Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA SESION DE INSTALACION DEL 56 PERIODO ORDINARIO DEL COMITE JURIDICO INTERAMERICANO

20 de marzo de 2000 - Washington, DC


Quisiera comenzar por saludar y dar la bienvenida a todos los miembros del Comité Jurídico Interamericano. Nos sentimos muy complacidos y muy honrados porque el órgano consultivo de la OEA en asuntos jurídicos se reúna aquí en Washington en la casa de las Américas.

Permítanme saludar de manera especial al señor Presidente del Comité, doctor Keith Highet, de quien sé mucho han aprendido sus compañeros del Comité y quienes tienen contacto frecuente con él, no sólo por su extraordinario conocimiento de los temas de derecho internacional, sino también, y en especial, por las grandes cualidades que adornan su personalidad: su inteligencia, su dedicación, su buen ánimo y mejor humor. Confiamos va a superar muy pronto los problemas de salud que lo aquejan.

Al revisar la agenda de estas sesiones del Comité encuentro que los temas prioritarios de los cuales se van a ocupar ustedes son también materias fundamentales en la agenda interamericana y que confirman, una vez más, que este órgano está llamado a cumplir un papel crucial de acompañamiento -con sus luces y asesoría jurídica- del proceso de diálogo hemisférico.

Como ustedes saben, ese proceso de diálogo se ha enriquecido y ampliado sustancialmente durante los últimos años, como resultado de los cambios en el contexto internacional. Finalizada la Guerra Fría y en plena etapa de globalización, a la OEA y a todo el Sistema Interamericano de Instituciones los estamos rehaciendo para que respondan a los objetivos que nuestros pueblos y nuestros gobernantes nos han dibujado.

En las Américas avanzamos hacia un conjunto de normas y reglas que hagan de la creciente interdependencia, de la integración hemisférica un proceso sin los rasgos adversos que ha adquirido la globalización. Solo si creamos ese marco jurídico para resolver nuestras divergencias y conflictos, solo si fortalecemos todos los elementos de nuestra cooperación jurídica y judicial, solo si nos apoyamos mutuamente con un rico intercambio de experiencias podremos avanzar hacia relaciones que no se tornen cada vez más conflictivas. Ya en la etapa de hacerle frente a los problemas que debemos enfrentar de manera colectiva para defender y fortalecer nuestras instituciones democráticas tuvimos la sabia guía del Comité en el diseño de la normativa que condujo a la convención interamericana contra la corrupción, pionera en el mundo.

Por eso, quisiera relevar la importancia y oportunidad de muchos de los temas de los cuales ustedes ser van a ocupar en esta oportunidad. Permítanme referirme a tres de las materias que ustedes mismos han definido como prioritarias en su agenda, todas ellas estrechamente relacionadas e inter-dependientes. Me refiero a los aspectos jurídicos de la seguridad hemisférica, el perfeccionamiento de la administración de justicia en las Américas y la dimensión jurídica de la integración y del comercio internacional.

Los cambios y transformaciones de los últimos diez años en el panorama político y estratégico mundial han impuesto la necesidad de revisar las bases que sustentan las relaciones entre los Estados en materia de mantenimiento de la seguridad. Con el fin de la Guerra Fría, el Hemisferio ha asumido la necesidad histórica de desactivar tensiones centenarias y de construir un compromiso con la paz, avanzando en la construcción de un nuevo paradigma de seguridad. Estos temas han encontrado en la Organización de los Estados Americanos un espacio privilegiado de discusión y negociación para ser tratados de manera cooperativa, franca y constructiva.

La columna vertebral de este proceso han sido las Conferencias Regionales sobre Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad realizadas en Santiago de Chile en 1995, y en San Salvador en 1998. Dichas Conferencias permitieron abordar de manera clara y abierta las diferentes concepciones y percepciones que los Estados tienen respecto de las amenazas potenciales que pueden existir para su seguridad y la de la región como un todo.

Se ha creado un clima de confianza entre partes que se trataban con recelo, y ello se ha logrado sobre la base de la transparencia y el intercambio de información. En este marco, también ha sido posible examinar las particulares preocupaciones de seguridad de los pequeños Estados insulares, las cuales incluyen, desde una perspectiva multidimensional, aspectos no militares.

Desde el punto de vista jurídico, se han dado avances fundamentales con la aprobación de las Convenciones contra el tráfico ilícito de armas y la transparencia en la compra de armas. En relación con la primera, hace pocos días registramos con satisfacción el comienzo de las labores del Comité Consultivo para dar seguimiento a las medidas previstas en la misma y fomentar la cooperación entre los Estados, el cual ha adoptado un muy completo plan de trabajo. Con respecto a la segunda, conviene destacar que ella marca un hito en el cual en la aplicación de las medidas de confianza pasamos de aspectos que se desarrollan según la buena voluntad de las partes a medidas de carácter obligatorio.

Hoy todos somos conscientes de que en asuntos de seguridad hemisférica vivimos una época de transición. Las concepciones del pasado, las que heredamos de la Guerra Fría, ya no sirven para explicar las realidades del presente pero, al mismo tiempo, muchos de los problemas del pasado continúan vigentes y se suman a los nuevos desafíos de la seguridad y la estabilidad democrática de las naciones de las Américas.

Todo lo anterior muestra la importancia de que los Estados y las instituciones del sistema interamericano puedan contar con los aportes del Comité Jurídico Interamericano en esta materia, los cuales adquieren aún mayor trascendencia con miras a la gran Conferencia de Seguridad dispuesta por nuestros mandatarios y que deberá celebrarse en la primera parte de esta década.

Otra de las materias que van a estudiar ustedes tiene que ver con la integración y el comercio internacional. Sin lugar a dudas, este es uno de los temas de mayor vigencia. El destino de los países de las Américas está estrechamente inter-relacionado. Estamos atados a través de efectos que se generan tanto por los hechos políticos y económicos, así como por la geografía, la historia, la cultura y el comercio. Dentro de la región intercambiamos más de 1.500 millones de dólares diarios. Del (trillón) millón de millones de dólares en exportaciones que realiza el Hemisferio Occidental, más del 55 por ciento se destina dentro de la región.

En este contexto, la agenda de negociaciones comerciales se ha ampliado y enriquecido con temas que, además de sus efectos económicos, implican desarrollos jurídicos más sofisticados y avanzados en áreas tales como derechos de propiedad intelectual, políticas de competencia, compras gubernamentales o métodos de solución de controversias.

No tengo la menor duda que en este campo el Comité tiene un gran espacio para apoyar a los Estados, no sólo haciendo estudios sobre los procesos pasados, sino sobretodo asumiendo un papel más pro-activo que permita tener una visión más clara y comprehensiva de los desafíos específicos que, desde el punto de vista jurídico, tenemos en cada campo, especialmente con miras a la meta de crear una Area de Libre Comercio de las Américas.

El perfeccionamiento de la administración de justicia en las Américas es otro de los temas prioritarios en la agenda interamericana. Desde los inicios de la década de los ochenta, la reforma de los sistemas de justicia se ha ido abriendo paso en nuestros países, hasta llegar a ubicarse como una de las prioridades hemisféricas. Sin lugar a dudas, la expansión de las economías de mercado y la ampliación de la democracia, han sido factores fundamentales para que esto haya ocurrido. Hoy nadie discute que si no logramos perfeccionar nuestros sistemas de justicia, el crecimiento económico, el desarrollo social y la vigencia misma de las instituciones democráticas, están seriamente comprometidos.

Durante los últimos años, en el marco del sistema interamericano se han dado grandes avances en este campo. Hace apenas dos semanas, los Ministros de Justicia de las Américas tomaron decisiones de importancia para poner en funcionamiento el Centro de Estudios de Justicia de las Américas, así como para avanzar en áreas como el combate contra el delito cibernético, las políticas penitenciarias y carcelarias, el acceso a la justicia y los métodos alternos de resolución de conflictos.

No obstante lo anterior, todos somos conscientes de que los pasos dados hasta ahora tienen un alcance limitado, que en algunos casos las reformas judiciales emprendidas han generado efectos no previstos o no deseados y que, en definitiva, aún son muchos los avances que, entre todos, tenemos que dar para asegurar la independencia y modernización de nuestros sistemas de justicia.

Estoy seguro que los estudios y recomendaciones del Comité en este campo serían de inmensa utilidad tanto para los órganos del sistema interamericano, el Centro de Estudios de Justicia de las Américas y las reuniones de Ministros y Procuradores en esta área, como para los Estados miembros de nuestra Organización.

Señores Miembros del Comité Jurídico:

La OEA ha sido un foro por excelencia para el desarrollo del Derecho Internacional en las Américas. Una gran parte de los avances que se han dado en este campo se deben a la labor de éste órgano de la OEA. Ante los nuevos desafíos que tenemos en las Américas y de los cuales hacen parte temas como los que acabo de mencionar, tengo la certeza de que el Comité va a continuar cumpliendo esa labor fundamental de apoyo en el desarrollo y consolidación de las instituciones jurídicas de las Américas.

Les renuevo nuestra más cordial bienvenida y les deseo mucho éxito en sus deliberaciones.

Muchas gracias.