Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN EL ACTO DE ENTREGA DEL INSTRUMENTO DE ACEPTACIÓN DEL GOBIERNO DE MEXICO DE LA COMPETENCIA CONTENCIOSA DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

16 de diciembre de 1998 - Washington, DC


Como Secretario General de la Organización de los Estados Americanos es un orgullo y un privilegio recibir hoy a doña Rosario Green, Canciller de México, en esta solemne ceremonia de entrega por parte del gobierno de este país del instrumento de aceptación de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Apreciada Secretaria de Relaciones Exteriores:

Todos los latinoamericanos reconocemos el destacado papel que México ha jugado en las relaciones interamericanas y, particularmente, en lo que tiene que ver con la creación de las normas que dieron su origen a la OEA y que fueron consagradas en la Carta. Su defensa de principios como los de no-intervención en asuntos internos y solución pacífica de controversias, forjaron el perfil internacional de la política exterior del país a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y le dieron un contenido político fundamental al panamericanismo que surgió hace cinco décadas en Bogotá.

Y es bueno recordar esto, apreciada Canciller Green, en un año como este en el cual estamos celebrando no solamente el cincuentenario de la OEA, sino también el de los instrumentos de protección de los derechos humanos: la Declaración Universal que fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 y la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre.

Desde entonces han transcurrido cincuenta años de un largo y tortuoso camino en el que por un largo periodo los valores democráticos y la protección de los derechos humanos se sacrificaron, en muchos países, a los imperativos de la guerra fría. Pero en esta década hemos avanzado considerablemente hacia la identificación de unos valores comunes en lo político, económico y social con el respeto a los principios de la Carta como telón de fondo. Y esa tarea nos llega en un momento en que tenemos una OEA que se ha fortalecido en su función de ser el principal escenario para el dialogo político, una OEA que podemos decir es más equilibrada y más universal en sus objetivos, y más comprometida con un vasto proceso de integración y promoción de la cooperación en todos los ámbitos.

Es en esa dimensión que entendemos el trascendental paso que da hoy México al aceptar la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ya lo decíamos en Bogotá cuando México anunció la decisión que hoy formalmente lleva a la práctica: un aspecto crítico de la problemática de nuestro sistema de protección de los derechos humanos es el hecho de que no todos los Estados Miembros se adhieren a él. Este punto quedó plasmado con claridad en el Plan de Acción de la Cumbre de Santiago, en el cual los mandatarios del continente hicieron un llamado para promover la firma, ratificación y adhesión a los instrumentos de derechos humanos internacionales. Con la presencia de México y el anuncio en días recientes de la de Brasil no solo fortalecen el sistema de una manera que podríamos decir es extraordinaria, sino que les damos a nuestros instrumentos interamericanos una universalidad y un alcance que nunca, hasta hoy, tuvieron.

En esa histórica cita en Santiago los Presidentes y Jefes de Gobierno abocaron directamente el tema de los derechos humanos y formularon objetivos específicos, sustentados en medidas concretas de ejecución a corto y mediano plazo. Se comprometieron a fortalecer aún más la Comisión y la Corte Interamericana. Expresaron su voluntad de trabajar mano a mano con la sociedad civil y diseñar políticas integradas para la promoción y protección de los derechos a nivel de las naciones. Se comprometieron a garantizar los derechos de los trabajadores migrantes, asegurar la participación de la mujer en todos los ámbitos del quehacer de los países, respetar las expresiones culturales de los pueblos indígenas y a promover su integración a la vida política y económica.

También acordaron garantizar a todos los individuos el derecho a un proceso sin dilaciones, ajustado a la ley y a los procedimientos penales, así como asegurar la presunción de inocencia. Decidieron revisar las legislaciones nacionales vigentes para eliminar de ellas cualquier tipo de discriminación y, en especial, para que en el año 2002 no persista ningún tipo de desigualdad legal entre hombres y mujeres. Expresaron su voluntad de trabajar por el mejoramiento del sistema carcelario y las condiciones de vida de los reclusos, y enfatizaron la necesidad de combatir la explotación infantil en todas sus formas, acordando implementar un sistema regional de información sobre los niños.

En relación con el trabajo que realiza la OEA, los líderes del hemisferio hicieron hincapié en la importancia de preservar el derecho fundamental a la libertad de expresión y se comprometieron a brindar su apoyo a las actividades que se desarrollen por parte del Relator especial que ya fue escogido y ya ha iniciado sus labores.

A su turno, nuestra Asamblea General de Caracas expresó su apoyo incondicional a los mediadores de derechos humanos en el hemisferio; instruyó al Consejo Permanente a que convoque una reunión sobre los derechos de los pueblos indígenas; e instruyó al Consejo Permanente a que considere el proyecto preparado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la promoción de los mismos.

Asimismo, la Asamblea General reafirmó el mandato de la Cumbre de elaborar iniciativas concretas para fortalecer y mejorar el sistema interamericano y encomendó al Consejo Permanente la tarea de examinar a fondo el problema con miras a proporcionar recomendaciones e incluso modificar instrumentos legales vigentes. Igualmente, es de vital importancia el ejercicio que ha venido adelantando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de reformar sus propios reglamentos.

Todas estas acciones persiguen el mismo fin: fortalecer nuestro sistema de protección y promoción de los derechos del hombre en todos su ámbitos y hacerlo dentro de ese espíritu de modernización y respuesta a las necesidades de la nueva época.

Todos hoy en el hemisferio reconocen que la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con sus investigaciones, sus informes y sus fallos, y actuando con autonomía, respeto a los gobiernos y a las distintas instancias de nuestra Organización, han demostrado que son capaces de defender las libertades y los derechos fundamentales de todos los americanos, sin importar quiénes sean los responsables de los abusos.

Señora Secretaria de Relaciones Exteriores doña Rosario Green, Señores embajadores, amigos todos:

Hoy México acepta la competencia de una nueva y revitalizada Corte Interamericana de Derechos Humanos que ya cuenta con veinte naciones adherentes, más la de Brasil que ya ha anunciado su intención soberana de dar este paso. Cuando celebre veinte años de labores el próximo año, la voz de la Corte sonará con más convicción, con mayor fuerza y vigor que nunca.

El Gobierno de México merece el reconocimiento de todas las naciones del hemisferio. Con este acto se confirma la viabilidad de la acción colectiva con la que todos estamos comprometidos en las Américas, en relación con el multilateralismo, la democracia y la protección de los derechos humanos.

Muchas gracias