Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA REUNION DEL GRUPO CONSULTIVO PARA CENTROAMERICA

8 de marzo de 2001 - Madrid, España


Ayer muchos de los aquí presentes nos reunimos gracias a la rápida reacción del gobierno del Salvador, el Banco Interamericano de Desarrollo y de la Comunidad Internacional, y por supuesto gracias a la generosa hospitalidad del pueblo español, de sus reyes y del Gobierno del Presidente Aznar. Los terremotos de El Salvador nos han traído a todos a la memoria los daños y sufrimientos sin precedentes que nos trajo el Huracán Mitch.

Y nos han traído a la memoria esos recuerdos no solo por sus devastadores consecuencias con centenares de miles de damnificados y por la cuantiosa perdida de vidas humanas, sino también porque hoy como entonces presenciamos los valientes esfuerzos de las poblaciones de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Ningún Gobierno ni ninguna sociedad se dejó arredrar por las dificultades. Con vigor y oportunidad los cuatro presidentes se pusieron a la cabeza de los programas de emergencia y consiguieron que tanto los recursos internacionales como los nacionales llegaran a los damnificados con oportunidad, de manera equitativa, transparente, eficiente y lograron preservar en la población el espíritu de lucha, de crecerse ante la adversidad. Hoy hemos sido testigos también de la reacción colectiva bien organizada, eficiente, equitativa liderada por el Presidente Flores y la Comisión Nacional de Solidaridad frente a los terremotos que devastaron amplísimas regiones de El Salvador. Y hemos visto también como los salvadoreños se han movilizado con una actitud disciplinada, con fe, decisión y solidaridad dispuestos a dar la mano a cada víctima y a recuperar la infraestructura física y social.

Tenemos que recordar la excepcional reacción de la Comunidad Internacional en ese entonces, la que llego con ayuda suficiente, oportuna, en las cantidades requeridas, y efectiva para los propósitos que eran esenciales en un esfuerzo que por su cuantía y apoyo social no tiene precedentes en nuestro hemisferio y, me atrevería a decir, tampoco en la historia humana. La generosidad del pueblo español es algo que todos recordamos conmovidos.

Desde entonces fue claro que la los daños que el huracán infligió a las economías y al tejido social de América Central eran de tal magnitud que los desafíos de largo plazo y los costos de la reconstrucción superaban la capacidad y las posibilidades de los países mas afectados. Tenemos que señalar que en este corto tiempo todos los presagios oscuros que se hacían sobre la subregion se han ido dejando atrás. Y además una tan adversa coyuntura se ha podido superar sin menoscabo significativo de la calidad de la política económica de la subregion.

La intensa cooperación entre Centroamérica y la Comunidad Internacional ha continuado de manera vigorosa a lo largo de los últimos dos años y nos corresponde hoy de una manera ordenada, con estrictos parámetros para evaluar proyectos y su ejecución, ver los frutos de esa cooperación y solidaridad y mirar el futuro de toda la región, incluyendo a Panamá, Belice y Republica Dominicana, con un sentido estratégico: asignando recursos, dándole un marco a las actividades de cooperación y a las decisiones de inversión de los próximos años para reducir la pobreza, subir la tasa de crecimiento y mejorar la distribución de los beneficios del desarrollo.

El propósito que todos nos trazamos desde Estocolmo, de buscar un nuevo paradigma de desarrollo, resultó acertado y los criterios en los que se enmarca esta reunión corresponden a esos nuevos parámetros. Ellos definen cómo las energías de Centro América se deben destinar a la tarea de desarrollar el Estado de Derecho, fortalecer las instituciones democráticas, incrementar la capacidad de los estados en materias de supervisión, regulación y buscar el desarrollo sostenible.

Todos nos sentimos comprometidos en contribuir a superar la vulnerabilidad ambiental y social de toda la subregion. Es necesario fortalecer la cooperación entre los ocho países, como también avanzar en las tareas de la integración subregional y hacer de esta una economía y una sociedad más competitivas para los desafíos de la globalización, que nos permita mejorar las tasas de ahorro, inversión, desarrollo de los recursos humanos, así como llenar las significativas deficiencias de infraestructura, estimular la presencia de capitales privados y aprovechar las posibilidades que ofrecen los accesos preferenciales a los mercados norteamericanos y europeo y a la eventual creación del ALCA.

Estoy seguro que todos comparten conmigo el reconocimiento a la diligencia y el profesionalismo del BID y de Don Enrique Iglesias para organizar estas reuniones que tienen una agenda ambiciosa y comprensiva. El proceso de este grupo consultivo en sus distintas etapas ha servido para desarrollar una nueva visión de desarrollo para la región centroamericana. En el ámbito nacional se han estrechado los vínculos entre los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado. Se ha avanzado en el comercio y en las corrientes intra regionales de inversión. Y así como se han superado los enormes desafíos naturales y los escollos económicos, se ha avanzado en la conciencia colectiva para conservar la estabilidad política de toda la región, para mejorar su gobernabilidad, para fortalecer las instituciones públicas, lo cual sigue siendo un objetivo principalísimo, fundamental para el desarrollo económico y vital para aclimatar los valores democráticos en los que tenemos que trabajar todos, día a día. Esa es nuestra razón de ser y nuestra misión esencial en la OEA y para ella pediremos siempre el concurso de todos.

También nuestro reconocimiento al Presidente Aznar que ha hecho de este Grupo Consultivo una ocasión tan solemne y especial, y a quien todos en América hemos aprendido a respetar por su liderazgo, por la dedicación a las causas Hispanoamericanas, por fortalecer la política de inversión española en toda la región, uno de los grandes logros al culminar el siglo XX. El ha congregado esta Cumbre que tiene el enorme valor simbólico de renovar la voluntad política de nuestros gobernantes con un mandato de integración, cooperación, solidaridad.

Todos los pueblos de América reconocen en este certamen la enorme cadena de solidaridad destinada a preservar el derecho que tienen los pueblos centroamericanos al progreso, a la democracia, a la justicia social, a la paz, que son sus supremos valores, señores presidentes y primer ministro de Belice, y los de nuestros pueblos hermanos también, y sin duda son los que nos trajeron a todos a Madrid, cuna de nuestros ancestros, de nuestra cultura, de lo que nos da a los americanos nuestro carácter y nuestra identidad.

Muchas gracias