Discursos

JOHN B. TAYLOR, EX SUB-SECRETARIO DE LA TESORERÍA PARA ASUNTOS INTERNACIONALES (1)
COMENTARIOS EN LA QUINTA CÁTEDRA DE LAS AMÉRICAS – “LATINOAMÉRICA: DE LA CRISIS ECONÓMICA AL CRECIMIENTO ECONÓMICO'

17 de mayo de 2005 - Washington, DC


Hoy quisiera hablar de algunas de las buenas noticias económicas que han estado surgiendo de Latinoamérica. Quiero discutir sobre las razones de estas buenas nuevas/noticias, y de como los Estados Unidos pueden trabajar con personas en la región para sostenerlo, y por ende convertir esto en sustanciales reducciones de la pobreza.

Recientemente volví al sector privado después de trabajar cuatro años como Sub-secretario de la Tesorería para Asuntos Internacionales durante el Gobierno de Bush. Esto me dio tiempo de reflexionar un poco, y quizás poder proporcionar una perspectiva más académica hoy día. Trabajé estrechamente con muchos funcionarios económicos en la región. Tengo buenos recuerdos de viajes a Latinoamérica y el Caribe, incluyendo los de la hospitalidad universal de la gente y de muchas y duraderas amistades. Tengo planeado visitar la región nuevamente la próxima semana, mi primer viaje fuera de los Estados Unidos en mi nuevo rol en el sector privado.

Reestableciendo la estabilidad económica y aumentando el crecimiento económico

Recuerdo mi primer día de trabajo como Sub-secretario hace cuatro años a principios deI 2001. Las noticias económicas en Latinoamérica no eran tan buenas en aquél entonces. Los líderes en la Argentina luchaban para contener una crisis financiera en curso que iba en aumento. Los altos niveles de deuda generaban crecientes preocupaciones de mercado. Méjico estaba sintiendo el peso de la recesión en los Estados Unidos. Estas dificultades se presentaron tras las crisis que agobiaron los años noventa, así que eran una razón seria de preocupación. Naturalmente, estuve en estrecho contacto con los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de la región.

Al dejar el cargo y pasar al sector privado, me complace decir que las cosas son mucho más diferentes ahora. No hay crisis financieras en la región. Los márgenes entre las tasas de interés han disminuido notablemente. Los flujos de capital han subido. Hay crecimiento en la inversión, incluyendo la inversión directa extranjera que se aumentó en $16 mil millones el año pasado. También me complace decir que hay menos contagio. Luego del incumplimiento Argentino a finales del 2001, no observamos una repetición del contagio que afectó la economía global a raíz de las crisis en Asia y Rusia en los noventa.

Y el crecimiento económico ha repuntado vigorosamente. El PBI real para la región en su totalidad creció en aproximadamente 6 por ciento en el 2004 – la tasa más rápida en un cuarto de siglo. Esto se ha traducido en millones de nuevos puestos de trabajo y mayores ingresos para los trabajadores y sus familias.

¿Cómo se explica este vuelco? Lo primero y más importante, las políticas económicas son mejores, especialmente la política macroeconómica. Por política macroeconómica me refiero a la política fiscal y a la política monetaria.
Con respecto de la política fiscal, los fuertes líderes políticos y económicos han disminuido los déficit y han reducida la deuda. Muchos también han reducido las deudas denominadas en moneda extranjera y las deudas relacionadas con el canje, dos fuentes de inestabilidad.

Hemos visto una revolución virtual en la política monetaria en la región. A principios de los noventa, la inflación regional estaba en los tres dígitos. Las políticas monetarias hoy en día están más enfocadas en la estabilidad de los precios, y la inflación es sólo una centésima parte de lo que era entonces. Me ha complacido ver esto de primera mano durante mis visitas a los bancos centrales en Santiago, Buenos Aires, Brasilia, Lima, y la Ciudad de Méjico. Me impresionaron las habilidades técnicas del personal en el uso de las modernas técnicas de política monetaria.

Estas buenas políticas económicas han puesto a Latinoamérica en situación de aprovechar las oportunidades de un fuerte crecimiento global – liderado por la recuperación económica de los Estados Unidos, en sí, el resultado de las buenas políticas fiscales y monetarias. El rápido crecimiento de la exportación que hemos observado en la región no es solamente debido a los altos precios de los productos: los volúmenes de exportación alcanzaron un sólido 11 por ciento el año pasado.

En suma, mejores políticas – definidas e implementadas por líderes en toda la región – han sido la clave para reestablecer la estabilidad económica y aumentar el crecimiento económico.

¿Y qué hay del papel de los Estados Unidos? Creo que los Estados Unidos han jugado un papel muy importante en reforzar estas políticas y en ayudar a los países a mejorar. Por ejemplo los Estados Unidos apoyaron fuertemente el sólido programa económico en Brasil aprobado por los más importantes candidatos presidenciales en las elecciones del 2002 y apoyado por un programa del Fondo Monetario Internacional. Esto le dio al Presidente Lula y a su equipo económico la oportunidad de llevar a cabo una sólida estrategia económica. Como resultado de ello, el año pasado, Brasil logró el más fuerte resultado de crecimiento en una década.

Cuando el Uruguay experimentó un pánico en los depósitos asociado con la crisis en el vecino país de la Argentina, los Estados Unidos trabajaron para coordinar un paquete de asistencia y proporcionar un préstamo de enlace a corto plazo del Fondo de Estabilización de Intercambio de la Tesorería de los EEUU. Me enorgullece decir que el gobierno del Uruguay me concedió una medalla por nuestro trabajo en ese entonces.

También respaldamos la asistencia multi-lateral a Colombia para el apoyo de un programa fiscal sólido para contrarrestar la turbulencia financiera en el 2002, incluso a través de importantes reformas fiscales. En Bolivia, apoyamos políticas que ayudaron al gobierno a lograr reducciones significativas del déficit fiscal y dirigimos los esfuerzos para recaudar fondos durante el reciente periodo de incertidumbre política. También dirigimos los esfuerzos para recaudar fondos en Haití y ahora estamos esforzándonos para que este paquete de ayuda funcione. Trabajamos estrechamente con el FMI y con nuestros amigos de la República Dominicana para ayudarlos a encontrar una salida a su crisis financiera.

En todos estos ejemplos, se usó la ayuda internacional y de los EEUU para apoyar las buenas políticas económicas. Por esta razón, la asistencia ayudó a los gobiernos a restablecer rápidamente la estabilidad económica y generar un retorno a un sólido Estos son claros ejemplos del compromiso de los EEUU con Latinoamérica.

Sostenimiento del crecimiento económico y reducción de la pobreza

Ahora permítanme hablar sobre el reto que acompaña a estas buenas nuevas. Muchos analistas económicos esperan que la expansión de Latinoamérica continúe este año y el próximo, pero predicen una disminución en el crecimiento del 4 por ciento. Pueden pensar que esto es comprensible dado el alto crecimiento del año anterior. Pero los analistas no hacen el mismo tipo de proyección de crecimiento lento para otros mercados emergentes, especialmente en Asia. Así que Latinoamérica y el Caribe pueden mejorar y deben orientarse a sostener las altas tasas de crecimiento del 2004. Uno o dos años de alto crecimiento son un verdadero logro, pero se necesitan muchos más años de alto crecimiento para reducir los índices de pobreza que están polarizando a las sociedades.

Veo dos grandes retos para la sostenibilidad del crecimiento: Primero, “sellar” la política de macroeconomía recientemente lograda, y segundo, inclinarse más hacia las reformas microeconómicas.

¿Cómo se puede “sellar” mejor una macro política? En el área de la política fiscal, promulgando leyes que amplíen la base fiscal, fortalezcan la administración fiscal, bajen las tasas marginales de impuestos, y reduzcan la asignación de ingresos para lograr mejores asignaciones para gastos. Los regimenes de responsabilidad fiscal también son útiles. Ayudan a disciplinar el planeamiento presupuestario y su ejecución a nivel sub-nacional en donde el gasto deficitario ha debilitado los esfuerzos de una consolidación fiscal. El ejemplo más claro aquí es la Argentina, donde la excesiva solicitud de préstamos provinciales en los noventa y el rescate de las provincias por el gobierno federal contribuyeron significativamente al incumplimiento final del país en el 2001.

En el área de la política monetaria, los países pueden reforzar aún más los soportes institucionales de una buena política incrementando la autonomía del banco central para proporcionar mayor credibilidad a sus mandatos de estabilidad de precios – como lo han hecho los países de Méjico, Chile y Perú. Creo que los gestores de políticas monetarias enfrentarán retos para alcanzar estas metas en la estabilidad de los precios a medida que continúe la expansión y surjan inevitablemente presiones de precios.
Pero es a la política microeconómica a la que se le debe de dar mucho más prioridad de la que tiene, y esto no es fácil. La clave verdadera para sostener un crecimiento más alto es un crecimiento mayor en la productividad, lo que conlleva a salarios más altos y a reducciones de la pobreza. El crecimiento de la productividad en Latinoamérica ha sido demasiado lento, especialmente cuando se le compara con el crecimiento en la productividad en Asia. Como lo señala el BID en su estudio “El Negocio de Crecer”, el crecimiento en productividad de Latinoamérica obtuvo un promedio de sólo 0.7 por ciento del PBI en los noventa, comparado al 2.7 por ciento en Asia Oriental, una amplia diferencia en porcentaje de dos puntos.

Las razones para este bajo crecimiento de la productividad son claras. Primero, hay una baja integración comercial con el resto del mundo. El comercio total fue de sólo 45 por ciento del PBI de la región comparado con el casi 80 por ciento en Asia Oriental.

Además hay falta de flexibilidad en los mercados laborales y de productos, débiles derechos de propiedad y sistemas judiciales, y falta de acceso al crédito en especial para las pequeñas empresas. Como resultado de estas distorsiones, un desproporcionado alto porcentaje de la economía de la región opera en el sector informal. Según la encuesta “Haciendo negocios” del Banco Mundial, el sector informal es responsable del 42 por ciento de la renta bruta interna de la región, comparado con el 24 por ciento en Asia Oriental. Esto es altamente ineficiente, ya que se crean menos empresas, y es menos probable que las compañías que ya existen se expandan, contraten más personal y se conviertan en motores de crecimiento. Los recursos se desperdician al evadir reglamentos sobrecargados, y las bases impositivas son sobre concentradas y estrechas. De acuerdo con indicadores del Banco Mundial, en promedio lleva 70 días para empezar un negocio en Latinoamérica; es el tiempo más largo de cualquier región en el mundo.

Sabemos cual es la agenda que se debe buscar para tratar los impedimentos del crecimiento de una productividad más alta. Mercados para productos, mano de obra, y capital deben ser abiertos y competitivos. Los gobiernos y el sector privado deben invertir en proyectos de alto retorno para construir infraestructuras y ampliar el acceso a la educación. Los derechos de propiedad deben ser protegidos. Y las personas deben ser protegidas de la corrupción. La experiencia en esta región y en otras partes demuestra que, cuando estos elementos están en su lugar, los empresarios invierten y crean puestos de trabajo.

El compromiso de los Estados Unidos con Latinoamérica

¿Cuál debe ser el papel de los Estados Unidos en este esfuerzo para sostener un crecimiento más alto en la región? Así como los Estados Unidos y los países de la región trabajaron juntos para reestablecer la estabilidad económica durante los últimos años, igualmente deben trabajar juntos para ayudar a convertir la recuperación económica actual en un alto crecimiento sostenible.

Los tratados de comercio internacionales pueden jugar un papel importante. Los tratados de libre comercio (TLC) que se han suscrito, o están en vías de suscribirse, cubrirán el 90 por ciento de el comercio de los EEUU con la región. Estos incluyen el TLC entre los EEUU y Chile, el TLC entre la República Dominicana y Centroamérica, así como el TLC con Panamá y la Región Andina que están en negociaciones. Todos los países en el hemisferio deben trabajar juntos para lograr una Zona de Libre Comercio de las Américas.

La reducción de barreras comerciales dentro de los países es importante también, y aún aquí, trabajar con los Estados Unidos puede ser útil. En la Cumbre Especial de las Américas del 2004, los líderes de la región lanzaron nuevas iniciativas para triplicar el préstamo bancario a las pequeñas empresas, reducir significativamente el tiempo y costo de iniciar un nuevo negocio, y reducir por la mitad el costo de las transferencias de remesas, que son una fuente de financiación para la educación y las pequeñas empresas. Ahora deberán asegurarse de que estas ambiciosas metas se logren.

Habrá una oportunidad para lograrlo en la Cumbre de las Américas del 2005 en noviembre en la Argentina. Además, los Estados Unidos y los países de la región deberán trabajar para lanzar nuevas iniciativas para aumentar los puestos de trabajo a través del crecimiento económico. También deberán seguir trabajando intensamente con el Banco Mundial y el BID para demostrar resultados mesurables, e insistir en controles más enérgicos para rastrear donde va el dinero, para que la ayuda vaya a mejorar las vidas de las personas.
En asociación con países individuales, los Estados Unidos puede proponer ideas para incrementar el crecimiento de la productividad. Por ejemplo, el Grupo EEUU – Brasil para el Crecimiento ha ayudado a moldear la legislación presentada en el Congreso Brasileño que ayuda a incrementar la productividad y los puestos de trabajo en las pequeñas empresas brasileras reduciendo los impuestos y hacer más eficientes los reglamentos laborales y de jubilación. Más recientemente, los Estados Unidos, Méjico y el Canadá lanzaron la Asociación para la Seguridad y la Prosperidad, que mejorará la movilización legítima de gentes y carga a través de las fronteras y mejorará la productividad a través de una cooperación reguladora.

A través de la Cuenta del Reto del Milenio (CRM) los Estados Unidos pueden trabajar para ayudar a los países más pobres a incrementar su crecimiento productivo. Esta iniciativa del Presidente Bush está dirigida a los países que proponen políticas a favor del crecimiento, incluyendo un reglamento justo, inversión en las personas, y la promoción de la libertad económica. Me complace que tres países en Latinoamérica – Bolivia, Honduras y Nicaragua – tengan la oportunidad de beneficiarse de la ayuda CRM este año al haber desarrollado propuestas para usar esta asistencia.

Creo que los Estados Unidos y los países en la región deben profundizar y ampliar todos estos tipos de compromisos. Por ejemplo, el Brasil y los Estados Unidos podrían abrir su muy exitoso Grupo para el Crecimiento a otros países que quisieran continuar con estas políticas a favor del crecimiento. Hay realmente una amplia agenda a favor del crecimiento para que un grupo más amplio ayude a implementarla.
Conclusión

Estoy orgulloso de haber tenido la oportunidad de trabajar con nuestros amigos en Latinoamérica y el Caribe durante los últimos cuatro años. Juntos, hemos pasado de difíciles crisis económicas a un sólido crecimiento económico, y ahora debemos sostener ese sólido crecimiento. Se que el Gobierno de Bush tiene su atención puesta en la región, y fortalecerá los éxitos que he discutido hoy. Aquéllos de nosotros en el sector privado los alentaremos a seguir y estaremos ocupados en nuestras propias actividades de aumento de producción.


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(1) John B. Taylor es Profesor de Economía en la Universidad de Stanford y Miembro Superior del Hoover Institution. Desde el 2001 al 2005 tuvo el cargo de Sub-secretario del Tesoro de los Estados Unidos para Asuntos Internacionales. Estos comentarios es una versión revisada y resumida de los comentarios que hizo en las Reuniones del Banco Inter-Americano de Desarrollo en Okinawa en abril del 2005.