Discursos

PRESIDENTE DEL PERÚ, ALEJANDRO TOLEDO
EN LA SESIÓN PROTOCOLAR DEL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA EN CONMEMORACIÓN DEL PRIMER ANIVERSARIO DE LA CARTA DEMOCRÁTICA INTERAMERICANA

16 de septiembre de 2002 - Washington, D.C.,


El PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ: Excelentísimo señor César Gaviria, Secretario General de la OEA; excelentísimo señor amigo Roger Noriega, Embajador Representante Permanente de los Estados Unidos ante este Consejo Permanente, señor Noriega, permítame rendir tributo a su vocación democrática; excelentísimo señor Didier Opertti, Ministro de Relaciones Exteriores de la República Oriental del Uruguay; excelentísima señora Elayne White, Viceministra de Relaciones Exteriores de Costa Rica; excelentísimo señor Odeen Ishmael, Embajador Representante Permanente de Guyana y decano del cuerpo diplomático de esta Organización:

Es un privilegio participar ante ustedes en un recinto de la democracia de la región. Nos congrega hoy un evento de especial significación para nuestro continente. Nos convoca hoy una especial significación para nuestro continente. Hace poco más de un año, en Lima, los Cancilleres de América daban nacimiento oficial a la Carta Democrática Interamericana. Esta Carta, que tiene un significado trascendental, es el documento con el cual los países ratificaron ante el mundo su firme e indeclinable compromiso con el sistema democrático de gobierno y con los valores que este representa.

Quiso el azar del destino, a veces injusto e implacable, que ese memorable acto se produjera el mismo día en que un trágico evento cobarde conmoviera en lo más profundo de su ser a un Estado Miembro, los Estados Unidos de América, un país amigo. A esa nación, como hiciéramos esa misma mañana y sin vacilaciones, reiteramos hoy nuestra firme solidaridad y apoyo.

Señor Secretario General, he venido a decir, sin ambigüedades, que el tema del narcotráfico y el terrorismo en mi Gobierno no pasará un centímetro.

La aprobación de la Carta Democrática Interamericana, en medio de la conmoción producida por la barbarie terrorista, constituye a su vez un símbolo de entereza democrática que nos muestra que el único camino válido para enfrentar estos actos es el poder de construir una paz, cooperación y desarrollo. Esta es la fuerza que nos da a nuestras naciones el estado de derecho, la prevalencia de los valores democráticos y la afirmación, señor Secretario General, de la dignidad humana.

Como es conocido, fue el Perú quien presentó la iniciativa para la adopción de la Carta durante la Tercera Cumbre de las Américas, en Quebec. La triste experiencia por la que atravesó mi país durante la pasada década, una década oscura que hoy tratamos de reemplazar por un nuevo amanecer democrático; esa triste experiencia de un régimen dictatorial y corrupto, y el deseo de que no se repita en otras parte del Hemisferio, nos impulsó a proponer mecanismos más eficientes que prevengan la amenaza de nuevas y sofisticadas formas de autoritarismo y corrupción.

La propuesta peruana fue enriquecida notablemente por ustedes, se convirtió en un documento colectivo que ya no es pertenencia solo del Perú, le pertenece a cada uno de nuestros Estados. Tras el diálogo extenso, abierto que esta Carta suscitó en este mismo Consejo Permanente, como órgano político que tuvo el rol protagónico, de primera importancia, aquí nació formalmente esta Carta.

Es por esta razón que he querido venir, señor Presidente, señor Secretario General. He querido venir este día y estar presente en el Salón Bolívar, donde muchas de las largas y fructíferas discusiones tuvieron lugar, para rendir homenaje, con emoción, al primer aniversario de la Carta Democrática Interamericana. Gracias a ustedes, amigos.

Cada una de las distinguidas delegaciones de los países miembros, con su tesón y lucidez, han demostrado al mundo que la Organización de los Estados Americanos se encuentra en plena capacidad de asumir los desafíos que le plantea una agenda renovada y el cambiante escenario internacional. Ha llegado el momento de mirar con optimismo una región fortalecida con instituciones fuertes.

Señoras y señores, la negociación política que culminó el año pasado con la adopción de la Carta Democrática Interamericana no ha constituido el final de un proceso. Muy por el contrario, ha sido solo el inicio de un largo camino que nos presenta la responsabilidad de construir.

Tenemos ahora el reto de avanzar hacia formas más dinámicas e integradas de vida democrática en las Américas. Necesitamos convertir a la Carta Democrática en ese documento de navegación de nuestra Organización hemisférica y tenemos que convertirla en un auténtico y nuevo consenso institucional de los de América.

La Carta Democrática es el aporte institucional más importante de la OEA en los últimos años. Constituye un avance sustancial de los mecanismos de defensa de la democracia hasta entonces existentes, otorgándoles mayor eficacia e incorporando disposiciones que contemplan la acción hemisférica frente a las diversas alteraciones del orden constitucional que afecten gravemente el orden democrático.

Saludo este recinto de la democracia, señor Secretario General.

Este aspecto de la Carta Democrática Interamericana ya fue puesto a prueba en abril de este año, cuando los Cancilleres de las Américas, reunidos en la Asamblea General extraordinaria condenaron el golpe de Estado en la República Bolivariana de Venezuela. Ya fue sometida a prueba. Y la Carta deberá seguir siendo aplicada, en pie de igualdad y sin distinción, frente a cualquier alteración del orden constitucional que se produzca en algún país de nuestro hemisferio. Sin embargo, son los aspectos preventivos los que deben ser debidamente destacados y difundidos, para evitar que se tenga una imagen incompleta de la Carta Democrática como un instrumento únicamente sancionador. La prevención.

En ese sentido, cabe destacar el rol preponderante de la OEA. Porque ella desempeña ese rol de cooperación y asistencia a las naciones que las solicitan, invocando la disposición del artículo 17. Cuando alguien intente romper nuestro sistema democrático, la Carta estará presente.

Además, el aspecto preventivo tiene una base fundamental en la educación y en la prioridad que debe asignarse al desarrollo de una verdadera cultura democrática en nuestros pueblos a través de la difusión, al más amplio nivel, de los principios y valores democráticos, permitiendo la difusión y llegando a los ciudadanos más remotos de nuestro hemisferio, haciéndolos conscientes de que necesitamos construir una cultura democrática en donde no exista vacilaciones para defenderla. Por eso, reiteramos la propuesta para incorporar a la Carta Democrática Interamericana en la currícula de todas las escuelas del Continente.

Señoras señores, los Estados Miembros de la Organización tenemos hoy por delante la impostergable tarea para concretar en la realidad los compromisos asumidos. Debemos llevar a la práctica en forma plena y amplia los elementos esenciales y los componentes fundamentales de la democracia consagrados en los artículos 3 y 4 de la Carta, con el propósito de propulsar la vigencia del orden democrático el estado de derecho en nuestro hemisferio.

La Carta también nos brinda una concepción moderna e integral de la democracia, consagrada como derecho dentro de una agenda de nuestra región, en constante evolución y revisión; con la protección de los derechos humanos, con la práctica de un buen gobierno, la educación, el combate frontal contra la corrupción, la seguridad del hemisferio, la lucha frontal contra la pobreza, particularmente la pobreza extrema. Esto es el reto que nuestra Carta plantea al Hemisferio.

Las instituciones de un gobierno democrático deben ser capaces de integrar a lo sectores menos favorecidos, a los sectores marginados de nuestras sociedades, involucrándolos como partícipes en los procesos de toma de decisión política y en las actividades productivas, en especial a las mujeres y a los sectores marginados como son los pueblos indígenas de nuestra región.

Ellos también deberán ser ciudadanos conscientes de sus derechos y responsabilidades, cohesionados y comprometidos con la institucionalidad democrática de nuestra región. Debemos crear, sin ambigüedad, los canales y mecanismos de diálogo institucional que posibiliten el desarrollo de estas políticas de inclusión social.

Uno de los aspectos medulares, señor Secretario General, de la Carta Democrática que con mayor incidencia muestra en nuestros pueblos es el referido a la democracia, el desarrollo social y la lucha contra la pobreza extrema. Tengo un compromiso de vida con eso.

La Carta señala que la democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes y se refuerzan mutuamente. Entendemos que este tema debe ser un eje fundamental en el proceso de diálogo y consenso político que se ha generado en la OEA con la adopción de la Carta Democrática, para la búsqueda conjunta de soluciones a los problemas más apremiantes de nuestra región.

Es urgente iniciar un amplio proceso de reflexión y de análisis en relación con la lucha contra la pobreza y la pobreza extrema. Para este objetivo, la OEA se constituye en el ámbito adecuado para desarrollar mecanismos de cooperación, reforzando los espacios que su aparato institucional ofrece, en particular el papel del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral, establecido en el Protocolo de Managua de 1993 justamente para asumir la lucha contra la pobreza y promover el desarrollo integral.

Por ello reiteramos nuestra propuesta para la creación de un mecanismo de financiamiento de la defensa de la democracia y la gobernabilidad en la región, que ayude a nuestros países a superar la actual coyuntura de crisis y permita vislumbrar posibilidades de éxito político, demostrando que la democracia es la vía para el logro del desarrollo económico y social de nuestros pueblos.

La democracia cuesta. Y ha llegado el momento de que los países industrializados se fajen por la democracia en la región.

Por último, debemos tener presente que la institucionalidad democrática se fortalece solo en un ambiente de seguridad. Ha llegado el momento de globalizar la seguridad. La firme y estrecha relación entre ambos conceptos nos impulsa a promover la seguridad democrática, es decir, a llevar los temas de seguridad a la práctica del consenso y el diálogo democrático, permitiendo el control democrático del uso de la fuerza así como la subordinación de las fuerzas armadas a los gobiernos democráticamente elegidos.

De la plena vigencia y aplicación de los compromisos contraídos al adoptar la Carta Democrática Interamericana, todos nuestros países son responsables, de velar por su implementación.

Señor Secretario General, estamos seguros de que en un marco de diálogo y cooperación como el que nos brinda la Organización de los Estados Americanos seremos capaces de afrontar con éxito los retos que nos plantea un mundo global, un mundo que exige un rostro humano, con menos desigualdades, en nuestra región.

Ustedes son protagonistas de esta Carta. En este recinto ustedes han reafirmado su convicción por defender la institucionalidad democrática.

Al concluir, quiero invocarlos a ser firmes, sin ambigüedades, en la lucha frontal contra el narcotráfico, el terrorismo y la pobreza en nuestra región.

Muchísimas gracias. [Aplausos.]