Discursos

PRIMER MINISTRO DE BAHAMAS, SR. PERRY GLADSTONE CHRISTIE
VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DURANTE LAS SESIONES DE TRABAJO DE LA CUMBRE EXTRAORDINARIA DE LAS AMÉRICAS

13 de enero de 2004 - Monterrey, Mexico


Muchas gracias, señor Presidente, es un honor y un placer

encontrarnos aquí en México durante esta Cumbre Extraordinaria. Le

agradezco, a nombre del pueblo de las Bahamas, por todas las

cortesías que han sido extendidas a mi persona y a mi delegación.

Bahamas acoge todos los temas y objetivos de esta Cumbre, está

comprometida al proceso cimero que funge como una mano invisible

llevando al hemisferio hacia lo que son objetivos nobles y

específicos.

Me cabe hablar del tema del desarrollo social. Las Bahamas apoyan

firmemente los objetivos de nuestra declaración, que tiende a

mejorar el desarrollo social de los pueblos de la región. Nos unimos a

otros estados encabezando el camino a través de la educación, de la

inversión y de programas sociales para los indigentes, para los

desfavorecidos, discapacitados y desposeídos.

La mayor parte del presupuesto de las Bahamas se dedica a la

educación, continuaremos invirtiendo en ella, porque consideramos

que la manera de eliminar la pobreza es a través de la formación de

nuestros ciudadanos y del desarrollo del ser humano.

Estamos especialmente preocupados por la necesidad de educación

técnica y vocacional en nuestro país. Reconocemos la necesidad de

tener inversiones importantes en vivienda, la calidad de los distritos

en los que vive la gente y la visión de espacios verdes.

En el ámbito de la salud Bahamas tiene un programa ejemplar para

reducir la mortalidad infantil. En el área de la provisión de salud

nuestro archipiélago, además de lo que ha dicho el Primer Ministro

de San Kitts en cuanto al VIH-SIDA, nosotros también tenemos un

programa impresionante en el combate del VIH-SIDA.

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Me deseo referir en especial al párrafo número 22 de nuestra

declaración, que reconoce el papel de los trabajadores migratorios

en la región.

Las Bahamas luchas con frecuencia con este problema. Tenemos

más de 10 mil millas cuadradas y no contamos con los recursos

adecuados para hacer una vigilancia de todos los movimientos de

personas en nuestra subregión, y en este caso agradecemos a los

Estados Unidos de Norteamérica por habernos proporcionado

valiosa asistencia en ese sentido. Pero cada año niveles

inaceptables de personas, sobre todo trabajadores no calificados,

salen de sus hogares por razones económicas para venir a las

Bahamas, muchos de ellos son inmigrantes indocumentados. Las

políticas en respuesta a este flujo de personas tiene que ser una

combinación de sensibilidad respecto a nuestras obligaciones

internacionales, mientras que se protege al mismo tiempo a la

sociedad de un flujo no reglamentado de inmigrantes.

El desafío que enfrentamos en las Bahamas no es singular, es una

situación que se presenta en mayor o en menor medida en todos los

países en los que una sociedad se encuentra en mejor situación que

otra. Por una parte, el costo de la repatriación hace que los recursos

presupuestarios tan caros se escapen. Por otra parte, estos

migrantes presentan un nicho de mercado y coadyuvan al desarrollo

de nuestras economías.

La declaración contempla el llegar a ese equilibrio, prevé que a largo

plazo una serie de personas indocumentadas en un país es algo

inaceptable, ya que es algo que no es positivo para el desarrollo

ordenado de un país, y que tampoco es un buen augurio para la

seguridad de ningún estado. Por lo tanto creo que nos toca a todas

las naciones del hemisferio el desarrollar un marco convenido para el

flujo ordenado de migrantes hacia nuestros países, reconociendo la

responsabilidad del estado del que provienen, así como la del estado

receptor.

La política pública no debe de afectar o dar cabida a la violación de

los derechos de sus trabajadores, dando cabida a políticas de

regreso de acuerdo con las normas establecidas. La regularización

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implicará una contribución a las bases impositivas de nuestros

países, con acceso sobre una base legal a todos los servicios que

suministra un país a sus residentes.

El Presidente de las Bahamas se compromete a continuar trabajando

dentro de este marco dual, pero considera a la vez que la solución a

estos impactos migratorios tan sólo se podrá dar cuando las

economías de los países cuenten con un nivel de desarrollo social y

de buena gobernabilidad que permita detener y eliminar la pobreza,

creando un nivel de vida sustentable.

Considero que ese desafío es viable, pero es un desafío, señor

Presidente, que requerirá de la cooperación de todos los que

habitamos en este hemisferio, ya que no podemos hacerlo por

nosotros mismos.

Muchas gracias.