellos la lucha contra la corrupción, la lucha contra el narcotráfico, contra el terrorismo, contra la delincuencia organizada, contra la trata de personas, contra el fenómeno de pandillas, contra los efectos de los desastres naturales, contra la pobreza extrema, la inequidad y la exclusión social en el hemisferio, entre otros temas.

Juntos, bajo el liderazgo de la Organización de los Estados Americanos, seguiremos trabajando con gran convicción y decidido empeño por la paz y la seguridad de nuestra región.

Muchas gracias