Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
CELEBRACION DEL CONVENIO DE COOPERACION ENTRE LA SECRETARIA GENERAL DE LA OEA Y EL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO

1 de junio de 1995 - Washington, DC


"Una OEA revitalizada trabajará al lado del BID en beneficio de una agenda conjunta, evitando innecesarias duplicidades y dispersiones, buscando metas comunes, y sobre todo, utilizando la experiencia del BID, institución cuyo proceso de renovación y de reorientación bajo la dirección de Enrique Iglesias, la ha convertido en un poderoso instrumento para el desarrollo económico y social del Continente."

Estamos aquí reunidos para firmar un Convenio de Cooperación entre la Secretaría General de la OEA y el Banco Interamericano de Desarrollo. Este nuevo acuerdo redefine el marco general de la cooperación entre los dos pilares del sistema interamericano, establecida en el Acuerdo firmado en 1989, con el fin de adecuarla a los mandatos trazados por los Presidentes en la Cumbre de Miami celebrada en diciembre pasado.

De esta manera, damos un paso más en el desarrollo de la nueva agenda hemisférica. Una agenda que buscaba fijar un nuevo rumbo para las relaciones entre nuestros paises, acorde con posibilidades que ofrece el nuevo ordenamiento mundial.

En efecto, existen hoy las condiciones que permiten el uso de los mecanismos inter-americanos de acción colectiva. En el campo político, la democracia, una vez la excepción en muchos de los países de América, prevalece hoy en la inmensa mayoría de ellos. En la esfera económica, el estado intervencionista y los mercados cerrados y aislados han sido sustituidos por iniciativa privada, la integración económica y la interdependencia. En la política exterior, las acciones intervencionistas unilaterales han sido reemplazadas por procesos conjuntos de toma de decisiones. Por esos motivos, nuestros Presidentes reafirmaron en Mami que constituimos una comunidad de países interdependientes comprometidos con una misma cultura democrática y dispuestos a iniciar una nueva era de colaboración en el Hemisferio.

Fue dentro de este contexto que los Presidentes y Primer Ministros del Continente miraron hacia los organismos multilaterales del Sistema Interamericano como las entidades idóneas para avanzar sus programas domésticos y darle un tratamiento adecuado a muchos de los problemas apremiantes de sus sociedades, y en la Declaración de Principios y en el Plan de Acción de la Cumbre le fijaron nuevos derroteros a nuestras organizaciones.

La OEA ha asumido con la debida seriedad su compromiso con las directrices y los objetivos emanados de la voluntad de los Presidentes. Por eso hemos reconocido la necesidad de una Organización de Estados Americanos renovada, fuerte, eficaz, y preparada para enfrentar los retos del presente, así como para aprovechar al máximo las oportunidades que nos depara el futuro. Con este espíritu, iniciamos un profundo proceso de reflexión alrededor del documento de trabajo "Una Nueva Visión de la OEA", que el Consejo Permanente de la Organización ha enriquecido y completado a través de un fructifero diálogo.

Hoy, a pocos días de la Asamblea General que se celebrará en Haití, soy más optimista que nunca sobre el futuro de la Organización. En Haití, los Cancilleres del Hemisferio tomarán las decisiones políticas que, en materia de cooperación técnica, derechos humanos, democracia y medio ambiente, entre otros temas, fortalecerán a la OEA y la pondrán en sintonía con los acontecimientos mundiales que han convertido al multilateralismo en un instrumento indispensable para el quehacer cotidiano de nuestros pueblos.

Es entonces, una OEA revitalizada la que trabajará al lado del BID en beneficio de una agenda conjunta, evitando innecesarias duplicidades y dispersiones, buscando metas comunes, y sobre todo, utilizando la experiencia del BID, institución cuyo proceso de renovación y de reorientación bajo la dirección de Enrique Iglesias, la ha convertido en un poderoso instrumento para el desarrollo económico y social del Continente.

En efecto, por iniciativa de su propio Presidente y no obstante sus éxitos, el Banco inició ya hace algún tiempo su proceso de adaptación a las nuevas condiciones globales y a las necesidades apremiantes de nuestros pueblos. En este sentido, redefinió sus áreas de atención prioritaria, concentrando esfuerzos en la reducción de la pobreza, la promoción de la equidad social, la educación, la modernización institucional y la integración, y el medio ambiente.

Con este fin, el Banco llevó a cabo una reposición de capital por US$40 billones de los cuales la mitad será destinada al campo social, a la vez que fortaleció el apoyo que desde hace tiempo viene ofreciendo al desarrollo de programas de infraestructura, e inició con éxito nuevos programas en áreas tales como la modernización del Estado y el medio ambiente. Sin lugar a dudas, este admirable proceso de reforma del BID nos ilustró cómo una entidad multilateral puede sintonizarse con su época y adaptarse rápidamente a las nuevas realidades.

Es dentro de este contexto de modernización y actualización de las diferentes entidades del sistema interamericano, que pretendemos, a través de este acuerdo, llevar a cabo una acción conjunta más flexible y dinámica, evitando duplicidades y dispersiones y compartiendo nuestras distintas experiencias.

Por todo esto, es esta una ocasión propicia para renovar una vez más los estrechos lazos que nos unen con el Banco Interamericano de Desarrollo.

Al firmar este documento, comprometemos a nuestras dos instituciones a cooperar en programas y estudios técnicos dirigidos a la preservación y el fortalecimiento de la democracia, la integración económica y el libre comercio, la erradicación de la pobreza extrema y la discriminación, y la búsqueda de un desarrollo sostenible y de un medio ambiente sano.

En el primero de estos puntos, es decir, en la realización de investigaciones y estudios jurídicos y económicos que faciliten el desarrollo de un área de libre comercio en las Américas, nuestros esfuerzos conjuntos ya han dado sus primeros frutos. A finales del año pasado presentamos, en conjunto con la CEPAL, un documento que esbozaba una estrategia multilateral tendiente a compatibilizar los diferentes acuerdos comerciales regionales y bilaterales. En gran medida la Declaración de Miami recogió el espíritu de esta propuesta.

Con base a estos avances, el BID y la OEA han venido elaborando un compendio de las disciplinas y medidas de liberalización comercial contempladas en los distintos acuerdos de integración existentes en el hemisférico y un estudio comparativo de las normas de origen. Estos estudios serán presentados próximamente a la Comisión Especial de Comercio de la OEA en Montevideo, y luego, a la Reunión de Ministros de Comercio que se celebrará en Denver dentro de un mes.

En el futuro, esperamos que esta colaboración se extienda a todos los demás aspectos de integración comercial, tales como el desarrollo de mecanismos de integración entre países con diferentes grados de desarrollo y diferente tamaño y en la creación de una red de información que abarque todo el hemisfério.

Pero el acuerdo va mucho más allá. En él se preveen el desarrollo de programas de asistencia técnica en áreas tan diferentes como el papel de la mujer en el desarrollo, la reforma de los sistemas legislativos y judiciales, el fortalecimiento de los procesos democráticos y electorales, la lucha antidrogas, la promoción de los derechos humanos, la seguridad ciudadana y la protecció de los derechos de las minorias y demás grupos vulnerables.

Para su ejecución, este importante acuerdo prevé la conformación de un grupo de enlace cuyos miembros serán designados por el Presidente del BID y el Secretario General de la OEA. Este grupo se reunirá periodicamente y establecerá una programación anual de trabajo en las áreas mencionadas.

Así, el acuerdo aspira beneficiar a todos los países miembros de la OEA y prestatarios del BID, incluyendo a los miembros del Banco de Desarrollo del Caribe mediante asistencia técnica a esa institución.

Señoras y señores:

La firma de este acuerdo constituye un motivo de orgullo y satisfacción para el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos. Por eso, quisiera concluir estas breves palabras haciendo un reconocimiento muy especial por su asistencia aquí, al Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, de cuya experiencia y profundo conocimiento el continente debe beneficiarse cada vez más, y con quien esperamos trabajar en los años por venir en pos de un Hemisferio integrado, democrático y próspero.

No exagero al afirmar que nos encontramos en una nueva era en las relaciones hemisféricas, la que se reflejará también en una nueva era de cooperación entre el BID y la OEA.