Discursos

EMBAJADOR PATRICIO ZUQUILANDA DUQUE, MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DEL ECUADOR
ANTE EL CONSEJO PERMANENTE DEL 19 DE ABRIL DEL 2004

19 de abril de 2004 - Washington, D.C


Señor Presidente del Consejo Permanente,

Señor Secretario General,

Señor Secretario General Adjunto,

Señores Embajadores, Representantes Permanentes y Alternos,

Señores Observadores Permanentes,

Personal de la Secretaría,

Señoras y Señores,



Me es sumamente grato retornar al seno de este Consejo a los veintiocho años y ahora en calidad de Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador. Deseo en primer lugar agradecer las finas palabras del señor Presidente, Embajador de México, Miguel Ruiz Cabañas; lo mismo, agradecer a todos ustedes por atender las reflexiones del Gobierno ecuatoriano en relación con la propuesta, para que el tema referido al "Desarrollo Social y la Democracia frente a la incidencia de la corrupción", se constituya en el punto central del diálogo de los Jefes de Delegación, que asistirán a la próxima Asamblea General que se desarrollará en Quito, y a la cual, el pueblo y el Gobierno del Ecuador, me han solicitado invitar a los Cancilleres y a cada uno de ustedes para que honren a mi país con su honorable presencia.



En el contexto de la agenda social de la Organización, los Estados Miembros hemos enfrentado el gran desafío de avanzar en el Desarrollo Social y asegurar la gobernabilidad democrática, para lo cual hemos asumido el reto de cooperar en la lucha contra la corrupción. Esta lucha, a la que el Ecuador asigna gran importancia, está íntimamente vinculada con el desarrollo social y el fortalecimiento de la democracia; objetivos que sustentan el Sistema Interamericano.



La corrupción constituye un flagelo social y es motivo de relevante preocupación, para todas las naciones del mundo. Ésta debilita la democracia y socava la legitimidad de gobiernos e instituciones, por lo que es necesario y urgente una acción coordinada contra ella de toda la comunidad internacional.



El Gobierno ecuatoriano designó una Misión Especial, integrada por dos altos funcionarios de la Cancillería quienes se entrevistaron con los Representantes Permanentes de los Estados Miembros. De esas conversaciones que se efectuaron durante la semana anterior se obtuvieron importantes aportes, sugerencias y propuestas, respecto del tema central que realizarán los Cancilleres y, que serán, indudablemente de gran utilidad, para enriquecer el resultado de nuestras deliberaciones en Quito.



Los Miembros de la OEA y de sus Organismos Especializados, han reflexionado permanentemente sobre el Desarrollo Social, la Democracia y la Corrupción. En la Primera Cumbre de las Américas, por ejemplo, los Jefes de Estado y de Gobierno reconocieron que el problema de la corrupción requería la adopción de medidas y acciones de carácter multilateral y por ello se comprometieron a negociar una Convención Interamericana para la cooperación internacional contra dicho flagelo.



Los compromisos adoptados en el proceso de las Cumbres de las Américas nos dan asimismo, una amplia base de acción y mandatos específicos a los que se suman principios recogidos en Declaraciones fundamentales; de tal forma que la Carta Democrática Interamericana, que como ustedes conocen, desarrolla los derechos y obligaciones para la construcción de una sociedad en la que la transparencia de las actividades gubernamentales; la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los derechos sociales, y la libertad de expresión y de prensa; constituyen componentes fundamentales del ejercicio democrático.



Igualmente, la Declaración sobre Seguridad de las Américas, adoptada en México, en octubre del año pasado, aporta mayores elementos, e identifica a la corrupción, como una nueva amenaza a la seguridad de los Estados del hemisferio.



En dicha Declaración reafirmamos nuestro compromiso de luchar contra la corrupción activa y pasiva, que constituye una nueva y verdadera amenaza a la seguridad de nuestros países y, además, socava las instituciones públicas y privadas, y la confianza de la sociedad; genera grandes daños económicos, compromete la estabilidad, erosiona el estado de derecho y vulnera la capacidad gubernamental para responder con eficiencia a las demandas de los pueblos del hemisferio.



Por ello, la misma Declaración sobre Seguridad señaló, como un imperativo político y moral, la cooperación, la asistencia judicial mutua, la extradición y la acción concertada para combatir la corrupción.



Sus efectos, expresó dicha Declaración, se propagan hacia diferentes campos de la actividad de nuestros Estados. Por ello, el análisis del tema propuesto por el Ecuador para el Diálogo de los Jefes de Delegación a la Asamblea General de Quito, debe considerar nuevas vías de cooperación entre las Naciones para negar el refugio, para negar el refugio, tanto a corruptos como a corruptores en el sector público como en el privado.



En este esfuerzo que realizaremos en Quito, es fundamental que privilegiemos la necesidad de promover, con más decisión, la cultura democrática en materia de combate contra la corrupción.



En esta misma línea de pensamiento, la Declaración de Margarita, de octubre pasado, calificó a la corrupción como un obstáculo crítico para el desarrollo social, y destacó, que el buen gobierno, la transparencia y la rendición de cuentas son algunos de los elementos esenciales para hacer uso eficiente de la ayuda oficial al desarrollo.



En la reciente Declaración de Nuevo León, afirmamos que el bienestar de los pueblos requiere el logro de tres objetivos estrechamente vinculados e interdependientes: primero, crecimiento económico con equidad para reducir la pobreza; segundo, desarrollo social; y tercero, gobernabilidad democrática.



Asimismo, en la Cumbre de Monterrey, los Jefes de Estado y de Gobierno, nos impartieron mandatos específicos para el combate a la corrupción, porque ésta sustrae ingentes recursos y destruye lentamente el tejido democrático de nuestras sociedades.



Los profundos vínculos que nos hermanan a todos los pueblos de las Américas, en una proyección común acerca del futuro de nuestra región, se resumen en impulsar el Desarrollo Social y robustecer la Democracia.



Sin embargo, la corrupción es un factor perturbador de esta sintonía y debe ser combatida, tanto desde el sector público como del privado. Así, la Convención Interamericana contra la Corrupción es, sin lugar a dudas, el más importante paso dado, a nivel hemisférico en la lucha contra este fenómeno.



Estamos convencidos de que esta Convención, no es el punto de llegada, sino, por el contrario, el primer gran paso que hemos dado para enfrentar esta lacra que atenta contra el Desarrollo Social y la Democracia de nuestros pueblos.



A más del fortalecimiento de los mecanismos existentes y la elaboración de instrumentos nuevos, nuestros países deben ir más allá de las acciones legales y aceptar un “Código de Conducta” que nazca de la iniciativa de cada uno de los sectores involucrados en el ámbito nacional y se proyecte a nivel internacional en la construcción de valores éticos y morales comunes.



Señor Presidente: El combate a la corrupción al igual que las acciones a favor de la Democracia y del Desarrollo Social, como ya lo manifesté anteriormente, son tareas que incumben a todos los Estados; por lo que el Ecuador, en esta ocasión propone reafirmar el Compromiso de Nuevo León, en el sentido de negar acogida a quienes incurran en actos de corrupción; a quienes los corrompen y a sus bienes, y a cooperar en su extradición, así como en favorecer la recuperación y la restitución de los activos producto de la corrupción a sus legítimos propietarios.



En este sentido, el Ecuador considera importante apoyar la suscripción y ratificación de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción y la Convención Interamericana de Extradición.



El Desarrollo Social y la Democracia, son conceptos complementarios. No podemos hablar de inclusión social sin referirnos a la participación ciudadana; eje fundamental de una interrelación que convierte la acción de gobierno en política de Estado.



La participación ciudadana, en la Asamblea de Junio en Quito, tomará un nuevo impulso. Por ello, el Ecuador concede gran importancia al Diálogo de los Jefes de Delegación con los representantes de la Sociedad Civil.



El Ecuador, con apoyo de la Organización, ha puesto especial cuidado en esta participación. Hemos convocado a los diferentes actores de la Sociedad Civil hemisférica para que sean parte del proceso de preparación de la próxima Asamblea, a fin de que sus sugerencias y recomendaciones reciban la debida consideración. Creemos que sus aportes sobre el tema central que hoy presentamos serán importantes y estamos dispuestos a entablar un diálogo fructífero que nos permita avanzar en la identificación de estrategias novedosas en el combate a la corrupción y en el desarrollo de políticas públicas.



Señor Presidente, el Ecuador ha propuesto el tema señalado porque está convencido de que solo juntos podemos construir y desarrollar una agenda hemisférica que privilegie el buen gobierno, la transparencia, la institucionalidad democrática, la ética y la moral de todos los sectores, donde la corrupción no tenga cabida.







De ahí que reafirmamos los compromisos asumidos en las Cumbres y Declaraciones Hemisféricas y ratificamos nuestra fe en la cooperación y solidaridad internacionales, que nacen de la real aplicación de los instrumentos internacionales vigentes.



Otro importante avance ha sido la adopción de recomendaciones adoptadas en este mes de abril, por la Conferencia de los Estados Partes del Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana contra la Corrupción; en particular, las que hacen relación con las medidas concretas encaminadas a fortalecer dicho mecanismo.



Aspiramos que la Asamblea General de Quito, pueda establecer mandatos precisos, para continuar en este proceso que deberá fortalecerse en la Reunión de los Estados Parte de la Convención Interamericana contra la Corrupción, que por disposición de la Cumbre Extraordinaria de Monterrey, se llevará a cabo en Managua, en julio de este año.



Finalmente señor Presidente, señores Representantes Permanentes, señor Secretario General y demás autoridades de la Organización, les reitero la cordial invitación del Gobierno y pueblo del Ecuador; a todos los señores Cancilleres, a todos los Representantes de los Estados Miembros de la Organización, a los Representantes de los países Observadores; a los Representantes de los Organismos del Sistema Interamericano, de los Organismos Internacionales, a participar en la próxima Asamblea General en Quito, ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, donde les puedo asegurar, que serán acogidos con el afecto y cordialidad que caracteriza al pueblo ecuatoriano.


Señoras y Señores.