Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN EL VI FORO EMPRESARIAL DE LAS AMÉRICAS - LOS RETOS DEL HEMISFERIO A PRINCIPIOS DE SIGLO

5 de abril de 2001 - Buenos Aires, Argentina


En primer lugar agradezco a los organizadores al invitarme a estar con ustedes esta tarde. Muchas gracias también al Gobierno de Argentina por su hospitalidad y los excelentes arreglos para la celebración de este evento. Gracias a la ciudad, a las autoridades y a los ciudadanos de Buenos Aires por su hospitalidad.

Veo con particular beneplácito la numerosa concurrencia a este VI Foro Empresarial de las Américas. Me parece que esto es un reflejo del interés y la prioridad que las comunidades empresariales del hemisferio otorgan al proceso de creación del ALCA. Estos Foros Empresariales han sido muy importantes para dar insumos al proceso de negociación, para proveer información sobre las necesidades estratégicas y las aspiraciones del sector privado, y para involucrar el liderazgo empresarial hemisférico al más ambicioso proyecto que se hayan planteado las sociedades Americanas. El ALCA sería la mayor área de libre comercio del mundo y uno de los sistemas de integración más ambiciosos de la historia moderna.

A dos semanas de una nueva Cumbre de las Américas a celebrarse en Québec y en vísperas de la reunión Ministerial de Comercio quisiera mas que hablar de las dificultades que hay o que pueden surgir en el proceso de negociación, mirar los escollos de naturaleza política y hablar un poco del contexto en medio del cual se está dando y ver qué se puede hacer para convertir esta empresa económica en una política y social. Se trata entonces de mirar el cambio de ambiente en el que el proceso de integración se ha tenido que desenvolver para poder medir la magnitud de los desafíos que hemos enfrentado y que tenemos que enfrentar en los años por venir para culminar este propósito que nos hemos trazado.

En este período hemos pasado de altas expectativas a la desesperanza, y de nuevo a una visión más sobria y remozada de los desafíos que enfrentamos. Ese cambio de ambiente se ha dado fundamentalmente por las consecuencias económicas y políticas de la globalización y su influencia significativa sobre las tasas de crecimiento económico. Difícil encontrar dos temas tan afines en el debate económico o político como el de la globalización y el avance hacia el libre comercio. Esclarecer un poco estos procesos es esencial para preservar el apoyo de la opinión publica al ALCA.

Voy entonces a hablar de temas que algunos no ven tan conectados con el ALCA pero que van a determinar cual es el estado de la opinión publica cuando nos adentremos en las negociaciones finales. Aunque en principio tenemos la tendencia a decir que entendemos todas las consecuencias y la magnitud de la globalización, es probable que nos quedemos cortos. Sin duda hoy ya no podríamos desconocer que aun antes de que pudiéramos hablar de las consecuencias políticas de la globalización ya empezaba a ser claro que los factores institucionales o políticos como la paz social, la estabilidad política, el fortalecimiento del estado de derecho y la estabilidad de las reglas para el desarrollo empresarial terminan por tener mas influencia sobre el propio crecimiento económico que el régimen de comercio exterior, el régimen tributario o cambiario. Nos encontramos hoy en una nueva situación muy diferente de la que se daba en Miami y aun en Santiago. Y lo que es impresionante es que el proceso haya soportado las presiones que se han dado a lo largo de estos anos.

Venimos de una época en la que de lejos el principal determinante del crecimiento eran factores económicos y en la cual, sin duda, los motores de ese crecimiento eran el comercio y la inversión. Nos hemos también alejado de los conceptos que hacían ver el camino del desarrollo como algo simple, claro, rápido. Esos son sueños que han quedado atrás, optimismos a los que todos tuvimos que renunciar

Uno de los aspectos menos considerados cuando hablamos de globalización es su capacidad por quitar velos y desenmascarar viejos problemas que han estado presentes en nuestras sociedades desde tiempos inmemoriales, problemas que localmente logramos mantener ocultos por décadas o aun centurias, o multitud de tareas aplazadas una y otra vez y que súbitamente surgen a los ojos de la sociedad entera. La globalización saca a flote estos problemas con intensidad y a veces hasta con violencia, razón por la cual muchos terminan por pensar que ella es la causante de todos nuestros males.

Creo que en este foro es innecesario hablar de las consecuencias negativas de la globalización, como lo ha sido la volatilidad de capitales y el efecto contagio que en horas se trasmite de países de un hemisferio a otro poniendo en peligro muchos de los logros que nuestras sociedades han alcanzado después de décadas de esfuerzos y sacrificios.

No podemos decir que el Consenso de Washington ya no es un paradigma. Sin duda nos ha costado mucho aprender que los mercados son más exigentes y demandan corregir en días lo que antes tomaba meses, o en semanas lo que antes se exigía en años. Nada de convivir ni por cortos periodos con desequilibrios fiscales, monetarios o cambiarios. Nada de aceptar la información tardía, imprecisa o insuficiente de los agregados económicos.

La lógica del mercado no deja pues espacios para el gradualismo. Cualquier desviación de la ortodoxia es inmensamente costosa. Tal vez ni siquiera una muy buena política económica sea razón suficiente para pensar que se puede escapar a los rigores de la volatilidad de capitales, pues aun nos falta por mirar otros factores de naturaleza política y social que también pueden generar inestabilidad y volatilidad.

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Ahora bien, creo que nos hemos ido acostumbrando a convivir con la idea que hace responsable a la globalización de consecuencias económicas como la volatilidad, el desempleo de las personas no calificada, así como de los problemas de naturaleza social acumulados por décadas o centurias: pobreza, mala distribución del ingreso, malos sistemas educativos. Se le echa la culpa al modelo económico que la mayoría de la gente identifica con la globalización. Estos problemas se han vuelto más notorios y le dan un eco planetario a la búsqueda de justicia social.

Infortunadamente no somos conscientes y no hemos profundizado en el tema de las consecuencias de la globalización política, la manera como está afectando los sistemas políticos y como ellos están mostrando sus falencias de manera mucho más intensa y pronta que las deficiencias económicas.

Gracias a la globalización hoy en día hay mas participación de la discusión de las políticas públicas. No hay temas vedados o tratamiento a puerta cerrada de los problemas públicos.

Nunca en el pasado fue imaginable que las elecciones de cada país fueran observadas de manera casi minuciosa por todos los países, sus medios de comunicación, sus organizaciones no gubernamentales. En cualquier lugar del globo la comunidad internacional está atenta, vigilante de que las elecciones sean limpias, justas y transparentes. Se da hoy una creciente y múltiple vigilancia internacional, lo cual podemos documentar en la OEA de una manera contundente. En muchas ocasiones, mas allá de un rol técnico, terminamos por cumplir el rol de un tribunal o de mediador entre los contendientes. Es como si cada elección se convirtiera en un asunto que atañe a cada ciudadano de América o del mundo.

En este sentido podríamos hablar del respeto a las convenciones de derechos humanos. Ya había antes del fin de la guerra fría y del comienzo de la globalización una vigilancia del sistema hemisférico y del de Naciones Unidas, a pesar de la resistencia de muchos gobiernos, pero nunca de la magnitud de lo que vemos hoy con la estrechísima colaboración de la mayor parte de ellos. El respeto de los derechos de cada ciudadano del mundo es entonces un asunto que a todos nos compete. También hemos sido testigos de como ha ido surgiendo una nueva constelación de derechos de los grupos de población más vulnerables como las mujeres, los niños, los indígenas y los migrantes.

No hay necesidad de mencionar la manera como jueces de varias naciones se atribuyan competencias sobre delitos cometidos en otras hace varias décadas. Es como si les pareciera totalmente insuficiente o asunto de poca monta la creación de la Corte Penal Internacional, sin duda un gran avance y una consecuencia de la globalización de las relaciones políticas.

Y que decir de la demanda universal en contra de la corrupción y por la transparencia de muchas decisiones públicas. Es como si cualquier ciudadano de cualquier país del mundo sintiera que un acto de corrupción a miles de millas de distancia le compete y le da el derecho a estar informado y a reclamar soluciones y sanciones.

Algo similar podríamos decir de la independencia y el balance de los poderes públicos. Millones se ofenden porque cualquier gobierno desconoce su sistema judicial o establece una presión indebida sobre él, o porque se aparta de un fallo de un tribunal constitucional.

Tal vez el área donde son más evidentes las consecuencias de la globalización en lo político son aquellas para proteger el entorno o medio ambiente global. Por ejemplo, el problema del cambio climático esta hoy en todas las agendas.

¿A quién no le molesta que un gobernante de cualquier país en el polo opuesto del mundo no rinda cuentas de sus actos o se niegue a reconocer atropellos que su país cometió en el pasado? ¿A quién no le molesta que alguien no trabaje para proteger los derechos de tal o cual minoría? ¿Quién se puede hoy mostrar impasible frente a las nuevas formas de esclavitud o encadenamiento a través del trafico de seres humanos para dedicarlos a actividades sexuales, o quién es indiferente a la presencia de los niños en los conflictos internos o al trabajo infantil? ¿Quién se muestra impasible frente a la discriminación contra las mujeres o quiénes no se indigna por la violencia ejercida contra grupos vulnerables ocurran donde ocurran?

También hemos visto como ha surgido el problema de violencia de los nacionalismos y etnicismos ¿ Han surgido ellos por la globalización o por las crecientes libertades públicas a todo lo ancho del globo?

Y no hemos mencionado cual es el mecanismo a través del cual se ha expandido esta globalización de la problemática política. Sin duda los medios de comunicación que le dan una dimensión internacional a cada problema local. Ellos nos hacen vivir esos problemas, nos los meten a nuestros cuartos de dormir todos los días, nos tocan nuestras más finas sensibilidades de una manera que supera con creces lo que la globalización económica pueda afectar nuestro bienestar.

Así mismo las ONGs y la sociedad civil con sus poderosas movilizaciones han incorporado estas causas a sus amplias agendas. Estas organizaciones no-gubernamentales hoy gozan de mucha mas libertad de movimientos, sus voces tienen mucho mas eco, sus gritos se oyen en todos los continentes, y en muchas latitudes su acción ha debilitado notoriamente el sistema político, los partidos y los Congresos al dejar en evidencia sus problemas, vicios y debilidades.

Y al final lo que apreciamos es que el régimen de comercio exterior y el uso de los mecanismos de mercado tienen que tomar la total responsabilidad por lo que un gobierno, un estado o una sociedad hacen o dejan de hacer; o hicieron o dejaron de hacer en el pasado en todos los frentes. Ellos tienen que asumir los malestares, las tensiones del intenso cambio económico, social y político que se ha dado paralelamente con la globalización.

Creo no exagerar al afirmar que la tarea de diseñar e implementar una política económica que nos prepare para la competencia internacional es mucho menos difícil que aquella de construir un sistema político para afrontar los embates de la globalización, capaz de articular los nuevos participantes o actores. Sobre las consecuencias económicas de la globalización hemos aprendido muchísimo, sobre sus consecuencias políticas muy poco.

Cuando al ciudadano se le pregunta si está o no satisfecho con la democracia, normalmente piensa no solo en algunos avances económicos sino en las deficiencias del sistema político, en las del Estado y sus instituciones y en los problemas económicos y sociales que le atribuye a la globalización. Esto es lo que explica las grandes amenazas o desafíos que tienen nuestras democracias.

Deberíamos entonces empezar a aceptar que hay de por medio mas que una pequeña inconformidad; aceptar que tenemos que trabajar mas en identificar ya no solo las consecuencias económicas, en lo cual hemos avanzado mucho, sino en las consecuencias sociales y en los enormes desafíos políticos que empiezan a crear un panorama y una agenda más amplia, compleja y costosa, para la cual estamos mal preparados.

Lo que es impresionante frente a este complejo panorama es haber mantenidoo tal grado de voluntad política y de respaldo al ALCA. Y lo digo porque que yo sepa ningún partido político, y en todo caso no los que han triunfado en las decenas de elecciones que han tenido lugar en el continente, le ha quitado su apoyo a esta iniciativa. Es como si la idea de la integración no generara las resistencias que genera hablar de apertura, o de comercio libre.

Pero esto no significa que no se vayan a presentar tropiezos u oposiciones. La etapa que sigue va a ser mas política porque los dirigentes y empresarios van a tener que explicarle a los ciudadanos porque es bueno el ALCA. También van a tener que trabajar contra esa idea de que todo lo que ocurre con la globalización es incontrolable por los gobiernos. Entre otras cosas el ALCA es una manera de llegar a la globalización con reglas.

Luego voy a tratar de responder dos preguntas básicas: ¿Por qué es importante la creación del ALCA y cuáles son los beneficios que traerá para sus miembros?

El pasado reciente: de Miami a Quebec

En los tiempos de la primera Cumbre de las Américas, en diciembre de 1994, todavía estábamos imbuidos por el optimismo, por la nueva dirección que los asuntos latinoamericanos y hemisféricos habían tomado. Casi se podría decir que esa Cumbre de Miami fue una especie de celebración de esa nueva realidad. Por primera vez teníamos en el Hemisferio una comunidad de naciones con gobiernos democráticamente electos. En el campo económico, la región había logrado hacer un viraje de 180 grados en sus políticas proteccionistas e intervensionistas y tenía políticas de desarrollo fundamentadas en la promoción de la competencia, los mercados y un comercio cada vez más libre.

Tres años después, conforme nos preparábamos para la Cumbre de las Américas de Santiago en Abril de 1998, eran más claras algunas preocupaciones. En términos de las reformas económicas internas ya algunos académicos y organismos internacionales nos empezaban a señalar que, importantes como fueron estas reformas, los indicadores sociales no habían mejorado y había todavía mucho que hacer. Podríamos decir entonces que las reformas fueron el punto de partida y no el de llegada. Además, se empezaba a notar una diversidad de trayectorias y resultados de las reformas económicas, y también cómo en algunos países las reformas se habían quedado atascadas o retrocedieron.

El año 98 comenzó con señales mezcladas. Los líderes también tomaron la decisión histórica de iniciar formalmente las negociaciones para la creación del ALCA, lo que envió una clara señal sobre la dirección de las políticas en el mediano y largo plazo. No obstante, lo que a principios de 1998 parecía un impacto manejable de la crisis asiática, al final del año se había convertido en una de las más serias tormentas financieras y económicas en tiempos recientes.

Creo que América Latina y el Caribe se encuentran hoy a comienzos del 2001 en una encrucijada. Esta es una época de contrastes y paradojas, que más que nunca requiere claridad de propósitos y cooperación hemisférica para resolver nuestros problemas y desafíos colectivos.

La crisis del 98 y 99 aumentó los costos acumulados de una década de ajustes. Después de una década de reformas, el balance hoy día no es el más positivo. En promedio América Latina no creció a las tasas esperadas; en casi todos los casos los beneficios no le llegaron a la mayoría de los pobres; las clases medias se encuentran en varios casos peor; y la desigualdad económica no ha disminuido y en algunos casos se ha incrementado. Amplios sectores de las poblaciones de América Latina se encuentran actualmente decepcionados y frustrados.

Con frecuencia se culpa a las reformas económicas y a la apertura comercial por estos resultados. Pero es importante enfatizar y admitir que sin las reformas la situación sería aún peor. Hoy necesitamos un marco mucho más amplio de políticas con énfasis en la equidad y en la reducción de la pobreza; en el mejoramiento de la capacidad del Estado para proveer servicios públicos, para mejorar sus funciones de supervisión, control, pero que también simultáneamente promuevan el crecimiento. Se necesita demostrar la calidad de las políticas sociales y mostrar mejorías en el sistema político.

El ALCA debe verse como un componente fundamental en las estrategias nacionales para promover el crecimiento. No obstante la apertura comercial, ya sea en el marco de la OMC, del ALCA o de los acuerdos sub-regionales, no agota el reto del desarrollo ni debe verse como un sustituto para una estrategia nacional de desarrollo.

Ahora bien por qué es importante la creación del ALCA y cuáles son sus beneficios? Es oportuno hacernos y respondernos estas preguntas porque solo si entendemos el papel del ALCA en el universo más amplio de políticas económicas y sociales seremos capaces de seguir liderando el proceso, educar sobre su importancia y llevarlo hasta su concreción. Solo entendiendo su naturaleza, entenderemos también que aunque importante, el ALCA y el libre comercio no son la panacea, y que permanece el reto del desarrollo.

Con esta visión general como contexto, quisiera a continuación sostener que hay dos tipos de razones por las que la creación del ALCA es importante: razones económicas, y razones políticas y estratégicas. No me voy a adentrar en las razones de tipo especifico que cada país saque de la mesa de negociaciones.

Veamos primero las razones económicas desde el punto de vista de los países de América Latina y el Caribe. Para estos países el ALCA involucra numerosos beneficios potenciales. Algunos de ellos aplican similarmente a todos los países y en otros casos debe hacerse una distinción entre las economías grandes y las economías pequeñas de la región. Quisiera referirme a cinco tipos de beneficios económicos:

1. Un acceso mayor y más seguro a grandes mercados.

2. Establecimiento de sistemas objetivos y confiables para la solución de controversias.

3. Mejoramiento en el clima para las inversiones y por lo tanto un mejoramiento en las posibilidades de crecimiento.

4. Mejoramiento en la competitividad de los sectores de servicios, y por esta vía en la competitividad general de las economías.

5. Beneficios por la consolidación y profundización de los procesos de reforma económica.

En cuanto al tema de acceso, es importante recordar que el mercado de los EEUU representa un 85% del Producto Interno Bruto agregado de todo el hemisferio. Este dato habla por sí solo sobre la importancia para los países de América Latina y el Caribe de lograr un acceso mayor y más seguro a ese mercado.

Las economías de Centroamérica y el Caribe y de la Comunidad Andina exportan entre un 40% y un 50% de sus exportaciones totales a los EEUU y Canadá, y tienen un acceso bastante amplio vía el Sistema Generalizado de Preferencias, la Iniciativa de la Cuenca del Caribe y Legislación de Preferencias Comerciales Andina. No obstante, estas son preferencias unilaterales y por lo tanto más inciertas que un arreglo recíproco, y no cuentan con mecanismos de resolución de controversias. Igualmente hay importantes productos en que estos países son competitivos que están excluidos de las preferencias.

En el caso de MERCOSUR, un 20% de sus exportaciones totales se dirige a los EEUU y Canadá, un 26% a la Unión Europea, un 31% al resto de América Latina y el Caribe, y un 16% al resto del mundo. Si bien es cierto que MERCOSUR exporta una proporción mayor de sus exportaciones totales a la Unión Europea, también es cierto que más de un 50% de sus exportaciones tienen como destino otros países del hemisferio occidental. Esto hace al proyecto ALCA potencialmente muy significativo para la dinámica económica de MERCOSUR.

El beneficio no es solo el mayor acceso al mercado de los EEUU o Canadá, sino el mayor y más seguro acceso recíproco entre los mercados de los países latinoamericanos mismos. En el período 1990 a 1999 las exportaciones hacia otros países del hemisferio fueron las que crecieron a tasas más altas para todas las sub-regiones de América Latina y el Caribe, en comparación con el crecimiento de sus exportaciones hacia otras regiones del mundo. La creación del ALCA vendría a fortalecer y a hacer sostenible esta tendencia.

Durante los últimos años la incidencia de disposiciones de alivio comercial tales como salvaguardias, aranceles compensatorios y medidas anti-dumping han venido afectando negativamente el crecimiento de las exportaciones de varios países de América Latina y el Caribe. Es por esto que establecer disciplinas en estas áreas es un tema de mucho interés para los países de América Latina y el Caribe y fuente potencial de importantes beneficios a partir de la negociación del ALCA. Importantes beneficios están asociados también con mecanismos apropiados para el arreglo expedito y justo de las disputas comerciales, aspecto que se torna cada vez más fundamental con el crecimiento de los flujos de comercio intra-hemisféricos que acabo de mencionar.

Un tercer beneficio potencial del ALCA será mejorar las condiciones para el crecimiento de las inversiones extranjeras directas (IED). Uno de los fenómenos básicos de la globalización es la relocalización de las inversiones hacia los países en desarrollo y el aprovechamiento de múltiples oportunidades de ventajas comparativas. La participación de los países en las normativas comerciales internacionales facilita y estimula este proceso, con todos los beneficios asociados no sólo de acumulación de capital, modernización y creación de empleos, sino en términos de aprendizaje, transferencia tecnológica, y transferencia de habilidades gerenciales y laborales.

La experiencia demuestra que existe un "círculo virtuoso" entre tratados comerciales e inversiones. En los últimos veinte años el crecimiento de los flujos de IED en la economía mundial ha sido más rápido que el de los flujos comerciales. América Latina y el Caribe pasaron de recibir entre 10 y 15 mil millones de dólares de IED por año a principios de los 90, a recibir entre 60 y 70 mil millones por año en los años 98, 99 y 2000.

Una cuarta fuente de beneficios económicos del ALCA reside en las implicaciones que este acuerdo comercial tendrá para los sectores de servicios. La calidad y la competitividad en los sectores de servicios son esenciales para el crecimiento económico y el desarrollo. Desde la banca y los servicios financieros hasta las telecomunicaciones y el transporte, y desde el turismo hasta los servicios profesionales, existe un reconocimiento creciente de que las actividades de servicios son críticas para el dinamismo económico de todas las economías de las Américas. Los servicios representan en promedio el 60% del Producto Interno Bruto del hemisferio. En términos de comercio, los servicios son aún más importantes para las economías pequeñas del Caribe y Centroamérica, para muchas de las cuales las exportaciones de servicios son la fuente principal de divisas internacionales y de empleo.

Además, diversos estudios demuestran que en promedio un 60% del valor agregado de los productos manufacturados está compuesto por insumos de servicios, lo cual significa que la competitividad en productos industriales es fuertemente dependiente de la competitividad en servicios. Todo esto hace que las negociaciones del ALCA en servicios y la liberalización y competitividad que a través de ellas se logre fomentar, sea uno de los principales beneficios del ALCA para todos los países del hemisferio.

Pero por supuesto que no sólo América Latina y el Caribe se beneficiarán del ALCA. También hay beneficios muy importantes para los EEUU y Canadá.

Veamos el caso de los Estados Unidos. Tal como lo han expresado altas autoridades de su Gobierno, Estados Unidos tiene un fuerte interés económico y estratégico en la creación del ALCA. En lo económico, América Latina y el Caribe es uno de los principales mercados para las exportaciones norteamericanas tal como lo ilustran los siguientes datos:

Del total de exportaciones de los EEUU al mundo, 695 mil millones de dólares en 1999, europa representó un 25%, asia un 27%, mientras que el hemisferio occidental representó un 45%.

Del total de exportaciones al Hemisferio Occidental, 308 mil millones de dólares, un 80% fueron a Canadá y México y un 20% al resto de los países en las Américas. Pero ese 20% es fundamental para el dinamismo exportador de los Estados Unidos porque las exportaciones de los EEUU al Hemisferio, excluyendo Canadá y México, prácticamente se duplicaron de 30 mil millones en 1991 a 55 millones en 1999, y constituyeron el mercado más dinámico de destino luego de los socios del NAFTA.

La Cuenca del Caribe por sí sola (Centroamérica más el Caribe) es un mercado más grande para los bienes exportados por los EEUU que toda Francia, China o Australia. Otra comparación es que Centroamérica y el Caribe compran a los EEUU el doble cada año de lo exportado por EEUU a todo el continente Africano en su conjunto, incluyendo Surafrica. Es también el tercer mercado en importancia en el mundo para las exportaciones de servicios de los EEUU.

Esto me lleva al segundo conjunto de razones para la creación del ALCA. El regionalismo en el hemisferio occidental no sólo tiene una justificación exclusivamente comercial o económica, sino que también tiene una racionalidad de seguridad colectiva y una justificación política y estratégica. Cuando los líderes del hemisferio se reunieron en la Cumbre de las Américas de Miami en diciembre de 1994 y lanzaron la iniciativa de crear el Area de Libre Comercio de las Américas, enmarcaron esta iniciativa en el contexto de una amplia visión estratégica y como parte de esfuerzos colectivos para mejorar y fortalecer las democracias, reducir la pobreza y la discriminación en el hemisferio, y promover el desarrollo sostenible.

Un ejemplo de la justificación política y estratégica de la creación del ALCA es el vínculo, tanto conceptual como práctico, entre el desarrollo de mercados y el desarrollo democrático. Una relación positiva y de fortalecimiento mutuo entre la democracia y los mercados constituye un postulado básico de la Cumbre de las Américas. Las políticas orientadas hacia el mercado promueven la transparencia, la competencia y el comportamiento basado en normas, y contribuyen a reducir el ámbito de las acciones discrecionales y arbitrarias y por lo tanto contribuyen al desarrollo democrático. En la medida en que el fortalecimiento de los mercados genere crecimiento y esto permita mejorar condiciones sociales, esto también contribuye al desarrollo democrático. En sentido inverso, una democracia estable es un activo valioso para el clima de inversión y para el desarrollo de los países.

La perspectiva optimista que inspiró la visión de la Cumbre de las Américas, sin embargo, se encuentra amenazada ahora por nuevas realidades y amenazas. La consolidación de la democracia en América Latina se ve afectada por peligros más sutiles pero potencialmente no menos devastadores tales como la corrupción, el debilitamiento del principio del equilibrio y la independencia de los poderes del Estado, la impunidad y el debilitamiento del sistema judicial, las violaciones a las libertades básicas y a los derechos humanos, y la polarización entre sectores que hace difícil en muchos países lograr un mínimo de consenso sobre políticas fundamentales. Existe también el problema del narcotráfico, la criminalidad, el terrorismo, la marginalización y la pobreza.

Otro ejemplo de vinculación estratégica entre el comercio y otros temas de la agenda de cooperación hemisférica es el objetivo de facilitar la integración de las economías pequeñas. Las cumbres y declaraciones ministeriales sucesivas reconocen el desafío de integrar en una área de libre comercio a economías que son muy distintas en cuanto a tamaño y nivel de desarrollo. Por su naturaleza misma, muchas de las necesidades de las economías pequeñas rebasan el diálogo del ALCA y pertenecen a la agenda más amplia de la cooperación en el sistema Inter-americano.

Un tercer ejemplo de relación entre comercio y otros temas de la agenda de cooperación hemisférica es el mejoramiento de los estándares laborales y ambientales. Los países de Latinoamérica y el Caribe están comprometidos con la cooperación y el trabajo conjunto en una amplia gama de iniciativas laborales y ambientales como parte del proceso de la Cumbre de las Américas. Hay algunos problemas de financiamiento para estos programas de cooperación, pero existe voluntad política y se ha venido trabajando en una ambiciosa agenda. El fortalecimiento de estas iniciativas hemisféricas podría ser una vía para avanzar en estos temas.

En definitiva, las negociaciones del ALCA avanzan dentro de un contexto político diferente al de otras negociaciones comerciales como las de la OMC, en términos de interdependencias sistémicas, de iniciativas de cooperación entre socios eventuales y en términos de instrumentalidades institucionales.

Señores Empresarios de las Américas, para concluir, permítanme reiterar tres ideas principales:

El proceso de las Cumbres de las Américas ha creado una plataforma histórica para trabajar iniciativas de cooperación sobre problemas comunes y para construir sobre las fortalezas colectivas de las Américas.

El ALCA es parte de este conjunto y se podrá avanzar en ella más eficazmente si hay avance simultáneo en las otras iniciativas del sistema interamericano.

Finalmente, los gobiernos pueden hacer mucho para mejorar las perspectivas del crecimiento, pero una cosa es segura, el crecimiento no va a ser generado por los gobiernos sino que depende en primera instancia de las oportunidades de negocios percibidas y aprovechadas por el sector privado. Estoy seguro que ustedes coincidirán conmigo en que por encima de las dificultades de corto plazo, América Latina y el Caribe son un continente de tremendas oportunidades. Por eso es que es urgente continuar con las tareas de desarrollar mercados fuertes bajo marcos regulatorios adecuados, complementados con instituciones estatales también fuertes capaces de cumplir a cabalidad sus funciones políticas, económicas y sociales.

Tampoco pueden los gobiernos solos educar sobre los beneficios de crear el ALCA y mantener el curso de las políticas. Frente a las críticas, es indispensable que los sectores empresariales, académicos y otros se sumen a educar sobre los beneficios y a apoyar pro-activamente las agendas del ALCA y de las Cumbres de las Américas. No hacer esto sería desperdiciar nuestro maravilloso potencial.

Muchas gracias.