Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
ANTE LOS PARTICIPANTES DEL SEMINARIO "LEGISLATURA Y DEFENSA"

18 de marzo de 1999 - Washington, DC


Es para mi un verdadero placer recibirlos a Ustedes aquí en el Salón Bolívar, recinto del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos. Quiero ante todo agradecer a la Dra. Margaret Hayes y al Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa por la posibilidad que nos ofrecen de compartir con ustedes, de manera informal, los tareas y realizaciones de la OEA en aras de la seguridad de todos los Estados del continente.

Todos y cada uno de ustedes, en sus respectivos países, bien sea en el congreso en el ejecutivo, trabajan para garantizar la paz y la seguridad en la región. Déjenme decirles que esos mismos temas y anhelos orientan e inspiran también a esta organización.

La Organización de Estados Americanos ha sido desde su concepción misma un foro de concertación política, intercambio e integración hemisféricos. La Carta de la OEA establece que uno de sus propósitos esenciales es el afianzar la paz y la seguridad en el continente, prevenir las posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacifica de controversias que surjan entre los Estados miembros.

Desde principios de los años noventa, esta misión ha adquirido especial relevancia. El nuevo entorno, marcado por el fortalecimiento de las democracias y el fin de la guerra fría, abrió espacios para construir iniciativas de cooperación y de fomento de la confianza entre los países. El primer paso en ese sentido lo constituyó la creación de la Comisión de Seguridad Hemisférica del Consejo Permanente de la OEA con el objetivo, precisamente, de institucionalizar un foro de intercambio de ideas y de forjamiento de consensos para avanzar en diferentes temas relacionados con la seguridad hemisférica.

En su seno surgieron iniciativas que, luego de ser ratificadas por la Asamblea General, han concretado las transformaciones que se han vivido en materia de relaciones políticas y de defensa en el Continente. Permítanme pasar rápidamente revista a las más relevantes. No me detendré excesivamente en ninguna de ellas ya serán objeto de presentaciones muy completas a lo largo de esta reunión, por parte de los Señores Embajadores aquí presentes, a quienes quiero agradecer nuevamente por su presencia y colaboración.

Desminado en Centroamérica

En 1991 los países de Centroamérica solicitaron el apoyo de la OEA en su tarea de desactivación y destrucción de las minas enterradas durante los años de conflicto fratricida que sufrió esa región. A raíz de ello, desde 1993 la OEA, con la asistencia técnica de la Junta Interamericana de Defensa, ha desarrollado un amplio Programa de Asistencia para el Desminado en Centroamérica, que ha canalizado esfuerzos de muchos países y ha producido resultados muy positivos. El programa, que se adelanta en Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Guatemala, es un ejemplo a seguir en materia de trabajo conjunto y esfuerzos compartidos. En ese sentido se constituye en un modelo de lo que la OEA, con el apoyo de los países miembros, observadores y donantes, puede lograr en materia de apoyo humanitario.

Los oficiales militares están involucrados también en lo que consideramos un profundo esfuerzo humanitario que sobrepasa lo puramente militar. En este sentido, de especial significado es la iniciativa de Canadá, México y la OPS para brindar ayuda a las víctimas de las minas en su rehabilitación. Esta labor ha creado relaciones cercanas de cooperación entre las fuerzas armadas de nuestro hemisferio, y entre éstas y la sociedad civil de los países afectados.

Hemisferio Libre de Minas antipersonal.

Desde el inicio del programa en Centroamérica el tema de las minas ha sido para la OEA una preocupación constante. En 1996 nuestra Asamblea General tomó la decisión política de adoptar como metas la eliminación global de las minas terrestres antipersonal y la conversión del hemisferio occidental en una zona libre de ellas. Hizo, además, un llamado a los Estados miembros para que declararan una moratoria en la producción, uso y transferencia de todas estas minas en el hemisferio occidental; y solicitó, como medida de confianza, que nuestro Consejo Permanente, en coordinación con la Secretaría General, estableciera un registro integrado y completo de las que están en poder de los países miembros, así como de los planes existentes para su remoción y destrucción.

De esta manera podemos decir con orgullo que esta región ha sido pionera en el mundo en el largo proceso de liberarse de esas armas de destrucción indiscriminada. Este proceso se amplió a nivel mundial y alcanzó un punto de especial relevancia con la adopción y reciente entrada en vigor de la Convención de Ottawa sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción.

Medidas de Fomento de la Seguridad y la Confianza

El proceso de adopción de medidas de fomento de la seguridad y la confianza se ha convertido sin lugar a dudas en la piedra angular y la base para todas las iniciativas en materia de seguridad y defensa en el hemisferio.

Gracias al trabajo preparatorio realizado en Buenos Aires en marzo de 1994, las Américas dieron un paso fundamental al aprobar, un año más tarde en Santiago de Chile, 11 medidas de fomento de la confianza de carácter voluntario, conocidas como de primera generación. El año pasado, en San Salvador, ese listado se amplió con nueve medidas más.

Actualmente, y como resultado directo de la dinámica lanzada por las Conferencias de Santiago y San Salvador, en el seno de la Organización se está negociando una Convención sobre Transparencia en las Adquisiciones de Armas Convencionales en las Américas, el cual estamos confiados podrá ser aprobada próximamente. Esto constituirá un salto cualitativo importante hacia registros y declaraciones ya no sólo voluntarios sino de obligatorio cumplimiento por las partes en términos de transparencia e información.

Hacia el futuro, debemos trabajar para acordar el establecimiento de medidas de segunda generación relacionadas con aspectos de acceso, medición e inspección y de tercera generación, que contemplan prohibiciones y limitaciones de ciertos tipos de armamento o de ciertos tipos de ejercicios militares.

En desarrollo de las medidas adoptadas por la OEA en esta materia quisiera resaltar una en particular por su novedad, frente a los procesos vividos en otras regiones del mundo:

Special security concerns of small islands states

In this hemisphere there is a group of States that, as a result of their specific geographic and socioeconomic circumstances are facing very specific security challenges that require a special treatment. Such is the case of the Small Island States. The topic began to be addressed in 1992, but it was not until the Santiago Conference in 1995 that it was given the necessary relevance by including it as one of the security building measures in the Americas. As a result of this Declaration, a High Level Meeting took place in 1998 and the conclusions drawn from these were later referred to at the Conference of San Salvador. This last meeting recognized that the "concept of security for the small States of the hemisphere is multidimensional and involves State and non-government actors and includes political, economic, social and environmental components".

The OAS has been the engine of numerous programs meant to reduce the threats confronted by the Small Island States in the areas of commerce, prevention of natural disasters, tourism, illegal drug trafficking, promotion of democracy, and sustainable development, among others.

Nuevo Paradigma de Seguridad y el Papel de la OEA.

La necesidad de revisar los conceptos tradicionales de seguridad quedó plasmada no sólo para el caso de los Pequeños Estados Insulares. Debemos igualmente revisar dichas nociones a nivel continental. De este proceso, deberán surgir nuevos espacios de cooperación y acercamiento, nuevas definiciones sobre los riesgos y amenazas a enfrentar y mecanismos de fortalecimiento del sistema interamericano en su conjunto, para que pueda aprovechar las oportunidades y responder a los desafíos que el próximo milenio nos trae consigo.

Con el fin de propiciar ese debate necesario y oportuno, se llevará a cabo, los próximos 20 y 21 de abril, una sesión especial la Comisión de Seguridad Hemisférica con expertos gubernamentales para empezar el intercambio de ideas sobre la materia. La reunión estará precedida por un seminario académico, el día 19, promovido por las Delegaciones de Chile, Estados Unidos y la Secretaría General de la Organización. Este ciclo de discusiones debe proseguir, de acuerdo con el mandato de la Cumbre Presidencial en Santiago de Chile, con la realización, en el seno de la OEA, de una conferencia hemisférica en el curso de los próximos dos años.

Déjenme mencionar rápidamente tres imperativos que se imponen a los Estados y que deben estar presentes en la definición de ese nuevo concepto: Primero, el deber de defender la integridad del territorio y el orden constitucional. Segundo, la necesidad de administrar, reponer o reducir los arsenales militares acumulados durante las épocas de mayores tensiones. Tercero, la obligación de enfrentar enemigos comunes que no conocen fronteras, llámese terrorismo, tráfico de armas, de estupefacientes.

Frente a esas exigencias del futuro, la OEA tiene todas las condiciones para seguir siendo, y de manera cada vez más activa, un eje principal de la construcción de este nuevo paradigma de seguridad hemisférica.

Primero, en sus reglamentos se encarnan los principios fundamentales que garantizan las relaciones armónicas entre los estados: la no injerencia en asuntos internos, el respeto a la soberanía territorial, y la igualdad jurídica de los Estados. Igualmente, su Carta prevé los mecanismos de solución pacífica esenciales para dirimir cualquier diferencia que pueda llevar a antagonismos entre dos países.

Segundo, las medidas de fomento a la confianza ya aprobadas sirven de marco para tratar todos los temas que, desde la perspectiva de cada estado, constituyen preocupaciones específicas que no pueden olvidarse. Igualmente sirven de base sólida para nuevos avances en términos de compromisos mutuos de garantías de seguridad.

Tercero, la OEA es el espacio de cooperación multilateral por excelencia, como lo ha demostrado por ejemplo la CICAD. Los Estados miembros han reiterado su confianza en la Organización para promover respuestas conjuntas a amenazas comunes. La decisión de combatir juntos el terrorismo, adoptada en Mar del Plata el pasado mes de noviembre, es la prueba más reciente de ello.

Finalmente, un elemento central que ayuda a explicar la solidez de lo avanzado por la OEA en estos ámbitos tiene que ver con el esquema de toma de decisiones por consenso. Gracias a ello, todos y cada uno de los pasos adelantados, una vez aprobados por el Continente, tienen el pleno respaldo y compromiso de los Estados. Esta fuerza consensual se dinamiza gracias a la voluntad real de todos los miembros de la Organización. Es así como por ejemplo la Convención Interamericana Contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Materiales Relacionados, se negoció y aprobó en un tiempo récord y se encuentra en vigor desde el 1 de julio pasado.

Señores Parlamentarios:

Quiero aprovechar esta oportunidad para reafirmar la importancia que tiene para el futuro del Continente que los parlamentos de todos nuestros países participen activamente en el proceso de construcción de un nuevo espacio de seguridad y paz. En ese marco, y en cumplimiento del mandato expresado por la Asamblea General de la Organización, esperamos organizar en un próximo futuro una reunión hemisférica de parlamentarios sobre los temas de la paz y la seguridad regionales.

Esta reunión informal sirve para poner de relieve la importancia de los avances alcanzados en tan poco tiempo y para señalarnos las dimensiones y la trascendencia de las tareas por cumplir. Tenemos la oportunidad histórica de moldear las relaciones político-militares del hemisferio para que se ajusten, de manera consensuada, a nuestros valores, nuestras necesidades y nuestras esperanzas por un continente pacífico, seguro, próspero y solidario.

Les auguro una mañana intensa y apasionante.

Muchas Gracias