Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
DISCURSO DEL SECRETARIO GENERAL EN LA SESIÓN EXTRAORDINARIA DE LA ASAMBLEA GENERAL

30 de enero de 2006 - Washington, DC


Estimados Ministros, Viceministros y Representantes de los Países Miembros de la Organización.

Doy la bienvenida a todos Uds a esta Sesión Extraordinaria de Nuestra Asamblea General

Esta Asamblea tiene un objetivo muy preciso, que la última Asamblea General ratificó de manera unánime en Fort Lauderdale.

“Encomendar al Consejo Permanente que:

a.- Finalice, con la asistencia de la Secretaría general un proyecto de propuesta de una escala de cuotas del Fondo Regular revisada para el año 2007, de acuerdo con el art. 55 de la carta y teniendo en cuenta la escala de cuotas más reciente aprobada por las Naciones Unidas así como las propuestas preparadas por la Secretaría General para este propósito.

b.- Convoque un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, a más tardar el 31 de Enero de 2006, con el fin de:

i .- considerar la propuesta de escala de cuotas revisada, la cual, de conformidad con el art. 55 de la Carta tome en cuenta “ la capacidad de pago de los respectivos países y la determinación de estos de contribuir en forma equitativa”;

ii.- establecer el límite del presupuesto de 2007; y

iii.- considerar cualquier otro asunto que pueda mejorar la situación financiera de la institución.

La claridad de este mandato formulada por Uds. mismos me permite ser muy breve en este saludo y mis comentarios iniciales.

Creo que es posible alcanzar ahora un resultado. Uds tienen el mandato para ello y las negociaciones previas han sido amplias y productivas. Ahora ya no se trata de más debates técnicos, sino de negociaciones políticas. La Organización de Estados Americanos ha venido ampliando sus mandatos en todas sus Asambleas. En cada una de ellas, en todas sus áreas de trabajo se pide, por parte de nuestros propios gobiernos, el cumplimiento de mayores responsabilidades. Pero, al mismo tiempo, no se consideran los recursos para ello. Al contrario, la tendencia ha sido a reducir el presupuesto de la institución, no sólo por la natural desvalorización de aportes que permanecen congelados en el tiempo, sino también por decisiones bien precisas de reducción de cuotas. Como la adoptada en 1992 con ocasión del ingreso de Canadá, cuya generosa e importante contribución fue empleada para reducir las cuotas de los demás.

Como resultado de lo anterior, la OEA tiene que realizar muchas más tareas con un presupuesto estimado de 40% menos en términos reales de lo que tenía quince años atrás.

Veamos sólo algunos ejemplos de esta contradicción, en referencia a los temas que constituyen los pilares de nuestra misión: democracia y derechos humanos; desarrollo integral; y seguridad multidimensional.

En el área política, la aprobación de la Carta Democrática Interamericana significó ampliar de hecho nuestras funciones en el área, uniendo a la solución de conflictos y el monitoreo de elecciones otros temas tan esenciales como los ligados a la transparencia (especialmente desde la aprobación de la Convención Interamericana contra la corrupción), los programas de apoyo a partidos políticos, y todo lo que guarda relación con la gobernabilidad.

En el área de derechos humanos la cantidad de denuncias recibidas por la CIDH aumentó en un 177% desde 1997 hasta la fecha. En la década de 1993 a 2003 la CIDH publicó 533 informes, contra sólo 247 publicados en la década anterior.

En el área del desarrollo integral, el incremento de nuestras acciones de cooperación especialmente en los países más pobres y más pequeños se une a nuestras crecientes tareas técnicas de apoyo a las reuniones ministeriales de Educación, Trabajo, Cultura, Ciencia y Tecnología, Desarrollo Social, Turismo y Desarrollo Sostenible, a lo que hay que agregar la reunión de ministras convocada por la Comisión Interamericana de Mujeres, que derivan parte fundamental de sus mandatos del proceso de Cumbres, proceso del cual la organización es cada vez más responsable. La preservación de los niveles de cooperación actuales y su eventual ampliación, así como la responsabilidad de incrementar nuestros programas de becas también requieren una mayor atención.

En materia de Seguridad Multidimensional, nuestra Conferencia de México y el trabajo realizado a partir de ella ha ampliado también nuestras obligaciones. Al excelente trabajo que realizan el CICTE y el CICAD, así como nuestro programa de desminado, debemos unir tareas vinculadas con el crecimiento de la delincuencia organizada, el crecimiento de las pandillas, la contención y proliferación del tráfico de armas ligeras, el tráfico de seres humanos, además de nuestros esfuerzos en conjunto con otras instituciones en materia desastres naturales y pandemias.

Todo esto tratamos de hacer, pero nuestros recursos son muy escasos. En los últimos años hemos contado con la ayuda generosa de algunos países miembros y algunos observadores, que han aportado a muchos de esos programas, permitiéndoles subsistir y expandirse. No nos engañemos en esto: casi todo el CICTE, el desminado y gran parte de la CICAD; muchas actividades de la Comisión de Derechos Humanos; todas nuestras observaciones electorales; nuestras Misiones especiales, en Haití, o en Colombia; nuestro Fondo de Paz, esencial para el manejo de conflictos territoriales entre los estados miembros que confíen a la OEA dicha tarea; la actividad de Cumbres y muchas otras; son financiadas con Fondos específicos.

Eso no terminará con esta Asamblea. Pero el aumento de nuestro Fondo Regular permitirá preservar las actividades que el financia y tomar algunas cosas que no es justo ni correcto que deban financiarse con aportes extraordinarios, como las sesiones regulares de algunos órganos, como ha ocurrido en el último tiempo. Al mismo tiempo, el incremento del Fondo Regular, al modificar una tendencia a la baja que viene desde hace dos décadas, enviará una señal de compromiso de los países miembros para con la Organización, que quienes aportan de manera voluntaria a ella no dejarán de percibir.

Les pido dos cosas muy simples. El Fondo regular de la OEA debe financiar lo esencial de la OEA y asegurar el funcionamiento mínimo de todas sus actividades; y no lo está haciendo. Para ello es indispensable aumentar las cuotas revisando la escala actual. Eso significará un aumento moderado para algunos. Para el resto, no debe significar una reducción del monto de sus aportes actuales. Pedimos el compromiso de aumento de algunos, para que el total se incremente, para lo cual es indispensable también que nadie disminuya el monto monetario de su contribución.

Pedimos igualmente autorización para alzar el límite del presupuesto haciendo espacio para los nuevos recursos. Quiero incluso señalar que estamos pidiendo a la CAP el alza de ese límite para este 2006. Por una parte, ello es necesario porque el gasto real es varios millones mayor de lo programado, como se ha visto en los ejercicios recientes. Por otra parte es posible, ya que algunos ahorros y la puesta al día en las cuotas de algunos miembros nos permite contar con un pequeño excedente para partir con el techo presupuestario que estamos pidiendo a partir de 2006 y no de 2007, sin que las cuotas aumenten hasta un año después. Esta es una buena noticia, porque en 2005 todos los países pagaron su cuota anual y algunos hasta disminuyeron sus atrasos. Si se consigue el pago de lo aún adeudado, que es alrededor de la cuarta parte de un presupuesto anual, podemos asegurar una transición tranquila hacia una nueva escala de cuotas, sin crear dificultades a ninguno de nuestros miembros.

De nuestra parte, quiero decirles que la Secretaría está haciendo todos los esfuerzos para perfeccionar la eficiencia y la transparencia en el manejo de los recursos de la institución. Eficiencia y rendición de cuentas (accountability) son fundamentales para que nuestra Organización cumpla su papel en esta nueva etapa, dando confianza todos sus estados miembros de que las prioridades que han fijado y los esfuerzos materiales que realicen para cumplirlas, serán plenamente respetados.

Si queremos que la OEA aumente su relevancia y su presencia en los grandes temas del desarrollo, la paz, la democracia y los derechos humanos en América Latina y el Caribe, es el momento de hacer un esfuerzo conjunto para demostrar nuestra voluntad.