Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
CON OCASIÓN DE LA VISITA DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA ARGENTINA, DR. FERNANDO DE LA RUA

14 de junio de 2000 - Washington, DC


Nos resulta especialmente grato recibir hoy, en esta casa de las Américas, al Excelentísimo Señor Presidente de la República Argentina, Doctor Fernando de la Rúa, a su dignísima esposa, así como a su Canciller y a toda su comitiva.



Entre todos nosotros usted despierta admiración por sus dotes de estadista, su prudencia, su serenidad, su permanente reflexión, su buen temperamento y también por la contundencia y fortaleza con la que usted ha encarado en estos meses, los que usted identificó como los problemas más urgentes de la sociedad argentina. Todos tenemos en nuestra memoria sus palabras de compromiso con la transparencia, la honestidad, la austeridad, la lucha frontal y permanente contra cualquier forma de corrupción, así como sus ejecutorias para asegurar que en la cosa publica prevalezca la moral administrativa, para conformar una nueva sociedad ética, solidaria, progresista.



Por eso cuando en el pasado mes de Octubre, los argentinos depositaron su confianza en la Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación, recogiendo el profundo anhelo de cambio de la sociedad argentina, no sólo sus conciudadanos, sino todos los americanos estuvimos seguros de que en sus manos Argentina mantendría su estabilidad económica, su vigor democrático y que se enrutaría por senderos de prosperidad, justicia social e igualdad.



Hemos seguido con atención la intensa labor desplegada en estos primeros seis meses de gobierno y en todos ha despertado singular respeto la decisión con la que usted ha encarado los graves problemas fiscales, los cuales esta resolviendo con una determinación y un coraje excepcionales. Tenemos absoluta claridad de que sólo con tal determinación y visión de futuro será posible preservar el modelo de convertibilidad que la Argentina se ha dado y que sin duda le ha traído estabilidad y prosperidad, pero que conlleva drásticas medidas de ajuste cuando se presentan problemas de volatilidad de capitales en los mercados internacionales o cuando el gobierno no adopta con oportunidad las medidas necesarias para recuperar los equilibrios cambiario y monetario. Sea esta la ocasión para encomiar al pueblo argentino por la paciencia y comprensión con la que han aceptado los sacrificios consustanciales a las terapias gubernamentales y al principal partido de oposición, el Justicialismo por el apoyo a algunas de estas decisiones e iniciativas .



Frente a una difícil situación fiscal y social, y en el marco de un escenario político complejo, puso Usted en marcha una nueva política de diálogo entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, entre la Nación y las provincias, entre el gobierno y los diferentes actores de la sociedad. Fruto de ese espíritu de concertación y diálogo, combinado con una profunda convicción sobre la bondad de sus iniciativas, fue posible la aprobación de leyes para darle equilibrio a las cuentas publicas, para dar una mayor flexibilidad al mercado de trabajo, para sentar sobre bases sólidas su política de crear mas empleos de calidad. Estas medidas constituyen un paso adelante primordial para que las familias argentinas puedan planificar el mañana y para atender con éxito la deuda social represada.



Para ello será necesario recomponer, refundar lo que usted ha denominado un estado ineficiente, endeudado, ausente. Como lo señalamos en nuestra Asamblea, son esas enormes fallas del Estado en el cumplimiento de sus obligaciones las que le están abriendo una brecha a las instituciones democráticas latinoamericanas, a su credibilidad. Solo un estado fuerte, eficaz, prestigioso nos puede asegurar la defensa de nuestra democracia. Cada vez necesitamos más de un estado democrático, garante de los derechos de todos, protector de los mas vulnerables. Y también de un estado que fortalezca sus funciones, de supervisión y control, sus funciones educativa y de salud, sus funciones de policía, justicia y seguridad.



En el breve tiempo transcurrido desde su elección, ha generado usted entre todos los americanos expectativas y esperanzas por el liderazgo que empieza a ejercer para que a lo ancho de toda América prevalezcan los principios democráticos. En el pasado reciente, nuestras instituciones democráticas se han visto debilitadas por la emergencia de indicios de autoritarismo, por el desequilibrio de los poderes públicos, la corrupción y la inadecuación e insuficiencia de los espacios de participación ciudadana. No tenga duda Sr. Presidente que los Americanos buscaremos en usted guía y consejo para superar los amenazas y tropiezos que la democracia confronta en las Américas. Estaremos atentos a sus propuestas para hacerle frente a la agenda de problemas y tareas pendientes que tenemos ante nosotros, para derrotar el escepticismo y el desencanto que algunos sienten frente a nuestras democracias, porque éstas no han colmado las expectativas ciudadanas en materia de reducción de la pobreza, de combate a las desigualdades y de superación de los problemas sociales.





Señor Presidente:



Seguimos con expectativa su política internacional y en especial el decidido respaldo a Mercosur que todos aquí concebimos como un componente esencial en la construcción de la Zona económica de Libre Comercio de las Américas. Pero mas allá de este propósito colectivo todos vemos a Mercosur como un emprendimiento soportado por un excepcional grado de voluntad política, como un barómetro del bienestar de nuestros pueblos como símbolo del éxito de nuestras sociedades para enfrentar los problemas de la globalización.



La Argentina ha ido tejiendo sólidas relaciones económicas y de colaboración con todas las naciones del Hemisferio. En la OEA, la Argentina desempeña un papel primordial en la promoción de la agenda regional y se ha convertido en un actor fundamental que participa y coopera activamente en la solución de los grandes problemas que afectan a nuestra comunidad de naciones. A ello han contribuido con particular dedicación y profesionalismo el embajador Juan José Arcuri y todos los miembros de la Misión ante la Organización.





En estos últimos años la Organización de los Estados Americanos ha encarado un proceso de modernización y se ha afianzado como un espacio de diálogo, concertación y cooperación multilateral. Se ha convertido, por voluntad expresa de nuestros Jefes de Estado y de Gobierno, en el órgano principal para la ejecución de los mandatos de las Cumbres de las Américas.



Nuestra agenda se ha enriquecido para dar cabida a los principales temas del continente y del Caribe, desde la negociación del Acuerdo de Libre Comercio, proceso que su país actualmente lidera y que confiamos culminará exitosamente en el año 2005, pasando por la revitalización y modernización de los esquemas de cooperación solidaria ; la adopción de estrategias para el desarrollo sostenible; el fortalecimiento de nuestro sistema hemisférico de derechos humanos; el impulso continental de la educación para hacerle frente a los problemas de una mayor igualdad, para insertarnos mejor a la economía internacional; hasta el diseño de estrategias comunes para enfrentar el narcotráfico, la corrupción, el terrorismo o el tráfico de armas; amenazas que trascienden las fronteras nacionales y que amenazan el bienestar nuestros conciudadanos y la estabilidad de nuestras instituciones.



Nos han estimulado las palabras del Canciller Rodriguez Giavarini en Windsor, Canadá, para fortalecer aun más el rol político de la OEA como mecanismo de concertación y diálogo hemisférico y su propuesta para que la OEA vaya más allá de su función de memoria institucional del proceso de cumbres y pase a uno más formal, de Secretaria del Proceso y participe más estrechamente en la preparación, definición, y en el seguimiento político de sus mandatos. Estoy seguro que esta propuesta va a recibir gran atención por todas las naciones con miras a la celebración de la Cumbre de Quebec el año próximo.

Sr Presidente

Estamos embarcados en una empresa que, para ser exitosa, requiere del liderazgo, el compromiso y el esfuerzo de todos y cada uno de los Estados que conforman esta Organización. Su ejemplo y liderazgo en nos estimulan a continuar en estos senderos. Fundados en un espíritu de integración y solidaridad, podremos entonces avanzar en la construcción de un Hemisferio de paz y libertad, próspero y equitativo, en el que todas nuestras naciones puedan insertarse en el círculo virtuoso de crecimiento, educación, productividad y mejores niveles de vida.



Muchas gracias