Comunicado de Prensa


Jefe de Gabinete del Secretario General de la OEA disertó sobre historia y retos de la Carta Democrática Interamericana

  20 de febrero de 2013

El Jefe de Gabinete del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Embajador Hugo de Zela, dictó una conferencia en la Universidad George Washington acerca de la democracia, la OEA y la Carta Democrática Interamericana, en un evento que marcó el inicio de una serie de conferencias dirigidas a estudiantes, catedráticos y analistas de Washington, DC.

El Embajador De Zela puso de relieve algunas de las principales fortalezas de la Carta, entre las que mencionó que se trata del “programa del gobierno de una república democrática”; que ha servido como ejemplo de la voluntad pragmática política de la región de profundizar los principios democráticos y de actuar de acuerdo a ellos; y que introduce nuevos conceptos como el derecho a la democracia, además de explicar cuáles son los elementos de una democracia y qué hacer cuando se encuentra en peligro.

El diplomático peruano destacó el papel que la Organización desempeñó hasta ahora en el seguimiento a los principios establecidos en la Carta Democrática Interamericana, especialmente en las situaciones acaecidas en Venezuela en 2002–2004; Nicaragua y Ecuador en 2005; Bolivia en 2008; Guatemala y Paraguay en 2009; Honduras en 2009-2010; Ecuador en 2010; y Haití en 2010–2011. De todas esas instancias, especificó, dos (Venezuela en 2002 y Honduras en 2009) fueron consideradas como perturbaciones del orden democrático y en las nueve restantes la Carta Democrática fue aplicada de manera preventiva.

En su presentación, el Embajador De Zela aseguró que la evaluación de los primeros 10 años de la Carta Democrática Interamericana apunta que "hay una clara indicación de que el panorama político de la región ha cambiado, y que el consenso que dio origen a la Carta Democrática Interamericana empezó a cambiar". Igualmente, indicó que existe un consenso en torno a la evolución de los principios democráticos tradicionales, sobre todo en el origen de la legitimidad: al acceso al poder a través de elecciones se le unió el "ejercicio de la gobernanza".

En la línea del Secretario General José Miguel Insulza, De Zela apuntó a los desafíos encontrados hasta ahora en la implementación de la Carta Democrática Interamericana, incluyendo la necesidad de una definición clara de conceptos como la "alteración del orden constitucional" o el " grave deterioro del orden democrático”, y enfatizó la necesidad de hacer precisiones sobre las medidas preventivas a disposición de la Organización y sobre los mecanismos de seguimiento por parte del Secretario General.

Como repetidamente lo hace Insulza, el diplomático peruano citó al primer Secretario General de la institución, Alberto Lleras Camargo, quien dijo que "la OEA es lo que sus Estados Miembros quieren que sea", e insistió en que la Organización ha sido y seguirá siendo relevante en el hemisferio en la medida en que los Estados Miembros determinen qué quieren que la OEA sea en términos de democracia. "El proceso de fortalecimiento de la OEA debe ser iniciado por los propios Países Miembros”, aseguró, ya que “la Organización recibe los mandaros y actúa en consecuencia”.

Después de hacer un repaso histórico de cómo las relaciones interamericanas evolucionaron desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo la adopción de la Carta de la OEA en 1948, De Zela describió los fundamentos del principio de la no intervención en los asuntos internos de los países, y explicó que en los años 70 éste se convirtió en "un principio relativo", ya que “muchos gobiernos militares en la región comenzaron a debilitarse y los primeros movimientos hacia la restauración de la democracia surgen, sobre todo en América del Sur, lo cual genera una tendencia por la defensa de los derechos humanos que son violados por las dictaduras". Fue en esa época, afirmó cuando “la defensa de los derechos humanos comenzó a ser punto muy importante de la política internacional".

Al hablar del fin de las dictaduras en América del Sur y la escalada de los conflictos internos en América Central, el alto funcionario de la OEA subrayó que a finales de la década de 1980 se afianzó la convicción de que el fin de las dictaduras de América del Sur y la consecución de la paz en Centroamérica sólo podían llegar a través del fortalecimiento de las democracias. “La defensa y promoción de la democracia, y su significado político, quedaron consagrados en instrumentos jurídicos de la Organización, dando lugar a diversos instrumentos en esta materia que revelaron el incipiente compromiso político de los países de la región para desafiar el absoluto apego al principio de no Intervención, a través de algún tipo de lo que hoy llamamos ‘acción colectiva concertada’”.

El Jefe de Gabinete del Secretario General José Miguel Insulza recordó cómo la Carta Democrática Interamericana fue impulsada en la Tercera Cumbre de las Américas celebrada en Quebec, Canadá, en 2001, cuando los Jefes de Estado y de Gobierno del continente establecieron una “cláusula democrática” que dio paso a la elaboración de la Carta Democrática Interamericana, aprobada en Lima, Perú, en 2001.

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Para más información, visite la Web de la OEA en www.oas.org

Referencia: C-054/13