Discursos

EMBAJADOR ALBERTO BOREA, REPRESENTANTE PERMANENTE DE PERÚ ANTE LA OEA, PRESIDENTE DEL COMITÉ DE ASUNTOS JURÍDICOS Y POLÍTICOS, Y MIEMBRO DE LA JUNTA DE LA CÁTEDRA DE LAS AMÉRICAS DE LA OEA
EN LA INAUGURACION DE LA CATEDRA DE LAS AMERICAS

25 de enero de 2005 - Washington, DC


Sr. Presidente James Carter, autoridades de nuestra OEA,
Ciudadanos y ciudadanas de las Américas

El acto al que hoy asistimos, como la firma de la Carta Democrática impulsada por el Perú, hace sólo 3 años, nos demuestra que esta OEA que con esperanza fundaron nuestros padres en 1948, no sólo es un foro de encuentro entre los países del hemisferio, sino que puede y debe ser un motor de una integración que en nuestro continente debería ser más fácil que en otras latitudes. En la OEA se pueden hacer cosas cuando hay determinación.

En las Américas, compartimos valores, ideales, proyectos y sueños. Somos, a pesar de las diferencias propias de la diversidad de los pueblos, naciones que creemos en la libertad, en la igualdad, en el pluralismo y en la tolerancia. Hemos proclamado mil veces que la democracia es nuestra forma ideal de gobierno y que el desarrollo de nuestras naciones es esencial para darle vida a esa ilusión.

La Cátedra de las Américas se inscribe dentro de este propósito. El de permitir que se incorpore cada vez más al diálogo interamericano a los hombres y mujeres de todo el hemisferio y a que participen en este proceso de hacer realidad estos propósitos.

La democracia de hoy, y la historia, que está muy lejos de haber terminado, nos presentan nuevos retos y necesitamos nuevas ideas y una fuerte determinación para vencer estos desafíos. La Cátedra espera ser el ágora hemisférica donde este debate alterado y novedoso se presente.

La instauración de esta Cátedra representa por sí misma el valor de las ideas, de la tenacidad para hacer posible lo inexistente. La forma como esta se ha generado demuestra además la sinergia que se crea cuando un país, mediano o pequeño presenta una iniciativa, que es apoyada con generosidad por sus colegas, como pasó con los míos de ALADI, impulsada por las autoridades de la organización como pasó con el Secretario general Luigi Einaudi y la Dra. Irene Klinger, encargada del proyecto. El inmediato apoyo luego obtenido de entidades que como la Universidad San Martín de Porres y el Rector José AntonioChang, mi paisano, que hicieron posible que se pusiera rápidamente en marcha y, finalmente, la colaboración decidida de los más grandes, como la Voz de las Américas de los Estados Unidos o el Edusat de México, hacen que estas enseñanzas lleguen a los confines más lejanos de nuestro hemisferio.

Casi podríamos decir que la Cátedra no podía comenzar con otra persona que con el mensaje del Presidente Carter. Presidente de los Estados Unidos y Premio Nóbel de la Paz, pero sobre todo para nosotros, Ciudadano de las Américas. Él usando del poder como Dios manda cuando el pueblo de los Estados Unidos se lo concedió, le dio corporeidad a los ideales que retóricamente repetimos por centurias. El verbo de las promesas se hizo carne durante su gobierno y pasó a ser una realidad exigible entre nosotros. Esa, su visión, su determinación y su tenacidad produjeron el punto de quiebre en el compromiso con la democracia y los derechos humanos en el hemisferio. Todo ello y la perseverancia con que luego ha seguido buscando la paz, hacen de Ud., Presidente Carter, una de las figuras más queridas del nuevo mundo.

Es por ello que es un honor para la OEA y para mí como Embajador del Perú en particular, presentar para inaugurar esta Cátedra, no al Ilustre 39° Presidente de los Estados Unidos don James F. Carter, como la ordenaría el Protocolo, sino, como nos lo exige el mandato de nuestro corazón, al querido y respetado Jimmy Carter: ciudadano de las Américas.