Discursos

EMBAJADOR RONALDO SARDENBERG, REPRESENTANTE DEL BRASIL ANTE LAS NACIONES UNIDAS
EN LA SESIÓN DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LAS NACIONES UNIDAS CONVOCADA PARA CONSIDERAR LA SITUACIÓN EN HAITÍ

26 de febrero de 2004 - Washington, DC


Sr. Presidente:

Quisiera comenzar celebrando la presencia de los honorables Ministros de Relaciones Exteriores de Jamaica y Bahamas en esta sesión del Consejo.

En la búsqueda de una solución política a la grave crisis actual de Haití, el Brasil reconoce los esfuerzos de la Comunidad del Caribe y de la Organización de los Estados Americanos.

El Consejo Permanente de la OEA aprobó en el día de hoy una resolución cuyos principales elementos quisiera subrayar. Se trata de lo siguiente: 1) la necesidad de adoptar con urgencia las medidas necesarias y adecuadas; 2) la necesidad de asegurar que dichas medidas estén de acuerdo con lo que establece la Carta de las Naciones Unidas, y 3) la necesidad de garantizar el mantenimiento de la coordinación entre la ONU y la OEA en lo que respecta a sus respectivos papeles en este proceso.

Sr. Presidente: también le agradecemos que haya convocado esta sesión pública del Consejo de Seguridad para debatir la situación actual de Haití en forma oportuna y adecuada. Bajo su liderazgo, el Consejo de Seguridad ya ha celebrado consultas periódicas y se ha mantenido informado de los hechos que ocurren en ese país.

Esta es una oportunidad de escuchar también las opiniones de un mayor número de miembros de las Naciones Unidas sobre esta inquietante situación. Apreciamos mucho que numerosas delegaciones se hayan inscripto para intervenir hoy.

El Brasil está muy preocupado por el deterioro de la situación de Haití, en sus aspectos políticos, económicos, de seguridad y humanitarios. Seguimos de cerca los acontecimientos a través de nuestras embajadas en la región y en el marco de la Organización de los Estados Americanos y del Grupo de Río. Mi delegación quisiera expresar la solidaridad del Brasil con todo el pueblo haitiano en este momento difícil. Como nosotros, la mayoría de los haitianos comparten la opinión de que la violencia no puede ser una solución aceptable para superar las diferencias o impulsar ideas y puntos de vista.

Dentro de la OEA, hemos participado activamente en las deliberaciones y negociaciones encaminadas a hallar una solución a la crisis poítica. Participamos en las negociaciones de la Resolución 861 de la OEA y, en el contexto del denominado “Grupo de Amigos”, estuvimos en contacto directo con todas las partes interesadas en el proceso. Como país de la región, el Brasil atribuye enorme importancia a la salvaguardia de la democracia y la legalidad en Haití.

En el Grupo de Río, que preside Brasil desde enero pasado, hemos mantenido consultas sobre este tema. El Grupo ha emitido recientemente dos comunicados. El último, divulgado el miércoles, expresa nuestro respaldo a los empeños de la OEA y la CARICOM en pro de una solución pacífica a la crisis de Haití, y a las Naciones Unidas, especialmente por sus actividades en la esfera de la asistencia humanitaria. Exhortamos a las partes a aceptar el Plan presentado por la CARICOM y condenamos enérgicamente los actos de violencia que se están registrando en Haití. En esa oportunidad, también expresamos nuestro apoyo al Presidente democráticamente elegido, Jean-Bertrand Aristide.

Gracias a los constantes esfuerzos de los mediadores internacionales –a saber, la OEA, la CARICOM, Francia, Estados Unidos y Canadá- parecería aún haber margen para el diálogo, aunque la situación del país, sobre todo despues de la toma de Cap-Haitien, se sigue deteriorando. El Gobierno del Brasil deplora la decisión de los sectores de la oposición de rechazar el Plan de Acción presentado el sábado pasado y la Declaración de los “Garantes”. Nuestra delegación exhorta a estos sectores a reconsiderar la posición que expresaron el martes pasado y demostrar voluntad de participar en un diálogo efectivo y constructivo y a renunciar a todo acto de violencia destinado a promover su temario político.

Creemos que los elementos esbozados en el Plan de Acción ofrecen una salida al punto muerto político actual. Instamos a las partes a aportar toda la ayuda posible a los empeños de paz en Haití.

En contacto con sus contrapartes internacionales, las autoridades del Brasil están dispuestas a debatir todas las posibilidades de compromiso internacional con el fin de promover la seguridad y encarar la situación humanitaria de Haití, siempre que ello se lleve a cabo dentro del marco de la Carta de las Naciones Unidas y de conformidad con los principios básicos del derecho internacional.

Mi delegación está preocupada con el creciente deterioro de la situación humanitaria en Haití. El Brasil apoya todos los esfuerzos emprendidos por los organismos de las Naciones Unidas en el terreno, y deploramos enérgicamente las restricciones de movimiento que imponen los grupos rebeldes. Instamos a todas las partes a facilitar la asistencia humanitaria. Por sobre todas las cosas, quisiéramos recalcar la importancia de respetar la seguridad del personal y las instalaciones humanitarias internacionales.

También subrayamos la necesidad de que todas las partes respeten los derechos humanos en el país. Quienes perpetran actos de violencia deben tener en cuenta que, tarde o temprano, serán responsabilizados por sus actos irresponsables.

Por último, quisiera resaltar la importancia de un renovado compromiso de la comunidad internacional, en especial de las Naciones Unidas, hacia la creación de condiciones de largo plazo para la estabilidad y prosperidad de Haití. El resurgimiento de la violencia en gran escala en el país, diez años después de que el Consejo se ocupara de este tema, demuestra que los medios adoptados a esa altura no dieron los resultados esperados y que se requieren criterios innovadores. Resulta muy claro que es necesario abordar las “causas de fondo” de la pobreza, la inestabilidad política y la fragilidad institucional y que esa tarea debe comenzar tan pronto se supere el enfrentamiento y la inestabilidad política actuales.

La delegación del Brasil acoge con beneplácito la decisión del Secretario General de designar un Asesor Especial en Haití y cree que ello puede aportar una gran contribución, no sólo a la situación actual, sino también en cuanto a plantear algunas ideas constructivas para abordar los antiguos problemas que afligen a Haití y a su valeroso pueblo.

Al mirar hacia el futuro, vemos que la cuestión de la crisis de Haití se torna cada vez más urgente. Al escuchar a los Ministros de Relaciones Exteriores de Jamaica y de Bahamas, así como al distinguido Embajador de Haití y a los demás miembros del Consejo, nos convencemos de que este tendrá que considerar con urgencia el emplazamiento de una fuerza internacional en Haití, dentro del contexto de la Carta de la ONU. Estamos dispuestos a participar en las deliberaciones en torno a los detalles de esta idea y de otra propuesta que se pueda plantear sobre el tema.

Muchas gracias.