Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA CEREMONIA DE ADOPCIÓN DE LA CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

8 de junio de 1999 - Ciudad de Guatemala


Para el Secretario General es un motivo de complacencia hacer una pausa en la Asamblea que nos reúne en Guatemala para celebrar esta ceremonia de adopción de la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad.

Los problemas que enfrentan las personas con discapacidad en nuestro continente varían de un país a otro, y su atención ha sido objeto de medidas diversas. Sin embargo, el abandono, el rechazo, la indiferencia y la faltade conciencia de algunos sectores de nuestras sociedades para enfrentar este tipo de discriminación, han sido una constante. Esto ha contribuido a su aislamiento y ha retrasado su desarrollo y su efectiva participación social.

Es por ello que la Organización ha movilizado todos sus esfuerzos y sus recursos, y sus órganos e instituciones han trabajado con dedicación para poder finalmente presentar a los Estados miembros esta Convención que hoy se abre a su firma.

Una vez más, como ha ocurrido en otros temas y más recientemente en materias como la lucha contra la corrupción, el sistema interamericano es el primero en abordar mediante un acuerdo internacional esta situación que afecta a millones de nuestros conciudadanos. Con este instrumento hacemos todos un gran esfuerzo para transformar actitudes y derribar barreras, fundamentados en el hecho de que una persona padece de algún tipo de discapacidad, no tanto por la limitación física como por la ausencia de facilidades que le permitan estar en igualdad de circunstancias para acceder a las mismas oportunidades que tienen los demás miembros de una comunidad.

Las Asambleas Generales de Managua, Belém do Pará y Haití, llamaron nuestra atención sobre los problemas de las personas con discapacidad del continente y manifestaron su empeño por identificar medidas efectivas de prevención de la discriminación, de rehabilitación y de su asimilación a la sociedad mediante el pleno ejercicio de sus derechos y deberes.

En la Cumbre de Miami de 1994, los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas se comprometieron a revisar la legislación nacional relativa a este tema y a realizar los cambios necesarios para facilitar que estos ciudadanos disfruten de los mismos derechos y libertades que los demás miembros de la sociedad.

De igual forma, durante la Segunda Cumbre de las Américas realizada en Santiago de Chile en 1998, se decidió otorgar especial atención a los grupos sociales más vulnerables de nuestro Hemisferio, y nuestros Primeros Mandatarios se comprometieron a eliminar todas las formas de discriminación.

Hoy, con esta Convención, hemos dado un paso fundamental en el cumplimiento de esos mandatos. Con ella los Estados adquieren el compromiso de adoptar las medidas de carácter legislativo, social, educativo, laboral o de cualquier otra índole necesarias para eliminar la discriminación contra las personas con discapacidad y, en el plano internacional, se comprometen a cooperar con otros Estados para prevenir y erradicar este problema.

En otras palabras, aunque el concepto de la discriminación" nos sitúa inevitablemente en el campo de los derechos humanos, recogidos y protegidos en un sinnúmero de instrumentos internacionales, muchos de ellos de origen y alcance interamericano, es en el campo de la cooperación internacional y en la búsqueda de parámetros comunes a todos nuestros Estados donde radica la fuerza innovadora de esta Convención.

Como Secretario General de la OEA deseo hacer un llamado a los representantes de los Estados miembros para que intensifiquen sus esfuerzos con el fin de que la Convención entre en vigor lo antes posible, asumiendo así los compromisos que de ella se derivan, y para que podamos pronto ver los primeros logros a través de los mecanismos de seguimiento que han sido previstos.

No quiero terminar sin antes expresar a los Cancilleres de Costa Rica y de Panamá mis agradecimientos por el liderazgo de sus países para llevar a buen puerto esta iniciativa, así como mi reconocimiento a todos los países que hoy suscriben esta Convención. Una vez más se pone de manifiesto su inquebrantable compromiso con la causa interamericana.

Finalmente deseo agradecer el esfuerzo desplegado por todos nuestros gobiernos, así como por instituciones interamericanas, por representantes de organizaciones de personas con discapacidad y por organizaciones no gubernamentales que han participado activamente en la elaboración de este instrumento que enriquece el patrimonio jurídico de nuestra América y nos ubica a la vanguardia en la búsqueda de formas de trabajo común nuevas y más efectivas para enfrentar un problema que no sólo afecta a las personas con discapacidad sino a todas nuestras sociedades.

Muchas gracias.