Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
VISITA DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE PANAMA, DOCTOR ERNESTO PEREZ BALLADARES

25 de octubre de 1995 - Washington, DC


"Panamá está creando el clima adecuado para anticiparse al que quizás será el evento contemporáneo más trascendental en la historia de las relaciones interamericanas: la plena transferencia del Canal Panamá"

La visita que hoy hace el Excelentísimo Señor Presidente de Panamá, Ernesto Pérez Balladares, a la Organización de Estados Americanos es motivo de especial regocijo para todos nosotros. En las Américas se mira con inmenso respeto su decisiva contribución a los esfuerzos del pueblo panameño para retornar a los cauces de la democracia. Su carácter pausado pero decidido, su personalidad firme pero conciliadora, y su férrea voluntad para poner por encima de cualquier consideración el futuro y el bienestar de Panamá, hacen de Usted uno de aquellos estadistas que dejará una huella indeleble en la historia.

Su presencia aquí, Señor Presidente, tiene además un especial significado. Panamá es el punto de unión de toda América. Su posición como puente entre el este y el oeste del Hemisferio, entre el Pacífico y el Atlántico, han hecho que en el destino de su país esté anclado el futuro de todos. Panamá es el corazón de las Américas.

La elección que lo llevara a conducir los destinos de su nación, Señor Presidente, es hoy el símbolo de que Panamá ha dejado atrás los tiempos de la arbitrariedad, el despotismo y la dependencia. El pueblo panameño demostró que a pesar de los intentos de quienes quisieron hacerlo olvidar, la libertad posee una voluntad democrática indeclinable. Usted, Señor Presidente, ha recibido un mandato que nació de un proceso electoral caracterizado por el civismo, la transparencia y la amplia participación popular. Con Usted Panáma ha recuperado de nuevo la esperanza de una vida mejor en democracia. La noche ha quedado atrás. Adelante está un futuro brillante al que toda América quiere contribuir.

Ernesto Pérez Balladares no es un hombre de querellas sino de ideales. Es por ello que ha orientado su mandato en todo momento hacia la reconciliación nacional. Sus esfuerzos para desterrar los odios y cerrar para siempre las heridas que otros abrieran en la unidad de su pueblo, merecen toda nuestra solidaridad y admiración. Su inclinación al diálogo y a la búsqueda del consenso; su disposición a encontrarle un lugar a todos en el nuevo Panamá sin duda contribuirá enormemente para que se alcancen las metas de cambio social y modernización económica que se ha propuesto su gobierno.

Pero se engañan quienes creen que detrás de esa actitud generosa se esconde tolerancia o debilidad frente a los peligros que aún acechan a Panamá. Usted, Señor Presidente, ha manifestado con plena convicción y energía que no puede haber titubeos en la lucha contra el crimen organizado, el tráfico de drogas y el lavado de dinero. Recuperar la efectividad de la Fuerza Pública y devolverle a los ciudadanos la confianza en la justicia son piezas esenciales en la reconstrucción democrática. La Organización de Estados Americanos está dispuesta a prestar su concurso para apoyar sus esfuerzos de cambio institucional, reforma política y consolidación del Estado de Derecho.

Deshacerse del lastre del pasado no solo exige profundas transformaciones políticas e institucionales. La economía panameña, como lo digera el Presidente Pérez Balladares en su discurso inagural, tiene un inmenso potencial que ha sido desperdiciado por los excesos de un modelo que perdió vigencia en una economía globalizada.

Esto es aun más cierto en un país como Panamá que por su ubicación geográfica y por su inevitable articulación con las finanzas y el comercio mundiales, está llamado a convertirse en epicentro de la integración y de la internacionalización de América Latina y el Caribe. Panamá tiene todas las condiciones para convertirse en un nuevo milagro económico tan vibrante como aquellos que se observan al otro lado del Pacífico.

La visionaria orientación que le ha dado su gobierno a la economía, Señor Presidente, está precisamente encaminada a aprovechar ese potencial. La transformaciones que se ha propuesto, en los frentes laboral y fiscal, en las empresas públicas, en el comercio exterior y en la promoción de la inversión privada, son esenciales para garantizar la modernización y el dinamismo de la economía panameña. Sin duda algunas de ellas son decisiones difíciles, pero el pueblo panameño las acepta con la convicción que son la mejor manera, y quizás la única, de derrotar a la pobreza.

Panamá en los últimos tiempos sufrió una amarga paradoja. A pesar de ser puente y vínculo ineludible para la comunidad mundial, la nación panameña estuvo de espaldas al sistema internacional. El regreso pleno a la democracia ha traído la oportunidad de romper ese aislamiento y de devolverle a Panamá el papel que le corresponde en los asuntos regionales y mundiales.

Usted dijo, Señor Presidente, en su discurso de posesión que:

Ahora queremos entrar a participar en el mundo nuevo que nos está retando a todos. Dar a conocer la potencialidad de nuestra posición geográfica, nuestro ánimo de aprovechar todas las oportunidades, con decoro, con justicia y con respeto... Somos amigos de todos. No somos enemigos de nadie." Y debo decir que en el transcurso de su mandato así ha sido. Hoy Panamá es otra vez un actor dinámico, influyente y respetado en el concierto de las naciones. Su honrosa visita a nuestra Organización confirma su empeño en actualizar la política exterior panameña.

Panamá, con este espíritu y esta actitud internacional, está creando el clima adecuado para anticiparse al que quizás será el evento contemporáneo más trascendental en la historia de las relaciones interamericanas.

La plena transferencia del Canal Panamá no solo es un acto de justicia histórica. Es ante todo el símbolo que marca el fin de un pasado de arrogancia y el comienzo de una nueva era de cooperación y solidaridad americanas.

La Comunidad Interamericana, Señor Presidente, tiene la plena certeza de que Panamá, bajo la adecuada orientación de su Gobierno, viene desarrollando las capacidades técnicas y profesionales necesarias para administrar con eficacia y seriedad esta vital vía interoceánica. De hecho, el proceso gradual de transferencia de responsabilidades ha demostrado sin ambiguedades que bajo la administración panameña no solo se mantendrá el desempeño actual sino que ya se están creando fundamentos sólidos para la modernización y desarrollo futuro de este recurso natural.

Esa responsabilidad es ante todo del pueblo panameño, pero como bien lo ha manifestado Usted, Señor Presidente, también exige la solidaridad de la comunidad mundial, y particularmente de los países de la región. La O.E.A. prestará su concurso para apoyar sus iniciativas en cuanto la operación del Canal como también en el impulso del desarrollo en las áreas revertidas.

Señor Presidente :

Usted representa a ese nuevo liderazgo de América Latina, que dejando atrás las rigideces del pasado, se aventura en la audacia de prepapar a nuestros pueblos para el futuro. Es ese mismo espíritu de innovación y de cambio el que Usted, Señor Presidente, encontrará en esta Organización. La OEA también está empeñada en tener su propia revolución.

Queremos adecuar la agenda interamericana para que aquí se discutan y se encuentren soluciones a los verdaderos problemas que hoy afectan a la comunidad de las Américas. Queremos promover la convergencia para que mediante la fortaleza de la acción colectiva sea posible superar los retos del momento. Queremos que los temas de la democracia, de los derechos humanos, del medio ambiente, de la cooperación, del comercio, de la seguridad hemisférica y de la paz, que son los asuntos que hoy a todos nos preocupan, tengan en la OEA un foro legítimo y eficaz. En fin, queremos dejar atrás una OEA marcada por los temores y la desconfianza de la guerra fría, para pasar a una Organización que todos hagan suya.

Queremos, finalmente, agradecerle la hospitalidad que nos ha brindado al ofrecer a su país como sede para la próxima Asamblea General de la O.E.A. De manera muy eficaz el Embajador Chewning viene adelantando todos los trabajos preparatorios que seguramente harán de ese evento un nuevo hito en el fortalecimiento y renovación de esta Organización.

Al darle la bienvenida, entendemos su presencia en este recinto como un acto de fe en el futuro de nuestra Organización y del Hemisferio.