Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
ANTE LA XI REUNIÓN DEL GRUPO DE REVISIÓN DE LA IMPLEMENTACIÓN DE LA CUMBRE DE LAS AMÉRICAS

9 de diciembre de 1997 - Washington, DC


Tengo el agrado de recibirles y darles la bienvenida en la sede de la Organización de los Estados Americanos. Esta primera reunión de los Coordinadores del Grupo de Revisión de la Implementación de la Cumbre, aquí, en la Casa de las Américas, pone de relieve el creciente trabajo conjunto de los países de la región en el seno de la OEA.

Hace tres años se iniciaba en Miami un proceso para apreciar los valores e ideales políticos y económicos compartidos; identificar los problemas, retos y desafíos comunes; encontrar soluciones y estrategias; profundizar la consulta y el dialogo político; recoger las aspiraciones de nuestros pueblos y, en fin, para asumir compromisos de acción colectiva entre los gobiernos del Hemisferio.

Hoy constatamos que los avances han sido consistentes con el deseo de encontrar un horizonte común para todos los pueblos de las Américas, sobre la base de reglas de juego equilibradas y transparentes; de una enorme voluntad política y de un gran realismo acerca de las posibilidades que nos ofrece nuestras acciones e iniciativas. Atrás han quedado los períodos de confrontación y desconfianza, de intolerancia y aislamiento, de imposiciones y de abuso de las ideologías.

Hoy vemos que varias de las iniciativas aprobadas por nuestros Jefes de Estado y de Gobierno en aquella ocasión, se han concretado positivamente y ha sido la OEA espacio común de entendimiento, respeto y diálogo. Ha sido el escenario político que ha tenido el privilegio de hacer posible esta nueva realidad de construcción de consensos y de acuerdos interamericanos, que no sólo comprometen a nuestros gobiernos, sino a nuestras sociedades y a todos los habitantes del hemisferio.

En Miami coincidimos en la necesidad de una lucha compartida contra el narcotráfico, la corrupción y el terrorismo; de avanzar en la proscripción de armas; de proteger a nuestras sociedades de la violencia familiar; de avanzar en el desarrollo sostenible; de mejorar nuestros sistemas judiciales. Fue precisamente en este foro político de las Américas, donde estas aspiraciones se concretaron en convenciones, planes de acción o estrategias interamericanas, que hoy vinculan jurídicamente a los Estados en el cumplimiento de aquellos mandatos hemisféricos.

A lo largo de estos años hemos encontrado es que la región demanda una aproximación común a un numero creciente de problemas. Demanda más diálogo hemisférico y mecanismos multilaterales de acción que permitan convertir esos valores y principios, ese deseo de acción, en metas compartidas y compromisos comunes, en capacidad de interacción y cooperación para asegurar el bienestar de nuestros ciudadanos.

El desafío actual no sólo es organizar ese impulso de la confluencia de voluntades políticas para hacerle frente a un numero creciente de problemas, sino adecuar la OEA y demás instituciones interamericanas, para que puedan transformar su agenda y articular los mandatos y las acciones colectivas.

Señores Coordinadores:

Hace algún tiempo, en la X Reunión de seguimiento realizada en la sede del Banco Mundial, entregamos a ustedes una serie de documentos que daban cuenta de las actividades que llevó a cabo la OEA, en cumplimiento de los mandatos emanados de la Cumbre de Miami.

Hoy hemos avanzado aún más. Hace pocas semanas, en este mismo recinto, en presencia de los Presidentes de los Estados Unidos y de México, los países de las Américas suscribieron una nueva Convención, pionera en el mundo y que honra a esta Organización. Esta fue la "Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos, y otros Materiales Relacionados" que es un complemento importante en la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado y se enmarca dentro de un propósito común de trabajar por la seguridad de los ciudadanos y combatir los flagelos que debilitan nuestras democracias.

En la anterior reunión del grupo de seguimiento le entregamos a este un documento de diagnóstico sobre la situación de la Educación en las Américas; uno sobre los retos a que se enfrentan nuestras democracias y lo que las instituciones de nuestro sistema multilateral están haciendo y pueden hacer para enfrentarlos (incluida la creación de un programa de Estudios sobre la Democracia y la creación de un programa de apoyo a gobiernos electos); igualmente, entregamos un documento sobre la manera como la OEA y los bancos multilaterales podrían contribuir en el tema de la lucha contra la criminalidad y la búsqueda de una mayor seguridad ciudadana; y otro, sobre la conveniencia de continuar una reflexión crítica para mejorar y fortalecer el Sistema Hemisférico de Derechos Humanos.

Igualmente entregamos un documento sobre lo que la OEA podría eventualmente hacer para guardar la memoria institucional del proceso, y adelantar una tarea de secretaría de algunas de las reuniones de carácter ministerial y de expertos que deriven de los mandatos de las cumbres. De la misma manera, contenía sugerencias sobre la posibilidad de que la OEA y otras instituciones interamericanas, le dieran un soporte técnico a estas reuniones.

Si los países así lo desean podrían también incorporar los mecanismos y la estructura del Grupo de seguimiento de las Cumbres, como un mecanismo bajo la dirección de la Asamblea General de nuestra Organización. Sobre estos aspectos estamos entregando, próximamente, un memorando resumen de las tareas que podríamos eventualmente asumir y que está estrechamente relacionado con el diseño y el refuerzo de una arquitectura hemisférica para cumplir con los mandatos de las cumbres presidenciales y Jefes de Gobierno y mantener el dinamismo de nuestra integración.

En esta ocasión queremos, también, someter a consideración del Grupo una propuesta sobre la lucha contra la pobreza en las Américas, y otras dos sobre cómo mejorar la situación de la mujer y la población indígena.

En lo que se refiere a la lucha contra la pobreza, la OEA, con la guía de su Comisión de Desarrollo Social, aspira a convertirse en un buen centro de información y de intercambio de experiencias y a cumplir un rol importante en los aspectos de mejoramiento institucional y de la calidad de las políticas con las que se adelantan las tareas sociales de nuestros Estados.

Para la búsqueda de este propósito, podría aprovecharse la circunstancia de que la OEA se ha convertido básicamente en una entidad promotora de cooperación internacional dispuesta a trabajar de manera más estrecha con otras instituciones, en especial con el BID, las agencias del sistema de Naciones Unidas, el Banco Mundial, la CAF, las agencias de cooperación de países miembros y observadores, y con fundaciones privadas y organismos no gubernamentales. Reforzar esta modalidad de cooperación puede darle al Sistema Interamericano un poderoso instrumento de solidaridad en beneficio de los países que más lo necesitan y del cual hoy carece.

En este marco queremos, pues, complementar la acción de nuestros gobiernos y la muy importante de los bancos multilaterales para hacer de la lucha contra la pobreza y la desigualdad, un elemento crítico de todas nuestras labores.

Además de los avances que todos esperamos se den en el campo de la educación como pilar fundamental de este esfuerzo, los documentos que contienen las propuestas dirigidas a mejorar la condición de los pueblos indígenas y a impulsar la igualdad de la mujer, a transformar la vida de grupos que son víctimas de discriminación y deben llevar a un alivio en la carga desigual de la situación de pobreza en la que están aún hoy sumidos más de doscientos millones de americanos.

En lo que respecta a las poblaciones indígenas, hay un reconocimiento no sólo de esa situación de pobreza, sino de la de marginación y discriminación en que viven la mayoría de ellas. Aunque es innegable que los gobiernos han tomado mayor conciencia sobre este problema y que se ha avanzado en algunos campos, aún queda un largo camino en la solución de estos. Hay una percepción de que la manera tradicional de abordar las relaciones con los indígenas tiene muchas limitaciones, y que se impone buscar nuevas formas de entendimiento mutuo, que contemplen el respeto a la diversidad cultural.

Es en este contexto queremos cooperar en la tarea de reforzar las organizaciones comunitarias indígenas y su capacidad de gestión en materia de descentralización, educación y relaciones con las instituciones públicas; en fortalecer el papel de las culturas indígenas; en promover su desarrollo socioeconómico y en continuar fomentando el intercambio de experiencias en nuestra región.

En cuanto a los avances en la situación de la mujer, existe consenso respecto a los objetivos principales en los países. Esto es fruto del diálogo y de las tareas avanzadas a nivel nacional, regional y mundial. La OEA presenta una propuesta en la que ofrece, además de las actividades de la CIM, apoyar a los países para desarrollar políticas sobre la mujer en temas como la igualdad de oportunidades de educación para niñas y mujeres; la participación política y el acceso a puestos de decisión; y, en general, el respeto a sus derechos, incluida la eliminación de la discriminación legal.

En un campo de creciente importancia como el de la microempresa, la OEA quiere cooperar en una acción más efectiva con el BID, organización que ejerce un merecido liderazgo en ese campo, aportando con nuestro concurso tanto en aquellas áreas geográficas donde la OEA tiene ventajas comparativas por poseer una mayor infraestructura de servicios, como la región del Caribe, como en su condición de foro político y epicentro de la cooperación y el intercambio de experiencias.

También me gustaría informarles, que en el curso de la semana anterior se celebró en Buenos Aires la Reunión de Ministros de Justicia o Procuradores del Hemisferio, certamen crucial para el mejoramiento de las instituciones de justicia y en especial para el fortalecimiento de la cooperación jurídica y judicial de las Américas.

De tal manera creo, que tanto las conclusiones y recomendaciones de esta Reunión, como las propuestas que surjan de la reunión de expertos gubernamentales, a realizarse antes del 28 de febrero, se podrán llevar a consideración de los Jefes de Estado. Esto en relación con los procesos de fortalecimiento de los sistemas jurídicos y de modernización de la justicia en las Américas y también, en relación con la necesidad de continuar perfeccionando los instrumentos jurídicos interamericanos de cooperación en materia legal y reforzar la lucha contra la corrupción, el crimen organizado y la delincuencia transnacional; tareas todas esenciales en el fortalecimiento de la democracia y la protección de los derechos humanos.

Señores Coordinadores:

Al tiempo de desearles éxito en esta última fase de preparación de la Cumbre de Santiago, quiero expresar mi seguridad de que aquí, en esta casa de todas las Américas, estamos escribiendo una nueva historia de las relaciones interamericanas; una historia de una gran trascendencia y vitalidad, totalmente conforme con los principios orientadores de nuestra Carta fundacional. Cuando nos aprestamos a celebrar el 50 Aniversario de la OEA, es satisfactorio verificar la fuerza de nuestros postulados de paz, desarrollo, igualdad y democracia.

Muchas gracias