Discursos

VICENTE FOX QUESADA, PRESIDENTE DE MEXICO
PALABRAS DEL PRESIDENTE VICENTE FOX QUESADA DURANTE LA CEREMONIA DE INAUGURACIÓN DE LA XIV CONFERENCIA INTERAMERICANA DE MINISTROS DEL TRABAJO, QUE TUVO LUGAR EN EL HOTEL SHERATON CENTRO HISTÓRICO

26 de septiembre de 2005 - MÉXICO, D.F.


Muy buenas tardes, bienvenidas y bienvenidos a México, a esta su casa, les recibimos con los brazos abiertos, les deseamos mucho éxito en su reunión.

Doctor José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos; doctor Juan Somavia, director general de la Organización Internacional de Trabajo; señor Luiz Marinho, presidente saliente de esta conferencia; Francisco Javier Salazar, presidente de la XIV Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo; amigas y amigos:

Para lograr una globalización con rostro humano es necesario impulsar la competitividad, respetando en todo momento los derechos de las y los trabajadores; promover su bienestar es un imperativo de la democracia.

Políticas públicas de estabilidad, de disciplina económica, financiera y presupuestal, son el marco indispensable para lograr ese propósito democrático.

El bienestar de las y los trabajadores de toda la población es una tarea que requiere de la fortaleza de las instituciones democráticas, de políticas públicas eficaces de largo alcance y con tiempo suficiente de maduración y se requiere de una férrea disciplina económica, fiscal y presupuestal.

La era de las crisis económica recurrentes en América Latina está llegando a su fin, dando paso a la estabilidad, a la estabilidad económica, política y social, que ahora ya no es la excepción en la región.

La estabilidad y la disciplina, el orden constituyen la base del crecimiento y de la eficacia y permanencia de las políticas públicas.

La estabilidad de precios, la baja inflación, las bajas tasas de interés, protegen el patrimonio y el ingreso de quienes trabajan, al mismo tiempo, que alientan la inversión productiva y la expansión del ahorro, el crédito y el consumo.

Esa misma estabilidad económica, junto con el fortalecimiento de nuestras instituciones y de los distintos órdenes de Gobierno, nos ha permitido avanzar en la consolidación de la democracia en la región.

A su vez, los valores de la democracia, tales como la transparencia y la rendición de cuentas, la libertad y la tolerancia; el respeto a los derechos humanos, entre otros, dan un fuerte sustento institucional a la estabilidad económica en el largo plazo.

Nuestras democracias nos exigen entendimientos básicos que permitan aprovechar la estabilidad para impulsar el crecimiento económico.

Debemos aspirar a una sociedad que privilegie el trabajo decente, el trabajo digno, una sociedad educada, saludable, en armonía con la naturaleza, con paz social y con bienestar para las personas y las familias.

Bienvenidos a México, un país de 104 millones de habitantes, un país con 51 millones de personas que se levantan todos los días a trabajar, personas dignas, personas de respeto, personas que buscan el bienestar de su familia.

De ellos, 13 millones trabajan para una empresa en la iniciativa privada, dos millones y medio trabajan para un gobierno, y 35 millones trabajan por su cuenta.

Y yo no acepto el sólo clasificar a esos 35 millones como ilegales, como informales, son tan dignos, tan trabajadores, con tantos sueños e ideales como el resto de quienes trabajan aquí en nuestro país.

Un país con un 3.4 por ciento de tasa de desocupación de ciudadanos mayores de 14 años; un país con cuatro por ciento de su población en indigencia, es decir, con menos de un dólar al día, por persona; o 17 por ciento de esa población en pobreza con menos de dos dólares al día.

Es indispensable que busquemos generar más empleos y más ocupación productiva, a través del impulso al crecimiento económico, a través de la estabilidad y la disciplina.

Pero también es indispensable que para esos 35 millones podamos ofrecerles un sistema financiero que les permita ahorrar y les permita acceso a crédito para emprender o para desarrollar sus propias actividades.

Que desarrollemos para ellos un sistema fiscal adecuado a sus condiciones, a fin de que dejen de ser etiquetados o denominados como ilegales o informales y que mucho afecta su capacidad de trabajo.

Es indispensable que contemos con sistemas abiertos de capacitación para la vida y el trabajo, para que este gran ejército de productores, miembros activos de nuestras economías, sean también altamente productivos en las actividades que realizan.

Y es indispensable que generemos para ellos sistemas de seguridad social de amplia cobertura, como estamos haciendo en México, un sistema de salud basado en una póliza de Seguro Popular que permite a esa familia y a ese trabajador decente acceso y garantía de atención a su salud.

Que generemos un sistema de ahorro y de pensiones, abierto para estas familias y estas personas, que sea universal y que cuente con respaldo del Estado. Y que extendamos los programas de vivienda más allá de los trabajadores, para el gobierno de los trabajadores, para la iniciativa privada.

Con participación ciudadana, con políticas que fortalecen la equidad social, la equidad de género en materia laboral, debemos generar oportunidades de desarrollo para toda la población.

Tenemos, como sociedades, el enorme reto de generar políticas públicas consensuadas por todos los actores, que busquen ampliar el campo de acción de la democracia, de lo político a lo social.

Sólo así podremos alcanzar una democracia verdaderamente integral, estable y duradera. Si bien observamos en la región resultados alentadores de la política social en el combate a la pobreza, la solución permanente y de fondo a este problema es impulsar en paralelo la política económica y la política social, así se retroalimentan la una a la otra y permiten mayor desarrollo de fuentes de empleo, de fuentes de ingreso para las familias.

Al generar las condiciones necesarias para promover la creación de puestos de trabajo, de ocupación productiva, respetando los principios de justicia, seguridad, protección social y no discriminación, avanzamos firmemente hacia un mayor desarrollo social.

El trabajo decente, en el amplio término de la palabra, debe ser objetivo central de las políticas públicas para impulsar el crecimiento económico y la política social, para impulsar la inversión y la actividad empresarial, la estabilidad y el crecimiento económico, por sí solos no son suficientes para generar oportunidades, empleos y trabajo decente.

La creación de los puestos de trabajo que necesitamos, requiere de reformas estructurales y de políticas públicas que nos permitan participar con éxito en la nueva dinámica económica internacional.

El papel del trabajo decente, en el fortalecimiento de la competitividad, es fundamental para lograr un crecimiento sostenido en el largo plazo, ampliar las oportunidades y mejorar la calidad de vida.

Es prioritario que realicemos adecuaciones necesarias a las relaciones laborales para asegurar la competitividad de la región, es prioritario que creemos sistemas de seguridad social para todos, salud, ahorro y pensiones, vivienda.

Es prioritario que aseguremos la estabilidad política, económica y social; es preciso que impulsemos el orden en las finanzas públicas y en los presupuestos.

Así todos los que estamos a favor de un desarrollo con rostro humano debemos poner a las personas y su trabajo en el centro de la economía y en el centro de la globalización.

Sin duda, la cooperación de nuestras naciones y las ideas que de este foro emanen contribuirán, de manera importante, a lograr esos objetivos.

Amigas y amigos ministros:

Los consensos hemisféricos sobre el tema del trabajo que ustedes alcancen van a impactar positivamente el diálogo que sostendremos los jefes de Estado y de Gobierno que participaremos en la IV Cumbre de las Américas a realizarse en próximo noviembre en Mar del Plata.

La Cumbre de las Américas requiere promover una visión en la que el bienestar de la gente determine la dirección del desarrollo y el crecimiento económico.

Los retos a lograr, en cuanto a un acuerdo fundamental del papel central de la persona en el mundo del trabajo, de la generación de empleos, depende el futuro de la región y de extender las oportunidades a toda la población.

El escritor Lafontaine sostenía que el trabajo es el único capital que no está sujeto a quiebras, yo concuerdo con esa opinión, por ello las y los exhorto a que trabajemos con ahínco y creatividad por la prosperidad de nuestros pueblos, buenas y buenas ideas habrán de salir de esta reunión.

Enhorabuena, mucho éxito en sus trabajos y estaremos atentos a sus resoluciones.

Muchas gracias, que Dios les bendiga.


-MODERADORA: Invitamos al ciudadano Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, a que lleve a cabo la Declaratoria de Inauguración de la XIV Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo.


-PRESIDENTE VICENTE FOX: Me permiten y se ponen de pie.

Hoy 26 de septiembre año 2005, me es grato declarar inaugurada la XIV Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo, deseándoles el mayor de los éxitos.

Mucha suerte.